Habían pasado 6 meses ya desde la ultima vez que vio a steve. 6 meses desde que su corazón fue llevado y destruido por él. 6 meses de pura agonía.
Aún tenia clavada en su memoria la imagen de su ancha espalda alejándose cargando de su condenado amigo Bucky y abandonándolo allí, en ese gélido y desolado páramo dejando como recuerdo solo ese escudo que siempre amó. Cada vez que pensaba en ello un gran peso le oprimía el corazón y podía sentir otra vez los golpes en su armadura y como atravesaban su reactor destruyéndolo. En aquel momento deseo aún tener ese maldito reactor en su pecho, aún depender de el, ¿Se hubiera detenido Steve si fuese así o habría hecho lo mismo condenándole a una dolorosa muerte? Esa pregunta lo atormentaba hasta la extenuación, pero ya no tenía sentido hacérsela. Lo había perdido y ni siquiera tuvo el valor de decirle lo que sentía por él. Se odiaba a si mismo como nunca antes y sufría.
Roto, esa era la palabra clave. Se pasaba el día en su taller, pero no creaba, no investigaba, no hacía nada de lo que antes le encantaba, solo se sentaba en el suelo junto al gran ventanal y observaba el exterior bebiendo una botella tras otra de alcohol. Ya no era él mismo, lo sabía bien, ni siquiera era una sombra de lo que era el gran Tony Stark, simplemente era un juguete roto tirado en una esquina de la habitación. La civil war le había destrozado a unos niveles tan profundos que simplemente había dejado de querer vivir, pero no podía morir, tenia que pagar el sufrimiento de Rhodey, la decepción de Pepper, el odio de sus antiguos compañeros y de los muchos ciudadanos que lo culpaban a él como causante de la guerra y sobre todo con la aparente impasividad de Steve.
En estos seis meses solo había salido de su torre para ver a Rhod una vez por semana, para poner al cargo de industrias Stark a Pepper y para dejarle claro al Ex general Ross que se jubilaba y que nunca más lo buscará.
Cada vez se le hacía mas dificil salir y el simple hecho de que lo tocaran le producía una "ansiedad" tan grave que en mas de una ocasión le había hecho perder el conocimiento. "Debe buscar ayuda, señor Stark" le había dicho el médico que lo atendió la última vez que se desmayó, apenas una semana antes al ir a ver a Rhod. Menos mal que estaban en un hospital, al caer se habia golpeado la cabeza con la esquina de una mesa y se la había abierto.
Rozo ligeramente el apósito situado a apenas unos centímetros de su sien derecha, le habían puesto hasta 10 puntos, incluso Rhod, preocupado por él, le había prohibido ir a verlo mientas no controlase esa "ansiedad". Para Tony fue un regalo, no quería salir, pero tampoco quería dejar a Rhod solo y ahora era el mismo aludido quien le prohibía ir a verlo, aunque nunca negaría que le dolió un poco escuchar esas palabras saliendo de su oscuro amigo.
Giro ligeramente la cabeza para observar el escudo, rallado por las uñas de T'Challa, situado en una vitrina justo enfrente suya y puso una sonrisa melancólica recordando los viejos tiempo, su vieja y orgullosa mascara que siempre mostraba para ocultar su vulnerable corazón y alejar a todo el mundo, la torre llena por los vengadores y la radiante sonriente de su preciado capitán. Todo se había ido y él se había quedado atrás, pero aunque se sentía traicionado no podía odiarlos, le dolía, pero los quería y muy a su pesar también comprendía la situación del desequilibrado soldado de invierno, no fue su culpa, no era él, fue hydra, pero aún le costaría estar en presencia de aquel apuesto soldado, después de todo tenia celos de él y de su relación con el cap. Suspiró cansado y desganado mirando el reflejo del escudo en el cristal de la ventana. Los echaba de menos a todos y cada uno de ellos, pero sobre todo a su cascarrabias capitán anticuado. Notó los ojos ardes y supo que no podía aguantar más.
-Steve, ¿Que me has hecho? -Susurro mientras amargas lágrimas traicioneras se escapaban y corrían por sus demacradas mejillas.
