Está vez si que la había liado, realmente, realmente yo la lié por completo. Se suponía que te mantendrías fuerte Pataki no es momento de lamentarte, ¡Ya está hecho!.
¡Basura!, eres una puta basura.
Ahora no puedo dejar de oír esas palabras, la misma frase dicha por distintas voces. A la distancia veo Hillwood pintada por matices amarillo y rojo, el atardecer se acerca, me apoyo en la vieja puerta de madera del vagón que no deja de zarandear mi maltrecho cuerpo.
-Espero ella sea capaz de recibirme.-caso contrario dormiré en las calles pero nunca volveré a ese infierno, nunca más.
Me tomó cerca de 2 años, 5 meses y 12 días el alejarme de esa pesadilla, todo ese tiempo para reunir el dinero y coraje suficiente para irme y a pesar de todo no pude escapar ilesa. Me muevo un poco en mi sitio y siento las secuelas dejadas en mi cuerpo reflejadas por un intenso dolor en los músculos debido a la larga distancia que tuve que correr y las rasgaduras en mi piel arden como el infierno.
-No importa me repondré.-He pasado peores.
El tren se mueve por las rieles sin evitar una que otra sacudida que me hacen morder mi labio inferior pues me ayuda a lidiar con el dolor, de seguir así por más tiempo creo que llegare sin la mitad de el.
Mis ojos se cierran de a poco pero debo mantenerme alerta, el tren tiene dos alternativas, o para en la vieja estación que recuerdo o pasa de largo, no hay manera de saberlo pero ruego sea la primera opción así mi mayor esfuerzo solo sería el saltar del vagón antes de que pasen la respectiva revisión caso contrario tendré que esperar a la próxima parada en quién sabe donde o saltar del tren en movimiento y quien sabe si sobreviva a eso. Un escalofrío recorre mi espina al pensarlo, en serio espero sea la primera opción.
Veo al tren entrar por fin a Hillwood y es el momento de la verdad, lo veo entrar a la vieja estación pero su velocidad no cambia.
Detente por favor, detente, detente...
Ruego apretando mis manos esperando a que este reduzca la velocidad y... ¡Lo hace!.
¡Si!.- Me apresuro a recoger mis cosas y saltar del vagón antes de que aseguren las puertas del mismo y me sea imposible salir hasta la mañana siguiente.
Me escabullo por la vieja estación que ahora yace oscura y silenciosa ya que ha caído la noche sobre nosotros. Miles de trenes aguardan ahí hasta su próxima salida y muchos otros yacen abandonados siendo el refugio de un par de vagabundos que regresan su mirada hacia mí, una muchacha perdida y desorientada regresando a su ciudad natal.
Camino por las calles asegurándome de no llamar la atención, la ciudad ha crecido y sus edificios son aún más grandes en el centro. Busco dentro de mi abrigo la dirección de la casa en donde se supone vive mi hermana, es la única que puede ayudarme, ahora solo puedo rogar porque me reconozca y pueda recibirme en lo que me estabilizo aquí.
Llego a un edificio departamental y busco el número que he escrito en el maltratado papel, me toma mucho esfuerzo llegar al tercer piso hallándome aun malherida pero lo consigo, estoy tan cerca de llegar a un lugar seguro que no puedo evitar que un par de lágrimas se escapen, me apresuro a limpiarlas antes de que se abra la puerta pero esta nunca se abre.
No importa que tantas veces toque nunca abre, me siento desesperada tanto que toco aun más fuerte y llamo a gritos el nombre de Olga pero no hallo respuesta.
La puerta de alado se abre abruptamente dejando ver a un molesto vecino.
-¿Qué quieres niña?
-Lo siento, ¿Aquí vive Olga Pataki?
-Vivía, ella se mudo hace unos meses.
-¿Qué?
-Como oíste así que deja de hacer tanto escándalo.-me siento destrozada, aquel señor calvo está por cerrar la puerta pero lo detengo.
-!ESPERE!
-¿Ahora qué quieres?.-dice exasperado.
-¿Sabe dónde puedo encontrarla?
-No, lo siento.-dice relajando su expresión al ver mi desesperación.- lo último que supe de ella es que se mudaba a New Jersey para un puesto de maestra.
-Entiendo, gracias.
-De nada.- seguido de eso cierra la puerta dejándome sola en el pasillo, no hago más que arrimarme a la puerta que se suponía sería al fin mi escape, me hago un ovillo en el suelo y dejo que toda mi frustración y miedo escapen de mis ojos. No puedo dejar de llorar, esta era mi única alternativa, ahora no tengo nada.
Pienso en alguna escapatoria pero mi mente no halla ninguna, es mi ciudad natal pero no hay nadie aquí quien pueda ayudarme, no he estado aquí desde hace más de 10 años, perdí contacto con todos los que una vez llame amigos desde que tuve que mudarme luego de que mi madre falleciera, en la ciudad en la que vivía solo hubo sufrimiento para mi.
No tengo a nadie, No tengo a nadie, No tengo a nadie...
Estoy sola
Sin darme cuenta caí dormida hasta que escucho el ajetreo de uno de los apartamentos de alado seguido por el grito de una chica y un ruido sordo hace eco por el pasillo lo que me hace sentir escalofríos y el instinto de huir vuelve a mi. Me alejo enseguida bloqueando recuerdos amargos de mi mente.
Y una vez mas al salir del apartamento me hallo en las desoladas calles de Hillwood, pronto enormes gotas caen obligándome a correr en busca de refugio encontrándolo debajo de una guardería que reconozco de los años en los que yo era solo una pequeña niña perdida, veo que las cosas no han cambiado mucho.
Sigo llena de barro, con este sentimiento de soledad y con lágrimas cubriendo mis mejillas pero una cosa si que ha cambiado, no hay un paraguas que me cubra, solo esta pequeña lona cubriendo el cartel de la guardería me resguarda de la lluvia.
El pensamiento de ese día lluvioso trae a mi mente al pequeño cabeza de balón.
Arnold
Me pregunto qué habrá sido de él, de seguro fue a una de las mejores universidades y debe estar a kilómetros de distancia cimentando su futuro, al menos él tendrá uno.
Suspiro cansada, me siento en el bordillo de la guardería abrazando mis piernas para guardarme de esta fría noche. Si tan solo hubiese podido escapar con una beca de esa casa no tendría que preocuparme de nada ahora pero tengo esto por seguir a un vago en busca de cariño, recibiendo nada mas que golpizas y daños a mi ego.
-Gran vida la que te buscaste Pataki.- Murmuro con amargura mientras hundo mi cabeza entre las rodillas oyendo la llovizna golpear los adoquines de la calle.
Basura
Sido oyéndolo en mi cabeza, y ahora más que nunca le doy la razón. Ahora estoy en una ciudad desconocida para mi yo actual, sin nadie quien pueda ofrecerme ayuda, temblando de frío, empapada por lluvia y lágrimas.
¿Ahora que se supone que haré?
Arnold
Vuelve su nombre a mi mente, quizá él no esté pero quizá la pensión si. Reviso en mi raída maleta y veo ese paquete bien disimulado en su fondo. Tengo el suficiente dinero para hospedarme ahí por al menos un mes, tiempo suficiente para estabilizarme y buscar empleo en algún lugar de comida rápida o en alguna cafetería, aceptaré lo que sea.
Me levanto de golpe, saco un pequeño monedero en la que llevo sueltos para el metro y me encamino a buscar el más cercano. Ya no hay mucha concurrencia por las calles y eso me pone nerviosa, no estoy en condiciones en las que pudiese defenderme en caso de que me ataquen o quisieran robar lo poco que tengo. Trato de caminar lo mas rápido que mis heridas y cansancio me permiten.
Encuentro la estación pero al llegar a las puertas del metro reviso los mapas sin reconocer nada, han remodelado la ciudad y las vías también han cambiado. Me enfoco en reconocer la calle en la que vivía y según recuerdo a partir de ahí no estaba tan lejos Sunset arms.
Al subir al metro mi cuerpo llega a su límite y me tumbo en los asientos de largo en largo. En el vagón no van más de 5 personas incluyendo a un vago que ahora se cubre con periódicos, oculto mi mochila aprisionándola entre mi espalda y el asiento, es algo paranoico de mi parte ya que no parece estar consciente y el resto de personas tan solo son trabajadores de oficina puedo verlo con solo notar sus trajes, pero esta maleta es todo lo que tengo. Un par de prendas, un viejo libro, mi libreta rosa y dinero (la mitad del que reuní ya que ese imbécil tomo el resto).
Cierro los ojos dejando descansar a mi cuerpo en lo que llegamos a la estación sobresaltándome al escuchar el altavoz del metro.
Por fin llegue. Al revisar el reloj de la estación veo que ya es la 1 am. Me apresuro a salir y de nuevo estoy perdida en los suburbios pero me llevo una gran sorpresa de que ,a diferencia del centro de la ciudad, estos no han cambiado para nada, de hecho aquí no ha pasado el tiempo. Viejos almacenes como la carnicería del señor Green o la florería de la señora Vitello aún siguen aquí. Me alegra ver algo conocido por primera vez desde que llegue.
Me guío por los carteles con los nombres de las calles pero mis pies parecen dirigirse solos, cuando era niña iba tanto a ese lugar que ya no necesito direcciones, sé perfectamente hacia dónde ir.
Pronto me hallo frente a Sunset Arms, suelto airé aliviada ya que por como me ha ido últimamente no habría sido nada raro el hallar el lugar en ruinas o abandonado, o lo que sería peor: No encontrarlo. Pero contrario a mis pesimistas premoniciones el edificio sigue ahí, me da algo de pena tocar por lo tarde que es pero lo hago.
Tardan un poco pero abren la puerta y no puedo estar más contenta, siento ardor en mis ojos por las lágrimas que quieren salir pero les niego la salida.
Al fin estoy a salvo
Bueno está es la primera parte de una nueva historia espero que les guste ^^
Pd: no abandonaré mi antigua historia 👀
Gracias por leer 💕
