La historia es de tany cullen y la amo por dejar adaptarla a los hermosos personajes de los juegos del hambre
—Vamos Kat, esta es la última —dijo Cecilia, la entrenadora de la castaña dándole una sonrisa.
Katniss asintió y comenzó con su rutina de calentamiento antes de subir a las barras asimétricas, su último aparato. Katniss Everdeen a sus cortos diecisiete años era la gimnasta artística más reconocida de todo Estados Unidos, había ganado todos los reconocimientos que una gimnasta pueda ganar, pero había uno que le rehuía: una medalla de los vencedores, el mayor reconocimiento para cualquier atleta, pero que sin duda este año sería suya.
—Supera eso Everdeen—dijo Delly, pasando por un lado de Katniss después de que dieran sus calificaciones tras su última ronda.
—Claro que lo haré Cartwright —respondió la castaña con una sonrisa en su rostro.
—Suerte amiga, sé que lo harás fenomenal —ambas chicas sonrieron y se abrazaron.
Delly Cartwright y Katniss Everdeen eran amigas desde pequeñas, desde que ambas comenzaron en el mundo de la gimnasia artística a sus escasos seis años de edad; en un principio no se llevaban muy bien, pero con el paso de los meses se hicieron amigas, hasta tal punto de volverse inseparables.
Cecilia le hizo una señal a Katniss avisándole que su turno había llegado, la castaña respiró profundo un par de veces y giró hacia la audiencia buscando con la mirada a su familia, pero como siempre, sólo encontró a sus hermanos Annie y Marvel, a su padre Haymitch y a su tía Effie. Katniss se preparó para subir a las barras, pero antes de hacerlo, volvió a ver hacia la audiencia con la esperanza de ver a alguien más, y sonrió ampliamente al ver que su madre Cashmere iba llegando.
—Creí que no vendrías —comentó con acritud Annie a su madre que se sentó a su lado.
—Esto es importante para Katniss, no pude llegar antes, pero al menos estoy aquí ¿no? —Annie y Marvel suspiraron frustrados por las palabras de su madre, Cashmere era una persona fría y le costaba demostrar sus sentimientos, después de una grande decepción que vivió hace muchos años atrás, pero no era mala y eso no significaba que no quisiera a sus hijos.
Annie mordía nerviosamente sus uñas sin apartar la vista de su hermana mientras realizaba su rutina en las barras asimétricas, a cada giro, a cada soltada, el corazón de la chica se detenía dentro de su pecho; la actuación de la castaña en los otros aparatos había sido fenomenal, pero aun así, Annie no podía evitar estar nerviosa. La rutina estaba por llegar a su final, Katniss preparó su salida, Annie contuvo el aliento mientras la veía soltarse de las barras y girar en el aire para después caer al piso con un aterrizaje perfecto. Los hermanos de la castaña, así como su padre y su tía, se levantaron y aplaudían victoreando a Kat, la cual les dedicó una enorme sonrisa antes de ir hasta donde estaba su entrenadora a esperar sus calificaciones.
Mientras se escuchaban las calificaciones de la castaña, ella tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro y Cecilia la abrazó felicitándola por su maravillosa actuación, pues había conseguido quedar primera en la tabla de posiciones, lo cual significaba su pase a los Juegos Olímpicos.
— ¡Felicidades amiga, no lo puedo creer ambas iremos a los Olímpicos! —chilló Delly abrazando a Kat y ambas comenzaron a saltar.
— ¡Sí! Y más vale que la competencia entrené duro, porque no se las pondremos nada fácil.
—Bueno chicas, muchas felicidades a ambas, pero ahora deben ir a cambiarse —ambas asintieron a las palabras de Cecilia y salieron rumbo a los vestidores.
Después de cambiarse Delly y Kat guardaron sus cosas en sus mochilas y salieron de los vestidores, para encontrarse con sus familias que las esperaban. Kat en un abrir y cerrar de ojos se vio envuelta entre los grandes brazos de su hermano, el cual la alzó del piso y dio un par de vueltas con ella haciéndola reír.
—Felicidades katnuss —la felicitó después de dejarla en el piso de nuevo y besó la mejilla de su hermana.
—Felicidades hija —le dijo su padre abrazándola cariñosamente.
Después fue felicitada por su hermana y su tía, las cuales la abrazaron efusivamente, pero cuando el turno de su madre llegó, Katniss esperaba por lo menos una sonrisa de parte de Cashmere, pero ella sólo le dijo un seco "felicidades" con lo cual la sonrisa de Kat se esfumó y sus ojos se llenaron de tristeza.
Al llegar a su casa, Bella subió directo a su habitación a tomar una larga y relajante ducha. Apenas y serían las ocho de la noche, pero ella se puso su pijama y se acostó en su cama a leer un poco, no pasaron ni un par de minutos cuando su celular comenzó a sonar y una sonrisa se formó en sus labios al ver el nombre de su novio: Cato; en la pantalla del aparato.
—Hola amor —saludó en cuanto atendió la llamada.
—Hola hermosa, felicidades por tu triunfo cielo —Kat sonrió por las palabras de su novio.
—Gracias, aunque me hubiese gustado que estuvieras ahí —cato suspiró pesadamente al otro lado.
—Estuve ahí cariño, pero no me acerqué a ti para no incomodar a tu familia, sabes que Marvel no me tolera ni un poco y que decir de tu hermana, Annie —vaya que ella lo sabía, sus hermanos tenía una fuerte aversión hacia Cato, y en más de una ocasión le habían pedido, no, exigido que lo dejase.
—Sí, lo sé —susurró con voz apagada.
—Recibí una llamada de Thom, él y Delly saldrán a festejar, ¿te gustaría que saliéramos con ellos? —cambió de tema al ver que Kat se había puesto triste con su anterior comentario.
Kat aceptó, salió de su habitación y le pidió permiso a sus padres, bueno sólo Haymitch la escuchó ya que su madre estaba muy entretenida leyendo una revista, y en media hora ya estaba lista esperando a que pasara Cato a recogerla. Antes de salir de la casa, su tía Effie le recordó que no llegara tarde, ya que al día siguiente tenía entrenamiento por la mañana y no podía desvelarse; ella asintió, su tía le dio un beso en la frente y le pidió que se cuidara.
Effie se quedó viendo fijamente la puerta después de que Kat salió, sentía una opresión en el pecho que no la dejaba ni respirar, sólo esperaba que Kat regresara sana y a salvo.
Effie dio vuelta en su cama por milésima vez, vio la hora en el reloj sobre su mesita de noche y ya era más de media noche. Salió de su habitación y fue hasta la de Kat para ver si ya había llegado y ella no se había percatado, pero al entrar vio que la habitación estaba completamente vacía. Preocupada bajó a la sala, sabiendo que no podría conciliar el sueño, y se encontró con Haymitch que veía hacia fuera por la ventana.
—Tampoco puedes dormir —afirmó su cuñado al notar su presencia.
—No, estoy preocupada porque Kat aún no llega —respondió sentándose en uno de los blancos sillones.
Haymitch se sentó en el sillón frente a Effie y ambos se quedaron en silencio, entre ellos había tantas cosas por decir, pero ninguno tenía el valor de hablar.
Ella guardaba celosamente un secreto, secreto que juró nunca revelar por el bien de sus sobrinos y del mismo Haymitch, aunque eso significara su propia infelicidad y el dolor de ser alguien que no era, ante los ojos de la persona más importante en su vida.
Haymitch por su parte, se había visto en la obligación de guardar bajo llave sus sentimientos en lo más profundo de su corazón, por sus hijos, por no causarles un daño que él sabía sería muy grande. Ambos estaban perdidos en sus pensamientos, pero el sonido del teléfono los trajo de golpe a la realidad.
— ¿Diga? —contestó Haymitch al tercer timbre.
—Haymitch so... soy Delly, tienen que... que venir al ho... hospital central, K... Kat tuvo un... un accide... accidente—dijo entre sollozos y Haymitch sintió que el alma abandonaba su cuerpo ante las palabras de Delly
—Vamos para allá —murmuró y cortó la llamada apresurándose a salir de la sala.
— ¿Qué pasa, Haymitch? ¿Quién llamó? ¿Le pasó algo a Kat? ¡Respóndeme! —Effie se levantó y fue tras de su cuñado.
—Kat tuvo un accidente y está en el hospital —le respondió sin dejar de caminar y comenzando a subir aprisa las escalera.
Effie se quedó por unos segundos pasmada por las palabras de Haymitch, ¿Kat en un hospital? Cuando salió del shock corrió hasta su habitación y se cambió a prisa, mientras de sus ojos salían incontrolables lágrimas.
Al llegar al hospital entraron corriendo, Annie y Effie no dejaban de llorar, Haymitch y Marvel estaban muertos de preocupación, y Cashmere, caminaba tras de ellos sin ninguna expresión en su rostro.
— ¿Cómo está mi hermana? —le preguntó desesperado Marvel a una Delly que lloraba inconsolablemente abrazada a Thom.
—No sabemos nada, los doctores no nos han dicho nada —respondió Thom al ver que Delly no podía hablar.
— ¿Qué pasó Thom? —esta vez quien preguntó fue Annie.
—Ella y Cato salieron antes que nosotros del club al que habíamos ido, un conductor ebrio invadió su carril y los chocó. Kat no llevaba puesto el cinturón de seguridad y, a causa del impacto, salió volando del coche atravesando el cristal- Marvel estampó su puño lleno de furia e impotencia en la pared.
— ¡Le advertí mil veces a ese infeliz que se alejara de mi hermana! Esto es su culpa, y si algo le pasa a Kat, lo voy a matar con mis propias manos.
—Marvel, no es momento de buscar culpables, ahora lo que importa es que nuestra hermana esté bien —Annie se acercó a su hermano y lo abrazó.
Pasó una hora en la cual no tuvieron noticia alguna de Kat y, cuando el doctor salió preguntando por los familiares de Katniss Everdeen, todos se acercaron a prisa hasta él; sin saber que les daría una noticia que cambiaría por completo sus vidas, pero que sobre todo sería un golpe muy duro para Kat, la cual iba a necesitar de todos ellos más que nunca.
— ¿Cómo está mi hija? —preguntó Haymitch con el corazón oprimido al ver el rostro desencajado del doctor, temiendo lo peor.
—Lamentablemente el estado de Katniss es muy crítico, las siguientes horas serán decisivas... pero, aun logré salir de esto, me temo que no pueda volver a caminar. Su columna está dañada, tendremos que evaluar que tan grave es el daño, pero las posibilidades son realmente muy pocas; lo siento.
Haymitch se tuvo que apoyar en la pared para no caer al piso, Marvel se deslizó hasta sentarse en el piso dejando correr las lágrimas que había estado conteniendo, Annie abrazó a su tía llorando desconsolada, Effie sentía como si cayese en un pozo sin fondo, Cashmere les dio la espalda a su familia y mordió su labio tratando de controlar las ganas de llorar, pero aun así una solitaria lágrima rodó por su mejilla, la cual se apresuró a secar. Delly negaba una y otra vez llorando histérica en brazos de Thom, ninguno de ellos podía creer lo que estaba pasando, se negaban a creer que los sueños e ilusiones de Kat se vieran truncados de esa forma.
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A kilómetros de distancia, en el cálido y soleado Distrito 12, Portia Mellark entró a la habitación de su hijo menor, Peeta, pero negó divertida al ver que éste ya no estaba. Bajó al comedor donde sus dos hijos mayores, Glimmer y Finnick, y su esposo Plutarch desayunaban charlando animadamente.
—Peeta ya se fue ¿o me equivoco? —le dijo Glimmer divertida a su madre.
—Sí, ya se fue. Sabes cómo es tu hermano —respondió Portia dándole un sorbo a su café.
—Págame los veinte que perdiste —dijo la rubia con burla a su hermano que, mascullando por lo bajo, sacó los veinte dólares de su billetera y se los entregó a su hermana.
—Bueno familia, me voy. Nos vemos más tarde —Plutarch se despidió de su esposa con un casto beso en los labios y salió de la casa.
—Yo también me voy, o de lo contrario, llegaré tarde —Finnick tomó sus cosas y salió corriendo rumbo a la universidad.
Portia y Glimmer recogieron todo lo del desayuno, Glimm no tenía clases ese día, así que se quedaría en casa para ayudar a su madre.
En la playa un chico de cabellos rubios y hermosos ojos azules caminaba descalzo por la arena, Peeta era un chico alegre, vivía la vida al día y siempre tenía una sonrisa en su rostro, aun en los momentos más difíciles. Pero no se imaginaba lo que estaba a punto de vivir, tendría que ayudar a alguien a recuperar las ganas de vivir y sobre todo las ganas de volver a sonreír...
