Bueno, éste fic se lo dedico única y exclusivamente a mi Yussi, porque sé
que le encanta éste personaje y, bueno, quería darle una sorpresa. Para ti
primita, con todo mi cariño "peke".
Antes que se me olvide. Los personajes que aparecen no son míos, sino que de Rowling.
Espero que os guste y te guste Yussi. Sin más, aquí tenéis mi minific. Si queréis hablar conmigo, escribirme a mi email. Besos¡¡¡¡¡¡
*****************************************************
Veneno
Cuando era niña, adoraba estar a oscuras en mi cuarto. Mi ventana daba a las colinas del pueblo, y desde allí podía ver a los animales nocturnos saliendo de sus escondites. Me gustaba esa tranquilidad, como si todo a mi alrededor se parara, ni aire, ni tiempo, ni espacio. Ahora la noche es mi condena.
Te miro y siento que se derrumba el mundo. Tumbado en el sofá la esperas, tu semblante cada vez más triste y serio. Y tus ojos, esos ojos de los que me enamoré nada más verlos, esos ojos que cada día que pasa veo en ellos mi vida. Porque eso es lo que significas para mí. Mi vida.
Sonríes mientras me acaricias el rostro.
- No olvides que te quiero - dices en un susurro.
- Nunca lo hago - respondo con un nudo en el estómago.
¿Por qué tú? ¿Por qué nosotros?.
Me besas. A veces me pregunto cómo puedes hacer que cada beso tuyo sea distinto y cada caricia sea una nueva tatuada en mi cuerpo.
Te levantas, con ese aspecto cansado y con esos ojos tristes me miras por última vez. Odio que te vayas de mi lado. Odio la noche y me odio a mí misma por no poder hacer nada y evitarlo.
Te agarro de la túnica y con ojos suplicantes te pido que no te vayas. Suavemente me coges de la mano y la enlazas con la tuya.
Sé lo que significa ese gesto entre nosotros. Lo inventaste hace años, cuando estábamos en el porche de casa. Sentados en el balancín de mimbre, desnudos entre las mantas y con el sudor resbalando por nuestras espaldas. Cogiste mi mano y la enlazaste como ahora.
- Cuando yo no esté, cuando no me tengas junto a ti. Piensa
que estoy impreso en tu piel y enredado en tu cuerpo. Piensa
en cuánto te quiero y piensa... - hiciste una pausa y te
acercaste a mi oído - piensa que en la mañana te amaré como
nunca te amé.
Veneno, eso es la noche para nosotros, puro veneno que se mete en tus venas y, al desearte, yo también bebo. Pero es tan dulce... eres tan dulce...
Moriré por tu veneno, pero moriré besándote y esa, lo creas o no, es la más linda de las condenas. Morir con tus besos, morir en las noches eternas.
Te ves tranquilo y eso hace que en parte te odie, pero me besas tiernamente, haciendo que el corazón me duela de tanto quererte.
Dame, dame ese veneno que te embarga. Olvida el mundo, olvida la noche y bésame. Olvida que te vas de mi lado y yo olvidaré lo que lloraré al verte partir.
- Ya es la hora - dices casi sin fuerzas y tiemblo entres
tus brazos. Lo notas - Estarás en mi sueños, estarás en mí.
- me besas el cabello - Estaré en ti.
Subes las escaleras hasta la puerta del desván seguido por mí. Nos miramos por última vez y entras cerrando la puerta tras de ti. Toco la madera antigua y noto la rugosidad en mis dedos. Me imagino que eres tú y bordeo lo que sería tu silueta. En mi mente te veo.
Tu cabello castaño veteado de blanco, tus hombros, tus manos rodeando mi cuerpo, tus ojos. Esos ojos en los que me pierdo cada día al despertar. Y tu boca, esa boca impresa de veneno, que no me canso de besar. Besos tuyos que son heridas en mi piel. Heridas que se abren cada noche y no cicatrizan hasta la mañana cuando te veo a mi lado.
Al otro lado de la puerta estás tú. ¿En qué estarás pensando? Yo en ti, siempre en ti. Cada día, cada hora, cada noche. Escucho como te quejas. Te pregunto si estás bien. Si, susurras, pero noto el dolor en cada letra. Comienzas a gritar, me siento en los escalones e intento evadir mi mente, pero no puedo. Me levanto. Golpeo la puerta y grito tu nombre. ¿Lloro? ¿Desde cuando? Los gritos cesan y escucho pasos. Alguien araña la puerta. Ya te fuiste.
Ahora solo queda esperar despierta el alba, que te traerá de vuelta. Me seco las lágrimas y algo en mis entrañas se mueve, mi mayor secreto descansa ahí. No te lo he dicho, ya habrá tiempo para ello. Pongo una mano en mi barriga y me balanceo suavemente.
- Tranquilo - le susurro - él estará bien.
Noto movimientos dentro de mí. Intento ver la carita de mi "secreto". Riendo, con ojos dorados y el cabello castaño. Dando sus primeros pasos y diciéndome la palabra más hermosa que escucharé de sus labios: "Mamá".
En mí descansa el fruto de nuestro amor. Un hijo. Un hijo que tendrá a la Luna como condena. Un hijo que temerá las noches toda su vida. ¿Aún lloro?
Cierro los ojos y al abrirlos veo por la ventanita del descansillo que ya despunta el alba. Bienvenida seas, mañana, hermosa mañana.
Abro la puerta con cuidado y susurro tu nombre, pero no me respondes. Te encuentro dormido a pocos metros de la entrada. Pareces un niño, con el cabello desordenado y esa sonrisa eterna en tu rostro.
Me acerco a ti y me arrodillo. Pero antes de poner mi mano en tu cara abres los ojos. Me clavas tu mirada como dagas dolorosas, pero sigue siendo una herida muy hermosa.
- Ya estás aquí - dices con la sonrisa aún en tu rostro.
- Si - respondo y te beso. - Vamos a la cama, tienes que
estar cansado.
Llegamos a la habitación y te arropo como si fueras un niño pequeño. En realidad siempre has sido un "niño grande" calladito y travieso. Tímido y cariñoso.
Al irme me agarras de la mano.
- No te vayas - y me empujas hacia la cama, haciendo un
hueco para que me tumbe contigo. Me abrazas, bien apretadita
a tu pecho escucho tu corazón. Pum... pum... pum.
- Remus - susurro casi en un suspiro.
- Dime - respondes cansado, ya sin apenas fuerzas. Pum...
pum... pum...
- Estoy embarazada. - Pumpumpumpumpum. No dices nada, pero
tu corazón habla por ti. Me aprietas más a ti y, casi
quedándome dormida, como retomando la conversación, lanzas
un "Te Quiero" que endulza mi cuerpo.
Seremos unos buenos papás, pienso, y me duermo en tus brazos, con mi "secreto", ya descubierto, creciendo en mí...
Antes que se me olvide. Los personajes que aparecen no son míos, sino que de Rowling.
Espero que os guste y te guste Yussi. Sin más, aquí tenéis mi minific. Si queréis hablar conmigo, escribirme a mi email. Besos¡¡¡¡¡¡
*****************************************************
Veneno
Cuando era niña, adoraba estar a oscuras en mi cuarto. Mi ventana daba a las colinas del pueblo, y desde allí podía ver a los animales nocturnos saliendo de sus escondites. Me gustaba esa tranquilidad, como si todo a mi alrededor se parara, ni aire, ni tiempo, ni espacio. Ahora la noche es mi condena.
Te miro y siento que se derrumba el mundo. Tumbado en el sofá la esperas, tu semblante cada vez más triste y serio. Y tus ojos, esos ojos de los que me enamoré nada más verlos, esos ojos que cada día que pasa veo en ellos mi vida. Porque eso es lo que significas para mí. Mi vida.
Sonríes mientras me acaricias el rostro.
- No olvides que te quiero - dices en un susurro.
- Nunca lo hago - respondo con un nudo en el estómago.
¿Por qué tú? ¿Por qué nosotros?.
Me besas. A veces me pregunto cómo puedes hacer que cada beso tuyo sea distinto y cada caricia sea una nueva tatuada en mi cuerpo.
Te levantas, con ese aspecto cansado y con esos ojos tristes me miras por última vez. Odio que te vayas de mi lado. Odio la noche y me odio a mí misma por no poder hacer nada y evitarlo.
Te agarro de la túnica y con ojos suplicantes te pido que no te vayas. Suavemente me coges de la mano y la enlazas con la tuya.
Sé lo que significa ese gesto entre nosotros. Lo inventaste hace años, cuando estábamos en el porche de casa. Sentados en el balancín de mimbre, desnudos entre las mantas y con el sudor resbalando por nuestras espaldas. Cogiste mi mano y la enlazaste como ahora.
- Cuando yo no esté, cuando no me tengas junto a ti. Piensa
que estoy impreso en tu piel y enredado en tu cuerpo. Piensa
en cuánto te quiero y piensa... - hiciste una pausa y te
acercaste a mi oído - piensa que en la mañana te amaré como
nunca te amé.
Veneno, eso es la noche para nosotros, puro veneno que se mete en tus venas y, al desearte, yo también bebo. Pero es tan dulce... eres tan dulce...
Moriré por tu veneno, pero moriré besándote y esa, lo creas o no, es la más linda de las condenas. Morir con tus besos, morir en las noches eternas.
Te ves tranquilo y eso hace que en parte te odie, pero me besas tiernamente, haciendo que el corazón me duela de tanto quererte.
Dame, dame ese veneno que te embarga. Olvida el mundo, olvida la noche y bésame. Olvida que te vas de mi lado y yo olvidaré lo que lloraré al verte partir.
- Ya es la hora - dices casi sin fuerzas y tiemblo entres
tus brazos. Lo notas - Estarás en mi sueños, estarás en mí.
- me besas el cabello - Estaré en ti.
Subes las escaleras hasta la puerta del desván seguido por mí. Nos miramos por última vez y entras cerrando la puerta tras de ti. Toco la madera antigua y noto la rugosidad en mis dedos. Me imagino que eres tú y bordeo lo que sería tu silueta. En mi mente te veo.
Tu cabello castaño veteado de blanco, tus hombros, tus manos rodeando mi cuerpo, tus ojos. Esos ojos en los que me pierdo cada día al despertar. Y tu boca, esa boca impresa de veneno, que no me canso de besar. Besos tuyos que son heridas en mi piel. Heridas que se abren cada noche y no cicatrizan hasta la mañana cuando te veo a mi lado.
Al otro lado de la puerta estás tú. ¿En qué estarás pensando? Yo en ti, siempre en ti. Cada día, cada hora, cada noche. Escucho como te quejas. Te pregunto si estás bien. Si, susurras, pero noto el dolor en cada letra. Comienzas a gritar, me siento en los escalones e intento evadir mi mente, pero no puedo. Me levanto. Golpeo la puerta y grito tu nombre. ¿Lloro? ¿Desde cuando? Los gritos cesan y escucho pasos. Alguien araña la puerta. Ya te fuiste.
Ahora solo queda esperar despierta el alba, que te traerá de vuelta. Me seco las lágrimas y algo en mis entrañas se mueve, mi mayor secreto descansa ahí. No te lo he dicho, ya habrá tiempo para ello. Pongo una mano en mi barriga y me balanceo suavemente.
- Tranquilo - le susurro - él estará bien.
Noto movimientos dentro de mí. Intento ver la carita de mi "secreto". Riendo, con ojos dorados y el cabello castaño. Dando sus primeros pasos y diciéndome la palabra más hermosa que escucharé de sus labios: "Mamá".
En mí descansa el fruto de nuestro amor. Un hijo. Un hijo que tendrá a la Luna como condena. Un hijo que temerá las noches toda su vida. ¿Aún lloro?
Cierro los ojos y al abrirlos veo por la ventanita del descansillo que ya despunta el alba. Bienvenida seas, mañana, hermosa mañana.
Abro la puerta con cuidado y susurro tu nombre, pero no me respondes. Te encuentro dormido a pocos metros de la entrada. Pareces un niño, con el cabello desordenado y esa sonrisa eterna en tu rostro.
Me acerco a ti y me arrodillo. Pero antes de poner mi mano en tu cara abres los ojos. Me clavas tu mirada como dagas dolorosas, pero sigue siendo una herida muy hermosa.
- Ya estás aquí - dices con la sonrisa aún en tu rostro.
- Si - respondo y te beso. - Vamos a la cama, tienes que
estar cansado.
Llegamos a la habitación y te arropo como si fueras un niño pequeño. En realidad siempre has sido un "niño grande" calladito y travieso. Tímido y cariñoso.
Al irme me agarras de la mano.
- No te vayas - y me empujas hacia la cama, haciendo un
hueco para que me tumbe contigo. Me abrazas, bien apretadita
a tu pecho escucho tu corazón. Pum... pum... pum.
- Remus - susurro casi en un suspiro.
- Dime - respondes cansado, ya sin apenas fuerzas. Pum...
pum... pum...
- Estoy embarazada. - Pumpumpumpumpum. No dices nada, pero
tu corazón habla por ti. Me aprietas más a ti y, casi
quedándome dormida, como retomando la conversación, lanzas
un "Te Quiero" que endulza mi cuerpo.
Seremos unos buenos papás, pienso, y me duermo en tus brazos, con mi "secreto", ya descubierto, creciendo en mí...
