Terapia de parejas.

Primera pareja: Madarame Ikkaku y Ayasegawa Yumichika. Compañeros.

-No puedo creer que nos estén obligando a hacer esto…- bufaba el tercer oficial al mando de la onceava división, sentado en un sofá de cuero negro junto al quinto oficial.

-El capitán Zaraki pensó que nos haría bien venir aquí para solucionar los problemas que últimamente hemos estado teniendo.- comentó distraídamente el hombre afeminado, mientras se miraba a un espejo en busca de errores en su perfecto, según él, rostro.

Ikkaku bufó.

-No hables como si fuéramos un matrimonio. Puedo pensar en media centena de shinigamis que necesitarían esta estúpida terapia humana mucho más que nosotros.- se cruzó de brazos.

-Bueno, pues eso no cambiara que ya estamos metidos aquí. No podemos desobedecer al capitán.-

-¡Lo sé, pero…!...-

-¡Hola, hola!- una chica entró al lugar agitando una mano alegremente.

La chica era alta y de piel color canela, sus ojos parecían de un gris verdoso, y su cabello corto hasta los hombros era de un extraño color verde menta obviamente teñido.

Pero lo que más les extrañó a los dos oficiales de alto rango fue que estaba vestida con un vestido chino color violeta, con una raja en la pierna derecha, y que tenía unas zapatillas deportivas blancas, sin medias, aparte de unos guantes de cocina rosas en las manos.

Yumichika solo podía pensar que su ropa no combinaba nada, e Ikkaku creía que era ridícula y quería largarse de una vez.

-¿Podemos empezar de una vez para irnos cuanto antes?- gruñó el calvo, comenzando a perder la paciencia cuando la chica solo se sentó frente a ellos mirándolos intensamente.

-Oh, está bien.- la chica sonrió amable. –Por cierto, mi nombre es Hanayaka Lois.- agitó una mano. -¿Ustedes cómo se llaman?-

-¿Lois? ¿Qué clase de nombre ridículo es ese?-

-Yo soy Ayasegawa Yumichika, y este es mi compañero, Madarame Ikkaku.- el pelinegro los presentó.

-Ikkaku y Yumichika, ¿qué los trae por aquí a mi consultorio?- Lois finalmente se sacó los horribles guantes, tomando una libreta y un lápiz, cruzando una pierna sobre la otra.

-Nos obligaron a venir aquí.- escupió el pelón entre dientes.

-El nuevo capitán comandante, Kyoraku Shunsui, decidió abrir este nuevo programa de terapia de parejas con el objetivo de afianzar las relaciones en el Seireitei, o eso dice él. Nuestro capitán pensó que eso sería bueno para nosotros, debido a los problemas que hemos estado teniendo últimamente, y eso.-

-Lo que yo no entiendo es porque tenía que elegir una terapeuta humana…- bufó de nuevo el tercer oficial.

-¡Oh, no digan más! ¡Ya entendí todo!- sus ojos grises verdosos brillaron. –No se preocupen. Lois resolverá todos sus problemas.- se llevó orgullosa una mano al pecho.

-Pero si ni siquiera te hemos dicho lo que…-

-¡No es necesario que digan nada! ¡Ya lo entendí completamente! Y no se preocupen, lo que les pasa es muy normal.-

-¿Acaso aparte de terapeuta también eres adivina?- Yumichika estaba impresionado.

-¡Oh, no! ¡Para nada! Pero es evidente lo que les pasa. Ya he tenido personas como ustedes antes. Será muy sencillo resolver esto.-

-¿Oíste, Ikkaku? Podremos irnos prontos.- sonrió, con la esperanza de que su amigo dejara de gruñir de forma tan poco atractiva.

-Hmm.- el poseedor de Hozukimaru se tranquilizó un poco. –Pues, bueno, ¿cómo resolvemos nuestro problema?-

-¡Es muy sencillo, mucho!- Lois aplaudió entusiasta. –Bueno, o al menos lo es si siguen a la perfección las instrucciones de mi libro.- les tendió un enorme y grueso libro color amarillo chillón.

Ikkaku y Yumichika lo tomaron, leyendo el titulo con rostros curiosos.

"Cómo pasar de Seme a Uke."

-¡¿QUÉ MIERDA?!- el pelón arrojó el libro a la cabeza de la terapeuta. -¡Nosotros no somos homosexuales!... ¡O al menos yo no lo soy!- agregó lo último luego de una pausa. -¡Y mucho menos somos pareja!-

-Ikkaku-san.- Lois frunció el ceño hacía él. –No está nada bien negar así a tu novio. Menos cuando él comenzara a convertirse en el Seme de la relación.- negó reprobatoriamente.

-¡No tenemos una relación! ¡Y si la tuviéramos, NUNCA lo dejaría ser el Seme!- gruñó echando humo, maldiciendo estar en un Gigai y no poder usar su zampakuto para rebanar a esa humana insolente a la mitad.

-¡Oh, vamos! ¡Solo lee el libro y descubrirás lo increíble que puede ser cambiar los roles un poco!- lo instó con una gran sonrisa.

-¡Nadie aquí leeré el estúpido li…!...- las palabras del calvito murieron en su boca cuando sus ojos se pasearon a su amigo, que estaba leyendo el libro con rostro sumamente interesado. -¡Yumichika!- rugió con una sonrisa que gritaba asesinato sangriento.

-¿Qué? Esto no está tan mal. De hecho, creo que da una buena perspectiva de lo que muchas parejas homosexuales están pasando en la actualidad y…-

-¡Me importa una mierda lo que las parejas homosexuales estén pasando en la actualidad! ¡Deja de leer eso! ¡Ahora!- pisoteó.

El hombre afeminado hizo una mueca de fastidio, pero devolvió el libro delicadamente al suelo.

-Esa es una forma muy negativa de tratar a tu Uke. No deberías sacar provecho de ser el macho dominante en la relación.- regañó Lois.

-¡Que no tenemos una re…! ¡Ah, olvídalo! ¡Solo vinimos aquí porque creímos que resolverías nuestros problemas de quién debe cuidar de la teniente Kusajishi! ¡Pero esto es ridículo! ¡No ayudas en nada! ¡Y ESTÁS LOCA! ¡Nos largamos!- tomó al quinto oficial del cuello de su uniforme y comenzó a jalarlo fuera del consultorio, aun mascullando maldiciones a la terapeuta.

Lois miró pestañeando por unos segundos a la puerta cerrada, antes de que esta se abriera, dando paso a Yumichika, que tomo el libro y lo ocultó entre los pliegues de su ropa, antes de darle un guiño de agradecimiento y volver a salir.

Ella sonrió, pensando que al final no estuvo tan mal que esos extraños shinigamis la contrataran por ser la única terapeuta con Reiatsu en la zona.

Estaba emocionada por recibir a la siguiente pareja.