Nota 1: Aquí tengo mi segundo fic. No es genial, muy bueno ni maravilloso,
pero es una cosa que tenía ganas de escribir, así que solo para que no me
deprima, dejadme un review, por favor, aunque sea para decir que es
horroroso, solo para que sepa si tengo que continuar o no, aunque si me
dejáis alguno diciendo que es bueno... pues tampoco me voy a enfadar. Sólo
leedlo por favor y si de verdad os gusta, pues alegradme el día con un
pequeño review, no pido nada del otro mundo.
Nota 2: De momento no es slash, pero seguramente acabará siéndolo así que si no te gusta, si puede herir tu sensibilidad o algo por el estilo hazte un favor a ti mismo y hazme uno a mí y no lo leas si puede representarte un problema. No quiero que nadie critique el fic por lo que acabará siendo.
Nota 3: Si alguien ha leído mi otro fic, tengo que decir que el cap 3 me está costando mucho de hacer y por eso tardo tanto, pero que en cuanto encuentre la inspiración ( que parece haberse escondido bastante) lo continuaré, además, con los exámenes esto me cuesta mucho.
Disclaimer: Todos los personajes utilizados son propiedad de J.K.Rowling y no son usados con ánimo de lucro, así que no me demanden, no tengo dinero con que pagar.
$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$$&$&$&$&$&$&$&$ &$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$
Harry estaba cómodamente estirado en medio del bien cortado césped de los terrenos de Hogwarts. Estaban en medio del otoño y las hojas de los árboles cercanos al lago caían anunciando el largo letargo de los meses de invierno. Harry se sumía cada vez en su letargo. No sólo deseaba quedarse allí, sin hacer nada más que mirar el cambio de tonalidades que experimentaba el cielo del atardecer.
Sabía que debería estar en la biblioteca o en la sala común haciendo deberes y que no debía estar solo fuera del castillo, pero simplemente no podía moverse, sólo podía permanecer allí, también aletargado, en compañía de los árboles y la naturaleza preparándose para su propio invierno. El invierno que en el que el mundo mágico se sumía tras la aceptación de que Voldemort había vuelto, tenían que reaccionar, estar juntos y luchar por un mundo mejor.
Analizaba día tras día su papel en ese mundo. Pensaba en los que más quería, los Weasley, Ron, Hermione, Remus, Ginny y sus amigos y compañeros. En aquel instante todos sus pensamientos se detuvieron en Neville, él era al que el Lord había elegido, pero tampoco desearía estar en la piel de su amigo, sería incluso peor que haber perdido a tus padres el hecho de ir a verles y que no te reconocieran. Harry se había visto despojado de todo cuanto había podido amar, había perdido su familia y su infancia y ahora... Quizás el hecho de que Sirius faltara no era sólo el responsable del vacío que sentía, también el hecho de ser uno de los pocos vínculos con sus padres.
-¿Qué está usted haciendo aquí, Potter?- una voz fría y arrastrada invadió el perfecto silencio que rodeaba al chico en aquel precioso atardecer.
Harry se incorporó de golpe apoyado en los codos y se quedó mirando directamente al hombre que tenía enfrente. Túnica negra, ropa negra, ojos negros, nariz ganchuda y... pelo negro corto
-¿Profesor Snape?- preguntó Harry incrédulo cuando alcanzó a mirarle a la cara.
-¿Es que no me ve? - dijo el hombre alzando una ceja- le creía incapaz de usar la magia, pero ahora veo que es tan incompetente que no puede ni usar sus ojos.
-No esperaba que nadie apareciese por aquí- especificó Harry con amabilidad provocada por su estado de shock. Se levantó enseguida y se tranquilizó antes de volver a hablar.
-Todavía no me ha contestado Potter- dijo el hombre al que Harry no podía dejar de mirar con algo de alucine. Bueno, cómo especificación mental, pensó en que era el mismo ser horrible que conocía desde hacía seis años, pero ahora era solamente menos horrible por fuera, aunque solo un poco, porqué aquella nariz...
-Yo he salido para... pensar tranquilo- dijo Harry temiéndose lo peor. Cuando Snape había estado callado escuchando era para poder encontrar algo mal y así tenerle castigado de por vida, aunque ya tenía razones para hacerlo, debería haber estado dentro del castillo, tenía una prohibición expresa de no salir bajo ningún concepto.
-Oh! El adorado Sr. Potter ha decidido que pese a que medio mundo esté protegiéndole - dijo el hombre con voz ponzoñosa mientras se acercaba a Harry, que permanecía de pie en el mismo lugar- ¡¡EL NECESITA PENSAR TRANQUILO!!- y el hombre descargó toda su impotencia y rabia contra el chico gritando tan alto que debían estar oyéndolo dentro del castillo.- ¡¡LOS MUERTOS NO PIENSAN!! ¡¡Y USTED DA PASEOS PARA PENSAR SIN PREOCUPARSE POR SU SEGURIDAD!!
-Yo... yo no...- dijo Harry bastante acojonado* , solamente le había visto así una vez en la vida, y fue cuando le descubrió mirando en su pensadero.
Snape se acercó a él y le cogió de la pechera de la camisa. Le levantó del suelo, a lo que Harry sólo podía tocarlo de puntillas. El hombre se le acercó a la cara y cuando estuvieron ambas narices a pocos centímetros Snape espetó con un tono cargado de odio:
-Sinceramente, a mí me da lo mismo si te mueres o no, pero si eso te pasa en mi turno de vigilancia, será problema mío ¿entiendes? Cuando estés a mi cargo preocúpate de continuar respirando- su mirada irradiaba un odio que sólo era igualado por sus palabras- ¿lo has entendido?
-Lo he entendido- dijo Harry apartando las manos del profesor de su camisa y volviendo a tocar el suelo. Estaba harto de todo y cogiendo todo el aire que pudo contestó- pero creo que usted debe entender que ni soy un trapo ni soy inepto- dijo desafiante.
-Eres engreído. Sirius era igual que tú y puedes ver cómo acabó- dijo Snape con su voz envenenada, sabiendo el daño que provocarían sus palabras
-¡¡NO TE ATREVAS A PRONUNCIAR SU NOMBRE!!- y cegado por un odio más poderoso que él se lanzó contra el hombre que cayó de espaldas al suelo. Olvidó su varita y sus poderes y todo el mundo alrededor y empezó a darle puñetazos donde pudiera. Aquello le costaría muy caro, pero ya no le importaba, sólo le importaba hacerle todo el daño que pudiera. Su frustración era mucha y hacía demasiado tiempo que deseaba poder pegar a su profesor de pociones. No podía dejar que insultara a Sirius, ni que pronunciara su nombre. Sirius había sido mejor mago de lo que él seria jamás. Le caían las lágrimas de rabia, dolor y impotencia. Harry le asestó todos los golpes que pudo hasta que el profesor reaccionó.
Snape no pudo inmovilizarle por lo que le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó sin respiración. Pese a todo Harry no paró de golpear hasta que recibió otro en el labio y en la nariz. No dejó de pelear, pero Snape pudo entonces inmovilizarle cogiéndole ambos brazos. Harry empezó a notar la sangre que brotaba de su nariz, pero los gritos de la profesora McGonagall les llamaron la atención y la pudieron ver correr hacia ellos aguantándose el sombrero.
Ambos se levantaron de golpe, poniéndose uno al lado del otro, mientras el más joven se limpiaba la sangre de la nariz con la manga de la túnica. Snape, sin embargo, estaba realmente calmado, se tocó el labio partido, para cerciorarse de que no tenía muchas más heridas .
-¡SEVERUS! ¿Qué ocurre aquí? ¡Oh, por Merlín! Harry ¿Estás bien?- dijo acercándose al joven que se encontraba intentando parar la hemorragia nasal con lo que pudiera y se limpiaba las lágrimas.
-Si, profesora McGonagall, me encuentro bien- dijo este nada seguro de si mismo pero aparentando la misma frialdad de la que hacía gala el profesor Snape.
-¿Qué ha ocurrido?- inquirió furiosa McGonagall separándose de Harry e interponiéndose entre ambos, pero pidiéndole cuentas al profesor con gesto amenazante.
-Potter está loco Minerva, debiste hacerme caso cuando lo dije, se abalanzó sobre mí cuando le dije que no podía estar fuera del castillo- dijo el hombre airado.
-¡Eso no es cierto!- alegó Harry señalando al hombre- ¡Snape me provocó!
-¡Me da lo mismo quien haya empezado! Los dos en el despacho de Dumbledore ¡Ahora mismo!
-Minerva, no pienses que puedes darme órdenes como a uno de tus alumnos, yo soy un...
-Soy la subdirectora del centro y con comportamientos como los de hoy lo único que puedo ver es que ambos son dos bestias salvajes- sentenció la profesora interrumpiéndole.
Harry caminaba por el pasillo con el pañuelo de McGonagall apretado en la nariz, lo que no paraba la hemorragia pero era ligeramente mas higiénico que la manga de la túnica. Iba inmediatamente después de los dos profesores con algo de vergüenza provocada por las miradas de sus compañeros, que murmuraban al ver a Snape y Harry golpeados y empezaban a hacer conjeturas que se asemejaban bastante con la realidad; pero lo cierto era que tenía mucha más vergüenza por la opinión de Dumbledore. Probablemente esta seria la segunda vez que se planteara el hecho de expulsarle.
Llegaron a la horrible gárgola a la que McGonagall susurró la contraseña y hizo un ademán a Harry para que entrara y Snape le siguió subiendo las escaleras. La profesora de transformaciones entró al despacho del profesor y les hizo esperar en la puerta. Cuando la profesora hubo salido, se dirigió a ellos para indicarles que tenían que entrar y abandonó el despacho.
-Buenas tardes- saludó Dumbledore cuando ambos hubieron entrado y cerrado la puerta tras de sí.
-Buenas tardes- respondieron ambos a la vez parados de pie en medio del despacho ante la imponente figura del director.
-Tomen asiento- dijo Dumbledore señalando dos butacas ante el escritorio. Una vez sentados Harry pudo ver la cara de Dumbledore, que le mostró cuál era la verdadera magnitud de todo lo ocurrido hacía a penas diez minutos y estuvo seguro de que iba a ser expulsado. La cara del director era todo un poema, no era amable o risueña, sino que era totalmente preocupada y enojada. Esperó unos momentos antes de empezar a hablar.
-Ya sabéis porqué estáis aquí, pero yo exijo una explicación.¿Severus?
-Bien, he encontrado a Potter fuera del colegio sin compañía de un profesor y cuando le he obligado a entrar me ha faltado al respeto...
-¡Eso no es cierto!- interrumpió Harry rojo de ira y con el pañuelo lleno de sangre sobre la nariz.
-Ahora está hablando el profesor Snape, después escucharemos lo que tenga que decir.- dijo Dumbledore con total tranquilidad, para que Harry se calmara.
-El hecho es que me ha faltado al respeto y se ha abalanzado sobre mí, pegándome-dijo con total odio mirando a Harry
-Ahora es su turno Sr. Potter- apuntó Dumbledore.- ¿Es cierto lo que dice el profesor Snape?
-Es cierto que estaba en los terrenos sin permiso- dijo el joven mirando a Dumbledore- pero él vino a decirme que volviera faltándome al respeto, cosa que yo no hice con él. Yo sólo me defendía y cuando le dije que no volviera a hacerlo faltó a la memoria de Sirius.
-Entonces Harry, ¿Es cierto que fuiste tú el que inició la pelea?- preguntó un serio Dumbledore.
-La pelea ya estaba empezada desde antes de que nos tocáramos un pelo- dijo Harry devolviendo la mirada envenenada a Snape
Se oyeron unos ligeros toques en la puerta del despacho, que arrancaron un adelante de Dumbledore y dieron lugar a la enfermera con un maletín.
-Buenas tardes- saludó la mujer dejando el maletín sobre el escritorio, mientras lanzaba miradas reprobatorias al profesor y al alumno, que fingían no percatarse de ello. Dumbledore, que dejó de hablar por el momento, continuó sentado en su silla, pero mirando por la ventana y con una mano en la barbilla, pensando. Snape le miraba fijamente, como intentando saber que era lo que pensaba. Harry sin embargo observaba a los tres adultos, sin saber bien que era lo que pasaría con él.
La señora Pomfrey se acercó a él con la poción y le obligó a quitarse el pañuelo que taponaba la hemorragia. Tenía la nariz hecha un verdadero asco, realmente Snape sabía pegar bien, porqué se la había roto. Con la poción y un par de hechizos la arregló en un santiamén, pero por el enfado que llevaba encima no pareció darse cuenta del daño que le estaba haciendo.
Más tarde la enfermera se acercó a Snape, que no la dejó tocarle, por lo que la enfermera se fue mucho más enfadada que antes y rezongando sobre que hay que comportarse de manera acorde a la edad. Ahora que encontraban ellos tres y Dumbledore se giró para mirarles. El más joven tenía ya la cara limpia, pero no se podía evitar ver lo hinchada que estaba la nariz y el cardenal que se estaba formando alrededor de ella; el otro, tenía restos de sangre secándose en su piel. Les examinó largo rato para romper después el largo silencio:
-Sinceramente no sé qué hacer. Ambos estáis en el mismo bando. Sabéis que es necesario que estemos todos juntos para poder vencer, para ser más poderosos. Sin embargo, vuestras diferencias son más fuertes que vosotros- Dumbledore hizo una pequeña pausa, midiendo las palabras ya dichas y escogiendo las próximas- Ya sabeís todo esto y no os importa que la causa que os une sea más importante que todas las diferencias. Ni que decir tiene que me decepciona mucho tener que ver semejante comportamiento en un hombre de tu edad, Severus y también en un chico como tú Harry. Creía que ambos erais responsables y personas adultas. Por lo tanto, debo decir que hasta que mañana se haya tomado una decisión por el claustro de profesores, ninguno de los dos debería salir de sus dependencias y quiero que sepan que de esto dependen su puesto como profesor del centro y el suyo como alumno.
$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$$&$&$&$&$&$&$&$ &$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$
Esto es todo, espero que si alguien lo ha leído le haya gustado y muchas gracias por vuestra atención y tiempo.
Maite Zaitut
Nota 2: De momento no es slash, pero seguramente acabará siéndolo así que si no te gusta, si puede herir tu sensibilidad o algo por el estilo hazte un favor a ti mismo y hazme uno a mí y no lo leas si puede representarte un problema. No quiero que nadie critique el fic por lo que acabará siendo.
Nota 3: Si alguien ha leído mi otro fic, tengo que decir que el cap 3 me está costando mucho de hacer y por eso tardo tanto, pero que en cuanto encuentre la inspiración ( que parece haberse escondido bastante) lo continuaré, además, con los exámenes esto me cuesta mucho.
Disclaimer: Todos los personajes utilizados son propiedad de J.K.Rowling y no son usados con ánimo de lucro, así que no me demanden, no tengo dinero con que pagar.
$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$$&$&$&$&$&$&$&$ &$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$
Harry estaba cómodamente estirado en medio del bien cortado césped de los terrenos de Hogwarts. Estaban en medio del otoño y las hojas de los árboles cercanos al lago caían anunciando el largo letargo de los meses de invierno. Harry se sumía cada vez en su letargo. No sólo deseaba quedarse allí, sin hacer nada más que mirar el cambio de tonalidades que experimentaba el cielo del atardecer.
Sabía que debería estar en la biblioteca o en la sala común haciendo deberes y que no debía estar solo fuera del castillo, pero simplemente no podía moverse, sólo podía permanecer allí, también aletargado, en compañía de los árboles y la naturaleza preparándose para su propio invierno. El invierno que en el que el mundo mágico se sumía tras la aceptación de que Voldemort había vuelto, tenían que reaccionar, estar juntos y luchar por un mundo mejor.
Analizaba día tras día su papel en ese mundo. Pensaba en los que más quería, los Weasley, Ron, Hermione, Remus, Ginny y sus amigos y compañeros. En aquel instante todos sus pensamientos se detuvieron en Neville, él era al que el Lord había elegido, pero tampoco desearía estar en la piel de su amigo, sería incluso peor que haber perdido a tus padres el hecho de ir a verles y que no te reconocieran. Harry se había visto despojado de todo cuanto había podido amar, había perdido su familia y su infancia y ahora... Quizás el hecho de que Sirius faltara no era sólo el responsable del vacío que sentía, también el hecho de ser uno de los pocos vínculos con sus padres.
-¿Qué está usted haciendo aquí, Potter?- una voz fría y arrastrada invadió el perfecto silencio que rodeaba al chico en aquel precioso atardecer.
Harry se incorporó de golpe apoyado en los codos y se quedó mirando directamente al hombre que tenía enfrente. Túnica negra, ropa negra, ojos negros, nariz ganchuda y... pelo negro corto
-¿Profesor Snape?- preguntó Harry incrédulo cuando alcanzó a mirarle a la cara.
-¿Es que no me ve? - dijo el hombre alzando una ceja- le creía incapaz de usar la magia, pero ahora veo que es tan incompetente que no puede ni usar sus ojos.
-No esperaba que nadie apareciese por aquí- especificó Harry con amabilidad provocada por su estado de shock. Se levantó enseguida y se tranquilizó antes de volver a hablar.
-Todavía no me ha contestado Potter- dijo el hombre al que Harry no podía dejar de mirar con algo de alucine. Bueno, cómo especificación mental, pensó en que era el mismo ser horrible que conocía desde hacía seis años, pero ahora era solamente menos horrible por fuera, aunque solo un poco, porqué aquella nariz...
-Yo he salido para... pensar tranquilo- dijo Harry temiéndose lo peor. Cuando Snape había estado callado escuchando era para poder encontrar algo mal y así tenerle castigado de por vida, aunque ya tenía razones para hacerlo, debería haber estado dentro del castillo, tenía una prohibición expresa de no salir bajo ningún concepto.
-Oh! El adorado Sr. Potter ha decidido que pese a que medio mundo esté protegiéndole - dijo el hombre con voz ponzoñosa mientras se acercaba a Harry, que permanecía de pie en el mismo lugar- ¡¡EL NECESITA PENSAR TRANQUILO!!- y el hombre descargó toda su impotencia y rabia contra el chico gritando tan alto que debían estar oyéndolo dentro del castillo.- ¡¡LOS MUERTOS NO PIENSAN!! ¡¡Y USTED DA PASEOS PARA PENSAR SIN PREOCUPARSE POR SU SEGURIDAD!!
-Yo... yo no...- dijo Harry bastante acojonado* , solamente le había visto así una vez en la vida, y fue cuando le descubrió mirando en su pensadero.
Snape se acercó a él y le cogió de la pechera de la camisa. Le levantó del suelo, a lo que Harry sólo podía tocarlo de puntillas. El hombre se le acercó a la cara y cuando estuvieron ambas narices a pocos centímetros Snape espetó con un tono cargado de odio:
-Sinceramente, a mí me da lo mismo si te mueres o no, pero si eso te pasa en mi turno de vigilancia, será problema mío ¿entiendes? Cuando estés a mi cargo preocúpate de continuar respirando- su mirada irradiaba un odio que sólo era igualado por sus palabras- ¿lo has entendido?
-Lo he entendido- dijo Harry apartando las manos del profesor de su camisa y volviendo a tocar el suelo. Estaba harto de todo y cogiendo todo el aire que pudo contestó- pero creo que usted debe entender que ni soy un trapo ni soy inepto- dijo desafiante.
-Eres engreído. Sirius era igual que tú y puedes ver cómo acabó- dijo Snape con su voz envenenada, sabiendo el daño que provocarían sus palabras
-¡¡NO TE ATREVAS A PRONUNCIAR SU NOMBRE!!- y cegado por un odio más poderoso que él se lanzó contra el hombre que cayó de espaldas al suelo. Olvidó su varita y sus poderes y todo el mundo alrededor y empezó a darle puñetazos donde pudiera. Aquello le costaría muy caro, pero ya no le importaba, sólo le importaba hacerle todo el daño que pudiera. Su frustración era mucha y hacía demasiado tiempo que deseaba poder pegar a su profesor de pociones. No podía dejar que insultara a Sirius, ni que pronunciara su nombre. Sirius había sido mejor mago de lo que él seria jamás. Le caían las lágrimas de rabia, dolor y impotencia. Harry le asestó todos los golpes que pudo hasta que el profesor reaccionó.
Snape no pudo inmovilizarle por lo que le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó sin respiración. Pese a todo Harry no paró de golpear hasta que recibió otro en el labio y en la nariz. No dejó de pelear, pero Snape pudo entonces inmovilizarle cogiéndole ambos brazos. Harry empezó a notar la sangre que brotaba de su nariz, pero los gritos de la profesora McGonagall les llamaron la atención y la pudieron ver correr hacia ellos aguantándose el sombrero.
Ambos se levantaron de golpe, poniéndose uno al lado del otro, mientras el más joven se limpiaba la sangre de la nariz con la manga de la túnica. Snape, sin embargo, estaba realmente calmado, se tocó el labio partido, para cerciorarse de que no tenía muchas más heridas .
-¡SEVERUS! ¿Qué ocurre aquí? ¡Oh, por Merlín! Harry ¿Estás bien?- dijo acercándose al joven que se encontraba intentando parar la hemorragia nasal con lo que pudiera y se limpiaba las lágrimas.
-Si, profesora McGonagall, me encuentro bien- dijo este nada seguro de si mismo pero aparentando la misma frialdad de la que hacía gala el profesor Snape.
-¿Qué ha ocurrido?- inquirió furiosa McGonagall separándose de Harry e interponiéndose entre ambos, pero pidiéndole cuentas al profesor con gesto amenazante.
-Potter está loco Minerva, debiste hacerme caso cuando lo dije, se abalanzó sobre mí cuando le dije que no podía estar fuera del castillo- dijo el hombre airado.
-¡Eso no es cierto!- alegó Harry señalando al hombre- ¡Snape me provocó!
-¡Me da lo mismo quien haya empezado! Los dos en el despacho de Dumbledore ¡Ahora mismo!
-Minerva, no pienses que puedes darme órdenes como a uno de tus alumnos, yo soy un...
-Soy la subdirectora del centro y con comportamientos como los de hoy lo único que puedo ver es que ambos son dos bestias salvajes- sentenció la profesora interrumpiéndole.
Harry caminaba por el pasillo con el pañuelo de McGonagall apretado en la nariz, lo que no paraba la hemorragia pero era ligeramente mas higiénico que la manga de la túnica. Iba inmediatamente después de los dos profesores con algo de vergüenza provocada por las miradas de sus compañeros, que murmuraban al ver a Snape y Harry golpeados y empezaban a hacer conjeturas que se asemejaban bastante con la realidad; pero lo cierto era que tenía mucha más vergüenza por la opinión de Dumbledore. Probablemente esta seria la segunda vez que se planteara el hecho de expulsarle.
Llegaron a la horrible gárgola a la que McGonagall susurró la contraseña y hizo un ademán a Harry para que entrara y Snape le siguió subiendo las escaleras. La profesora de transformaciones entró al despacho del profesor y les hizo esperar en la puerta. Cuando la profesora hubo salido, se dirigió a ellos para indicarles que tenían que entrar y abandonó el despacho.
-Buenas tardes- saludó Dumbledore cuando ambos hubieron entrado y cerrado la puerta tras de sí.
-Buenas tardes- respondieron ambos a la vez parados de pie en medio del despacho ante la imponente figura del director.
-Tomen asiento- dijo Dumbledore señalando dos butacas ante el escritorio. Una vez sentados Harry pudo ver la cara de Dumbledore, que le mostró cuál era la verdadera magnitud de todo lo ocurrido hacía a penas diez minutos y estuvo seguro de que iba a ser expulsado. La cara del director era todo un poema, no era amable o risueña, sino que era totalmente preocupada y enojada. Esperó unos momentos antes de empezar a hablar.
-Ya sabéis porqué estáis aquí, pero yo exijo una explicación.¿Severus?
-Bien, he encontrado a Potter fuera del colegio sin compañía de un profesor y cuando le he obligado a entrar me ha faltado al respeto...
-¡Eso no es cierto!- interrumpió Harry rojo de ira y con el pañuelo lleno de sangre sobre la nariz.
-Ahora está hablando el profesor Snape, después escucharemos lo que tenga que decir.- dijo Dumbledore con total tranquilidad, para que Harry se calmara.
-El hecho es que me ha faltado al respeto y se ha abalanzado sobre mí, pegándome-dijo con total odio mirando a Harry
-Ahora es su turno Sr. Potter- apuntó Dumbledore.- ¿Es cierto lo que dice el profesor Snape?
-Es cierto que estaba en los terrenos sin permiso- dijo el joven mirando a Dumbledore- pero él vino a decirme que volviera faltándome al respeto, cosa que yo no hice con él. Yo sólo me defendía y cuando le dije que no volviera a hacerlo faltó a la memoria de Sirius.
-Entonces Harry, ¿Es cierto que fuiste tú el que inició la pelea?- preguntó un serio Dumbledore.
-La pelea ya estaba empezada desde antes de que nos tocáramos un pelo- dijo Harry devolviendo la mirada envenenada a Snape
Se oyeron unos ligeros toques en la puerta del despacho, que arrancaron un adelante de Dumbledore y dieron lugar a la enfermera con un maletín.
-Buenas tardes- saludó la mujer dejando el maletín sobre el escritorio, mientras lanzaba miradas reprobatorias al profesor y al alumno, que fingían no percatarse de ello. Dumbledore, que dejó de hablar por el momento, continuó sentado en su silla, pero mirando por la ventana y con una mano en la barbilla, pensando. Snape le miraba fijamente, como intentando saber que era lo que pensaba. Harry sin embargo observaba a los tres adultos, sin saber bien que era lo que pasaría con él.
La señora Pomfrey se acercó a él con la poción y le obligó a quitarse el pañuelo que taponaba la hemorragia. Tenía la nariz hecha un verdadero asco, realmente Snape sabía pegar bien, porqué se la había roto. Con la poción y un par de hechizos la arregló en un santiamén, pero por el enfado que llevaba encima no pareció darse cuenta del daño que le estaba haciendo.
Más tarde la enfermera se acercó a Snape, que no la dejó tocarle, por lo que la enfermera se fue mucho más enfadada que antes y rezongando sobre que hay que comportarse de manera acorde a la edad. Ahora que encontraban ellos tres y Dumbledore se giró para mirarles. El más joven tenía ya la cara limpia, pero no se podía evitar ver lo hinchada que estaba la nariz y el cardenal que se estaba formando alrededor de ella; el otro, tenía restos de sangre secándose en su piel. Les examinó largo rato para romper después el largo silencio:
-Sinceramente no sé qué hacer. Ambos estáis en el mismo bando. Sabéis que es necesario que estemos todos juntos para poder vencer, para ser más poderosos. Sin embargo, vuestras diferencias son más fuertes que vosotros- Dumbledore hizo una pequeña pausa, midiendo las palabras ya dichas y escogiendo las próximas- Ya sabeís todo esto y no os importa que la causa que os une sea más importante que todas las diferencias. Ni que decir tiene que me decepciona mucho tener que ver semejante comportamiento en un hombre de tu edad, Severus y también en un chico como tú Harry. Creía que ambos erais responsables y personas adultas. Por lo tanto, debo decir que hasta que mañana se haya tomado una decisión por el claustro de profesores, ninguno de los dos debería salir de sus dependencias y quiero que sepan que de esto dependen su puesto como profesor del centro y el suyo como alumno.
$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$$&$&$&$&$&$&$&$ &$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$&$
Esto es todo, espero que si alguien lo ha leído le haya gustado y muchas gracias por vuestra atención y tiempo.
Maite Zaitut
