Capítulo 1:
Hoy Dumbledore se encontraba más neguitoso de lo normal. Lo podías ver por los extensos pasillos de Hogwarts revoloteando sin dirección alguna, algo fuerte debía pasar. Quizá las fuerzas oscuras estaban planeando atacar pronto el Mágico colegio en el que se encontraban, pero eso no era escusa, la excitación y el miedo de si Voldemort y sus secuaces iban a atacar el lugar estaba siempre presentes, algún día sería lo suficiente fuerte y una gran batalla será librada. Hermione había notado que no tan solo el director del colegio se encontraba de esa forma, la profesora Mcgonagall parecía algo más nerviosa. Las miradas entre ambos eran tensas, ¿Qué estaría pasando?
Hacía dos meses que las clases en Hogwarts habían comenzado, por raro que pareciese, nada malo había ocurrido: No habían disputas entre las casas, ni cosas "sobrenaturales" o fuera de la normalidad de Hogwarts, dentro de lo que cabe, que hiciesen alarmar a la gente. Es más, Malfoy y sus secuaces aún no les había dirigido palabra alguna ni molestado a los tres amigos que ahora se encontraban en el Gran Comedor.
-Oye, ¿Como os va el trabajo de pociones? -Ron dirigió una mirada de intriga a Hermione que no debía tardar mucho en responder, pero el pelirrojo se equivocaba, la Griffindor no se había inmutado ante su pregunta. -Hermione, ¿te ocurre algo? -La castaña siguió mirando a sus dos profesores intrigadas, hasta que al final despertó de su trance.
-¿Os habéis fijado en Mcgonagall y Dumbledore? -Dijo en tono misterioso
-¿A qué te refieres? -Harry intentaba disimular su mirada hacia dichos profesores de forma nula, Mcgonagall lo había notado.
-Chicos, aquí está pasando algo raro -Siguió Hermione- Tenemos que descubrir qué es.
-Tienes razón Mione, podría tener que ver con Voldemort -en ese instante el director se dirigió de forma sigilosa pretendiendo que no le viesen hacia un pasillo desierto- rápido, no podemos perderle el rastro- Harry y Mione se levantaron dispuestos a seguir al hombre.
-Espera, espera, espera... ¿por qué tenemos que seguirlos? ¿No podemos ser como el resto de estudiantes de aquí, alejarnos de los problemas? ¿No podemos tener un año tranquilo? -Los chicos miraron a Ron con incredulidad, hasta que este cedió- Vale... -refunfuñó el joven levantándose al igual que sus compañeros.
Los tres amigos siguieron a una distancia no muy corta al hombre mayor, quien corría de un lado para otro por el gran castillo, sin pararse ante nadie. Llegó a uno de los jardines interiores. Los Griffindors decidieron no acercarse más, por el gran riesgo a que les descubriesen. Desde su posición podían ver a Dumbledore hablando con alguien misterioso, no se le veía puesto a que una de las columnas tapaba al sujeto con el que hablaba. El hombre parecía preocupado, más de lo normal. Estuvieron hablando por quince minutos, los chicos estaban por rendirse e irse puesto que en poco comenzaba su primera clase, pero de pronto acabaron de hablar y se movieron un poco. Por fin pudieron saber quien estaba detrás de tanto misterio.
Una chica delgada de mediana estatura era con quién hablaba, era castaña y llevaba su mata de pelo amarrada a una coleta alta. Llevaba una túnica, pero sin la insignia de ninguna casa. ¿Quién sería? Se miraron entre ellos, no sabían quien era, e incluso dudaban que estudiase allí. La chica tenía mirada confusa, como de no saber donde se encontraba, Albus la tomó del hombro y se dirigió hacia donde los chicos estaban. Estos sorprendidos echaron a correr hasta detenerse en una esquina lejana de donde antes se encontraban.
-Ha estado cerca -Ron dirigió una mirada asustada a sus amigos.
-No seas exagerado Ron, podría había sido peor -Harry se puso pensativo- ¿quién debía ser esa chica? -El chico miró con mirada de auxilio a Hermione con la esperanza de que esta tuviese las respuestas de sus preguntas, estaba muy confuso, ¿Por qué la estaba ocultando? -¿Qué hora es?
-Aún hay tiempo de terminar de desayunar antes de que las clases comiencen.
Dicho esto, los chicos se dirigieron al Gran Comedor como si nada hubiese ocurrido. Se sentaron, como no, en la mesa Griffindor al lado de la hermana de Ron, Ginny quien se veía algo preocupada por su misteriosa desaparición.
-¿Dónde estabais? -Dijo la pelirroja algo enfadada.
-Cosas de mayores... -Dijo su hermano haciéndose el importante, pero era obvio que la chica no hacía caso de su respuesta. -¡Aún esta mi zumo de calabazas! -se abalanzó sobre el vaso.
-Ahora enserio -se dirigió a Harry- ¿Qué ha pasado?
-No te preocupes Ginny -Harry le tomo de la mano y la acarició dulcemente- No es nada malo.
Miró a la chica a los ojos y le sonrió tiernamente haciendo que esta se quedase satisfecha, pero al ver que Hermione se les había quedado mirando algo sorprendida, pero alegre, se apartó de ella algo incómodo.
De pronto se hizo el silencio en el Gran Comedor y todos los alumnos se giraron para ver a Dumbledore quien acababa de entrar, y no estaba precisamente solo...
