Nota de la autora:

Los personajes pertenecen a OUAT, yo sólo les he hecho parecer todo lo simpáticos/as que deberían ser (algo que pasa en pocos capítulos).

A la literatura en general, y a todos/as los/as teatreros/as en particular, todo mi cariño y respeto.

Quiero agradecer a Laura Brooks, LaFidelMon, LthienTar y SobraSST, por ser tan inspiracionales.

Z, neska polita, maite haut (barkatu por este euskera nada decente).

Words, words, words... (William Shakespeare: Hamlet, Act II, Scene II).


Personajes (por orden alfabético):

David

Destino. Se personifica con un foco de luz que tilila cuando se escucha una voz en off.

Emma

Henry

Regina

Robin

Snow


Primera parte. Una propuesta.

Acto Primero. Escena Primera. Presente. De día, primera hora de la mañana. En algún punto del Bosque de Storybrooke. Se enfoca algo de la vegetación, pero la iluminación es muy ténue.

Narrador: Emma, al convertirse en el ser Oscuro, desaparece. Mientras Regina (que custodia la daga), Snow y David intentan encontrarla, recibe una visita inesperada.

- Emma.

- Destino.

- He de mostrarte algo.


Acto Primero. Escena Segunda. Pasado. De noche. La Fortaleza Oscura. Regina, ataviada de princesa, comienza con un soliloquio.

Infeliz y desdichada.

Esto es aún peor que si me hubiera enclaustrado en el monasterio de la orden del perpetuo silencio.

He enviado a mi madre a través del espejo y, a pesar de contar con la presencia de mi padre, sigo sin sentir el cariño que deseaba.

Las ausencias prolongadas de mi marido-fachada y querer la cabeza de Blanca, que corretea cual cervatillo por el Bosque Encantado, tampoco me hace sentir mejor.

Paseo por el salón del trono, tan vacío como mi corazón.

Soy la reina de la nada que sale asqueada al balcón.

-Yo… sólo… necesito… (pronuncia con rabia, golpeando la barandilla a cada palabra).

Se escucha un plop. El foco principal deslumbra a Regina y luego se sitúa a su derecha.

- Tranquila Regina, te vas a caer.

Narrador: Algo de magia, de procedencia indefinida, la hace retroceder un par de pasos. Eso y la presencia de un bicho inmundo.

Entra Azul desde bambalinas.

- Regina… (saluda el revoloteo, ahora convertido en hada).

- Azul (responde Regina secamente).

- ¿Y yo qué? (protesta la voz en off).

- ¿Acaso te veo?

- No puedes escapar del Destino (la voz en off imita a Rumpelstiltskin).

- De uno transparente seguro que sí. ¿Qué queréis?

- Darte la segunda oportunidad que nunca te he ofrecido Regina.

- A buenas horas Azul. Nunca me has concedido ni uno de los deseos que te he pedido.

El foco principal parpadea y aparece Emma por la trampilla.

- Eso ya lo sabemos querida.

- Destino…

- Déjame ser traviesa Azul, además es de mal gusto que nuestra anfitriona se sienta tan perdida. Dame la mano.

Pensamientos y sentimientos de Regina con la intervención de Destino.

Cedo curiosa.

Un roce me otorga visiones de clases de magia, traiciones, persecuciones a caballo, masacres, una maldición, un pueblo, los mismos habitantes del Bosque Encantado, pero con distinto ropaje, un niño, el reloj de la biblioteca, un beso de amor verdadero.

Vivencias de un futuro, con sentimientos tan encontrados, que hace casi insoportable la gris angustia instalada en mi descompasado pecho.

- Respira y mírame Regina.

Me permití el lujo de hacer caso y enfocar al remanso cristalino que me ofrecían los ojos del Destino.

- También eres la reina de los pareados, ¿eh?

- Regina (interviene Azul mientras Regina se recupera del estupor) - déjame redimirme y ser la buena hada madrina que tuve que haber sido en su día.

- ¿Cómo?, si ya he empezado a abrazar la oscuridad…

- Cambiando un acontecimiento.


Acto Primero. Escena Tercera. Realidad alternativa. De día. A las afueras de Storybrooke. Snow entra desesperada. Regina, ahora con su ropa habitual, aparece desorientada y por el lado contrario.

- ¡Regina!

- ¿Snow?

Narrador: habían pasado las dos por tanto que se dieron un largo abrazo.

- Pensaba que no lo habías contado.

- Yo también tuve un momento de duda.

- ¿Qué es lo último que viste?

- A mi madre, arrancando el corazón a ese pobre diablo de Rumpelstiltskin, antes de invocar la maldición oscura y que se volviera en su contra.

- Lo habitual vaya (sonríe) - aunque da un poco de grima saber que ese… hombre… era aquello que ella más amaba.

- Me produce más lástima que repulsión ahora mismo.

- Lo siento, no he debido…primero Daniel, ahora tu madre…

- Está bien Snow… al menos en este presente no me produces tanta inquina como para provocarme una urticaria.

- Conservas tu humor… y espero que lo mantengas para ponerte al día.

- ¿A qué día en concreto? (ríe) - ya noto que el tiempo se ha congelado.

- ¿Cómo…?

- Soy bruja querida.

- Y aquí vuelvo a disculparme.

- Por cierto, ¿dónde estamos?

- Respecto a eso… bienvenida a Storybrooke Regina.


Acto Primero. Escena Cuarta. Realidad alternativa. De día. Storybrooke. Snow y Regina siguen a la carrera, desde el fondo del teatro, en dirección al centro del escenario que es la comisaría.

- ¡Corre, corre!

- ¡Creía que nuestros días de huir de la guardia de mi madre habrían terminado!

- ¡Alégrate! ¡Ahora es todo un pueblo persiguiendo a su reina para saber cuál es su amor verdadero!

- ¡Me animas muchísimo Snow!

- Calla, ¡y sigue corriendo!

- ¡Ya lo hago!

- ¡Por aquí Regina!

Narrador: cuatro zancadas más tarde entran a comisaría intentando recuperar el aliento, no sin que Regina lance un hechizo de protección, por lo que pudiera pasar.

- Si me arranco el corazón quizá no me salga por la boca.

- Podías haber utilizado tu magia antes.

Aparece Henry, desde un lateral, con prisas y feliz por darle un abrazo.

- ¡Mamá!

- ¡Henry Daniel Swan!, ¿qué te he dicho de correr por los pasillos?

- ¡Me recuerdas!

- ¿Cómo iba a olvidarte?

- Ahora sólo falta…

Emma, con su sempiterna chaqueta roja, sale desde el mismo lateral que Henry. Sonriendo y con calma, cuando llega a tan solo unos pasos de Regina, la mira con adoración e intensidad.

- Hola.

- Hola.

Coro celestial:

Triumph all ye cherubim.

Sing with us ye seraphim.

Heaven and earth resound the hymn.

Salve, salve, salve, Regina.


Acto Primero. Escena Quinta. Presente. De día. En algún punto del bosque de Storybrooke. Iluminada completamente la escena, Emma, vestida como el Oscuro, aparece sentada en los escalones del porche de una cabaña. El foco de luz del Destino se sitúa a su izquierda.

- Vaya…

- ¿Demasiada información?

- No, es curioso y atropellado, pero no.

- ¿Qué opinas?

- Que estas cosas aún me parecen un vídeo-montaje de youtube.

- Emma…

- He cumplido mi promesa…

- Sí, sí… de traer todos los finales felices (la voz en off imita a Emma).

- Incluido el de Hook.

- Buen tipo, muy en el fondo, a pesar de tentar tanto a Suerte.

- No me negarás que hice un buen trabajo.

- Salvadora cabezota…

- Es mejor así.

- ¿Sola y viendo a Henry a escondidas en este cuchitril de cabaña?

- Es todo un planazo. ¡Y no es un cuchitril! Debería ofenderme.

- Eres el Oscuro más abnegado que he conocido.

- Tengo mis momentos.

El foco de luz de Destino parpadea. La voz en off suspira pesadamente.

- Como desees.

Narrador: entonces el Destino, de improviso, igual como se había materializado, desapareció.


Segunda parte. Arreglar un desaguisado.

Acto Segundo. Escena Primera. Presente. De día. En algún punto del bosque de Storybrooke. Emma entra en la cabaña, donde le espera Henry en la barra americana de la cocina, con el desayuno preparado.

- Buenos días Ma.

- Buenos días chico. Huele bien.

- Huele a que has hecho magia.

- Listillo. No he sido yo, ha sido el Destino.

- Ah... ¿y...?

Emma se sienta en uno de los taburetes.

- Me ha mostrado una realidad donde Regina, tú y yo éramos felices. Cánticos celestiales incluidos.

Henry, sentado enfrente, sonríe, y mira a Emma con ojos suplicantes.

- Podríamos...

- Henry...

- ¡Iniciar una Operación!

- Daniel San, te recuerdo que tu otra madre está con Robin.

Henry entonces se levanta de golpe y gesticula mucho.

- Dar cera, pulir cera. Su supuesto final feliz, el amor es sacrificio, Salva-blablabla. ¡Agh!

Henry y Emma se miran fijamente.

- Mamá... ¿tienes miedo?

- ¿Yo? Qué va, para nada.

- Ya...

Henry se acerca a Emma y le da un beso en la mejilla.

- Al menos ahora saben de tu paradero y existencia.

- ¿Cómo se lo han tomado?

Golpean tres veces en la puerta.

- Compruébalo tu misma.

Henry se marcha a su cuarto. Emma coge aire y se dirige a la entrada.

- Quién dijo miedo.


Acto Segundo. Escena Segunda. Presente. De día. En algún punto del bosque de Storybrooke. La cabaña de Emma.

Emma abre la puerta.

- Regina.

Regina, con los brazos cruzados, enfadada y seria, entra en la cabaña y se sitúa en el centro del comedor-recibidor.

- Adelante por favor.

Emma sonríe por la actitud de Regina, cierra la puerta y se acerca.

- ¿Y Henry?

- En su cuarto.

- Entonces debería lanzarte una bola de fuego.

- No harías eso.

- Te lo mereces.

- Puede.

- ¿Sabes lo preocupados que nos tenías?

- ¿También te incluyes? (Emma la mira divertida).

Regina crea una bola de fuego con su mano derecha y Emma levanta las suyas, en señal de rendición, para que se calme.

- Vale, vale, tregua.

- Hemos estado buscando por todas partes, mirando conjuros ¡y estabas aquí!... en esta...

- Casa.

- Lo que tú digas.

- Regina...

- Sabes que no soy muy fan, pero, ¿ni por tus padres?

- No sabía si podía controlar este poder, no quise arriesgarme.

- Sigue siendo la Salvadora, Señorita Swan. Estábamos... perdón, estamos dispuestos a cualquier cosa.

- Precisamente.

- ¿No quieres volver a la normalidad?

- ¿Y perderme la diversión telenovelesca desde aquí?

- Ya hemos notado unos cuantos cambios amorosos sustanciales, incluido tu novio, el pirata Maybeline.

- No es mi novio, nunca lo fue.

- ¿Ah no?

- No.

- ¿Y la puesta en escena romanticona en el café de la abuelita?

- ¿Está usted interesada por algo concreto Señora Alcaldesa?

- ¡Emma!

- ¿Te refieres a la noche que traje a Marian del pasado, que luego resultó ser tu hermana Zelena?

- Sí, cómo olvidarla... y medio hermana o hermanastra es más exacto.

- Tecnicismos.

- No importa.

- La cuestión es que le dije que estaba enamorada de otra persona (Emma dice la frase bastante atropellada) – y, ahora, todo el mundo está contento ya que hago mejor mi trabajo por ser el Oscuro... bueno, más o menos.

- Pero podrías haber aparecido, al menos para que supiéramos que estabas bien.

- Lo sabéis ahora.

- ¿Estás enamorada de alguien desde las pasadas navidades?

- O más.

- Pero sabes que todo hechizo se puede revertir...

- Con un beso de amor verdadero, sí.

- Podrías intentarlo.

- ¿Perdón?

- Digamos que, después de todos los servicios prestados, hasta te lo mereces.

- ¿Dónde está Regina y qué has hecho con ella?

Regina la fulmina con la mirada.

- Mira que puedes ser idiota.

Regina crea una nube morada a su alrededor y desaparece.

- Eso parece.


Acto Segundo. Escena Tercera. Presente. De día. Storybrooke. Apartamento de los Charmings Regina se materializa en el salón-comedor. Snow la espera impaciente.

- ¿Qué ha pasado?

- Nada.

- Regina...

- En serio. Tu hija lo tiene todo bajo control, ha mejorado su gusto por las vestimentas de color oscuro, que contrastan con su peinado blanco, y dice que está enamorada de alguien desde las navidades pasadas o más. Henry está bien. Fin.

- ¿Un té, una tila?

- ¿No tienes nada más fuerte?

Snow se dirige a la cocina.

- ¿Por qué estás tan alterada?

- ¿Acaso se te ha pasado el enfado?

- No, pero es mi hija y cuando Henry explicó sus razones... bueno, debe ser algo de familia eso de preocuparse por el bienestar de los demás antes que el propio.

- Pero no a costa de su felicidad.

Snow sonríe.

- Ya ha sacrificado su humanidad convirtiéndose en el Osc... Cisne Negro...

- Por eso mismo.

Snow le da un vaso de whisky.

- Es lo más fuerte que tengo.

- Gracias.

- Y ahora, dime, ¿qué te molesta más, su altruísmo o que esté enamorada de ti?

Regina escupe el whisky que empezaba a saborear.


Acto Segundo. Escena Cuarta. Presente. De día. Storybrooke. Apartamento de los Charmings. Entra David con bolsas de la compra.

- ¡Ya estoy!

- Hola cielo.

Snow, que estaba apoyada en la encimera, se acerca a darle un beso a su marido.

- ¿Todo bien?

- ¡Genial! ¡Estupendo! ¡Pasa de una vez David!

Regina, que había rellenado el vaso de whisky para intentar pensar con claridad, se lo bebe de un trago y lo deja de un golpe seco.

David, que no entiende nada, se disculpa, por si acaso.

- Perdona Regina.

- ¡Adiós!

Regina se marcha como una exhalación y cierra la puerta. David y Snow llevan las bolsas a la cocina.

- ¿Qué mosca le ha picado?

- Emma.

- ¿Emma?

- Tu hija.

- Sí, ya sé que es mi hija, ¿qué pasa con ella?

- ¿Que se sacrificó por Regina?

- Eso también lo viví contigo.

- Normal que Regina nos llame los dos idiotas.

- ¡Snow!

- Nadie en su sano juicio hubiera dado su vida por la ex Reina Malvada.

- Cierto... pero Emma es la Salvadora.

Snow suspira, niega con la cabeza y le agarra de los hombros.

- David, si me pasara algo, ¿qué harías?

- Iría a buscarte, por supuesto.

-Bien. ¿Por qué?

- ¿Cómo que por qué? Porque te quiero.

- Y yo rey, y yo. Ahora piensa que tú eres nuestra hija y yo soy Regina.

David necesita unos minutos para ponerse en situación. Snow lo mira curiosa y espectante.

- Eso signif... ¡oh!... pero entonces Emma... y Regina... ¡que marrón!

- Y que lo digas cielo, y que lo digas.

Snow vuelve a besar a su marido.


Tercera parte. Una bonita historia de amor.

Acto Tercero. Escena Primera. Presente. De día. En algún punto del bosque de Storybrooke. La cabaña de Emma.

Henry sale del cuarto y se acerca a su madre que está apoyada en el respaldo de un sillón, jugueteando con la magia entre los dedos.

- ¿Ya has hablado con mamá?

- ¿Cómo sabías que vendría tu madre y no la mía?

- La conozco.

- Y crees que...

- Sí.

- Pero...

- Sí.

- A pesar de...

- Sí.

Emma suspira, deja de hacer magia y se endereza.

- Ahora...

- No. Voy contigo.

- Al final vas a conseguir lo que querías.

- ¿Podemos entrar por la chimenea como si tuviéramos polvos flu?

- Lo dicho ¿Por qué no?, será divertido.

Henry coge de la mano izquierda a Emma mientras ella, con la derecha, realiza un movimiento sutil. Ambos desaparecen en una nube de humo gris.


Acto Tercero. Escena Segunda. Presente. De día. Apartamento de los Charmings. Aparecen Emma y Henry lo más cerca de la chimenea posible.

- ¡Como mola!

Emma sonríe.

- ¡Emma! (exclaman a la vez los Encantadores desde la cocina).

- Mamá.

Snow abraza a su hija.

- Te hemos echado de menos.

- Lo sé (Emma echa un vistazo rápido al piso).

- Se acaba de marchar a casa.

David se acerca y le da golpecitos en la espalda.

- Ha invocado la daga oscura y no hacía más que darle vueltas y más vueltas.

- ¡David! Eso no es cierto Emma, quiere asustarte.

- Lo sé.

- Tranquila abuela, de todas maneras, mamá podría hacer lo que quisiera con Ma.

- ¡Henry!

- ¡Me refería al poder de la daga!

Emma mira a sus padres. Snow le tapa los oídos a Henry y David los ojos.

- El chico tiene razón. En todo. Literalmente.

- Oh, Emma… (dicen Snow y David, a la vez, con cara de amor total, mientras suenan algunos acordes de: Un día encantador - Algún día mi príncipe vendrá).

- Ya… ya…

Snow y David sueltan al pobre Henry. Emma le alborota el pelo.

- Ahora vengo.

- ¡Suerte! (dicen Henry, Snow y David al unísono).


Acto Tercero. Escena Tercera. Presente. De día. Exterior de casa de Regina.

Emma aparece en la entrada del 108 de Mifflin Street. Antes de llegar a tocar el timbre, Robin abre la puerta.

- Em.. Osc..

- Tranquilo, ladrón, no vengo a matarte.

- ¿Buscas a Regina?

- No, a Papá Noel.

Robin tuerce el morro.

- Está en la cripta.

- Gracias. Dale recuerdos a Zelena.

- ¿Cómo...?

Emma desaparece envuelta en una nube de humo gris.


Acto Tercero. Escena Final. Cripta de los Mills. Regina, con un traje de pinzas, está algo pensativa enfrente del espejo mágico. Emma aparece desde el final del pasillo con unos vaqueros, una blusa y su famosa chaqueta roja.

- Sigues siendo la más bella del reino.

- Pelota.

- E idiota.

- Eso ya te lo había dicho.

Regina se gira y la encara.

- Tu madre sigue sin saber guardar secretos.

- Lo sé.

- ¿Y Robin?

- ¿Ese que te deja tirada para visitar a Zelena?

Regina hace una mueca de desaprobación por el término "tirada".

- Bien sabemos ambas que un hijo en común acerca... posturas... (ríe). Les irá bien.

- ¿Nos podemos dejar entonces de miraditas subtextuales?

Emma da el paso y besa apasionadamente a Regina. Un fogonazo de luz llena la sala.

- Emma, tenemos público.

Emma hace oídos sordos y sigue prodigando besos a Regina.

- No recibiremos ninguna visita inesperada, ¿verdad?.

Regina lanza un hechizo de protección. Emma mira al público con cara de pilla.

Se cierra el telón.

Fin