LA CLAUSULA (Reedición)
DISCLAIMER: Inuyasha ©Takahashi Rumiko
Autor: Lolichan36. Redacción: Lady Karinna
CAPITULO 1
LA LLAMADA
Kagome se preparaba para salir de la elegante oficina cuando Sango, su mejor amiga y socia, entró.
- Kagome, tienes una llamada de larga distancia.
- Recíbela por favor. Ya quiero irme a descansar. Estoy muerta.- Dijo la chica, poniéndose el abrigo.
- Me temo que debes tomarla…- Le dijo muy seria. Kagome se estremeció. Sango nunca usaba esa expresión a menos que se tratara de algo realmente grave. Tomó el teléfono y le dijo a su otra socia, Ayame, que le pasara la llamada.
- Habla la licenciada Kagome Higurashi… ¿En qué le puedo servir?
Pero su voz se perdió en sus pensamientos…
Durante los 22 minutos que tardó la llamada sólo escuchó y asintió. Cuando colgó estaba muy pálida. Sango se alarmó al ver que estaba a punto de desmayarse y la sostuvo. Kagome empezó a sofocarse.
- ¡Kagome! ¡Respira, por Dios! – Oprimió el intercomunicador:- ¡Ayame, trae el nebulizador de Kagome! ¡Rápido!
Cuando volvió en sí, estaba en el sofá del recibidor. Sango y Ayame la atendían con solicitud.
- Hace mucho que no te pasaba algo así… ¿Quién te llamó?
Kagome se sentó y respiró lentamente. Desde muy niña sufría de ataques de asma, de tipo emocional, por lo que procuraba evitarse emociones fuertes. Vió la preocupación en los rostros de sus amigas.
- Lo siento, chicas… Será mejor que nos retiremos a descansar. Debemos hablar.
Las tres jóvenes compartían el departamento que el padre de Kagome le había regalado, junto con su ingreso a la firma de abogados que había fundado, Higurashi y asociados. Las tres habían recién egresado de la carrera de derecho y cada una, con cualidades especiales que las hacían excelentes en sus áreas. Ayame se encargaba de los casos "familiares": divorcios y pensiones. Sango, en cambio, era litigante. Le apodaban "la exterminadora" pues era realmente letal cuando se proponía proteger al débil. Era asistente del fiscal de distrito, en casos de víctimas especiales. Y Kagome, en cambio, su especialidad era el derecho mercantil.
El padre de Kagome, Sentaro, había forjado su fortuna en base a su trabajo. Ello le permitió tener todo lo que siempre soñó: carros, mansiones, yates, lujos… menos una esposa fiel.
Emiko lo abandonó cuando Kagome tenía apenas 5 años, llevándose con ella a su hija mayor, Kikyo. Pero el hombre, firme en sus convicciones, educó a su hija con tanto amor y solicitud, que la pequeña nunca extrañó a su madre.
Kagome creció recibiendo las visitas anuales de Emiko y de Kikyo, pues se había mudado a las llanuras con su gran amor, un rico hacendado llamado Taisho, quien tenía dos hijos mayores.
Cuando Kagome cumplió 10 años, la invitaron a la hacienda a conocer a su nuevo hermano, fruto del amor de su madre con el terrateniente. Ahí, conoció a Sesshoumaru, su hermanastro mayor, de 20 años y heredero de media hacienda. La otra mitad le tocaba a Inuyasha, el menor, de 15. Ambos jóvenes estaban sumamente furiosos, pues su anhelada herencia se dividiría ahora en tres partes, con la llegada del "nuevo heredero". Kikyo recibió a su hermana con la dulzura propia de una madre. Amaba a su hermana a pesar de la distancia y su temperamento era muy amoroso, a diferencia de Emiko, que siempre las trató con indiferencia. La razón era simple. Emiko anhelaba con todo su ser un hijo varón y como con Higurashi sólo tuvo dos niñas… le perdió el amor y el respeto. Pero Taisho tenía dos apuestos hijos varones. Ahí fue donde tuvo su oportunidad de criar a un varón.
Desde entonces, Kagome recibía las llamadas casi cada mes de Souta y Kikyo, desde la hacienda, llegando a despertar en ella, un sincero y verdadero amor de hermanos.
Pero la llamada de esta tarde la había sacudido por completo. Taisho y Emiko habían sufrido un terrible accidente, en el cual habían fallecido. Kikyo y Souta quedaban ahora bajo el cuidado de sus hermanastros mayores.
Kagome tenía que viajar a la hacienda lo antes posible… Por sus hermanos.
Habló con su padre y éste le pidió que fuera por Kikyo. Después de todo, ella sí era su hija. Pero le sugirió que dejara a Souta con sus hermanos mayores… después de todo, son su misma sangre… ¿Qué podría pasarle con ellos?
Kagome recordó el día que llegó a visitar a Souta cuando recién había nacido. Ambos jóvenes, aunque apuestos, se portaron muy groseramente, con altanería y soberbia, tratando a Souta de "bastardo" y otros apelativos que le indicaron que su nacimiento no había sido de su agrado.
Definitivamente no dejaría a Souta con ése par de salvajes.
Convenció a su padre y éste le dio permiso para ausentarse. Lo mismo para Sango y Ayame, pues no se animaría a ir sola a enfrentar a ése par de perros furiosos.
Además, Sango era maestra de artes marciales y podría defenderlas… por si llegaba a darse el caso. Ayame, por su parte, era campeona de tiro y manejaba cualquier tipo de arma de fuego… y siempre viajaba armada… por si llegaba a darse el caso.
Kagome y las chicas prepararon sus maletas esa misma tarde y consiguieron los boletos de avión. Llegarían a hospedarse a la hacienda, por lo que sólo arreglaron el alquiler del auto. Mañana, muy temprano, tomarían el primer avión que las llevaría a encontrar su destino…
CONTINUARA…
