¡Hola a todos!
Hace ya un buen tiempo que no volvía a este lugar por motivos de estudios y personales. Durante ese tiempo, he estado leyendo varios cómics y demás libros, de los cuales me interesó uno en particular llamado "Gotham Academy" (Si todavía no lo han leído, tendrán que hacerlo porqué uno de los personajes principales de esta historia es de dicha serie. ¡Aparte, es una serie muy interesante!).
La historia a continuación, esta hecha después de los eventos de la primera serie. Iniciando para ser más específicos, del número 7, el cuál presentan una pequeña historia de Damian Wayne con Mia "Maps" Mizoguchi.
¡Ya con esto dicho, espero que les guste esta historia y dejen su opinión que será bien recibida!
Capítulo 1: Una carta
Ser el hijo de un billonario tiene sus grandes beneficios: Puedes viajar por todo el mundo sin problemas, tienes un mayordomo que te atiende las 24 horas del día, te puedes comprar todas las cosas que quieras, eres el heredero de una gran fortuna y lo mejor de todo, eres el centro de atención después de tu padre. Pero para Damian Wayne, esas cosas no eran de su total agrado (excepto ser el centro de atención claro), lo que más le gustaba en realidad era su vida secreta y esa consistía en enfrentarse a criminales junto a su padre, siendo el dúo de superhéroes más conocidos de la ciudad: Batman y Robin.
Sin embargo, había algo que le preocupaba a su padre: Era el hecho que Damian no era muy sociable ante el público y por ende, no tenía muchos amigos. Para su hijo, el concepto de amistad no era algo de su agrado y las únicas personas con las cuales podía mantener una relación, si se podría decir, eran con sus "hermanos" y sus mascotas. Bruce sabía que el pequeño había tenido una infancia dura, siendo entrenado por la Liga de Asesinos y por su madre y abuelo, pero al menos el lazo que tenía él con su hijo estaba mejorando, aunque sentía que necesitaba más. Fue por eso que Bruce había decidido inscribir a su hijo en la prestigiosa Academia de Gotham para que pudiera "interactuar" con personas de su edad y entablar más lazos.
Lo que pasó después fue que a los pocos días de haber entrado, el joven Wayne había sido expulsado porqué, según el director de la Academia, él confesó haber robado objetos muy valiosos para el centro de estudios. Pero él nunca había cometido dicho delito a pesar que admitió haber sido el responsable. Ya que detrás de todo esto había un motivo verdadero para el chico maravilla: Estaba defendiendo a alguien, una chica.
Esta chica era totalmente diferente a él en el aspecto de personalidad: Algo infantil y de buen humor, creativa, persistente y hasta en ocasiones irritable, pero sobre todo, una apasionada por la aventura. Eran polos opuestos literalmente, pero aquella vez, ambos hicieron un buen trabajo en equipo. Lo único que podía recordar el joven Wayne era su apodo y apellido: "Maps" Mizoguchi. Se podría decir que al menos, de ese lugar, ella fue su única amiga. A veces Damian se preguntaba como estaría Maps en la academia y si estaba a salvo de cualquier peligro.
Durante una noche tranquila en la mansión, Damian se encontraba ansioso. Su padre había decidido vigilar las calles de Gotham por su propia cuenta, ordenándole a su hijo que se tomará un descanso después de tantas noches de golpear a criminales. Damian no estaba de acuerdo pero obedecía a su padre estando en su habitación meditando tranquilamente hasta que alguien tocó la puerta.
- ¿Se puede entrar? – Preguntó una voz masculina que Damian reconocía.
- ¿Qué quieres, Drake? No tengo tiempo para tus tonterías.
- Damian, solo quería verificar como estabas y hablar un rato de algo. – Respondió la persona afuera de la habitación. – ¿Por favor?
Tras unos minutos de silencio, Damian dio un suspiro y accedió a que la persona entrara a su cuarto. Esta persona era nada menos que Tim Drake, el Robin anterior al joven Wayne y actualmente usando la identidad de "Red Robin". Damian le dio la opción de sentarse en la silla de su escritorio y Drake aceptó de manera inmediata. La relación de ambos no era la mejor, debido a que ellos, desde que se conocieron, han tenido una cierta rivalidad por demostrar quién era el mejor Robin, hasta que finalmente Drake accedió a pasarle el manto a Damian. Este por su parte, aprovecha en burlarse de su predecesor y comentar que él es el mejor Robin de todos.
- ¿Qué es lo que deseas, Drake? Aparte de molestarme, claro.
- No hay necesidad de actuar así de agresivo, Damian. – Dijo Tim. – ¿Cómo estás?
- Bien, ahora adiós.
- Espera, también quería preguntarte algo muy importante: ¿Desde cuándo le das a una chica un batarang nuestro?
- ¿Perdón? – Preguntaba algo sorprendido Damian.
¿Cómo sabia Drake de eso? Antes de irse de la Academia Gotham, Damian le había dado un batarang a Maps, esa misma chica que defendió y consideró como su única amiga de ese lugar, en el caso que ella estuviera en una situación de peligro. Wayne no pensó que esa chica usaría el objeto tan rápido, pero ya se imaginaba que tarde o temprano ella se metería en un problema. Lo que a Damian le preocupaba era saber cómo su predecesor descubrió eso.
- ¿Cómo lo sabes?
- Pues es fácil. – Dijo Tim con una sonrisa. – No es común que una chica de la Academia Gotham me tire un batarang directo a la cara mientras trato de investigar algo.
- Quizás era una fanática de Batman. Cada día uno de esas personas que no tiene nada que hacer, hace una copia barata.
- No era una copia, Damian. Yo mismo verifique y era uno hecho aquí en la Baticueva.
- ¿Y por qué asumes que yo fui el que se lo dio?
- Por qué tú ingresaste a la Academia Gotham hace poco y terminaste siendo expulsado de la manera más tonta, genio. – Deducía Tim en tono sarcástico.
- Escucha, esa chica me metió en un estúpido lio ese día y estaba harto de permanecer en ese lugar tan aburrido. Tenía que darle algo como recompensa por expulsarme de ahí. Además, tenemos miles de Batarangs. No es el fin del mundo por regalarle uno a una chica tonta como ella. – Justificaba Damian con molestia.
Hubo un silencio por parte de Tim tras escuchar la respuesta de Damian, su rostro mostraba no estar del todo convencido de la respuesta del pequeño Robin y luego de pensarlo por unos minutos dio una sonrisa pícara para luego acercarse y reírse.
- ¿Recompensa por expulsarte? ¿O es que el pequeño Damian se preocupó por esta chica y no quería que le pase algo malo? – Dijo Tim de manera provocadora.
- Si quieres que te mate, no es necesario molestarme, puedo tomar una de mis espadas y terminar con tu sufrimiento. – Respondió Damian con enfado.
- Está bien, tranquilo. Me voy y te dejaré en paz. – Dijo Drake mientras se dirigía a la puerta.
- Ni se te ocurra decirle de este tema a mi padre. Te lo advierto.
- Por supuesto que no le diré nada a Bruce, si se enterase de esto, tu carrera como Robin terminaría igual de rápido que tu tiempo en la Academia.
- Drake. Una sola cosa más antes que te vayas. – Dijo Damian.
- ¿Sí?
- ¿Ella… está bien? – Preguntó Damian desviando la mirada a otro lado.
- Oh sí, tu amiguita no le pasó nada malo. Tiene buena puntería por cierto. ¿Por qué?
- Por nada.
- Sabes… creo que deberías ir a ver como esta. Quién sabe, fácil te extraña. – Dijo Tim con una risa burlona.
- Adiós, Drake. – Respondió Damian cerrando la puerta con enfado.
¿Preocuparse por una persona como ella? Ya quisieran Tim y los otros chicos de la familia ver algo como eso para luego burlarse. Para Damian las únicas personas que de verdad le importaban eran su familia y sus mascotas. Sin embargo al pequeño Wayne le daba curiosidad ciertas cosas: ¿Por qué Maps se encontró con Red Robin? ¿Cómo estaría ella ahora mismo en la aburrida Academia? Se puso a pensar. Quizás una simple nota para saber cómo se encontraba no iba a hacerle daño a nadie, pero ninguna persona de la familia debía de saberlo, en especial los chicos. ¿Pero cómo le mandaría esa nota si nunca intercambiaron teléfonos? Parece que la única forma que le quedaba era a la antigua: Una carta.
Se sentó en la silla de su escritorio, tomó una hoja de papel y un lapicero para empezar a escribir lo primero que se le venía a la mente. Desde un clásico "¿Cómo te va?" hasta con un inicio tan formal como "Saludos Señorita Mizoguchi" hacían que se frustrara por no poder decir un simple saludo. Luego de eso creaba los mensajes necesarios para terminar enfadado ante una falta ortográfica y destruyendo la hoja en frustración al ver que no podía escribir una simple carta a una amiga. No podía quedar en ridículo ante ningún error de gramática o mensaje sin sentido pero después de tantas horas, Damian lo había logrado, creó el mensaje perfecto. Lo revisó una y otra vez pero antes de sellar la carta, se puso a pensar en algo: ¿Maps entendería el mensaje? Después de todo, ahora que lo recordaba, ella no era la chica más inteligente y era muy…distraída. El solo imaginarse a Maps botando la carta rápidamente por el aburrimiento hizo que él se sintiera más enfadado, por lo que destruyó una vez más la carta para volver a iniciar de nuevo. Esto de entablar amistades era algo muy fastidioso ahora que lo pensaba el pequeño Robin.
Tras varias horas de sufrir, pensar y escribir, Damian finalmente había terminado con lo que él creía que era la carta ideal para una persona con la inteligencia de Maps. Había puesto el destinatario, la dirección de la Academia Gotham y finalmente el remitente. Ahora solo faltaba dejar la carta en el buzón de correo y para eso necesitaba que alguien lo ponga en ese sitio y esa persona había llegado justo en el momento indicado: Alfred Pennyworth, el mayordomo de la familia Wayne.
- ¿Desea cenar, Amo Damian? – Preguntaba Alfred.
- Ah, Pennyworth. Justo necesitaba de tus servicios. – Dijo Damian mientras se ponía de pie.
- ¿Qué necesita?
- Quiero que dejes esta carta en el buzón de correo ahora mismo. – Exclamaba Damian mientras le daba la carta en mano.
- ¿Puedo preguntar a qué se debe que un joven de su edad haya hecho esta carta? Es algo…inusual. Teniendo en cuenta de lo fácil que es usar un teléfono celular o una computadora. – Preguntaba el mayordomo.
- -tt- Lo único que debes de saber es que ninguno de los chicos sepan de la existencia de esta carta.
- ¿Es una carta para su madre? ¿O su abuelo? De ser así, su padre no estará muy a gusto con esto.
- No es para ellos, es…para una amiga. – Dijo Damian en voz baja.
- ¿Cómo dijo?
- Una amiga.
- ¡Oh, esplendido! Pensé que usted se volvería un ermitaño al igual que su padre.
- Solo haz tu trabajo y déjenme todos ustedes en paz de una vez.
- Como usted diga, iré a dejar la carta ahora mismo.
- Y Pennyworth, quiero una ensalada cesar. – Dijo Damian antes de cerrar la puerta de su habitación.
Mientras Alfred caminaba por los pasillos de la mansión, una pared se abría y revelaba un pasaje oscuro con unas cuantas luces que iluminaban unas escaleras. El mayordomo no se asustó en absoluto, pues sabía él muy bien a donde llevaba ese pasaje y quién era la persona que salía de ese lugar. Era nada menos que el dueño de la mansión y héroe enmascarado, el vigilante nocturno conocido como Batman.
- Alfred. – Saludaba Bruce mientras se quitaba su máscara.
- Amo Bruce. ¿Le fue bien en su patrullaje de hoy?
- Solo lo usual, nada nuevo. Los villanos están muy callados esta noche. Mejor investigaré en la computadora de la cueva para ver si están tramando algo.
- ¿Desea que le lleve su cena entonces?
- Pues, para ser honestos, tengo algo de hambre. Un poco de comida no estaría nada mal. – Dijo Bruce con una sonrisa. – ¿Cómo esta Damian?
- Ahora que lo menciona, acabo de verlo y se le veía muy…diferente. Fastidiado si se podría decir.
- Debe ser porqué le ordené que descansara hoy. Hablaré con él después.
- Dudo que sea por eso, señor. Creo que su pequeño esta…madurando en su personalidad.
Fue entonces que Bruce se percató de la carta que tenía su mayordomo en la mano. La curiosidad le entró en la mente y quería saber qué era eso. No era usual ver una carta teniendo en cuenta que ahora todo el mundo usaba teléfonos celulares.
- ¿Qué tienes ahí, Alfred? – Preguntaba Bruce.
- Pues vera, el amo Damian me encargó que dejara esta…carta en el buzón de correo.
- ¿Damian? ¿Una carta? Déjame ver eso. – Dijo Bruce tomando la carta y leyéndola en voz alta. – Para la señorita Maps Mizoguchi. Academia Gotham. De Damian Wayne.
- Su hijo me pidió que ninguno de sus hermanos vea esta carta así que si me disculpa, iré ahora mismo a dejar esto en su sitio correspondiente.
- Que interesante. – Dijo Bruce. – Pon que es para la señorita Mia.
- ¿Mia?
- Es el nombre de la chica. Damian solo puso el apodo y el apellido.
- ¿Y cómo sabe usted de eso?
- Digamos que... ella misma activó la batiseñal solo para querer mostrarme unos…dibujos hechos por ella. – Dijo Bruce con asombro.
- Espero que no le haya dado una crítica negativa a una jovencita.
- …Estaban bien. – Respondió Bruce de manera seria.
- Le pondré su nombre como usted ordenó, Amo Bruce.
- Yo…iré a investigar…a los villanos. Sí, eso. – Dijo Bruce antes de volver a la Baticueva.
¡Espero que les haya gustado! Como ya mencioné al inicio, cualquier opinión es bien recibida para ayudar a mejorar.
Batman (c) DC Comics, Bill Finger y Bob Kane
Gotham Academy (c) DC Comics, Becky Cloonan y Brendan Fletcher
