Sintió que su alma abandonaba lentamente su cuerpo, ante el horror que sus ojos presenciaban, ¿Por qué el? ¿Por qué Ahora? Y la más importante pregunta ¿Por sobrevivió? ¿Por qué? Era la pregunta; Su mente estaba más que sumida en un caos total, todo era tan heteróclito, que parecía que nadie le podía dar una respuesta sensata a sus preguntas que en ese momento su cerebro formulaba.
Pasaron varios minutos antes de que alguien se acordara de su presencia - - - Vamos chico será mejor que me acompañes a la estación, a menos que tengas un lugar donde pasar la noche – explico un oficial de policía, suavemente como esperando una reacción desconcertada por parte del chico, que pero para su sorpresa el muchacho simplemente a asentir al momento de seguirlo hacia el vehículo oficial.
Cinco años después.
La mente de Kenneth McCormick se encontraba adentrándose lentamente en una profunda crisis emocional, si es que todavía había lugar en su atormentada mente para más angustia psicológica.
Su memoria recordaba los días pasados en ese cautiverio; Después de estar algunos días en la estación de policías, fue entregado oficialmente al orfanato de Santa María Redentora, el cual era manejado por una congregación de monjas carmelitas, en el cual fue acogido cordialmente, podía admitir sin equivocarse que era un lugar pacífico y tranquilo, a un que para él era el infierno en la tierra.
La disciplina era en pocas y rigurosa, palabras brutal para un espíritu libre como él y el castigo por la desobediencia era rápido y severo.
- - - Otra vez aquí joven McCormick – exclamo secamente la madre superiora al joven de quince años que se mantenía en silencio frente a su escritorio – ante el regaño de superior.
Desde el primer momento que había llegado a el orfanato, resulto ser una verdadera carga para la congregación, no importaba como se le tratara de enseñar tranquilidad, caridad y obediencia, el muchacho parecía completamente reacio a aprender cualquiera de esas cosas y a un peor se estaba poniendo a un más difícil de controlar desde su llegada a la pubertad, la congregación había tenido que tener especial cuidado en alegarlo de las chicas y señoritas del orfanato dado la sensualidad pecaminosa que parecía expulsar de su cuerpo.
- - -¿Qué es lo que vamos hacer contigo? – exclamo la anciana religiosa sentándose en su escritorio, parecía que desde la llegada del chico hacia cinco años, ella había envejecido diez por cada año de vida del muchacho.
- - -En realidad no lo sé hermana – explico el chico sonriendo - pero por lo que me corresponde a mí, solamente faltan tres años para por fin poderme largar de este lugar – una leve sonrisa cruzo el rostro muchacho, en realidad era lo que más anhelaba en toda la existencia.
La madre superiora simplemente se limitó a sonreír ante esa desfachatez, gracias a todos los santos que la solución a todos sus problemas le había llegado finalmente, casi como caída del cielo.
- - - Entonces lo que más ansias en este mundo ¿es abandonar la seguridad y tranquilidad de Santa María Redentora? - pregunto la monja con tono cansado casi como una plegaria.
El chico la miro desconfiadamente, en realidad en los cinco años que llevaba viviendo en el orfanato había aprendido muy bien a desconfiar de una monja cuando usaba un tono tan dulce.
- - -Veras hace algunos días nos llegó una petición de adopción hacia tu persona – explico pausadamente la monja - por parte de una señorita de apellido De Vil – continuo la mujer mientras le pasaba unos papeles oficiales al chico el cual simplemente se limitó a leerlos rápidamente.
- - - Como veras la adopción ya fue aceptada por parte de la institución y del gobierno – repuso el la mujer con una ligera sonrisa entre sus labios.
El rubio por primera vez en mucho tiempo, mostro algún signo de pánico en su mirada, en realidad no tenía otra opción que aceptar su adopción inminente, no tenía a quien acudir, ni el estado ni la organización lo apoyarían en ese momento y dado que ya no tenía familiares cercanos con vida, que se pudiera hacer cargo de él estaba en esos momentos en una situación bastante delicada, mierda si tan solo tuviera un año más de edad, podría ser reconocido legalmente como adulto por el estúpido sistema legal norteamericano
- - - Veras la señorita De Vil a un que soltera tiene una buena posición social – la mujer espero alguna reacción del chico, pero al no obtenerla continuo - además que expresamente insistió en un chico de más o menos tu edad y tus rasgos raciales – la explicación parecía bastante más confusa de lo que la mujer podía explicar - y por extraño que parezca tu situación familiar actual, de los cientos de niños inscriptos en la red de orfanatos de la orden Carmelita fuiste el único que llenaba todas las expectativas de tan exigente dama – dijo la monja mientras se paraba de su asiento y se acomodaba sus lentes de lectura.
El chico simplemente no podía creerlo, si quería abandonar el orfanato lo antes posible, pero la adopción nunca había sido una opción para él, sintió un nudo en el estómago ahora que pasaría con él, al menos en el orfanato que estaba seguro y no sufría mucho a mano de esas "hermanas de cristo" pero ahora iba ser adoptado por una tal mujer francesa que quien sabe que haría con su persona y al parecer a las religiosas no les importaba mucho el asunto sobre su bienestar.
- - - Bueno veo que tienes mucho en que pensar – la mujer camino hacia la puerta - así que por el momento puedes retirarte – ordeno la mujer señalando la salida de la habitación.
El chico simplemente se limitó a salir de esa maldita oficina, no supo la razón pero en esos momentos empezó a correr como un loco en dirección hacia su cuarto, tan solo se quería morir.
Algunos días después
Un Bugatti Royale Kellner Cupé, color blanco con negro, se detenía enfrente del edificio, para minutos después del mismo descender un hombre vestido de etiqueta que ingresaba rápidamente al edificio.
- - - Supongo ¿qué es usted Alonso el mayordomo de la señorita De Vil? – pregunto la madre superiora, mientras se dirigían hacia la habitación del chico el cual aguardaba en ella.
- - - Como se le abra informado – respondio el hombre - la Señorita De Vil esta en estos momentos en una junta en New York – explico - por lo cual me dio su autorización para venir a recoger al muchacho – la voz del hombre siempre mantuvo su tono neutral.
La religiosa simplemente se limitó a sentir, para después caminar apaciblemente al lado del hombre, para instantes después llegar a la habitación del chico el cual estaba sentado en su cama con una maleta a su lado.
- - - Joven McCormick - repuso el hombre - soy Alonso mayordomo personal de la señorita De Vil – se presentó, el hombre cordialmente al chico que simplemente asintió.
- - - Bueno si no hay más que hacer aquí le sugiero que me acompañe el coche nos está esperando – repuso cortes mente el hombre.
Minutos después el vehículo en cuestión se alegaba rápidamente del orfanato de Santa María Redentora mientras el día llegaba a su ocaso
Todo era tan extraño; El vuelo en el jet privado de esa mujer, era algo que ni en sueños el joven rubio habría podido experimentar, desde que subió al vehículo que lo llevo al aeropuerto fue tratado con bastante amabilidad por parte del mayordomo, que rozaba con lo adulador, a un qué siempre rodeado de un silencio algo incómodo, pero todavía sirviéndolo en todo lo que fuera necesario hacia su persona.
Respiro mirando las nubes desde la ventanilla, el jet privado en realidad era lo más lujoso que había visto y eso incluya a la limosina de Rob Schneider cuando él se había posesionado de su cuerpo.
- - -Disculpe señorito – exclamo cortésmente el mayordomo.
- - -Si – respondió el chico desviando la mirada de la ventanilla.
- - -Solo quería informarle que pronto aterrizaremos en el aeropuerto internacional de New York – explico el hombre calmadamente, mientras el vehículo comenzaba su descenso.
Kenny simplemente se limitó a sonreír, mientras volvía a mirar por la ventanilla, en realidad su nueva vida había empezaba con el pie derecho, un ligero dolor de estómago, le hizo pensar que quizás, eso no aseguraba que lo que en esos momentos acontecía fuera la norma de su futuro.
La ciudad de New York no había cambiado mucho desde su última visita hacía ya seis años, a decir verdad ese había sido el último viaje familiar que había tenido y el solo hecho de recordar esos felices momentos, lo hacía sentir un dolor en el pecho que ya creía a ver superado hace tiempo.
- - - Hemos llegado – repuso el mayordomo al abrirle la puerta de la limosina.
El chico bajo lentamente del vehículo para encontrarse enfrente de un edificio de cincuenta pisos con un eslogan sobre la puerta estilizado en el cual se podía leer en letras grandes las palabras De Vil, lentamente fue siguiendo a el mayordomo el cual entro por la puerta principal, en esos momentos no supo por qué pero la ropa que traía no le parecía la más apropiada para entrar a tan lujosas instancias, sus pantalones de mezclilla y su camisa naranja y esos tenis deslavados de hacía dos años no era un conjunto que lo hiciera ver respetable, pero aun así prosiguió con su camino intentando no mostrar su nerviosismo.
El elevador privado, era en si era sumamente elegante, tallado en fino caoba con revestimientos de piel y alfombras persas, en pocas palabras imaginaba que el fino elevador costaría suficiente como para alimentar a todos los huérfanos del orfanato fácilmente por un mes y medio.
- - - Por favor espere aquí – comento el mayordomo al muchacho, que no tuvo más remedio que sentarse en uno de los sofás de la estancia a esperar.
- - - ¿Gusta tomar algo? – pregunto una chica de unos diecinueve años, que por su vestimenta fácilmente podría ser una de las recepcionistas de las oficinas, a un que el escote, le hacía poner nerviso.
- - - Por el momento no – respondió el chico cortésmente, mientras la señorita se retiraba, en verdad ese recinto era sumamente elitista, todo en el expulsaba un toque de buen gusto y elegancia sin comparación, las paredes pintadas de blanco con hermosas pinturas vanguardistas enmarcadas en un fino marco negro y alguna que otra escultura del arte cop adornando alguna mesilla de cristal cortado complementando la decoración.
- - - Ya puede pasar – repuso cortésmente la mujer que hacia algunos minutos lo había ofrecido algo de beber, mientras señalaba la imponente puerta.
El chico simplemente se limitó a entrar a la gran oficina, que le había indicado tan cortes mente la señorita, la cual en definitiva era más impresionante de lo que había visto hasta ahora, la vista en si valía la pena, con ese gigantesco panorama que dejaba ver de new york.
- - Toma asiento Kenneth– ordeno una voz fría y autoritaria.
El rubio rápidamente se sentó donde le habían indicado, justo en el momento que la gran silla del escritorio daba la vuelta para dejar ver que en ella estaba sentada una mujer de aproximadamente unos cuarenta y cinco años de edad con un interesante corte de cabello y una ropa de un diseño vanguardista, que lucia simplemente majestuosa.
- - -Bueno déjame presentarme – comento la mujer mientras lo veía fijamente a los ojos, ese par de ojos que parecían los de una gigantesco depredador, que lo miraba de arriba hacia abajo, como analizando como destriparlo.
- - - Soy Cruella De Vil – inicio la mujer, con una ligera sonrisa - mejor conocida como señorita De Vil - continuo - y sinceramente eres mucho más de lo que pensé que encontrarían mis ineptos asistentes – explico la mujer mientras encendía un largo cigarro y empezaba a fumar elegantemente.
Después de esa presentación, sin ningún reparo esa mujer le había explicado por qué lo había adoptado.
Resultaba que hacía unos meses le habían diagnosticado el inicio de una enfermedad degenerativa neurológica, que con el paso del tiempo le haría ir perdiendo el control incluso de sus funciones más básicas, por lo cual para evitar que su fortuna fuera a parar a manos de terceros o del gobierno francés, había decidió adoptar un huérfano, pero el plan había requerido, alguien casi en la mayoría de edad, de una apariencia europea si era posible, además de no tener ningún familiar vivo, una actitud algo rebelde y una mirada seductora eran cualidades también determinantes, así que el sistema lo había arrogado como el único candidato factible, además de un chico de quince años en Hawai que fue rechazado por una pequeña adicción al pegamento que no había logrado controla.
- - -Como ves no te adopte por amor - explico la mujer sonriendo - o por que necesitara alguien a mi lado – al menos era honesta - simplemente te adopte porque quería que mi fortuna quedara en manos de alguien a quien yo educara para manejar mi fabuloso imperio cosmetológico y modista como yo personalmente lo haría – puntualizo.
Kenny simplemente se limitó a sonreír, después de todo era mejor que el orfanato y sobre todo al menos esa mujer no había enfatizado ningún interés sexual en su persona, lo cual en cierta medida lo tranquilizaba.
Varios meses después.
La vida no podía ser mejor, incluso si su familia estuviera con vida, viajes buena ropa y sobre todo el mundo a sus pies, no importaba a que tienda entraba la gente parecía desvivirse por el ánterlo, como si su vida dependiera de ello, aun así las clases con la señorita De Vil eran un infierno, en pocos días ya estaba aprendiendo el francés a marchas forzadas, y cuando lo hubo dominado en un sesenta por ciento, empezaron las clases de alemán y español, algo que lo estaba golpeando con bastante ahínco al no tener conexión ninguna de las dos lenguas que debía a prender al unísono, a un más lo referente a la etiqueta a sus modales, la forma de caminar de comportarse de mirar indiferente al resto de las personas o clase servil como su nueva "madre" se refería a sus empleados.
- - - Muy bien Kenneth - ahora respóndeme ¿Cómo acabarías con una huelga en una de nuestras maquiladoras en Tailandia por ejemplo? – repuso firmemente la mujer.
Una leve sonrisa cruzo los labios del rubio - - - Si ese fuera el caso, me comunicaría con el gobierno de Tailandia y amenazaría con mudar el consorcio fuera de su país, si no disuelven la revuelta, si eso no da frutos procedería a comprar a los líderes y huelguistas, con insignificantes logros sindicales casi testimoniales – repuso el chico, mientras miraba directamente a los ojos de la mujer – el miedo a perderlo todo haría el resto-.
- - -Bien muy bien, pero si alguno de ellos se opone a eso –la pregunta era capciosa y el chico noto la sutil sonrisa en los labios de su tutora.
- - - Se le elimina madame – respondió el chico fríamente - simplemente se le elimina – la sonrisa que acompañaba los labios del chico era testimonio silencioso que llegado el caso, esas serían las acciones que tomaría.
- - - Crep que estás listo – la mujer se puso de pie - ahora tendrás tu primera misión – repuso la señorita De Vil.
- - - ¿Cual serán sus órdenes madam? – pregunto el chico.
- - - Me Representaras ante el gobierno inglés, sobre algunos asuntos de tráfico de influencias en la compra de lana – respondió la mujer restándole importancia a un asunto tan delicado.
- - - Así lo desea madame, cuente con ello – dijo el chico mientras salía de la habitación.
- - -Espero que así sea, espero que así sea – respondió la mujer mientras se quedaba sola en su oficina, si todo salía bien ella podría morir en paz, porque al fin habría encontrado a alguien digno de llevar el apellido De Vil.
