N/A: hola a todos, lectores. Solo quería decirles que este fic está escrito antes de la segunda película de Como entrenar a tu dragón y lo único que tuve para trabajar fueron los dos trailers (ya que no leí los libros). Gracias a estos tengo una idea de que es lo que va a pasa pero obviamente va a ver cosas fuera de lugar, muchas seguramente. En fin, espero que les guste.

/*Capitulo 1: El último aliento*/

"Así que finalmente nos encontramos"

"…"

"Oh vamos, Valka. No me hagas esto si somos viejos amigos. Bien sabes que necesito respuestas ¿No?"

"…"

"Tomare eso como un sí. Comencemos ¿Dónde encontraste el dragón?"

"…"

"Bien, comprendo. No fue lo suficientemente específico. Vamos otra vez"

El hombre caminó hasta la puerta de la celda y tomó una bolsa bastante grande. Volvió hasta donde había estado parado, sacando un gran objeto.

"¿Dónde encontrársete ESTE dragón?"

Era una cabeza. La tiro enfrente de la mujer encadenada al piso.

Ella cerro los ojos girando la cabeza para no ver lo que una vez fue su amigo, trabando la mandíbula tan fuerte que pudo sentir el sabor a hierro en su boca. La ira la invadió '¿Cómo alguien puede hacer algo como esto a una criatura tan noble?' La tristeza y el enojo comenzaron a correr por sus venas 'Juro por cada uno de los nueve reinos Asgard que vas a pagar tus crímenes'

El hombre escucho un gruñido furioso.

"Algo es algo. Es bueno que podamos entendernos. Ehm ¿Dónde nos quedamos? Oh claro ¿de dónde sacaste a esta bestia?"

"¿Cómo conseguiste domarla?"

"¿Dónde está su nido?"

"¿Había alguien más contigo?"

La mujer no contesto ninguna pregunta, solo se limitó a lanzarle una mirada que prometía cosas terribles.

"Soldados, esto está llevando demasiado tiempo" "¿Podrían ayudar a esta prisionera a hablar?"

Los dos otros hombres se acercaron a la mujer y comenzaron a golpearla. Cabeza, torso, espalda, piernas, brazos. La lastimaron en todos lados sin dejarla defenderse o moverse. Continuaron con la golpiza hasta que su oficial a cargo les dio la señal de alta.

"Oh Valka. Pobre Valka. Pudiste haber evitado esto si hubieses hablado, no hacía falta todo solo lo suficiente para mantener ocupados a los de más arriba. Lo hubiese hecho por los viejos tiempos" El hombre suspiro y dio una pequeña vuelta en el lugar. Miro de nuevo a su prisionera "JA JA JA JA JA Ja ja ja… " La risa retumbo en las cuatro paredes del calabozo "Realmente me conoces bien, tal como yo a ti. Pasamos mucho juntos, Valka"

El hombre suspiro y continúo "No olvidaste tu entrenamiento como soldado del gran imperio romano a las órdenes del Señor. Los años no te ablandaron, incluso te favorecieron" Sentándose de cuclillas tomó la barbilla de la mujer con su mano para verla mejor "Tan hermosa como siempre"

El hombre se le levantó. Se sacudió la ropa y salió de la habitación. Una vez fuera le dijo a sus guardias "Quiero que le den una buena cena" "Incluso Jesús, el hijo de nuestro Señor, recibió eso antes de morir"

Cuando Valka escucho los pasos alejarse, soltó el aliento que estaba conteniendo. Empezó a revisar los golpes y heridas. No eran graves, pero si le iban a dificultar el escape.

Se arrastró hasta la pared para poder sentarse bien. La idea de escapar inmediatamente lleno sus pensamientos '¿Cómo lo voy a conseguir?'


Algunas horas después Valka seguía pensando cómo lograr su fuga, sin demasiado éxito.

Un guardia entró a la habitación. Traía consigo una charola de metal con comida: Una taza con agua limpia, una pieza de carne de res bien cocida (ya cortada), una hogaza de pan y una manzana.

"El sol sale en una hora y media. Es mejor que comas"

El guardia se retiró sin más.

Valka miro nuevamente la comida sintiendo como su mente se quedaba en blanco.

'La ultima cena'


El sol ya asomaba su luz a través de la pequeña ventana de la celda. Valka sabía que su hora se acercaba '¿Cuándo vendrá?'

Finalmente luego de unos minutos un par de guardias entraron. Desprendieron las cadenas del piso y comenzaron a arrastrarla por los pasillos hasta el patio de ejecución.

La comida quedó en su lugar sin ser tocada.

Los guardias la llevaron hasta un gran prado detrás de un cuartel militar. Se podían ver diéntenles secciones: las caballerizas, las pistas de equitación, los campos de tiro, las arenas de práctica para combate cuerpo a cuerpo y demás áreas de interés para que los soldados se entrenasen.

Su destino final llego demasiado pronto: un poste de metal con varios anillos añadidos en la parte superior. Los soldados pasaron sus cadenas por los anillos y comenzaron a tirar de ellas hasta que sus brazos quedaron estirados por encima de su cabeza, con las manos al cielo. Sus piernas, también encadenadas, fueron sujetadas a la base del mástil.

Los guardias se retiraron y frente a ella aparecieron un grupo de arqueros.

El oficial a cargo empezó a hablar

"¡Preparen!"

Ahora si el tiempo se le había acabado. Ya nada se podía hacer más que pensar en las cosas que tuvo que haber hecho, que tuvo que haber cambiado. De todas las cosas que pudo traer a su memoria su más grande pesar era para con su hijo.

"¡Apunte!"

'Oh Hipo hijo mío, me arrepiento tanto de haberte dejado. Espero que puedas encontrar perdón para tu madre. Creí que podría volver a Berk y enseñarte todo lo que se sobre dragones' 'Solo quiero que sepas que te amo, que siempre lo hare y que mi espíritu velara por ti desde las estrellas'

"Disparen"

Las flechas volaren rápidamente cortando el aire con un silbido. Se clavaron en su blanco. La mujer soltó las lágrimas que había estado guardando por sus amigos, sus dragones, su pueblo, Estoico y el hijo que no tuvo oportunidad de ver crecer.

'Hipo' fue el último pensamiento de Valka.


Lejos, muy lejos del imperio romano un joven de veintidós años se levanta rengueando de su mesa de diseño al escuchar un ruido

'¿Qué habrá sido?' El muchacho se dirige hasta el pie de una estantería cubierta de papeles.

Hipo levanta el casco caído que su padre le dio hace muchos años, justo antes de empezar su entrenamiento para cazar dragones. El mismo caso hecho con la pechera de su madre. 'El metal se partió…' El estómago de Hipo dio un vuelco. Algo no andaba bien.

Chimuelo se acercó a su jinete, con una mirada preocupada, buscando su mano con la cabeza para darle un poco de consuelo.

"No pasa nada, amigo. No pasa nada, todo está bien" Hipo intentaba calmarse asi como a su amigo fiel pero nada estaba más lejos de la verdad.

Espero les haya gustado y para aquellos que querían ver algunas escenas de acción Elsa/Hipo van a tener que esperar un poco.