Los personajes de Naruto no me pertenecen. Son propiedad de Kishimoto. Yo solo los utilizo para escribir sobre ellos sin ánimo de lucro.

Bueno, ains ains… estoy tan nerviosa como una cría XD. Es mi primer fic hetero. Después de 41 yaoi, he decidido que tendría que apostar aunque fuera por uno hetero, digo yo vamos… Mi forma de escribir es un poco erótica pero bueno, cuando os acostumbréis espero que no la veáis rara UU. Principalmente será un Narusaku (creo que no podría escribir mi primer fic de otra vamos…) después habrá saino y sasuhina, no es que sean principales pero vendrán bien para la trama. Iba a hacer un oneshot por el cumpleaños de Kurenai, mi lis linda, al final gracias a ti a nacido este fic jeje. Felicidades! (aunque sean atrasadas UU)

TE ENTIENDO ¿Y TU A MI?

¿Por qué tenía todo que ser tan difícil? Sakura no lo entendía. A sus 18 años, la vida seguía complicándose una y otra vez. Podía observar desde lejos a Naruto. Estaba sentado en uno de los bancos de piedra, dejando que la brisa balanceara su largo flequillo dorado. Con los ojos cerrados dejaba que la luz chocara con su cara, de un color tan moreno como hermoso.

La pelirosa sintió como se le sonrosaban las mejillas. Seguía tan guapo como siempre, sobre todo ahora. Cada vez que crecía se volvía más lindo y sobre todo masculino. El cabello ya le rozaba los hombros y brillaba…

Tosió y después arqueó una sonrisa. Ya le parecía un ritual. Todas las noches, antes de irse a su casa, pasaba por allí solo para verlo. Pero ahora venía cuando las perlas se desprendían por su cara y un pequeño llanto, osco y orgulloso escapaba de su garganta, con un ruido ronco. De nuevo, Naruto lloraba.

-Sasuke…-, escuchó que susurraba, echándose una mano a la cara mientras que golpeaba el banco con la otra, -bastardo… ¿porque me haces esto…?-.

Sakura detrás de la esquina comenzó a ponerse nerviosa, tenía que ir en su busca, tenía que consolarlo, pero nunca se atrevía. Apoyó suavemente la mano en la pared y lo observó con ternura. Lo quería tanto… tanto que él ni siquiera se lo podría imaginar.

Su pecho comenzó a bombear con violencia, tenía que ir a consolarlo, acunarlo entre sus brazos y susurrarle que ella le protegería. Aunque quisiera hacerse el fuerte, en el fondo, era tan vulnerable, tan tierno.

Un poco confusa, comenzó a caminar hacia él. No dio ni tres pasos antes de que él levantara la cabeza y la mirara. Los zafiros brillaban aguados, pero no intentó ocultarlo, le sonrió con simpatía y se hizo a un lado, para que se sentara.

-Sakura-chan… después de un mes por fin te atreves a acompañarme-, su voz era serena, aunque intentaba ocultar sus lágrimas con el flequillo.

Haruno se sentó despacio y le posó una mano en la espalda, acariciándola con sumo afecto.

-Sabes que no fue tu culpa. Ni la suya-, se aclaró la voz y se acercó un poquito más, notando el calor que desprendía el hombre a su lado, -se pondrá bien, es fuerte, sabes que Sasuke…-.

-Se quedará loco, para siempre-, espetó secamente, sorprendiendo a Sakura, que terminó bajando triste la mirada, -odiaba a Itachi, pero le amaba a su vez, tener que matarlo hizo que todo el dolor fuera directo hacia él, lo inundó y ahora se está ahogando. No se curará Sakura-, apoyó los brazos en las rodillas y curvó un poco más el cuerpo hacia delante, ocultando su mueca de desconsuelo, -quedará como una muñeca, sin reaccionar, solo vuelve en sí unas pocas horas al día, y yo…-, apretó el puño y dos nuevas lágrimas le resbalaron por las mejillas, -no puedo hacer nada… absolutamente nada por él-.

La pelirosa arrugó la nariz y encogió la mirada. Si seguía así ella también se echaría a llorar y no quería, ya le era suficientemente triste tener que ver a Sasuke en ese estado y a Naruto totalmente deshecho.

-Yo… quisiera ayudaros, nunca puedo hacer nada…-, la mano que mantenía en su espalda se aferró al chaquetón naranja, -nunca podré estar a vuestro nivel… si yo… si yo pudiera compartir la mitad del sufrimiento que cargáis vosotros, podría sentir que soy algo vuestro, pero sin embargo, mírame… Naruto-, el rubio levantó la vista justo para observar como una preciosa lágrimas resbalara por el lateral de la pequeña nariz, -yo no merezco ser vuestra amiga, no he conseguido hacer nada por vosotros, yo…-, sorbió un poco su nariz y se enjuagó bruscamente los ojos, -lo siento mucho…-.

Naruto se puso recto y levantó sus manos, cogiendo las muñecas de Sakura y dejando que estas descendieran despacio hasta sus piernas. No las soltó, si no que las mantuvo apresadas por la calidez de sus dedos.

-Tu eres la mejor amiga que podríamos tener ninguno de los dos. Te queremos mucho Sakura-chan-, ella entornó los ojos e intentó también arquear una sonrisa, -lo que si siento es que no hayas conseguido el amor de Sasuke. Si esperas un poco más… si dejarás que con el tiempo… puede que él…-, bajó la cabeza y dejó que las últimas palabras salieran en un hilito de voz.

Sakura rápidamente se levantó y se terminó de secar los ojos con el antebrazo, después disimuló su tristeza con una risita amable.

-Naruto porque… ven, que te invito al Ichiraku-.

-Arigato, me apetecía un buen tazón de ramen-, se levantó y una ráfaga de aire le levantó el flequillo en una sacudida.

Uzumaki tiritó, se frotó los brazos y después se colocó al lado de Sakura. La observó por unos momentos y después, tirando de la cremallera de su chaqueta, se la sacó por los brazos.

La chica andaba a su lado, sin prestarle atención. Sabía que si lo mirara le iba a decir lo tonto que era, que ella lo amaba a él, a su ternura, su voluntad, su fuera, su calor…. Pero sabía que no era momento, Naruto no la comprendería.

De pronto, algo calentito cayó sobre sus fríos hombros, cuando se dio cuenta, unas manos apretaban el extremo de la chaqueta contra su cuello. Los brazos del rubio la envolvían con su ropa, quitándole todo el frío que podría tener. Cerró los ojos y disfrutó del pequeño ardor que subía por su cuerpo, se sentía tan calentito… Cuando terminó de colocarle bien la sudadera y se alejó, notó como le faltaba algo, como si la prenda ya no fuera suficiente. Se resignó y le arqueó una sonrisa.

-Gracias, eres muy amable, Naruto-.

Él le enseñó los dientes cuando curvó los labios, y ricamente se rascó la nuca. Era el hombre más adorable que ella hubiera conocido nunca.

Con un último suspiro, terminó por aceptar lo poquito que él le daba. Tendría que buscar una oportunidad más adelante, cuando las cosas fuera para mejor, si eso sucedía alguna vez, por supuesto.

--

Naruto levantó la pequeña cortina de tela y agachó la cabeza para pasar al Ichiraku. Sakura lo seguía abrazando contra su cara el cuello de la sudadera naranja, aunque tenía que reconocer que dentro del establecimiento ya no hacía frío.

Lo primero que vieron fue una cabellera rubia y al instante siguiente, Ino colgando del cuello del Uzumaki, sus ojos azules tiritaban picarones y tenía un leve brillo rosáceo en los labios.

-Esta noche has tardado mucho, Naruto-kun ¿o es que "esta" te ha entretenido?-, el comentario terminó siendo bastante arisco, mientras ambas mujeres se acribillaban con la mirada.

Naruto sin enterarse de nada, siguió sonriendo y se acomodó en el taburete de en medio, bordeado por ellas. Levantó la mano y ordenó un ramen para él.

-Pues no. Sakura-chan no ha tenido la culpa, hoy no tenía pensado venir-, comentó, echándose sobre la mesa y apoyando la mejilla en su mano, -es más, si ella no me hubiera invitado ahora estaría en mi casa, ttebayo-.

Ino ignoró la contestación de Naruto y acercó el taburete un poquito más a él. Levantó la carita y soltó una coqueta sonrisa.

-Hoy estoy sola en mi casa ¿quieres venir un rato?-.

El rubio alzó una ceja ¿Ya estaba de nuevo con lo mismo? En otro momento podría ser que un rato con una mujer no le viniera mal, pero ahora no estaba de humor para ello. Echó una mirada de reojo a Sakura, que ante la pregunta había bajado la cabeza hundiéndola en su sudadera. Naruto se sonrojó, se veía tan linda, con todo el cabello esparramado por la cara, sus hermosos ojos verdes entrecerrados y sus boca echando vaho.

Se incorporó y decidió seguir haciéndose el tonto como siempre. Tampoco no quería ofender a Ino.

-¿A tu casa? Es que está un poco lejos de la mía y mañana tenemos una misión. De todas formas…-, puso expresión confundida con un toque infantil, -¿Para que quieres que vaya a tu casa? ¿Quieres que te enseñe algo?-.

Ino se sonrojó, bueno… si que quería que le enseñara algo, pero no era cuestión de decirlo allí mismo ¿necesitaba Naruto que le dijeran las cosas claramente? Se armó de valor y le sujetó del brazo.

-Verás, Naruto-kun. Ya sabes que yo… bueno… que te has puesto muy lindo-, le acarició los músculos del brazo y terminó totalmente colorada, -yo, quería que pasaras la noche conmigo-.

A Sakura se le cayeron los palillos de las manos y se tensó. No podía ser… ¿Naruto la rechazaría verdad? ¡No podía acostarse con ella! Entonces pensó que era un hombre, eso para ellos no era importante, una oportunidad era una oportunidad, después de todo.

-De acuerdo-, acostó, terminando de tomarse el ramen, sorbiendo el caldo.

A Ino se le ensanchó una sonrisa de oreja a oreja ¡no podía creérselo! Naruto iba a ser suyo de una vez por todas. A la pelirosa le temblaban las manos, no podía echarse a llorar delante de ellos, sería patético. Se levantó y dejó los palillos sobre el bol, casi lleno. Se metió la mano en el bolsillo y sacó unas cuantas monedas, poniéndolas sobre el mostrador.

-También va el tuyo, Ino-, susurró despacio. Miró la sudadera y con un movimiento rápido se la quitó de encima, doblándola y colocándola en su asiento, -creo que me marcho, mañana tenemos que levantarnos temprano para la misión-.

Naruto la observó sin saber que decir. Mientras que Ino sonreía victoriosa, claro, hasta que cierto moreno entró en el Ichiraku.

-Naruto, Sakura, Ino, hola-, y Sai sonrió abiertamente. Sin pararse a pensar por unos segundos.

Todos le saludaron sin ganas menos Naruto, que levantó una mano totalmente feliz.

-Mira, ya que somos cuatro ¿porque no vamos todos a dormir a casa de Ino, ttebayo?-.

La rubia se puso blanca ¿pero que estaba sugiriendo? ¿Estaba proponiendo a Sakura y Sai que se acostaran juntos también? ¿o… podría no haberse dado cuenta de ese hecho?

El anbu asintió rápidamente, él nunca había dormido en casa de otra persona y le hacía ilusión ¡sería un paso para entender algo más de la sociedad! La pelirosa se mordía el labio totalmente enfadada. Se volvió y le dio una fuerte cachetada a Naruto, haciendo que se le volviera la cara y una marca rojiza le atravesara la mejilla.

-¡Si tan poco te importo, bien está. Pero no intentes enredarme con otro tío, baka!-.

De un manotazo se quitó a Sai de en medio y salió corriendo de allí ¿pero que se había creído? Si ya no la amaba ella podría comprenderlo, pero aceptar acostarse con una chica delante suya y después encima, intentar que ella se liara con Sai, había sido de lo más bajo. Sintió las lágrimas agolpándose en sus ojos, a la mañana siguiente no querría ni mirarlo a la cara ¡sería bastardo!

Los tres se quedaron mirando la calle un poco sorprendidos por la reacción de Sakura. Ino levantó la mirada hacia el moreno, analizándolo con ojos críticos, después pensó que si hubiera estado en su lugar, no hubiera rechazado la oferta, por lo menos, siendo tan amigos como deberían ser, después de todo eran compañeros de equipo.

Sai echó hacia un lado la cabeza, aún con los ojos cerrados. Pues vaya genio que tenía la chica, y eso que él pensaba dejarle la mayoría de la cama a ella. Naruto también entrecerraba los ojos, mirando zorrunamente.

-¿Tanto le molestaba acostarse con nosotros?-.

-¿Nosotros también?-, preguntó la rubia escandalizada.

-Por supuesto, podríamos echarnos los cuatros en una cama de matrimonio, sería divertido, ttebayo-.

-Divertido…-, repitió débilmente la Yamanaka. No podía creérselo lo que oía ¿los cuatro? ¿A la vez? ¿Juntos y revueltos?

Sai se sentó donde estaba Sakura, echando la sudadera a las piernas del rubio y apoyando la espalda en el mostrador.

-Me hubiera echo ilusión una fiesta de pijamas, tengo un libro que…-.

-Tú y tus libros-, soltó hastiada Ino ¿una fiesta de pijama? ¡Ni que fuera una chiquilla de 13 años!

-¡A mí también!-, comentó graciosamente Naruto, -eso es lo que quería, podíamos contar experiencias de misiones, por cierto yo tengo varias batallitas, y después echarnos a dormir-, bajó la mirada y suspiró, -Sakura-chan es muy sensible y se enfada corriendo-.

Quién si dio un largo suspiró, fue la rubia, entonces no estaba pensando lo mismo que ellas, si no que eran tan inocentes que pensaban quedarse… Los volvió a mirar sorprendida y con una gotita en la frente. Podrían ser muy fuertes y bastante guapos, pero bastante infantiles.

A Naruto le cambió la sonrisa y terminó adoptando una expresión fría, mirando la calle. De repente, volvió a sonreír y se dispuso a terminar otro ramen que había pedido. Cuando todos acabaron y Sai pagó su comida, se despidieron en la puerta de Ichiraku.

Uzumaki se metió las manos en los bolsillos y sonrió para sí.

-Que tonta eres, Sakura-chan…-.

--

Naruto estaba echado sobre un poste de madera. Mantenía los brazos cruzados y jugaba con sus pies, dejando el peso de un lado a otro intentando mantener el equilibrio. Sai llegó un momento después, sorprendiéndose de que el dormilón del rubio hubiera aparecido media hora antes. También tenía que reconocer que no esperaba que se vistiera de jounin, pero para las misiones importantes solía hacerlo, así que podría considerarse lógico.

-Buenos días, Naruto-, saludó, -un poco temprano ¿no?-.

El rubio alzó la cabeza y le sonrió. Se despegó del poste y andó hasta él, colocándole amigablemente una mano en el hombro.

-También para ti y aquí estas, ttebayo-, desvió la mirada hacia la calle principal por donde una personita linda empezaba a llegar, -y veo que Sakura-chan también se adelantó, perfecto-.

Sai quedó confuso, no entendía nada. Después de tres años en el mismo equipo del Uzumaki sabía los cambios que había dado, y a veces podía ser bastante serio hasta el extremo de parecer cruel, aunque por supuesto, solía disimularlo la mayoría del tiempo.

-¿Perfecto para que?-, la voz de Sakura hizo que ambos chicos se volvieran hacia ella para saludarla. Esta seguía con la vista clavada en Naruto, -¿Qué estás planeando?-.

Este se rascó la nuca y sonrió zorrunamente, como siempre hacía cuando quería quitarle importancia a cualquiera asunto.

-Es que me apetecía ir a ver a Sasuke antes de salir, no sabemos cuando tiempo vamos a tardar, puede que hasta un par de días, así que… ¿Por qué no vamos los tres?-.

El anbu no puso objeciones a la proposición, sin embargo la pelirosa parecía duda por unos instantes, hasta que terminó asintiendo con la cabeza y poniendo una extraña expresión.

-Creía que preferías despedirte de Ino, o puede que ya lo hicieras anoche-, soltó venenosamente, comenzando a andar sin esperar una respuesta.

De repente, unas manos se colaron por sus costados y la apretaron contra algo fuerte y duro. Sintió calor en su espalda y una graciosa risita en su oído. Todo su cuerpo se tensó, y tuvo que controlar su corazón para que su respiración no variara.

-¿Pero que dices, Sakura-chan? Cuando no aceptaste nuestra invitación de pijama party, decidimos mejor irnos cada uno a su casa, ttebayo-.

A la pobre Haruno le cayó una gotita de la frente ¿Qué pijama party, ni que ocho cuartos? Desvió la mirada hacia un Sai que asentía rápidamente con la cabeza, dándole la razón al rubio.

Al final no pudo evitar arquear una sonrisa, pero que tontos que podían llegar a ser esos dos y también, que pervertidas que podían ser ellas, pensando tan mal.

-Sakura-chan yo… ¿puedes soltarme, jeje?-.

No se había dado cuenta que tenía amarradas las manos de Naruto, evitando que deshiciera el pequeño abrazo que le había dado por la espalda. En un pequeño saltito de sorpresa, lo dejó ir y se retiró por lo menos dos metros de él.

-Lo siento, yo no… quería…-, no supo como disculparse ¿y si se había dado cuenta? ¿Y si pensaba mal de ella?

Sin embargo, cuando lo miró, él la observaba sin entender. Como siempre, con esa confusa infantilidad que quería plasmar pero que la mayoría de las veces ella no se tragaba. Hasta pudo ver como en un momento delineó sus labios en una sonrisa arrogante, para dejarla desaparecer fugazmente, dudando hasta la propia Sakura, si la había llegado a ver.

-Yo creo que si querías-, comentó Sai, con una mano en la barbilla y pensando seriamente en lo dicho.

Sakura volvió a dar otro saltito de asombro y terminó dándole tal capón que echó al pobre moreno unos pasos adelante para no terminar hocicando en el suelo. Se levantó con cara molesta y la miró esperando una razón por la cual le había atizado.

Ella le volvió la cara hacia otro y siguió su camino, ignorándole. Naruto le dio una palmadita a Sai en la espalda. Se miraron compartiendo una conversación sin palabras "jeje, te ha pegado a ti y yo me he salvado, ttebayo!" "pues a ti te ha pegado más veces que a mí" "¡pero eso no cuenta!" "lo que quieras…" y después de eso, volvieron a ponerse en marcha, los dos detrás de ella, como si fuera pollitos.

--

Bueno ya se que es súper cortito, apenas ocho páginas, pero bueno, tened en cuenta de que lo pienso colgar dos veces al mes, es decir, una semana sí y otra no XD Sasuke y Hinata aparecerán en el próximo, así que no os preocupéis, en principio ni sai, ino, sasu y hina, tendrán nada que ver uno con otro, puede que estos últimos un poquito pero no mucho, las parejas secundarias se formarán más tarde cuando ya hayan cumplido con su principio fundamental, molestar en la relación de Naruto y Sakura XD

Si os dais cuenta, aquí Naruto tiene 18 años, es más adulto que en el manga original, más bien, aplica su actitud infantil para poder salir de apuros y hacer lo que le viene en gana, sobre todo con Sakura, él cree que quiere a Sasuke, pero eso no quiere decir que renuncie a ella, más bien todo lo contrario. Eso si, los sentimientos de tristeza que tiene por culpa del estado de Sasuke, si que son reales.

La trama no será muy complicada, más bien será nada más que la relación entre los seis personajes, aunque sasu y hina van un poco por libres ellos UU.

Por favor, decidme que os parece, yo pienso seguirlo de todas maneras, para una vez que me pongo no quiero dejarlo abandonado claro está, pero si tiene éxito lo alargaré, que no, pues lo acortaré y lo terminaré en dos o tres capítulos más. Todo depende.

Gracias a los que me hayan leído y nos vemos en el siguiente!