¡Feliz Navidad (un poquito atrasada), Mushi!

Este fic pertenece a la actividad de Intercambio Navideño 2015 del foro de Digimon Proyecto 1-8, en donde elegí ser la amiga secreta/invisible de Mushigan Minni Black.

Espero que te guste, Mushi. Lo escribí con mucho cariño para ti.


Discordancia

Cap. 1: Dilema

Era obvio que no se trataba de algo que pudiera hablar con Yamato, las circunstancias no lo harían la opción más adecuada para exteriorizar el asunto; las chicas quedaban inmediatamente descartadas, pues lo que menos quería era que sintieran lástima por él, además de las largas conversaciones en las que explicarían como habían tenido alguna "situación similar", o algo por el estilo, que le pondrían de ejemplo, por muy rebuscadas que fueran.
Por otro lado, tampoco quería que Koushirou o Jou lo juzgaran. Así que, la única opción que le quedaba, era aquel chico genio que milagrosamente había aceptado reunirse con él ante su singular emergencia.

Mientras esperaba al mejor amigo de su "discípulo", Taichi ordenó un café bien cargado y un panque para acompañarlo. Recién se daba cuenta de que su "situación" comenzaba a afectarle no sólo emocionalmente, sino que físicamente también, habiendo aumentado por lo menos medio kilo en el pasado mes, esto, a pesar de continuar con sus actividades normales y sus prácticas regulares con el equipo de fútbol de la escuela.

¡Y, es que todo había sido tan repentino!... No, corrección, más bien se había percatado de todo repentinamente, pero estaba seguro que las cosas se habían dado paulatinamente y, precisamente por ello, no lo había notado antes.

Aun así, no lograba comprenderlo del todo. Aunque... ¿no dicen que justo así es el amor? ¡¿Amor?! ¿¡Qué rayos estaba pensando!? Eso no podía ser amor. Lo que sentía por Takeru –aquel chico que conoció cuando no era más que un pequeño niño temeroso, el actual novio de su pequeña hermanita y, por si eso fuera poco, hermano menor de su mejor amigo– ¡era tan sólo un capricho! ... ¿Cierto?

Tal vez era el reflejo de sus celos de que ellos hubieran encontrado alguien con quien estar, antes que él. Pero… ¿no sería más razonable estar enamorado de Sora, en ese caso? ¿Por qué Takeru?

Era justo por eso que necesitaba hablar con alguien. Quería que alguien más le dijera que lo suyo por Takeru era sólo algo efímero y pasajero, que no había ninguna clase de sentimientos involucrados y que, definitivamente, no estaba traicionando a su querida hermana –ni a su mejor amigo–, puesto que era algo completamente unilateral.

Sí, necesitaba escuchar eso desesperadamente.

Todo había empezado cuando el mes pasado Takeru y Hikari regresaron a casa de los Yagami para ver una película después de clases. Taichi se encontraba preparando la comida y no vio problema alguno en cocinar para uno más. Takeru, siendo el chico amable que siempre ha sido, se ofreció para ayudar. Mientras tanto, Hikari preparaba la mesa y luego iba por la película que vería con su novio, la cual le había prestado a su vecina de arriba hacía unos días.

Los chicos se encontraban cortando los ingredientes para el curry de verduras.

— ¿Takeru, me podrías pasar la tabla de cortar que está en el cajón a tu derecha? — preguntó el moreno pelando una papa.

— Claro. — Takeru abrió el cajón señalado y sacó de él el objeto solicitado. — Aquí tienes. —

Taichi no supo qué ni cómo sucedió, ya que al hacer el ademán para tomar la tabla, se cortó el dedo con el cuchillo que tenía en la mano. — ¡Ah! ¡Demonios! — exclamó soltando cuchillo, tabla y papa al mismo tiempo.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó Takeru preocupado, jalando la mano del mayor hacia sí para poder observar mejor la herida. Una vez examinado el daño, soltó con cuidado la mano de Taichi. — Espera un momento, iré por el botiquín de primeros auxilios. Se encuentra en el baño, ¿verdad? —

— ¿Eh? Ah, sí. — contestó Taichi, distraídamente, con la cabeza baja.

El rubio se apresuró a ir por el botiquín y probablemente esa fue la razón por la que no se percató del estado en el que dejó a Taichi, quien se encontraba completamente sonrojado. El mayor había sentido como si una corriente eléctrica lo hubiera recorrido cuando Takeru tomó su mano y la atrajo hacia él, la cercanía que había tomado lugar en ese pequeño instante lo dejó sin aliento, al mismo tiempo que la sangre se le subió al rostro. Nunca antes se había percatado del hermoso color azul de los ojos del rubio, ese tono que compartía con su hermano mayor, pero que al mismo tiempo era completamente distinto, pues mientras que los ojos de Yamato eran de un azul sereno y apasionado, los de Takeru reflejaban alegría y sabiduría. Esos ojos lo hipnotizaron y su toque se grabó profundamente en su ser.

Después de ese día, Taichi comenzó a buscar más seguido hacer contacto con aquellos ojos que lo habían cautivado, así como hacer más frecuentes los roces "involuntarios" de sus manos, explorando aquella electrizante sensación que tanto le había gustado. En un principio fue inconsciente, pero no tardó mucho en darse cuenta de lo que hacía y comenzó a cuestionarse a sí mismo. Fue en ese momento en el que decidió que debía buscar a un confidente.

La puerta de la cafetería se abrió y Taichi vislumbró la distintiva cabellera obscura del chico al que esperaba. Saludó con la mano para que el joven lo viera, y esperó paciente a que llegara.

— Taichi-san. — saludó el chico genio al llegar hasta donde estaba el mayor, haciendo una ligera reverencia con su cabeza a modo de saludo.

El moreno hizo un ademán, invitándolo a tomar asiento. — Gracias por venir, Ken. ¿Quieres algo caliente de tomar? Desde aquí se puede ver que afuera está comenzando a nevar, y seguro tienes frío. Puedes pedir lo que quieras, yo invito. —

Mientras la mesera llevaba a la mesa el chocolate caliente que Ken había pedido, Taichi puso al joven al tanto de su situación -omitiendo claro, detalles demasiado vergonzosos como para decirlos en voz alta, como sucede con el verbo "amor" en todas las variaciones posibles. Ken escuchó atentamente a su interlocutor y decidió guardar silencio hasta que terminara de explicarse.

— Muy bien, — dijo Ken seriamente — Si entiendo correctamente, tu preocupación principal es el saber si tienes, o no, sentimientos hacia Takeru, el novio de Hikari-san, ¿cierto? — Taichi asintió nerviosamente, jugando con el tenedor y un pequeño trozo del panqué que ya casi se había terminado. — Pues, desde mi punto de vista, me parece que sí tienes sentimientos hacia Takeru. El asunto aquí radica en ¿qué planeas hacer con ellos? Por un lado, podrías decírselo a Takeru… —

— ¡No! — la exclamación de Taichi atrajo la atención de la mitad de la clientela del lugar, y él sonrió tímidamente, intentando disculparse por el escándalo. En un susurro continuó. — Quiero decir: Eso no sería justo para Hikari, ¿no es cierto? Yo no podría hacer algo que la lastimara. Es mi hermana. Y ella es feliz con Takeru. —

Ken lo observó detenidamente, lleno de curiosidad. — Entonces, creo que lo único que te queda por hacer, es obligarte a ti mismo a comprender la situación y sobrellevarlo de la mejor manera. —