TU PASADO TE CONDENA

Era aquel el día de partir hacia Ishbal. Su instinto le detenía, pero el deber pudo más. Encontrar a Scar no era su principal objetivo pero tenía que partir pues el mismo Fuhrer lo ordenaba. El Coronel Mustang subió al tren sin pensar en su misión pero demostrando siempre esa determinación y frialdad que lo caracterizaban. La muerte de su amigo Hughes era más importante y por el momento, Winry,

Aquella chica que a penas conocía le quitaba el sueño. A veces se encontraba en su oficina pensando en ella sin mediación alguna, pero siempre alguno de sus subordinados lo sacaba de letargo sentimental para traerle alguna orden que debía cumplir. No hay espacio para enamoramientos cuando se es un perro de los militares. Lo tenía muy claro, pero aún así no se borraba de sus pensamientos. Debía cumplir una misión en Ishbal, encontrar a Scar, pero dentro de su mente pensaba en encontrar a Edward en la misma labor, acompañado de ella.

Todo el camino fue una tortura en su mente y en su corazón. Su deber, su objetivo, sus sentimientos, todo se mezclaba para entregarse a la confusión aunque permanecía impávido a la vista de la Teniente Hawkeye, quien a ratos le observaba de soslayo. Debía de ser así. No podía permitirse ni siquiera mirarle a los ojos después de que ella misma le había confesado su amor algunos días antes. Ella era uno más de sus soldados. Jamás sería algo más, pues en el corazón no se permite el ser uno más.

Al llegar a Ishbal, no fue nada fácil. El asesinato de Yoki a manos desconocidas complicaba aún más su situación que ya era casi insostenible en su interior. Se encontraba solo al interior de la tienda con sus manos nerviosas frotandose la cabeza sobre el escritorio cuando oyó moverse la cortina de la entrada. En un solo movimiento acomodó su silla, volvió a erguirse en su clásico ademán de autoridad y al observar quien entraba, quedó estupefacto al ver a Winry que lo observaba con los ojos desorbitados por la ira.

- ¿Fue usted Coronel? -preguntó Winry apretando los dientes- ¿Usted asesinó a una pareja de médicos durante la guerra?

- ¿De qué hablas? -alcanzó a artícular el Coronel con la mandíbula rígida y el corazón latiendole a mil.

- ¿Usted asesinó a mi madre durante la guerra de Ishabal hace algunos años cierto? -dijo mientras se acercaba al escritorio- Sara Rockbell, una doctora, le ordenaron asesinarla por ayudar al bando enemigo ¿No es cierto?

Un relámpago atravesó su mente y los recuerdos de aquel día volvieron a su mente. Sólo había cumplido ordenes. Aquella mujer ayudaba a todos, sin distinguir amigos de enemigos. Esta situación, sin duda había despertado la ira del Fuhrer y le había ordenado al Coronel Mustang aquella tarea.

Hubo un largo silencio antes de que el coronel respondiera agachando la mirada:

- Sólo cumplía ordenes -alcanzó a balbucear antes de recibir una bofetada de parte de Winry.

No cabían explicaciones que pudieran sanar el dolor de Winry. Confesarle su amor en busqueda de piedad, solo empeoraría las cosas. Tenía ella razón en odiarle por el resto de su vida. Su pasado ahora frustraba su futuro, todo a causa de ser un perro de los militares ¿De que le servía ser el mejor de los perros si traía consigo el odio del mundo y de su amada Winry? Después de ese día ya no tendría esperanza de conocerla mejor como era su deseo. Ya no tenía sentido seguir existiendo.

Los ojos de Winry se empaparon de lágrimas como nunca lo habían hecho. Apoyó sus manos sobre el escritorio y se hechó a llorar aún cegada por la cólera. Acto seguido el coronel abrió el cajón de su escritorio para sacar el arma que guardaba. Ya no sufriría por aquella bala, pues su alma se había vendido por un reloj de plata al convertirse en Alquimista Nacional y su corazón se había hecho trizas por una bofetada. Solo faltaba su cuerpo para una muerte completa.

- Touka Koukan (intercambio equivalente) -Dijo Roy arrastrando el revólver hasta la mano de Winry. Ella levanto la vista para observarle, pero el no fue capaz de lo mismo y siguió con a mano estirada.

Al principio se sorprendió su actitud tan repentina, pero la ira pudo más. Empuñó con fuerza el arma y la puso el la cabeza aún caída del Coronel. Tenía razón, debía pagar el precio de la muerte de su madre con la propia para equilibrar la balanza. Solo una vida puede pagar el precio de otra. De pronto el silencio del campamento se desgarró bajo el sonido de un balazo.

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La verdad es que fue más difícil de lo que creí. Como no se me ocurría nada, puse un capítulo al azar de fullmetal alchemist. Salió el nro 36 (El pecador de mi interior) por si alguien quiere corroborar. Así que traté de señirme a la situación como cambiando el sentido de la historia desde ese punto.

Pensé que iba a ser solo una historia de prueba, pero me gustó, así que esperen al menos un proximo capítulo.