Conversaciones y una taza de café.
El miraba como ella movía sus labios permanentemente y no podía quitar los ojos de allí, ella lo había citado en su casa, una cálida y acogedora casita en una de las calles del Londres Muggle.
-Bien Remus, dime, ¿Cómo haremos para atrapar a Lestrange?.—Ella hablaba de la nueva misión.
-¿Eh?..¡Ah,sí!, pues no tengo idea, pero en mi carpeta tengo los nombres de lugares de donde se ha visto últimamente.—Dijo refiriéndose a Rodolphus Lestrange, uno de los tantos mortífagos que salieron de la batalla final.
-Excelente.—Dijo ella con una sonrisa. ¡Si ella supiera lo que su sonrisa le provocaba Remus Lupin!—Ehh..Remus…-Dijo Hermione como dudando si debería contarle lo que pasaba.—¿Te podría pedir un favor?.—
El licántropo puso toda su atención en la chica.
-Tú dirás.—Dijo el licántropo con una sonrisa, sonrisa que borró al ver que los ojos de la castaña se llenaban de lágrimas.
-Tu eres un gran amigo, Remus.—Comenzó Hermione Granger.—Y eso es lo que necesito ahora: Alguien que me acompañe.—Dijo mientras se ajustaba su campera.
-¿Qué sucede?.—Dijo Remus mientras se sentaba en el mismo sillón donde estaba la castaña.
-Ronald. Ron...—Dijo mientras lagrimas recorrían su rostro.—Ronald me dejó por otra.- Y rompió en llanto.
Remus no sabía que hacer, así que solo la abrazó mientras le decía palabras de aliento.
Una vez que Hermione terminó el caminó hacia la cocina, y preparó unas tazas de café.
Volvió y noto que Hermione estaba más tranquila, con las piernas subidas al sillón.
Buscó en sus bolsillos una tableta de chocolate y le dio un pedazo, ella lo tomó y fue dándole mordisquitos, Remus sonreía, por como atuaba como niña pequeña.
-Gracias, Remus.—Dijo Hermione.
-No hay problema. ¿Quieres contarme lo que sucedió?.—Preguntó dulcemente el licántropo.
-Bueno… Sucede que Ron me dejo, muy amablemente tengo que admitir, y quedamos siendo amigos, me dijo que ya no me amaba, y que no quería seguir con un engaño, por que amaba a Luna, y estoy felices por ellos, pero me duele…-Hermione siguió explicando—Y además, yo creo que siento algo por alguien más.—Finalizó la castaña.
-Wow…-Alcanzó a vocalizar Remus. La ojimiel sonrió.
Luego de esa charla, vino otra, y otra, y así pasaron la noche entre conversaciones.
Dejaron de hablar cuando se dieron cuenta que el sol comenzaba a colarse por las ventanas de la casa.
Hermione acompañó a Remus hasta la puerta, pero cuando la abrieron un frio que calaba los huesos los golpeó, en un reflejo cerraron la puerta, ya había comenzado a nevar.
-Mmm… Remus, si quieres, puedes quedarte a dormir, ya que aun no me han puesto la Red Flu.—Dijo La ex-Gryffindor.
Remus estaba a punto de decirle que se aparecería, pero cambio de idea, Hermione necesitaba a alguien a su lado.
-Bien, dormiré en el sofá.—Dijo el hombre lobo.—Es muy cómodo.—admitió.
Hermione soltó una risita.
-Puedes…P-Pu-ed-edes D-d-dor-m-mir Con..Migo.- Dijo Hermione roja.
Remus a continuación también se puso rojo, y sin saber bien porqué, asintió.
Ambos subieron lentamente las escaleras hacia la habitación.
Una vez allí, cada uno se colocó a un lado de la cama, y así se durmieron, a un metro de distancia.
Lo que no se esperaban es que de noche se habían abrazado, y así despertaron, uno más rojo que el otro.
Y de allí paso todo tipo de cosas que los obligaban a estar juntos, en el desayuno, y cuando estaba por salir, accidentalmente Hermione cayó, y Remus, la atrapó quedando la castaña entre sus brazos, y sus labios quedaron solo a milímetros, sus alientos chocaban, y una corriente les recorrió el cuerpo a ambos. En un momento, sus labios quedaron unidos en un beso…
Y ese, era solo el comienzo.
