N/A: Para esta historia, imaginad que estamos en el año 2021.

N/T: Antes de nada quiero dejar muy claro que esta historia está originalmente escrita por SwanQueenUK, todo el crédito va para ella, yo sólo soy la mera traductora. Cada viernes tendréis un nuevo capítulo. Dicho esto...¡Disfrutad!


La puerta se cerró pesadamente con un satisfactorio click. Se le escapó un largo y bajo suspiro mientras se giraba e inspeccionaba su nueva oficina. De algún modo le parecía más grande. Aunque ya había estado en esta sala cantidad de veces, las nuevas decoraciones y los muebles la hacían sentir como en casa, incluso más que nunca. Oh, cuánto tiempo estuvo encaprichada de esta oficina. Toda su vida, toda su carrera, había trabajado para poder llegar hasta aquí. Todo lo que ella había hecho, dicho, incluso pensado, había sido para poder estar donde se encontraba ahora. Y por fin había sucedido.

Entró un poco más en la habitación, los tacones repiqueteando contra el impoluto suelo de madera, antes de ser silenciados por la lujosa alfombra. Se coló entre el sillón de color crema y pasó cerca del alargado sofá hasta su nuevo escritorio. La oscura madera contrastaba con el resto de muebles más claros, mostrándose imponente desde el suelo hasta más allá de los ventanales del techo. Sus dedos recorrieron la brillante madera, llegando a la nueva placa que había sido grabada con su nombre. Como si a día de hoy nadie supiera ya su nombre. Después de dos años de campaña, nadie tenía dudas de a quién pertenecía este despacho. Regina Mills.

Hubo un golpeteo en la puerta y Regina suspiró. Había esperado tener más de dos minutos para ella sola antes de que el trabajo la volviera a abducir. Pero dio permiso a la persona para que entrara y consiguió mostrar una sonrisa cuando vio aparecer al jefe del equipo de seguridad.

''Hemos completado la búsqueda de su nuevo alojamiento, usted y su família ya pueden trasladarse.''

''Gracias, Graham,'' dijo Regina. ''Iré en unos minutos. ¿Quién está de guardia el resto del día?''

''Me he tomado la libertad de organizarlo para que sea yo mismo quién tenga el honor de hacerlo, presidenta,'' dijo Graham. ''Quiero asegurarme de que su primera noche en su nueva casa es una noche tranquila.''

Regina sonrió. ''Dudo que hoy sea capaz de desconectar pero gracias, lo aprecio.''

''¿Puedo hacer algo más por usted, presidenta?'' preguntó Graham.

''No, gracias. Sólo necesito un poco más de tiempo para ordenar mis pensamientos. Estaré lista en unos minutos.''

''Entendido,'' dijo Graham. ''Y felicidades de nuevo, presidenta.''

Regina no pudo evitar sonreír. Después de veinte largos años en política, finalmente se había ganado el título que siempre había soñado. Una vez Graham desapareció, Regina rodeó su escritorio y se sentó en su nueva silla. Se dio cuenta de que la altura de ésta era perfecta. ¿Cómo habían sabido el ángulo exacto al que a ella le gustaba sentarse? Apoyó una vez más las manos en la fría madera y observó el Despacho Oval ante ella.

Tenía realmente forma de óvalo, contempló. Una elección arquitectónica tan rara que, durante los más de 200 años que la Casa Blanca llevaba construida, habría frustrado a todo aquel diseñador de interiores al que le hubieran dado la tarea de crear una oficina para el presidente. Aquel que estuviera a cargo del diseño de interiores de Regina había hecho un trabajo excelente. Tenía sospechas de que su antigua orientadora, manager de campaña y ahora jefa de gabinete, había jugado un papel importante en ello, ya que los gustos y preferencias de la mujer emanaban por cada esquina. Tomó la nota mental de agradecérselo a Kathryn cuando se reuniera con ella el próximo día.

Suspiró cuando se acordó del gran número de reuniones que ya tenía programadas por su nuevo rol como Presidenta de los Estados Unidos. Regina se levantó con resignación. Supuso que ya era hora de que por fin conociera la zona residencial de la Casa Blanca.

Su nueva asistenta se levantó tan pronto como la vio salir de su oficina.

''No hace falta que hagas eso siempre, Ashley,'' dijo Regina amablemente. ''Voy a estar entrando y saliendo de este despacho durante cuatro largos años, y creo que serías mucho más productiva si estuvieras sentada.''

Ashley se sonrojó. ''Sí, presidenta.'' Se volvió a sentar en la silla y retomó la tarea de teclear furiosamente delante del ordenador. Regina no estaba segura qué trabajo podría estar haciendo, ya que aún no había empezado su trabajo como tal, pero estaba sorprendida con su ética profesional. Volviéndose hacia Graham, quién había estado de pie junto a la puerta del Despacho Oval, asintió con la cabeza, para indicar que ya estaba lista para visitar su nueva casa.

Durante su mandato como gobernadora de Maine, Regina había pasado gran parte de su tiempo en la Casa Blanca, pero sus visitas se había limitado solo a ciertas áreas específicas. Los pasillos por los cuales paseaba ahora, siguiendo a Graham y con otro guardia cubriéndole las espaldas, eran nuevos para ella. Se dio cuenta de que iba a tener que pasearse para ir reconociendo lo que la rodeaba, mientras Graham giraba a la derecha y después a la izquierda, confundiéndola hasta el punto de no estar segura de poder ser capaz de volver a su propio despacho.

Finalmente llegaron a una puerta blanca y sin descripción. ¿Por qué todo tenía que ser blanco en este sitio? Regina tomó nota mental de preguntar si sería posible re-decorarla un poco más. Los cambios del Despacho Oval eran un buen comienzo, pero no quería vivir entre una marea de monótonos pasillos blancos durante los próximos cuatro años. Ocho si tenía suerte. Graham se apartó, dejando que fuera Regina quién abriera la puerta.

''Yo mismo y John estaremos aquí toda la noche,'' dijo Graham, señalando al alto y barbudo hombre que había estado caminando detrás de Regina. ''Hay un botón rojo encima de cama y otro en la cocina. Si necesita algo, llámeme o pulse uno de los botones.''

''¿Esperando problemas?'' preguntó Regina, con las cejas alzadas.

Grahama negó con la cabeza. ''Hemos inspeccionado cada uno de los rincones de este sitio y es seguro. Pero no vamos a permitir correr ningún riesgo. La primera mujer como Presidenta de los Estados Unidos no va a morir bajo mi vigilancia.''

Los ojos de Regina se abrieron de par en par. ''¿Morir?''

El jefe del cuerpo de seguridad se puso rojo como un tomate. ''No quería decir eso, presidenta,'' balbuceó. ''Nada va a pasarle, ni a usted ni a su marido. Prometo que tiene al mejor cuerpo de seguridad del mundo para protegerla.''

''Entonces estoy segura de que no moriré,'' dijo Regina, con un toque malicioso en los ojos. Había viajado durante dos años por los Estados Unidos con Graham y le gustaba aquel hombre, incluso cuando no siempre dijera lo correcto. Agradeciéndole a él y asintiendo con la cabeza a John, Regina giró el pomo de la puerta y entró en su nuevo hogar.

Le alivió ver que el comedor no era blanco. De nuevo, sospechó de que Kathryn había estado metida en la tarea de la decoración al ver el gran jarrón de flores que había en la mesa de cristal. Estaba repleto de sus flores favoritas. Tulipanes rojos y rosas, recogidas unas al lado de otras. Regina sonrió y se inclinó para olerlas, su dulce aroma llenando sus fosas nasales. Kathryn definitivamente se había ganado el puesto como su mano derecha y estaba orgullosa de poder ser capaz de traerse a su manager de campaña política a la Casa Blanca .

''¿Te gustan?''

Regina se enderezó y se giró hacia la conocida voz. ''¿Las has mandado tú?'' le preguntó a su marido, que se encontraba de pie en medio del pasillo.

''Sí,'' dijo Robin, caminando hacia la castaña. ''Sé que son tus favoritas y quería felicitarte por haber conseguido estar aquí hoy. Sé lo duro que has trabajado, Gina, estoy muy orgulloso de ti.''

''Gracias,'' dijo Regina. ''¿Te gusta nuestra nueva habitación?''

Robin se encogió de hombros. ''Es un poco ostentoso pero supongo que me acostumbraré. La habitación de invitados al menos tiene su propio baño y un pequeño balcón. ¿Ha dicho Graham algo sobre la comida?''

''Él es mi guardaespaldas, no nuestro chef,'' dijo Regina con el entrecejo fruncido. ''Igualmente yo puedo cocinar algo si tienes hambre.''

''No hay nada de comida en la nevera,'' dijo Robin, señalando con su mano por encima del hombro la dirección donde se encontraba la cocina que acababa de inspeccionar.

''Bueno, estoy segura de que no van a dejar que los presidentes se mueran de hambre,'' dijo Regina. ''Deja que llame a mi secretaria para que nos suba algo. ¿Qué te apetece?''

''Filete de venado'', respondió Robin.

''Qué específico,'' rió Regina. ''Pero supongo que esa es una de las ventajas de ser Primer Caballero de los Estados Unidos.''

''Ya, sobre eso,'' dijo Robin. ''¿En realidad cuánto trabajo voy a tener que hacer? Quiero decir, ¿esperan que yo haga lo mismo que haría una Primera Dama?''

''No sé por qué debería de ser diferente para ti,'' dijo Regina, sacando su nuevo teléfono asignado, encriptado y programado con todas las líneas internas de la Casa Blanca.

''No quiero escoger la cubertería,'' dijo Robin.

Regina lo ignoró mientras Ashley le contestaba la llamada. Ordenó lo que había pedido Robin para cenar y pidió que a ella le trajeran lo mismo. La jugosa carne sonaba deliciosa después de la semana que había tenido. Una vez terminó la llamada, vio que Robin la miraba expectante.

''No sé cuáles van a ser tus funciones, Robin,'' suspiró. ''Habla mañana con Kathryn sobre ello.''

''Dije que estaría contigo, Gina,'' contestó Robin. ''He estado a tu lado durante toda esa campaña, cada comparecencia, cada discurso, cada rueda de prensa y debate. He hecho el papel exactamente como tu y Kathryn me dijisteis. Y ahora estás aquí, en la Casa Blanca y creo que es alucinante. Pero no voy a estar durante estos cuatro años haciendo reverencia a cada capricho que se te antoje.''

''No tienes mucha elección,'' respondió Regina enfadada.

Robin suspiró. ''Lo sé, y sé que es mi culpa. ¿Pero es que ahora voy a ser retenido aquí como un prisionero?''

''¿Es así como lo ves?'' preguntó Regina. ''¿Como una prisión?''

''Bueno, una muy bonita, pero sí. Quiero decir, no soy exactamente libre.''

''Ni yo tampoco, Robin,'' suspiró Regina. ''¿De verdad crees que así es cómo yo había imaginado que entraríamos juntos a la Casa Blanca? Créeme, si hubiera otra forma, lo habría hecho. Estamos estancados en este matrimonio por al menos cuatro años más. Nunca ha habido una mujer en el puesto de Presidenta de los Estados Unidos y el último presidente que no contrajo matrimonio estuvo al mando hace más de 150 años. Ya he hecho historia una vez y no tengo intención de convertirme en la primera presidenta que se divorcie mientras está en el cargo.''

''Lo sé, sé que es un suicidio político pero podemos al menos hablar de que yo puedo tener cierta vida mientras tu eres presidenta?''

''¿Así que ser Primer Caballero de los Estados Unidos no es suficiente para tí?'' preguntó Regina. ''Es un trabajo a tiempo completo, Robin. Tendrás tu propia asistenta y tu propio equipo. Creo que lo encontrarás bastante satisfactorio.''

''Es demasculinizante,'' admitió Robin. ''Este trabajo está pensado para que lo lleven a cabo las mujeres.''

Regina se enfureció. El sexismo era algo que aborrecía. ''Y el trabajo de presidente siempre ha sido a cargo de hombres. ¿Acaso significa eso que yo no soy apta para el puesto?''

''No,'' contestó Robin de momento, acercándose a Regina para cogerla de la mano. ''Tu vas a ser una presidenta espectacular. Naciste para ello. Es simplemente que yo no nací para escoger unas piezas de cubertería.''

''Entonces organiza un par de partidos de golf entre tus femeninas tareas,'' dijo Regina, apartando la mano de él. ''Voy a cambiarme antes de cenar. Ashley ha dicho que la cena estaría lista dentro de media hora.''

''El dormitorio principal está ahí,'' dijo Robin, indicando la puerta más alejada del comedor. ''¿Necesitas que te ayude a preparar algo para mañana?'' Durante toda la campaña, Robin había ayudado voluntariamente a Regina en todo lo que podía. Era lo menos que podía hacer, después de todo.

''Tengo mi primera entrevista de televisión,'' dijo Regina. ''¿Podríamos repasar luego los tipos de preguntas que se han aprobado?''

''Por supuesto,'' dijo Robin. ''Y lo siento, Regina. No quería sonar tan desagradecido. Sé que ésta es una increíble oportunidad para ti y estoy seguro de que pronto me acostumbraré a mi nuevo cargo.''

Regina no dijo nada pero forzó una sonrisa antes de dirigirse al dormitorio principal, cerrando la puerta pesadamente detrás de ella. Más flores habían sido colocadas en la mesita de noche, éstas con una nota de parte de Kathryn, felicitándola por su puesto. Regina sonrió antes de ir hacia el lavabo donde la esperaban todos sus artículos de aseo personal. Había dos lavamanos. El de ella y el de él. Regina se preguntó cuánto tiempo tardarían en destapar que ella y Robin estaban separados. Todo el personal de limpieza, el equipo de seguridad y el resto de gente que estaría al tanto de su situación cuando se hiciera obvio que aparentemente ellos dos no compartían cama, habían firmado un acuerdo de confidencialidad. Pero Regina sospechaba que tarde o temprano la verdad saldría a la luz.

Suspiró y empezó a desvestirse; la ropa que se había puesto durante la inauguración, escogida meticulosamente, fue cayendo al suelo hasta quedarse desnuda. Entrando en la grande ducha, abrió el grifo y el agua se llevó consigo el mayor día de su vida.


Las páginas eran pasadas con frustración, suspiros exasperados se escapaban cada vez de forma más frecuente mientras unos brillantes ojos escaneaban las palabras. Una vez el documento fue leído, estaba furiosa.

''¿Cómo se supone que voy a conducir la entrevista si no puedo formular ni una maldita pregunta?'' preguntó, soltando los papeles sobre su escritorio. ''No hay ningún tema interesante en esa lista. Cada uno de los temas que al público le interesa saber está fuera de lo permitido. Esta es su primera entrevista en televisión como presidenta y va a quedar como desconfiada y distante. ¿Puedes pasarme al teléfono a su publicista?''

''Puedo intentarlo,'' respondió la ayudante. ''Déjame que mire si está libre.''

''Gracias. Y tráeme otro café cuando tengas oportunidad, por favor, Ruby.''

Ruby asintió y salió rápidamente a buscar el número de la mujer que de la noche a la mañana se había convertido en la publicista más famosa del mundo. Volvió a los diez minutos, con una taza de café en una mano y su teléfono, como siempre, en la otra.

''¿Y bien?''

''Te da dos minutos,'' dijo Ruby. ''Está en la línea 2.''

La otra mujer no se había percatado de la parpadeante luz roja, ya que había estado estudiando los documentos intensamente para intentar encontrar una atrayente racha de preguntas que no hubiera estado vetada. Cogiendo el teléfono, presionó el botón.

''¿Hola?''

''Hola, soy Emma Swan, jefa de la correspondencia política para la NBC. ¿Hablo con Zelena West?''

''Sí, he oído que tiene problemas con las preguntas de la entrevista de hoy,'' dijo con un fuerte acento británico.

''En el sentido de que básicamente no hay muchas, sí,'' contestó Emma. ''Dice que no puedo preguntarle sobre el aborto, toda la entidad Planned Parenthood en general, el crimen por armas, la religión, la guerra o el terrorismo, la guerra nuclear, las relaciones internacionales, los refugiados y las relaciones raciales. Quiero decir, ¿qué más hay por debatir?''

''Esta es una entrevista para dar a conocer a la nueva presidenta,'' dijo Zelena. ''Los votantes ya están al tanto de sus puntos de vista respecto a esas áreas y sus intenciones respecto a ellas mientras esté al mando. Queremos que esta entrevista sea sobre cómo es ella como persona y por qué será una gran presidenta.''

''¿Se da cuenta de que a pesar de trabajar para la NBC no soy Ellen DeGeneres, ¿verdad?'' respondió Emma con enfado. ''Si quiere que tenga una graciosa charla con alguien, ha organizado una entrevista con el programa equivocado.''

''Independientemente de ello, creo que su espacio político es ampliamente respetado'' dijo Zelena. ''Y que usted fue una firme defensora de la presidenta durante su campaña, ¿no es así?''

''Sí, pero-''

''Y que su programa es visto por una media de cuatro millones de espectadores por día, ¿correcto?''

''Es verdad, pero-''

''Así que cuando considerábamos cuál sería el suertudo programa en tener el honor de realizar la primera entrevista con la primera presidenta de los Estados Unidos, creímos que era usted la que se había ganado esa primicia, ¿no estaría de acuerdo con ello?''

''Sí, pero, ¿qué tipo de entrevista va a ser si no puedo formular ninguna pregunta relacionada con la política?''

''Señorita Swan,'' dijo Zelena, sonando exasperada. ''¿No cree que el público americano está un poco cansado de la política después de meses interminables de campañas? Ellos saben qué es lo que apoya la presidenta. Ellos la escogieron porque estaban de acuerdo con su manera de ver las cosas. Quieren que implemente estos cambios y empiece a reparar el roto país que nos dejó el bufón rubio. Lo que queremos esta noche con nuestra entrevista es que la gente que votó a su nuevo presidente vea a la persona que hay detrás de la figura política. Una noche donde no se hable de reforzar el control de armas. Una noche donde no salga el tema sobre cuando empieza la vida durante la concepción. Sólo media hora donde se conozca a la mujer que ahora mismo está al mando de la oficina más importante del mundo. ¿Es eso algo que puede hacer o voy a tener que llamar a la cadena ABC?''

''No,'' dijo Emma. ''No, lo haré.''

''Muy bien, la veré luego entonces. Acompañaré a la presidenta hacia su estudio. Y la aviso, sobrepasar los límites esta noche será el final de su carrera profesional. Que tenga un buen día, señorita Swan.''

Antes de que Emma pudiera responder, Zelena ya había colgado. Emma se enfureció y colgó el teléfono de mala manera. Ruby levantó las cejas. ''Quiere que sea una especie de sesión a lo 'cuéntame algo sobre tu vida' '', suspiró Emma, apoyándose hacia atrás en su silla y con las manos en la cara.

''¿Sin política de por medio?''

''Sin política,'' confirmó Emma. ''Y según esta lista se supone que tampoco debo de preguntarle sobre su marido. La idea de tener un Primer Caballero es al menos un poco interesante pero no, West me ha vetado eso también. ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que entremos en directo?''

Ruby miró su teléfono. ''Cinco horas''.

''¿Tengo alguna reunión para esta tarde?''

''En teoría tienes una entrevista con el senador Jones,'' respondió Ruby. ''Tiene una especie de iniciativa para aquellos veteranos que perdieron alguna articulación durante la guerra. Ya he preparado algunas preguntas y leído la nota de prensa.''

''Un problema que le afecta personalmente, estoy segura,'' dijo Emma. El senador de California había perdido su mano cuando estaba de servicio para la Marina de EEUU y había formado una carrera política para conmemorar los derechos de los hombres y mujeres que servían al país. ''¿Cuando se supone que debemos emitir la grabación?''

''La semana que viene, creo,'' dijo Ruby.

''Aplaza la reunión. Tengo demasiado que hacer para esto y sé que Jones estará en la ciudad durante todo este mes así que podrá cambiar el día. Cuando hayas hecho eso, ¿puedes ayudarme a crear algunas preguntas que sean al menos un poco interesantes? ¿Tu ves el programa de Ellen, verdad? Creo que voy a necesitar consultar algunas páginas de su libro.''

''Por supuesto,'' dijo Ruby. ''Dame cinco minutos.''

Emma sonrió a modo de agradecimiento y se centró en el documento que había recibido por parte de Zelena. Suspiró y empezó a leerlo de nuevo, desesperada por poder meter una pregunta sobre política durante la inminente entrevista. Sin eso, sería el hazme reír del mundo periodístico. ¿Cómo es posible tener una entrevista con un nuevo presidente y no hablarle de política?

''Maldita seas, Regina Mills,'' dijo Emma entre dientes mientras se preparaba para lo que sería sin duda la entrevista más vista de su carrera.


N/T: Quiero agradecerle a SwanQueenUK la oportunidad de traducir esta gran historia, todo el crédito va para ella, que ha sido la que ha tenido esta brillante idea. PD. Me he tomado la libertad de escribir ''presidenta'' sin la necesidad de poner siempre mayúscula como se hace en la escritura inglesa, en español ésta forma es aceptada así que sólo pondré mayúsculas en ciertos casos que sí es necesario remarcar su cargo.