Capítulo 1
...
Correr.
Eso era todo lo que pensaba.
Correr y correr aún más rápido. Debía llegar a tiempo. Debía encontrarlo, hablar con él y hacerle entender.
Hermione Granger veía el amanecer de un nuevo día. Pero a diferencia de la mayoría de los que había visto en su vida, hoy no esperaba a que amaneciera para realizar la tarea más importante de su vida. Corría por ella. Por primera vez no le importaba a quien se llevaba por delante. Tampoco tenía tiempo para disculparse por ello. Debía apresurarse.
Debía encontrarlo. Debía explicarle lo que sucedió. Que lo que vió fue un gran malentendido. Pero el se había ido antes de siquiera poder formar un pensamiento. -Algo raro, cuando usualmente él le decía que pensaba mucho las cosas-
Al fin había dado con él. Le costó mucho trabajo. Ya había buscado en casa de sus padres, de sus amigos, compañeros de trabajo e incluso en bares. Lo último definitivamente fue desagradable. Pero él valía la pena. Ellos valían la pena.
Nosotros valemos la pena, pensó.
Imaginen su sorpresa tras saber por Kreacher - De todos los elfos - Que él había ido a la mansión de los Black. Ese era definitivamente el último lugar donde lo buscaría.
Inteligente.
Entrando a la mansión que una vez fue el hogar de una de las familias más estrictas y fanática de la pureza de la sangre y que funcionó como cuartel general de La orden Del Fénix en la guerra de la segunda guerra mágica, no pudo menos que notar la ironía, al tiempo que colocaba un hechizo silenciador en sus pasos, no quería alertarlo y que suponiendo su presencia tuviera una oportunidad de escapar antes de su explicación.
Tuvo que detenerse y pensar en lo que iba a hacer. De escucharla le explicaría todo, eso era obvio y de allí en más lo decidiría él, a fin de cuentas era él quien estaba ofendido - Aún sin razón -. Pero era él quien decidía si deseaba seguir con la relación o no. Era obvio que ella quería. No estaría allí de no ser así. Pero si no...
Pero si no...
Pero si no deseaba hacerlo, lo dejaría ir. Dejaría que fuera feliz incluso si no era con ella, incluso si de esa manera cancelaban la boda que tendrían al atardecer. La boda por la que habían esperado tanto. Por la que habían soñado. Por la que habían peleado contra viento y marea. La que los uniría hasta el final de sus días.
Tomando un par de respiraciones y calmando las lágrimas que amenazaban en salir después de esa última línea de pensamiento, decidió seguir comprobando habitación por habitación... Hasta que lo encontró. Sintió su corazón partirse en mil pedazos. El sonido la dejó en trance viendo en dirección a la cama.
No estaba solo.
Notó cabellos rubios y cabellos pelirrojos.
Notó la ola y la intensidad de su sexo salvaje, mientras veía como el empujaba hacia adentro y hacia afuera de la mujer en la cama. Al parecer el hechizo silenciador fue muy efectivo y no sólo en sus huellas.
Mirando más de cerca, era imposible negar quienes eran...
Su prometido y su mejor amiga...
Draco Malfoy y Ginny Weasley...
Sintió una vibración en su mano izquierda su celular y sin querer respondió la llamada. Alzó los ojos y pudo verlos mirándola pero no haciendo ningún esfuerzo por negar o explicar lo obvio o siquiera vestirse.
- Pensé en encontrarte y explicar lo que sucedió. Pensé en tantas cosas... Todas excepto por esta. - Comenzó Hermione con voz trémula.
- Amor pero que- Comenzó Draco con un tono de burla.
- Yo no soy nada tuyo. Ya no. Lo que sea que hubo entre nosotros es obvio que acabó, de la misma manera en yo ya acabé contigo y con ella. - Interrumpió Hermione.
- Hermione por favor- Comenzó la pelirroja con el mismo tono burlón.
- ¿Por favor? ¿Por favor que? Estabas teniendo sexo con él. El era mi prometido y tu mi mejor amiga mientras ustedes todavía estaban en la cama. Por favor nada. Yo a ti no te debo nada. - Contestó Hermione con rabia.
- ¡Por Dios! ¡No te hagas la digna ahora! ¡Si muy bien que habías estado haciendo lo mismo con Potter! - Reclamó iracundo el rubio.
- ¿Eso crees? ¿De verdad crees que soy ese tipo de mujer? ¿De verdad crees que te engañé y te traicioné como tu lo hiciste? ¿Como ambos lo hicieron?...
- Eso pensé - Dijo la castaña después de unos minutos de silencio.
Realidad cayó como una ola, en especial en los todavía desnudos individuos en la cama.
- Hermione por favor escuchame. No es lo que piensas. No es lo que parece. Nosotros no... - Comenzó el rubio. Súplica evidente en su voz y en su mirada.
- ¿No? ¿No es así? ¿Acaso no estaban teniendo sexo salvaje? ¿Traicionándonos, engañándonos y burlándose de Harry y de mi? ¿No es así? ¿No estaban vengándose de nosotros, sin esperar una explicación o un por qué de lo que pasó? ¿Sólo asumiendo lo que vieron sin un contexto de las cosas?
Tanto Draco como Ginny tuvieron que bajar la cabeza y la mirada en vergüenza, ahora efectivamente tratando de cubrir su desnudez. La última pensando en lo que pasó y maldiciendo su temperamento Weasley, que le hacía actuar sin pensar. El primero viendo el error tan grande que había cometido. Pero aún quedaba algo por saber.
- ¿Y que pasó entre tú y Potter que te encontré en su cama, con su camisa, y él semidesnudo a la una de la mañana?
- Nada que remotamente te interese, te incumba o te importe... Malfoy. - Respondió Hermione fría y duramente ya disponiéndose a irse.
- ¡Espera! ¡Hermione espera! - Se apresuró Draco al ver que se iba tomándola por el codo, e ignorando el dolor de ver que ya no era Draco, era Malfoy para ella.
-¡Sueltame! - Exigió ella soltándose como si quemara de su agarre - Primero no me toques me das asco, me repugnas. Segundo vuelve a la cama y termina con ella, te está esperando y tercero, por si no te ha quedado claro no quiero tener nada que ver contigo, no quiero que me toques, no quiero verte ni en pintura y tampoco quiero que me hables y si fuese el caso, soy Granger para ti.
- Hermione por favor. Nos íbamos a casar hoy. No me puedes dejar, no ves que- Draco comenzó tratando de calmarle pero se detuvo al ver que su castaña se reía. Pero no era esa risa alegre y feliz que le escuchaba desde algún tiempo. Esta era una risa fría y vacía. Vacía de cualquiera cosa a que se pudiera asociar con felicidad. Se podría decir que de si algo estaba llena era de amargura. Entonces comprendió lo mucho que lo había cagado.
- Es cierto. Nos íbamos a casar. Pasado. Por así no te había quedado claro he terminado todo lo que tenía que ver contigo. Ah y otra cosa, cuando salgas procura ponerte ropa en vez de andar desnudo. - Replicó la castaña fríamente saliendo de una vez por todas de la habitación y de la vida del rubio.
Solamente al llegar afuera, dejó salir las lágrimas que había estado conteniendo y al fin terminó la llamada que no sabía que todavía cursaba viendo la identidad de quien la llamó.
Harry Potter
