Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a ©Masashi Kishimoto; la portada, las frases al principio de los capítulos y la historia pertenecen a su servidora ©Zaphyr Bell.
Advertencia del fic: Short fic de cuatro capítulos | Universo alternativo | Se tocarán temas como incesto, relaciones sexuales y/o trastornos sociales | Para mayores de 18.
Pareja: SasuHina
Resumen: Sasuke observaba y nadie se daba cuenta; Sasuke preguntaba, pero nadie respondía sus dudas; Sasuke quería hacer con su hermana, lo que sus padres hacían a solas. Porque el hecho de jugar a escondidas del mundo, volvía su relación prohibida... Y adictiva.
Special Thanks: Este fic está dedicado a la escritora Alessannd Leto en agradecimiento por leer y comentar todos mis fics; al igual que por darse el tiempo de escribir muy buenas historias SasuHina. Y... ¡Feliz cumpleaños atrasado, Alessannd!

PD: ¡Hubo un error de edición y se me borró el capítulo! Pido disculpas por ello.

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La Sombra del Cordero

Por: Zaphyr Bell

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"No existe un ser más sagrado para un hombre que su madre,

No existe una persona más protegida que su hija

No existe una chica más deseada que su esposa...

Y no existe una mujer más tentativa que su hermana."

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Capítulo uno.

—Observar—

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El silencio de nuevo se hacía presente en el estrecho y penumbroso pasillo. Las voces se callaban de nuevo, al igual que los secos movimientos que hacían crujir las delgadas paredes de madera, asustándolo en el proceso. Él temía por la seguridad de su madre y la salud de su padre; esos gritos, en conjunto con el sonido de los muebles estrellarse contra la pared, no podían significar nada bueno. Sasuke quería entrar a la habitación de sus padres, sin embargo, el miedo lo invadía.

¿Y si su padre estaba golpeando a su madre?

No podía ser eso de ninguna forma. Nadie pediría que le golpearan con la simple frase «dame más» ni mucho menos respondería con que le gustaba que le hicieran eso. Definitivamente, el ser golpeada era una posibilidad que quedaba descartada en la mente del pequeño Sasuke.

¿Entonces qué era?

Esos gritos le dejaban estragos en su memoria que le hacían tener pesadillas y mojar las sábanas durante la madrugada. No le gustaba escuchar a su madre hacer esos sonidos tan perturbadores suele dictaban que estaba sufriendo; mientras los sonoros gruñidos de su padre no volvían sus pensamientos más livianos.

Era por eso que ahí estaba él, a las dos de la mañana, en el oscuro pasillo que conectaba con las habitaciones; a la espera de su padre o su madre para que le saciaran sus dudas con respecto a aquello que ahora hacían; sentado en el frío suelo, sin importarle que al amanecer le provocara una tos incontrolable; recargado sobre la pared paralela a la habitación matrimonial, con los párpados volviéndose cada vez más pesados, pero imposibles de cerrar debido al ruido que sus progenitores generaban.

Noche tras noche los esperaba hasta antes del amanecer, sin conseguir que alguno de ellos saliera ni siquiera a asomarse; por mayor ruido que provocara con sus pies descalzos o sus dedos golpeando con insistencia la hueca pared. Tal vez no se daban cuenta de que su hijo de ocho años se encontraba ahí, con una gran cantidad de preguntas que morían cobardemente durante el desayuno.

Pero esta noche no se iría de ahí hasta descubrir lo que hacian.

[...]

—Sasuke, ¿me dejas entrar contigo?

Ahí estaba ella, con un pijama estampado de gatitos de color lila y aferrada a un oso de peluche que era la mitad de su tamaño; la niña a la que odiaba y le generaba unas inmensas ganas de golpearla. Su hermana no podía ser más curiosa y hacía demasiadas preguntas; a sus siete años de edad debía estar jugando con muñecas y esos estereotipos de niña que tanto le asqueaban, sin embargo, siempre quería estar a lado de él, molestándolo de alguna u otra forma. Como ahora, que estaba a punto de estropear su intento de espionaje a sus padres.

—Cállate, Hinata —después de decir aquello, chistó—. Lárgate de aquí.

—Pe-pero —ella jugaba distraídamente con sus dedos—, de nuevo tuve esa pesadilla.

—¿Y a mí, qué?

—Itachi... Yo... ¡Lo extraño!

Eso fue suficiente para que el coraje hacia ella se tambaleara y la lástima se apoderara de su mente. Hinata había tocado un tema fresco en la familia Uchiha-Hyuga: el hijo mayor, Itachi.

Itachi siempre fue un niño prodigio que destacaba en todo lo que hacía y enorgullecía a sus padres en todo sentido, llegando incluso a ser el consentido de la familia. Era atento, cariñoso y comprensivo con Sasuke, mientras que con Hinata, la menor de los hermanos, era mimoso, dedicado y ejemplar; siempre que alguno de los dos lo necesitara, ya fuera para jugar o hacer alguna tarea del colegio, él estaba ahí, ayudando en todo momento. Itachi Uchiha sin duda era el prospecto de "hermano perfecto".

No obstante, un tiempo atrás le fue diagnosticada una enfermedad llamada Tuberculosis, la cual lo fue consumiendo poco a poco hasta dejarlo postrado en cama durante unas semanas hasta llegar al final de un corto y penoso camino de la vida, sin que ningún médico pudiese hacer nada debido a lo avanzada que estaba la enfermedad y el grado de peligrosidad que tenía.

El hijo mayor de los Uchiha falleció.

Sasuke fue sorprendido por el impulsivo abrazo de su hermana pequeña, quien sollozaba en un tono bajo para no alarmar a sus padres dentro de la habitación; ella lloraba, manchando el pijama con sus salinas lágrimas y su insistente mucosidad; el oso de peluche que cargaba cayó al suelo en un descuido de Hinata; y él se mantenía estático, sin poder mover un sólo músculo de su cuerpo debido a la marea de recuerdos que le habían venido a la mente. Itachi siempre fue su hermano más querido y ahora no estaba, pero lo más tortuoso fue que el muy necio le había pedido como favor, velar y cuidar de la integridad de Hinata, protegerla y quererla como siempre lo deseó.

Y ahora debía cumplir con aquella promesa.

—Hinata, quédate aquí en silencio mientras yo investigo algo —susurró contra el oído de su hermana.

A ella le brillaron los ojos con inocencia.

—¿Jugaremos a los espías?

—Sí —él se alejó del abrazo—, guarda silencio y espera aquí.

Hinata asintió eufórica, limpiándose el rastro de lágrimas y mucosidad de su rostro con la manga de su pijama. Se sentó en el suelo, haciendo un gesto con la boca para indicar a Sasuke que guardaría silencio hasta que él saliera y posteriormente, volteó la cabeza de un lado a otro, como si vigilara que nadie pudiera interferir en su pequeño juego.

Sasuke sólo negó con la cabeza y procedió a girar el picaporte de la puerta con sumo cuidado de no hacer ningún ruido y abrirla lentamente; asomó su cabeza para observar, pero la oscuridad de la habitación le dificultaba su visión, haciendo que asomara la mitad de su cuerpo.

Rápidamente agrandó los ojos, mientras una mueca de asco se apoderó de sus labios.

¿Qué rayos hacían sus padres desnudos?

Ni siquiera se habían percatado de la presencia de su hijo, ellos continuaban acariciándose como locos en todas partes del cuerpo ajeno; se besaban con tal desesperación que a los ojos de Sasuke, parecía que en cualquier momento se convertirían en caníbales y terminarían por comerse la carne del otro; ella gritaba y gemía como si en realidad estuviera sufriendo, mientras que él gruñía gutural en respuesta a aquellos gemidos; pero lo más perturbador de todo era que, el pene de su padre entraba y salía con bestialidad en la parte íntima de su madre. Esa que los niños como él tenían prohibido ver.

No lo dudó y salió enseguida de ahí con una expresión de terror en el rostro, procurando guardar silencio a cada paso que daba, pese a que el nerviosismo se hizo presente. No podía creerlo ni mucho menos lo entendía; su padre entraba en ella como si quisiera fusionarse con el femenino cuerpo de su madre y, ella se dejaba hacer. Como si lo disfrutara. Nunca los había visto tan... Felices.

¿Acaso eso era bueno?

¿Se sentía bien?

¿Era correcto?

—Sasuke, ¿estás bien? Estás muy pálido. ¿Puedo entrar a ver a papá y mamá?

El niño sólo pudo reaccionar cuando la mano de su hermana se posó en su frente y se dio cuenta de su sudaba frío. Dirigió su mirada hacia los ojos perlados de Hinata y noto la preocupación en ellos; sin embargo, de su cabeza no podía sacarse aquellas extrañas imágenes de sus padres haciendo esas cosas que nunca antes les había visto hacer.

Sacudió la cabeza frenéticamente y apartó bruscamente la mano de Hinata de su frente, alegando que estaba perfectamente bien y que ella debía ir a la cama antes de hacer cualquier ruido que alarmara a sus padres, porque estaban ocupados y de mal humor. Por alguna razón, sospechaba que a ellos no les gustaría saber que estaban espiando, ni tampoco serían tan comprensivos con su "curiosidad" sobre esos temas.

—¡Pero no puedo dormir! —Se excusó Hinata—. Por favor, déjame dormir contigo... Sólo será esta noche.

Se detuvo a pensarlo por un momento. Era cierto que Hinata nunca había sido de su completo agrado, debido a que ésta era niña, pero de igual forma era su hermana y, como el hermano mayor que era, debía cuidarla y protegerla de todo lo que le hiciera daño. Después de todo, también le hizo esa promesa a Itachi y la cumpliría.

Además, nada malo podía pasar si dormía con él por una noche, ¿o sí?

—Sígueme.

Tras decir eso se dio media vuelta y comenzó a caminar con rumbo a su habitación, que quedaba al final de pasillo; Hinata sonrió tímida, recogió el gran oso de peluche y trotó para alcanzarlo; cuando llegaron, Sasuke abrió la puerta con desgano, mientras que ella esperaba pacientemente afuera, abrazándose al oso de peluche. Tratando de aminorar su miedo a recientes pesadillas.

Entraron casi con pereza y Sasuke se envolvió entre las cobijas, sin decir una sola palabra. No podía, por más que intentara sacarse las imágenes y sonidos de sus padres haciendo «eso», estas le taladraban el cerebro hasta incrustarse permanentemente en él; y por si fuera poco, Hinata no le ponía fáciles las cosas al abrazarse de su cintura con cariño.

Tragó grueso. Una tras otra las imágenes se repetían en retrospectiva.

Su padre acariciándole los pechos y las piernas a su madre.

Su madre arañando la espalda de él.

Ella de piernas abiertas; él, hundido entre sus piernas.

Ambos, gimiendo y gritando; moviéndose como animales.

Sasuke no pudo controlarse más y gritó desesperado. Sin embargo, cuando se dio cuenta, su mano estaba sobre la rechoncha pierna de una sorprendida Hinata, moviéndose verticalmente, de arriba hacia abajo. Justo como su padre hacía con su madre.

¿Qué era todo eso, y por qué se sentía tan bien?

Un niño de ocho años no podía saberlo todo.

—Continuará—


Notas:

Antes que nada, quiero aclarar algo: ¡No soy fan de la pareja SasuHina! De hecho, le soy fiel al KibaHina y con este fic siento que estoy siendo infiel(?) No sé, es algo extraño sentirse sucia.

Puede que este sea el único fic de ellos que publique, o tal vez sea el primer SasuHina de varios. Es taaan difícil narrar a una pareja en la que ambos personajes son lo más opuesto del mundo (no me refiero a personalidades). Así que todos los escritores SasuHina, tienen mi respeto y admiración, de verdad. En particular, he disfrutado mucho escribir esto.

Y para los lectores de México y Puerto Rico: Estoy al tanto de la situación en ambos países. Hace un par de semanas, tanto los sismos en México, como el huracán "Maria" en Puerto Rico dejaron secuelas devastadoras. Les mando mucha fuerza y que se sigan recuperando. ¡Ambos son países fuertes!

Bueno, no tengo nada más que expresar, sólo que si les gustó, no duden en dejarme un bonito comentario ahí abajo ⬇⬇ (los insultos los ignoro). Los rw le dan inspiración al autor.

Y espero que te haya gustado, Alessannd.

• ¡Gracias por leer! •