¡Hola a todos!

Les presento mi primer fanfic en esta cuenta, vaya, si he hecho fanfics antes.. pero por algo quise comenzar de nuevo haciendo otra cuenta. Esta historia la he tenido en mente antes, por algo comenzare con algo de Vocaloid :D

Y pues, este fanfic sera centrado en Yuma y Gumi. Así que.. si no les gusta, nadie les obliga leerla.

Entonces, ¡eso es todo!

Disfrute el fanfic.

Disclaimer: Vocaloid no me pertenece.


Un ruido fuerte se emitió a través de mi tímpano, causando que me despertara rápidamente y a la vez voltee hacia donde el ruido ocasionaba y al verlo solamente suspiré.

Era la alarma.

Me levante y alcance lo mas rápido que pude el botón de la alarma haciendo que desvanezca ese ruido molesto, que a la vez desvaneció dejando en completo silencio mi habitación.

Froté mis ojos para tener una buena visión que a la vez vi claro que la habitación tenia todo como estaba ayer en la noche, limpio y ordenado. Es un milagro. Tener las cosas en su lugar es mucho mejor— pensé. Luego de haberme levantado miré lentamente mi habitación, en las paredes se contemplaban posters de figuras deportivas, en mi caso, natación. Yo practico con gran entusiasmo este deporte, al estar en el agua y ponerme en acción es lo que mas me gusta que cualquier otra cosa, dando un gran significado especial a ese mismo deporte.

Al estar en mi propio mundo contemplando los posters, perdí la noción del tiempo. A pesar de que es casual ver esos posters, me gusta ver a cada rato sin parar. De pronto, volteo para ver mi alarma y daba a ser las 6:50, aliviado de que no es tan tarde como digamos me dirigí hacia mi armario y me cambié en mi ropa casual. Me tomé el tiempo para revisar mis cuadernos en la mochila que a la vez no fue gran cosa.

Después de revisar todo, me fuí directamente hacia el comedor para ver mi desayuno listo, y a la vez ví a una figura con cabello rosa, dando siendo mi hermana; Mizki.

— Hola Yuma, ¿como amaneciste? — dijo la pelirosa, en un tono alegre. Como si fuera a comenzar un gran día.

— Hola Mizki, amanecí bien, por suerte— dije sin tanto entusiasmo. Al tanto, no parece ser una gran día después de todo.

A la vez me dirigí hacia mi asiento para comenzar a devorar mi desayuno. Afortunadamente deje la conversación con Mizki, de una buena vez para desayunar. No estaba tan mal, era pan con mantequilla acompañado con jugo de naranja.

Un buen desayuno —pensé.

Luego de haber terminado mi desayuno, Mizki simplemente intento comenzar una conversación (de nuevo) pero en realidad no le preste atención. Es aburrido.

Era como una rutina daría lo que estaba ocurriendo. Nada interesante. A veces quiero que esto terminara de una buena vez pero lamentablemente eso no sucederá.

Mi reloj digital marco las 7:10, me desespere. No me agradaba el hecho de que sea algo temprano como para desesperarte. Espere un rato mas, no me mataría si esperara hasta que el autobús escolar llegara. Varios minutos después, ese sonido clásico que llego a mi tímpano me dejo aliviado. En ese preciso momento me despedí de Mizki.


Sujete mi mochila y lo mas pronto posible, me dirigí hacia la puerta del autobús escolar. Antes de entrar, suspire. No era gran cosa, simplemente sabia que seria igual como los días de siempre. Al entrar, pude ver unos cuantos amigos míos saludándome. Salude por cortesía y me senté solo en un asiento. Realmente no quería hablar ni interaccionar con nadie, así que estuvo mejor sentarse solo. Me desagradaba el ruido que provocaban algunos compañeros cuando se ríen demasiado y a la vez que cotillean, eso molesta.

Cuando el autobús avanzo en su ruta, estaba concentrado en la vista que daba sobre algunas casas. Se me hizo notar que nos dirigíamos hacia otra calle que era fuera de la rutina daría, al darme cuenta; me percate de confundirme. Aun así, no le di mayor importancia. Así que agarre mis audífonos y empece a escuchar música, y a la vez cerré mis ojos.

Estaba en mi mundo.

El sonido de la batería acompañado con una guitarra y un vocalista; hacia que todo se viera bien. Con la música no hace falta la presencia de las demás personas, con la música es suficiente para mi. También me gusta la música. En el momento cuando los instrumentos con sus ruidos se mezclan, todo se vuelve en un completo sonido. Una música agradable para mis oídos.


De repente un movimiento brusco del autobús se intervino. No fue tan agradable como digamos. Pero al tanto, a mis compañeros no les importo. Así que continué escuchando música. Aunque a la vez me distrajo una figura. Alguien con un color de cabello verde.

La figura se aproximaba. Sinceramente al dado caso no me importaba, pero por algo mis compañeros se callaron y dejo un silencio. Quizás tenia mis audífonos puestos, pero al menos si tengo la capacidad de presenciar cuando hay ruido.

Cada vez mas, o mejor dicho lentamente.. se aproximaba la figura. A lo lejos se veía tal cual, que era una chica. En el autobús se escuchaba los susurros de mis compañeros, y unas pocas risitas. ¿Acaso así son todos?— pensé. Digo, estaba claro que es nueva, debido a que nadie la reconoce en el instituto. Pero no es para nada discreto el hecho de hablar de la chica en frente. O quizás eso pienso yo, claro.

La chica nos miro a todos con un pleno rostro serio. Intentando no hacer contacto visual con los demás, quizás sea tímida por lo visto o a lo mejor no quiere ver a nadie, a lo mucho.

Después rápidamente se dirigió hacia el asiento vacío hacia mi izquierda en el otro lado del autobús.

Caray, quizás realmente es distante. A lo mejor es anti-social — pensé.

No me dio una buena impresión la chica, aunque por algo es su primer día de clases. Y es aun mas inesperado cuando es en Noviembre, a lo mucho. De pronto deje de pensarlo y comencé a alistarme por lo que pasara el resto del día.


Ya pasaron las horas desde que salí del autobús para dirigirme a mi aula para mi clase correspondiente. La mañana se me hizo aburrida, las clases que me tocaron son las que me odio; Matemáticas e Historia.

Quizás el aburrimiento inicio a través de la mañana pero cuando comencé a oír el timbre que marcaba el almuerzo, me salvo de una muerte inesperada del aburrimiento (y del hambre). Me fui hacia la cafetería del instituto e hice fila para comprar la comida. La comida de la cafetería me gustaba, era mucho mas mejor que la de Mizki, en realidad.

Sostuve la bandeja donde los complementos de comida se contemplaban. Era una hamburguesa con papas a la francesa, delicioso. Pero no tan delicioso como la comida casera, esa me encanta. Mientras andaba decidiendo cual fruta tomar, mi gran (y sabia) elección fue la naranja, cuando casi iba a poner la mano para agarrarla, otra mano de alguien la agarro. Dirigí la mirada hacia la persona y fue inesperado al verla. Era ella.

La chica que vi en el autobús estaba detrás de mi en el fila, y yo no tenia ni en cuenta acerca de ella. Quería agarrar otra naranja pero por algo ella me interrumpió.

— Perdón, no sabia que lo ibas a escoger- me dijo con un tono un poco culpable. Quizás ella no me dio una buena impresión al principio pero ella si que tiene esa cortesía de disculparse (a lo mucho).

— Esta bien, no hay problema. Al menos hay mas naranjas-. Luego pude agarrar otra naranja y lo puse en mi bandeja, bien para ya pagar de una buena vez y poder al fin comer. Dejando un fin a nuestra conversación.


Me fui hacia un mesa vacía y lo único que hice fue devorar mi almuerzo. Lo cual, era delicioso (mas que la comida de Mizki) por lo cual lo disfrute. Aun masticando, pude ver de reojo que la chica peliverde se sentó en la mesa y a la vez a corta distancia. Me dio curiosidad de porque se sentó aquí y voltee hacia las demás mesas y la mayoría estaban ocupadas por muchos grupos de sociedades a lo cual no seria bueno molestar (y entrometer).

Sabia que ella estaba sola. Y a lo mucho suponía que no lo estaba pasando bien. Su rostro los decía todo. Ese rostro serio y a la vez desanimada fue lo que mas note de ella.

Quizás iniciar una conversación no estaría mal— pensé. No soy de aquellas persona que inician conversaciones de pronto, pero hay momentos de necesidad hacia las personas.

— ¿Como te ha ido en tu primer día en el instituto?-. Le pregunte sin ni quiera mirarla. Era demasiado para mi hablar como para dejar de comer al menos.

— No tan bien como para ser mi primer día-. Dijo ella sin tanto entusiasmo.

Vaya, acerté bien. —pensé.

— Dejame adivinar, nadie te hablo ¿verdad?- dije en un tono un poco amable, para no ser mas peor su día.

— Exacto, no entiendo porque nadie intenta hablarme tan siquiera-. Ella estaba desanimada y molesta. Esa frase me causo gracia, ¿porque?, porque en realidad yo estoy hablando con ella.

— Déjame decirte que yo si te estoy hablando- esta vez si lo dije en un tono bromista. Vaya, si que no lo nota, quizás.

— Si, lo se. Me alegra que me hayas hablado. Solamente lo mencione porque nadie ha intentado hablarme pero tu si lo has intentado.

Después ella me dirigió su mirada hacia mi y me sonrió. Yo solamente la vi. Al verla solamente vi sus mejillas. Eran esponjosas y vaya, si que tenia la tentación de tocarlas. Entonces sin pensarlo me acerque hacia ella y puse mis manos en sus cachetes, y las toque. Ella me miro con cara de confusión y quito mis manos de pronto.

Eso si que fue una tentación irracional. Las personas cachetonas, son mi debilidad. Al darme cuenta de lo que acaba de hacer simplemente me sorprendí. Vaya, una disculpa valdría de por menos.

— Perdón, fue inesperado mi conducta como esa.. - dije un poco nervioso. Ella me miro con una cara mas confundida, como si fuera algo difícil de comprender.

Ella no me respondió, solo me miro.

— Vaya, te diré solamente eso; tengo una debilidad hacia las personas cachetonas- dije con una vergüenza notable.

Me miro de nuevo, y ese rostro de confusión se disminuyo lentamente. Me dio vergüenza decirlo, especialmente cuando es mi debilidad.

— Tienes una debilidad rara- dijo y se rió un poco. Quizás fue avergonzoso, pero ella ya no se siente mal de por menos.

Reí nerviosamente, no sabia que decir mas. Ella me miro de nuevo, y después dejo de reírse.

— Perdón por no presentarme, pero me llamo Gumi- dijo mientras extendía la mano. Ella sonrió de repente y la vi de nuevo.

— Me llamo Yuma- dije cuando le extendí la mano. La presentación fue clara. Oh bueno, por fin ella conoce a alguien, de por menos.

De repente el timbre toco, dejando esa indicación de irnos a clase. Antes de irme, la mire de nuevo y me dijo;

— Nos vemos, Yuma- me dijo en un tono feliz. Al verla, le sonreí un poco, me dirigí hacia mi aula aun con esa sonrisa que permaneció por un rato mas.

En mi caso, diría que inicio una amistad. O bueno, quiero creer eso yo.


Con eso basta, permanecí las siguientes clases hasta por fin ir a casa.

Salí del instituto y vi de nuevo a Gumi, ella me saludo y yo igual lo hice. Desde allí, nos despedimos para tomar el autobús escolar directo a nuestras respectivas casas, para ser por visto este día.


Vaya, la debilidad de Yuma es rara pero por algo añadí esa parte para no hacerlo mas aburrido, jaja.

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¡Nos vemos!