¿Que? Acaba de terminar un fic y que ya tan rapido? Si, si lol
Quiero apoyar al fandom Sufin hispano con ¡oh! fics que son tan lindos *-* ojala les guste. Si hay un error por favor decirmelo!
- Hetalia pertenece al mangaka Hidekaz Himaruya
- El fic pertenece a PurplePatchwork
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Tino Väinämöinen estaba pasando un día de mala suerte.
Su reloj de alarma no sonó en la mañana, que se había quemado su tostada, que había estado atrapado en un tráfico o congestión vehicular de gran medida, su jefe le había regañado por llegar tarde, que bebió un café muy frio debido a que la cafetera estaba roto y que todos los papeles que tenía en su maletín cayeron cuando se topó con un malhumorado Arthur Kirkland, perteneciente del equipo de contabilidad.
Pero ese no fue el final. Oh no, su día sólo ha empeorado. Porque ahora mismo, él estaba atrapado en el ascensor junto con el infame Berwald Oxenstierna.
Berwald no era famoso porque era un mal empleado. Por el contrario, él siempre había sido un trabajador diligente y eficaz. Él nunca apareció tarde en el trabajo, él siempre estaba bien organizado y ordenado, y había ascendido con rapidez en su trabajo, subiendo la escala hasta llegar a la posición de CEO (director ejecutivo). Desde luego, no era tristemente célebre por su ética en el trabajo.
Entonces ¿por qué se merece el título de "severo y temible"?
Bueno, primero que todo, él era un hombre muy alto e intimidante. El único empleado que podía coincidir en el tema de altura era Ivan Braginski, encargado de las ventas (su nombre era bien conocido en la empresa). Pero además de eso, él siempre tenía una expresión en su cara que podría hacer que incluso el más valiente hombre o mujer se retuerza de miedo detrás de un escritorio. Él probablemente (o eso Tino quería creer, tratando de ver lo bueno en cada persona) no lo hacía a propósito, pero su rostro lo hacía ver que no era así. También era un hombre de pocas palabras, y cuando hablaba sólo decía cosas que realmente y solamente tenía que decir, además siempre se veía que prefería estar en otro lugar.
Sin embargo, desde que era realmente tan bueno en hacer su trabajo, la gente lo respetaba. Lo mismo hacia Tino, tenía la esperanza de que algún día podría ser tan bueno como su último compañero de trabajo.
Sin embargo, en este momento, sólo estaba pensando en cómo tendría que escapar de esta caja rectangular lo más rápido posible.
Tino en secreto miró a Berwald de la comisura de sus ojos. Inmediatamente miró hacia otro lado cuando se dio cuenta que el sueco lo estaba mirando abiertamente.
'¿Por qué me está mirando?' ansiosamente pensó. El sudor frío empezó a correr por su cuello. Él tenía que decir algo.
"Así que, eh... El clima está bien hoy, ¿no?"
'¿Por qué demonios estoy hablando del clima?! ¡Esto es una mierda! '
"Hm", fue la única respuesta que obtuvo. ¿Por qué Berwald se mantenía mirándolo? ¿Tenía algo en la cara? Estúpido ascensor, ¡¿Por qué se tenía que romper la rutina de tiempo justo hoy?! Si tan sólo no hubiera sido atrapado en el tráfico, o si él no habría decidido tomar un café rápido, si nada de eso le hubiese ocurrido, no tendría que pasar por esto ahora mismo.
"¿Ti'nes c'lor?" Berwald preguntó de repente.
"¿Eh?" Tino volvió la cabeza hacia el otro. No había esperado que Berwald comenzara a hablar con él.
"Que yo, ¿Tengo calor? ¡Oh, no, para nada!" Tino respondió. Su mente había hecho, de algún modo, inmediatamente una relación entre (la falta de) las frases de Berwald, y el significado de esos sonidos. Normalmente, a la gente le parecía bastante difícil averiguar exactamente lo que el sueco estaba diciendo, pero Tino encontraba el sentido de esas frases por alguna extraña razón.
Berwald asintió y se quedó en silencio de nuevo. Ahora fue el turno de Tino para pensar en algo nuevo que decir.
"Así que... Jode que el ascensor se haya detenido, ¿no? Realmente estaba con mucha prisa por llevar estos documentos al jefe, pero supongo que ahora él tendrá que esperar. "se rió tímidamente.
Berwald levanto su mano derecha - el que no estaba sosteniendo su maletín. Tino miró el acto con confusión, y luego a Berwald. No estaba seguro exactamente lo que Berwald esperaba de él.
"Um..."
"Entr'game l's pap'les."
"¡Oh!" Tino le entregó los papeles. Hubo un ligero roce de los dedos de ambos, eso hizo que Tino tire hacia atrás su mano como si hubiera sido electrocutado. El ceño de Berwald aumentó muy ligeramente.
'Mierda, no está loco, ¿verdad?' Tino comenzó sonrojarse cuando se dio cuenta de lo grosero que se estaba comportando.
"¡Que vergüenza!" le espetó. "¡Sólo tengo las manos sudorosas y no quiero que tengas que tocarlos!"
Bueno, esto era simplemente perfecto. Se había comportando como un tonto. Ahora, ¿qué se suponía que Berwald pensara de él? Tino sentía como se hundía a través de la parte inferior del ascensor y de la falta de aire al mismo tiempo.
Lo que no esperaba era que Berwald sacara un pañuelo limpio y el gesto que decía que extendiera su mano hacia él. Tino vacilante hizo lo que le dijo corporalmente el sueco.
Berwald comenzó a limpiar suavemente su mano (aunque no había sido del todo sudoroso, en primer lugar, era sólo una pobre excusa). Le secó cada dedo con el mayor cuidado, lo manipulaba como si cada dedo fuera un objeto muy frágil. Tino sintió el aumento del rubor en su cara así como los dedos de Berwald demoraban sobre la superficie de la mano más pequeña más de lo absolutamente necesario.
"U-usted no tenía que hacer eso…" graznó, su garganta estaba ahora más seco que un postre.
El rostro de Berwald se relajó en una faceta que podría ser considerado como el más débil de las sonrisas. "No h'y pr'bl'm."
Sus miradas se conectaron por el menor de los momentos hasta que Tino apartó la mirada, sintiéndose nervioso, aterrorizado y extrañamente cálido.
"T'mare l's p'pel's par' el j'fe", dijo Berwald.
Tino estaba a punto de decirle que no tenía por qué, pero la mirada en el rostro de Berwald no le dejó ninguna apertura para una controversia, por lo que Tino simplemente asintió con la cabeza y miró hacia el suelo otra vez.
Ambos se quedaron en silencio, Tino tratando de ignorar la incesante mirada fija y el latido fuerte de su propio corazón.
Una vez que el ascensor finalmente comenzó a moverse de nuevo hacia arriba, Tino se sintió aliviado y un poco decepcionado. Berwald permanecio en silencio hasta que llegaron a la planta superior.
Pero cuando las puertas se abrieron y Tino se decidió a salir de su "prisión", sintió un ligero tirón de su manga. Miró por encima del hombro, su corazón todavía latía como loco.
"¿L' imp'rtaría cen'r este vi'rnes? E' p'r el c'dado de l's pap'les." ¿Estaba sonrojado?
Tino tradujo mentalmente la frase "¿Le importaría cenar este viernes? Es por el cuidado de los papeles."
"Oh, um... ¿Seguro?" fue su respuesta vacilante.
Berwald asintió y se fue a la oficina de jefe. Tino miró su espalda mientras se alejaba, ahora se enfrenta al aleteo cálido de su corazón en su pecho.
Tal vez hoy no era un día tan malo después de todo.
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Durante esa semana, Tino encontraba a Berwald pasar por su oficina de vez en cuando. Habían tenido contacto antes de ese día fatal del ascensor, pero sólo se había tratado de negocios. Ahora, era más que eso. A veces él venía con la excusa de algunos trámites o a la hora ocasional del café, otras veces para hacer una pequeña charla sobre el trabajo (Tino era el que hacia la mayor parte de la conversación). Pero cada vez cuando él estaba a punto de salir, tenía esa extraña mirada en sus ojos, como si quisiera decir algo pero no tenía las agallas.
¿Y Tino? Simplemente no podía esperar sentir el suave toque de Berwald. Se encontró mirando con interés sus visitas, una pequeña parte de él con ganas de tocarlo de nuevo. Se hizo más difícil cada día mantener a margen el rubor en su rostro.
En el momento en que era viernes por la noche, Tino casi se había vuelto completamente loco por el deseo de simplemente lanzarse a los brazos del hombre sueco. Pero por otro lado, era Berwald, y precisamente por eso no se permitía hacerlo.
Es de más decir que en estos momentos estaban sentados en un restaurante con aspecto bastante caro, Tino era un manojo de nervios.
Tino había querido oponerse a la idea de ir a un establecimiento elegante, pero Berwald lo había mandado a la basura diciendo "Yo invito" (por una vez se tomó el tiempo para articularlo correctamente).
Como Tino trató de decidir qué comer, le robó miradas en el sueco. ¿Qué hizo Berwald para que pensara en él? Seguramente tenía que ser algo, él había sido el que lo había recogido y llevado a cenar. Espera, ¿significaba que esto era una cita? Tino comenzó a ruborizarse de nuevo.
Como Berwald comenzó a avivar con su tarjeta de menú, Tino levantó la vista, confundido. "¿Q-Qué estás haciendo?" preguntó.
"N' qui'ro que c'jas un' fi'bre", dijo Berwald, que Tino tradujo que Berwald no quería que él cogiera una fiebre. Así que se había dado cuenta del rubor de Tino, pero lo había interpretado de manera equivocada.
"¡Oh, no! Estas en lo correcto, pero, voy a refrescarse por mí mismo." Tino rió tímidamente. Berwald detuvo la aireación después de dar un vistazo a la cara de Tino. ¿Sospechaba algo?
Por suerte, fueron interrumpidos cuando llegó el camarero. Con la interrupción, se hizo más fácil para que Tino se calmara y empezara a hablar de esto y aquello. A Tino le encantaba hablar y Berwald era un buen oyente, lo que fue un gran favor.
Tino comenzó a temblar cuando sintió toparse con las rodillas del sueco. Intentó moverse tímidamente lejos, pero no había ningún lugar donde ir.
¿Era Berwald haciendo esto a propósito? Entonces, Tino vio la mano de Berwald sobre la mesa. Esa mano suave, grande y cálida a la vez. ¿Se atrevería a tocarlo?
Del mismo modo que el finlandés había reunido el valor para hacerlo, su comida llegó. Rápidamente hizo un gesto con el brazo y torpemente se rascó la cabeza. Berwald le dirigió una mirada inquisitiva, pero no dijo nada al respecto.
Ellos comieron en silencio su cena, y Berwald pago por todo. Tino estaba decepcionado por la noche, había terminado tan pronto, pero tal vez fue lo mejor. Todo este estrés no podía ser bueno para su corazón, y él tenía miedo de avergonzarse a sí mismo si fueran a pasar más tiempo juntos.
"Bueno... Gracias por la comida, Berwald", dijo Tino con una sonrisa mientras detenía un taxi.
Sin embargo, Berwald le puso una mano en el hombro para detenerlo.
"V'y a ac'mpañ'rte a c'sa", dijo Berwald.
Tino tragó saliva y se metió en el asiento trasero del taxi, directamente seguido por el sueco. Una vez sentados, Berwald no hizo ningún intento de retirar su brazo.
La cabeza de Tino le daba vueltas. Mierda, ¡Berwald estaba llegando a su apartamento! ¿Él querrá entrar? ¡Si! ¡Por supuesto que quiere! Si no ¡No iba a venir con él si eso no fuera su intención! ¿Y por qué no podía quitar el brazo? Eso hacía mucho más difícil concentrarse.
El aliento de Tino paro cuando sintió un pulgar suavemente acariciando su clavícula.
Oh sí. No tendría que cuestionar las intenciones de Berwald ahora. Pero, ¿Estaba Tino preparado para ello? Él sabía la respuesta cuando en su piel sintió un hormigueo, queriendo sentir más de las manos del sueco.
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Habían llegado a su apartamento. Y Tino estaba muy nervioso.
"Así que, uhm... ¿Nos vemos en el trabajo?" -preguntó con un hilo de voz. Mierda, ¡¿por qué era tan difícil?! Él sólo quería saltar a los brazos de Berwald, besarlo apasionadamente y envolver su cuerpo alrededor de él, pero en lugar de eso, ¡Lo estaba despidiendo!
Sus pensamientos llegaron a un abrupto fin cuando sintió cautelosamente una mano que se coloca en la parte superior de su mejilla. Miró hacia arriba, y vio la cara de Berwald que se acercaba a la suya tentadoramente. Podía saborear su aliento.
La expresión de su rostro le pidió permiso. Tino le concedió lentamente cerrando los ojos. Fue un beso ligero, sólo distante, flotante que casi no existía. A pesar de ello, estableció todo el ser de Tino en llamas. Y terminó demasiado pronto a sus gustos.
Berwald lo miraba expectante, sin querer empujar el finlandés a hacer cosas que no quería hacer. Si algo llegara a suceder esta noche, que sea Tino el que lo inicie. Y así lo hizo.
"Tú, um… ¿Te gustaría entrar a tomar un café?" Preguntó Tino, sentía su corazón acelerando rápidamente en su pecho.
Berwald le dedicó una sonrisa, y Tino pensó que bastante le convenía.
"S' me l' perm'tes."
