Capítulo 1

Las estrellas

Lizet Ackerman, una joven de 16 años, tenía el cabello castaño largo, no era muy alta (media 1.56), ojos color olivo siempre detrás de unas gafas con montura dorada; Lizet estaba en las líneas del ejército de las cuales se había graduado hacia un año; no haber entrado en ellas sería una deshonra al ser la hija de 2 soldados importantes en la milicia: Levi Ackerman y Hanji Zöe. Se encontraba de vacaciones en su pueblo natal, no quería ser un estorbo en la casa así que ayudaba con las compras a su madre. Iba camino al mercado cuando un compañero militar la detuvo en el camino.

-Soldado- dijo serio- ¿A dónde tan linda?- dicho esto echo una risotada.

-Cállate- contesto riendo la muchacha, era Marcelo, su mejor amigo, cabello dorado que brillaba con el sol y hermosos ojos azules que parecían el cielo- ¿Qué quieres?

-¿Por qué tan grosera? ¿No puedo acompañar a mi compañera del ejército en un día normal?

Lizet y Marcelo se conocían desde la infancia ya que él era el hijo de Erwin Smith, el jefe de sus padres, pero nunca se habían atrevido a hablarse; cuando Lizet entro al ejército estaba en el mismo escuadrón que él y comenzó a charlar con ella y no tardaron en hacerse amigos.

-¿No te aburre esto?- pregunto Marcelo

-¿Aburrirme qué?

-La vida que llevas…

-Siempre ha sido divertida para mí.

Marcelo la tomo de la mano y la empujo a un callejón, se acercó a ella para besarla, Lizet no se opuso, esperaba ese beso; Marcelo podía oler el perfume de Lizet…

-¿Liz? ¿Estás aquí?- dijo una voz que se podía oír junto al callejón.

Lizet sobresaltada lanzo a Marcelo al piso y salió del callejón rápidamente. Al salir se topó cara a cara con Alphonse, su mejor amigo de toda la vida.

-Alphonse- dijo la muchacha queriendo disimular- ¿Me buscabas?

-Ya te dije que me llames Al- contesto el, se conocían por el trabajo de sus padres, casi todos sus amigos tenían algo que ver con la milicia ya que toda su familia se dedicaba a eso- ¿Qué hacías adentro del callejón?

-Se me callo una pulsera

-Mentirosa, tú no usas pulseras.

-Pues hoy me puse una y se me perdió.

Alphonse era alto (le sacaba 20 cm) era pelirrojo de ojo castaño, la madre de Lizet y el padre de Alphonse, Moblit, habían sido amigos desde que se conocieron en la milicia. Alphonse se había enamorado de ella desde los 13 años pero ella solo lo veía como un amigo.

-¡Hola Lizi! ¡Hola Al! – llego muy quitado de la pena Marcelo

-Hola Mar- saludo Alphonse

-¿Me llamaste Lizi?- pregunto enojada la muchacha- ¡Ya te he dicho que me llamo Lizet!

-No es cierto, te llamas Beatriz- contesto burlándose

Lizet no lo pensó 2 veces y golpeo a Marcelo en el rostro mientras Alphonse se burlaba de el

-No sabía que te llamabas Beatriz- dijo aun riendo Alphonse

-Si llegas a decirme Beatriz sufrías el mismo destino que este iluso.

Se dio la media vuelta y fue a hacer las compras que le había encargado su madre, Marcelo no perdió la oportunidad y compro una roja blanca para la joven como disculpa. Lizet agradeció y se fue a su casa, su hermano Isaac estaba de expedición fuera de las murallas; le dejo el encargo a su madre y salió al patio de atrás a tumbarse en el pasto, el día estaba nublado, Lizet se sentó y alguien le hablo.

-Señorita, ¿qué hace en mi jardín?- dijo una voz masculina

-¡Papá!- grito Lizet feliz para darse la vuelta y abrazar a su padre – Te extrañe mucho

-Yo también a ti, tu madre te busca.

Lizet se levantó, se sacudió el vestido para no meter tierra a la casa y entro a la cocina, donde Hanji batallaba para no quemar la comida.

-Parece que esta noche hay fiesta- dijo Lizet al ver la cantidad de comida que hacia su madre

-En realidad si- dijo esquivando las gotas de aceite que brincaban del sartén.- Vienen mis compañeros de investigación, Armin, ¿te acuerdas del? Y Moblit. Así que cámbiate el vestido, será algo formal.

Lizet subió a su habitación, busco entre sus vestidos algo sencillo pero lindo, ninguno le gusto, así que fue a la habitación de su madre esperando que entre sus cosas que dejo en la casa encontrara un vestido no muy gastado, y de su talla. Encontró uno de seda liso, color azul pastel, era hermoso, fue a su habitación y se lo puso, no le quedaba grande. Cepillo su cabello y lo tomo en una alta cola de caballo, limpio sus gafas y bajo las escaleras.

La cena estaba en la estufa, Lizet encontró una nota escrita con tinta roja:

"Levi:

¡Aléjate de la cocina!

Con amor, Hanji"

Lizet rio y se dejó caer en uno de los sillones, no paso tiempo cuando su Zöe bajo las escaleras arreglada y con Levi siguiéndola; tocaron la puerta 5 minutos después, Lizet fue a abrir, el primero en llegar fue Armin con su esposa Christa y sus 2 hijos, unos minutos después llego Moblit y su hijo Alphonse. La cena ocurrió normal, cuando terminaron Lizet se levantó e invito a Alphonse al jardín de atrás, se tumbó en el jardín a observar las estrellas, invito a Alphonse a sentarse junto a ella.

-¿No te parece hermoso?- dijo ella- Adoro ver estrellas.

-Es lindo -Contesto muy serio Alphonse- ¿Por qué eres amiga de ese idiota?

-Oye, ¿tan duro el golpe?- dijo ella riendo- No sé, es agradable y lindo conmigo; y no te quejes también es tu amigo- y bajando la voz añadió- También no es feo…

-Al, ¿te gusta Liz?- dijo Rosa, la hija menor de Armin, debía tener unos 8 años- ¿Por qué te pusiste rojo como tomate?

-Yo no me puse rojo como un tomate.- dijo poniéndose más rojo aun- Como si ella pudiera gustarme…

Lizet rio, estar con Alphonse siempre le sacaba una sonrisa, era muy lindo y su cabello pelirrojo era llamativo, "como el de un petirrojo" pensaba la muchacha, era raro encontrar pelirrojos en las murallas y aún más uno con un color tan vivo, en un mar de gente podía ser encontrado fácilmente.

Un rato después los invitados se fueron y Lizet fue a dormir, se quitó el vestido y se puso una camisa y un short, se recostó en su cama y se quedó dormida en un cerrar de ojos. Se despertó muy temprano, se puso una camisa blanca y un pantalón y bajo las escaleras; en la mesa estaba Levi poniéndose una venda en la mano, se había quemado intentando cocinar.

-Papá- dijo Lizet tomando la venda- Yo te ayudo, ¿Qué intentabas hacer?

-Nada, solo quería hacerme un café, pero tire la olla y me callo el agua encima, tengo que limpiar eso

Lizet termino de vendarlo y se levantó a ver el tiradero que había hecho su padre, ¿era posible que hiciera semejante reguero solo por un café? Lizet esquivo el reguero y tomo una manzana para salir corriendo de casa, tenía que disfrutarlo, al día siguiente tendría que volver a la base militar, para ser muy temprano en la mañana había mucha gente en las calles, Lizet paseo toda la tarde en el pueblo hasta que callo la noche y volvió a el complejo militar.