Nota de autora: Dedicado a LeCielVAN. ¡Feliz cumpleaños super duper atrasado!


Un día antes del fin del mundo


En medio de la librería, Hikari extendió lentamente su mano hacia un libro que yacía en soledad. Su bufanda amarilla se meció al ritmo del invierno junto a su corta cabellera castaña. Aquellos ojos canela que adornan sus días viraron lentamente al escuchar la voz provenir de la persona a su lado.

—Oh. Ese libro…

Takeru había iniciado una conversación.

—Hace mucho tiempo que no lo veía. ¿Sabías que ha salido una versión de encuadernación de tapa blanda?—prosiguió Hikari, sonriente.

—Bueno, es un libro que ya lleva años publicado.

—Asi que lo recordaste—ella regresó su mirada al estante, sin perder su brillar. Takeru la observó detenidamente, solo para luego girar su rostro y tener la misma vista que ella y replicarle.

—Sí, por supuesto.

Hikari lo sostuvo en ambas manos con cariño. Soltando una carismática, diminuta risa, ofusca el mundo de Takeru que las palabras que salieron de sus labios llenos de felicidad.

—Igual yo. Este libro es muy especial.

※※※

Pasado

※※※

Cuando Takeru abrió sus ojos, lo que lo rodeaba no era sorpresa alguna.

—Yo… uh… creo que tengo un big crush en Yagami-san.

—Su rostro es tan pequeño. ¡Eso la hace encantadora!

—¡Yeah!

Diferentes tonalidades. Diferentes matices. Sabía de qué boca provenía cada oración, y eso le resultaba curioso. Para ser una persona a quien no le interesa en lo mínimo interactuar con sus compañeros de clase, por el simple hecho de querer terminar la escuela y ya, identificarlos con tan solo las preguntas, la forma de caminar o el estilo del uniforme era suficiente. Giró su rostro con delicadeza, pretendiendo estar sumido en las nubes del cielo a través de la ventana, ignorando la conversación entre el estudiante de intercambio Wallace con Daisuke Motomiya.

—¿Qué hay de ti?—Daisuke se recuesta en la ventana, esforzándose en que Takeru se acoplara a la conversación por más que supiera que terminaría fallando.

—¿Qué hay de mí sobre qué?—soltó, pretendiendo ignorancia.

—Yagami-san, dude...—suspiró Wallace, alzando sus hombros mientras arrastraba una silla para sentarse del lado opuesto a la carpeta de Takeru, mirándolo. Luego, opta por señalar hacia un rincón de la clase—. Ahí, ahí.

El mundo de Takeru se tornó blanco. No supo por qué. Una premonición corría dentro de él. Una muy grande. No sabía cómo explicarlo, le costaba definirlo.. Su corazón se quedó atorado en la garganta, con muchas ganas de llorar. Le costaba entender la razón. Entre la multitud de rostros anónimos, ahí se encontraba de pie en la puerta de la clase, la chica de la cual ambos hombres se encontraban atraídos. Un cabello castaño corto que le quedaba a la perfección, junto a un prendedor blanco y una sonrisa encantadora, charlaba animadamente con una chica de cabello lavanda al otro lado.

—Nunca he hablado antes con ella—replicó indiferente.

—Yo tampoco pero, ¡estamos hablando sobre su rostro!—enfatiza Daisuke.

—Su rostro...—Takeru se pierde en el brillar de los ojos canela de la alumna, quien lucía entusiasmada sobre su propio tema de conversación—. Es promedio.

—¡¿Qué?!—Daisuke cayó al suelo.

—¡¿What?!—Wallace se desmayó en la silla.

—B-Bueno pero, al menos es algo mejor que Miyako, ¿cierto?—comenta el moreno tras recomponerse, señalando a la acompañante de la castaña.

—Inoue-san también tiene un lindo rostro, though—aclara Wallace.

—No… Inoue-san es igual de promedio—finaliza Takeru.

—Tienes que estar bromeando.

Esas fueron las últimas palabras de Daisuke junto a Wallace, luego del ingreso del maestro, indicando a que todos tomaran asiento, tras echar a Miyako Inoue de la clase quien insistía quedarse para estar junto a su mejor amiga.

※※※

Una vez la campana del fin de clase sonó, Takeru se puso de pie alistando sus cosas en el pupitre. Guardó lo que leía y se preparaba para irse, aunque, contra todo pronóstico, algo inesperado sucedió rompiendo su monotonía.

—Estabas leyendo algo durante el último periodo.

La castaña se hallaba detrás suyo, con ambas manos tras su espalda y lo miraba fijamente, ojos llenos de curiosidad rebosante.

—¿Era manga?—terminó su pregunta, ladeando el rostro con inocencia.

—Goethe.

—¿Goethe? ¿Qué es eso?—la chica lucía perdida.

—Una persona. Este es uno de sus libros—Takeru se lo extendió—. Aquí tienes.

—Oh, ya veo. No se trataba del título del libro—rió ella—. ¿Es bueno?

—¿Lees muchos libros?—al no saber cómo responder, optó por lanzar una pregunta.

No parece ser del estilo de niña lectora.

—No leo durante clase pero, me encantan—con ambos ojos cerrados, le dirigió la sonrisa más cálida que Takeru había sentido antes—. Como los cuentos de hadas de los hermanos Grimm.

Y ahí la ilusión se detuvo para ser interrumpida por la misma magia.

—Entonces… como… ¿Blancanieves?

—Sip. Blancanieves.

※※※

—Takaishi-kun… creí que habías dicho que you weren't into her

Durante el receso, Wallace y Daisuke habían secuestrado a Takeru hacia el corredor principal, el chico estadounidense llorando por la traición y el chico de googles riendo de fondo.

—Ambos estaban hablando muchísimo, parecía una tormenta—agregó Daisuke.

—No es gran cosa—suspiró Takeru, agotado por el secuestro.

Must be nice… llegar a hablar con Yagami-san...—por su parte, Wallace seguía deprimido mirando hacia la ventana.

—¿Tanto así?—el rubio de ojos zafiro se cuestionó, tras no haberlo pensando tanto.

—Es complicado acercarse, sobre todo porque Miyako para a su lado en sus ratos libres y se pone como una fiera si un chico se le quiere acercar. Si no estuviera de novia con Ichijouji pensaría que está enamorada de Yagami-chan al ser tan encantadora.

—Aunque asimismo, Yagami-san es algo… ¿standoffish?—Wallace alzó su rostro para ver cómo los otros dos no lo comprendían—. I mean, poco amigable o distante. Es tal y como si estuviera consciente de lo popular que es con los chicos.

—Tienes razón. Dentro de todas las chicas, ella es la más distante. A excepción de cuando está con Miyako. No entiendo por qué todavía no me la presenta, yo siendo el mejor amigo de su novio. Los mejores amigos de los mejores amigos tienen que conocerse para así entablar un romance...—Daisuke comenzó a fantasear.

—Ustedes dos miran demasiado a las mujeres—fue el único comentario de Takeru antes de irse—. Deberían enfocarse en sus estudios.

—¡Hey! ¡¿Qué tiene de malo eso?!—y dicha respuesta unísona resonó con la campana de la escuela.

※※※

—¿Hm? ¿Me los estás prestando?—la chica sostenía en sus manos una copia de los libros de Blancanieves, Rapunzel y Cenicienta. Genuinamente sorprendida, su rostro se torna rosa por la emoción.

—Sí. Traje un montón—Takeru abre una bolsa de cartón, revelando más libros de los hermanos Grimm y la sonrisa en la otra creciendo con intensidad.

—¡Muchísimas gracias!

—¿No te parece un lindo gesto, Hikari?—comentó Miyako, quien andaba una vez más de intrusa en el aula.

—¡No tenía idea que habían mucho más!

«Su rostro es tan pequeño. ¡Eso la hace encantadora!»

Takeru se perdió en Hikari. Iluminado, iluminado por su mismísima luz y aura, pintando sus alrededores en un arrebol multicolor al son de las risas de la chica que, poco a poco, ingresaba a su pequeña burbuja.

Ah, ya comprendí. Creo ya saber a qué se refería.

—Oh, ¿te interesan este estilo de libros, Inoue-san?—Takeru ceso las risas con una pregunta.

—¿Hm? ¿Yo?—Miyako parpadeó, tomándola por sorpresa—. Um, sí. Mi novio suele leer entonces de vez en cuando tomo prestados un par.

—Luego de que Yagami-san termine con estos, deberías leerlos. Una de las historias en el tercer libro es muy buena.

—¿Estás seguro? Me siento algo mal llevándolos así como así.

—No te preocupes.

Hikari observaba ensimismada la plática, casi sin parpadear. Una vez que Takeru le entregó una bolsa con otros libros, los ojos canela de Hikari brillaron de felicidad, al observar cómo, poco a poco, el pequeño círculo iba creciendo por medio de palabras escritas en tinta.

—G-Gracias—apenada, Miyako recibe los libros y los abraza.

—¿De… nada?—por su lado, Takeru replicó algo confundido.

Hikari entendía la razón. Miyako llega a ser muy intempestiva pero, a veces, suele ser reservada con algunas cosas, sobre todo si alguien que no conoce se ofrece a prestarle algo que es valioso para ellos.

—Parece que tendremos un concurso de lectura entonces, Miyako—menciona Hikari, entusiasmada.

—No lo tendremos. Vas a leerlos primero—responde, cruzando los brazos y dándole la bolsa de libros a la fuerza.

—Oh cierto—interrumpe Takeru sin pensar—. Hace poco salió un muy buen libro.

—Ah, creo que sé a cuál te refieres—siguió Miyako—. Ya lo leí y es excelente.

Palabras hechas de tinta flotaron alrededor de Hikari, una aureola cálida formándose entre los tres al sentir el cálido latir de su corazón incrementar tras tener las portadas entre sus manos, junto a la presencia del silencioso pero amable Takeru Takaishi

※※※

—¡Gracias por los libros! ¡Fueron muy interesantes!

Hikari apareció en la mañana, trece días después, frente al escritorio de Takeru.

—De acuerdo, intercambiamos—respondió él con una oculta sonrisa, extendiéndole un nuevo bolso con más libros adentro—. Ten.

—¡Trajiste más!—Hikari estaba sorprendida—¡¿Cuántos libros tienes?!

—La mayoría son de mi madre. Una de las habitaciones en nuestro departamento es básicamente una mini librería—Takeru tuvo que ocultar una risa nerviosa por tanta emoción por parte de la chica.

—Suena maravilloso. Me encantaría verla—la castaña abraza el bolso, imaginando el lugar.

—Bueno, puedes hacerlo. ¿Quieres venir?

Silencio. El silencio los envolvió. Takeru sin comprender qué sucedía, mientras que Hikari se encontraba helada, solo para reaccionar segundos después de que su corazón volviese a latir y retomar la compostura.

—Oh, perfecto. Y no te preocupes, ¡no te haré nada raro!—se justifica ella, con un ligero sonrojo por la incómoda atmósfera que Hikari misma había formado.

—¿Eh…?—Takeru no sabía que responder—E-Está bien, de acuerdo…

Ambos se quedaron de pie, sin saber a dónde mirar.

※※※

—¡Vaya, hay millones!

—Ten cuidado. No se ha limpiado en un buen tiempo así que puede ser que haya mucho polvo…

—¡Ah…!

Pero Takeru se vio interrumpido tal cual Hikari extendió su brazo hacia un estante, rociandose de polvo el uniforme y estornudando. Ese mismo día habían decidido ir a su casa y el rubio no tuvo el tiempo de tenerlo presentable.

—L-Lo lamento, ¿te encuentras bien?—nervioso, extiende su mano entre la nube para encontrarla a ella afinándose la garganta.

—Sí, disculpa. Me emocioné de más—se excusa por el problema causado—. Este libro llamó mi atención.

Los ojos azules de Takeru se abrieron más de lo normal, sus ojos dando con una portada vieja y malgastada. Entre los borrones, se podía observar a una mujer en un chal y nada más, llamándole más la atención cómo los dedos de Hikari acariciaban la tapa dura.

—Oh, ese...—suspiró Takeru y lo tomó de sus manos—. Es muy antiguo… Me pregunto si todavía será legible.

—El título se encuentra rayado… ¿sobre qué trata?

—Es sobre un día antes del fin del mundo. Eso creo—Takeru lo abre pero, efectivamente, las palabras casi no se entendían.

—Hm...—Hikari posó un dedo bajo el mentón—. ¿El fin de la Tierra? ¿Japón?

—La Tierra, si no me equivoco… todos entran en pánico—Takeru siguió hojeando.

—¿Entonces todos mueren al día siguiente?

—Sí… Aunque no recuerdo muy bien todo lo que sucede—desinteresado, Takeru lo cerró—. Tal vez porque saben que el mundo está por terminar, no tienen motivación alguna para hacer algo.

Como yo.

—Ya veo...—Hikari baja la mirada, solo para alzarla rápidamente—. Yo gastaría todos mis ahorros comiendo el mejor helado. El más caro y lujoso, ehehe.

—O-Oh...—el chico no sabía qué decir, hasta que su cabeza procesó la información—. Espera, ¡¿comerías helado?! ¡Es tu último día en la Tierra!

—Como te digo, serían los más caros y exquisitos. Sería el Frrrozen Haute Chocolate ice cream sundae que cuesta alrededor de… $25,000—Hikari giró extendiendo sus brazos, soñando con darle una probada.

—Ya veo.

Fue ahí cuando Takeru tomó noción de algo en particular.

—Um… tu prendedor es rosa el día de hoy—Takeru señaló aquella zona del flequillo de Hikari.

Ella se detuvo, algo avergonzada.

—S-Sí… digamos que lo hice por impulso, el cambio de color.

—Bueno, fue un buen impulso—la anima, alzando ambos puños y asintiendo.

—¡¿Eso crees?!—Hikari se le acerca, sin creer lo que había escuchado.

Nuevamente, un incómodo silencio reinó entre ambos, Takeru mirando hacia la izquierda y Hikari a la derecha, rodeados de todas las palabras que quisieran decir salvo que andaban escritas en papel.

※※※

—Hey, ¿lo notaste? Yagami-san ha cambiado algo en su cabello—murmuró Daisuke.

When you're cute, everything you do is cute...—argumenta Wallace—. ¡Aunque Takaishi-kun no comprendería!

—Lamento la interrupción…

Rompiendo la monotonía matutina, Hikari había aparecido durante el periodo libre en el pupitre de Takeru, Daisuke y Wallace inmutados, cautivados por su belleza.

—¿Puedo tomarte prestado por un segundo?—ella observa a Takeru, sin prestarle atención a los otros dos.

Segundos después, Hikari tenía el bolso con libros en mano, entregándoselos.

—Gracias, los leí todos.

—No tenías que apresurarte, te los presté ayer...—dijo Takeru, impresionado.

—Es que simplemente estaban tan interesantes que no podía parar—replicó con una risa nerviosa—. Si mañana fuera el fin del mundo, me arrepentiría no haberlos leído todos…

—Pensé que ibas a comer helado.

—P-Por qué comería helado en el fin del mundo...—Hikari infló sus mejillas.

—Le gustas a Wallace, ¿sabías?—Takeru no supo el motivo por el cual lo dijo, al sentir la mirada de ambos chicos clavadas en ellos.

—¿Le gusto?—la mirada de Hikari se transformó en una muerta.

Takeru no supo qué interpretar al respecto, y tan solo se quedó en silencio con un solo pensamiento en su cabeza.

Discúlpame, Wallace…

—Dime… ¿crees que pueda ir a tu casa también hoy?—Hikari retoma la conversación, sonriente.

—Yo no tengo problema—sin embargo, su expresión no delataba lo mismo—, aunque…

Hikari se mantuvo callada.

—Quizás estés tan acostumbrada a hablar con chicos que no piensas mucho al respecto pero...—finalmente, se esforzó en sonreír—. Podría ser que yo me haga una idea equivocada, sabes.

Ella no supo qué decir.

※※※

—Oye, Yagami-san. Encontré esa nueva serie de la que te hablé el otro día. Es algo larga así que… debería ser una agradable lectura.

—De acuerdo… No puedo esperar.

Hikari se forzaba en sonreír al sentir un ambiente incómodo entre ambos en la librería del hogar de Takeru. El chico seguía hojeando el libro que le recomendó, Hikari observando su espalda. Jugando con ambas manos tras la falda, se movía de izquierda a derecha sin saber qué decir. Desde que Takeru mencionó esas palabras semanas atrás, sentía que las cosas no eran las mismas, más que nada proviniendo de ella al Takeru seguir actuando como siempre lo ha hecho.

—Dime… Takaishi-kun.

—¿Hm?

—Acaso tú, um...—Hikari formó un puño, frustrada al no saber cómo expresarse. Agradeció que Takeru no la estuviera mirando—. Acaso tú… tú… um…

Silencio.

—¿Qué cosa?

—¡Ah!—Hikari sintió que su corazón iba a explotar—. N-No es nada.

—Oh.

—Y-Yo estaba… um… preguntándome que qué harías si el mundo terminara mañana—finalizó algo nerviosa.

—¿Hm? ¿Te refieres a ese libro?

—No al libro pero… sí.

—Te diría que me gustas.

Fragmentos de su felicidad y todo rastro de su vida estaban esparcidos en la blancura de su luz, bajo millares de centímetros, siendo incapaz de recogerlos. No sabía si las piezas encajarían. Sus cambiantes sentimientos, ambivalentes, eran más inestables que su propio corazón. Las piezas todavía sin encajar. Pensó que buscaba un lugar al cuál pertenecer. Eso estaba haciendo su voz. Quiere saber a dónde pertenece. Hasta a quién. Dejó de pensar, sin desear recordar todos los sentimientos afluentes en su alma.

—Y luego me volvería en polvo estelar. Fin.

Hikari tan solo deseaba llorar. En silencio, musitó el valor para decir lo siguiente.

—¿Estás bromeando conmigo?

—No.

Ella fue incapaz de ver su rostro, aquella espalda todavía enfrentándola.

—… No—repitió, salvo que ahora sus manos hacían temblar al libro que sostenía—. Ah. No lo tomes en cuenta. Lo lamento. Olvida lo que dije.

Pero Hikari extendió su brazo, yendo hacia Takeru.

El libro cayó, resonando en el lugar.

Ella sin palabras. Él con color rojo.

¡Está sonrojado! ¡El serio Takeru Takaishi está sonrojado!, fue todo lo que cruzó su mente.

—¡¿Por qué estás sonrojado?!—acabó siendo la oración que salió de su boca.

—¡¿Q-Q-Qué?!—retomando la compostura, Takeru logró tranquilizarse—. No lo estoy.

—Estás mintiendo—respondió.

—¡No lo estoy! ¡No estoy sonrojado!—el negarlo lo hacía más evidente.

—Es obvio, tu rostro es tan rojo como un tomate.

¡¿Como un tomate?!, pensó Takeru.

—Estoy feliz—las palabras de Hikari fueron inusuales.

—Sí, sí—el rubio tan solo deseaba detener la conversación.

—Adivina qué—extendiendo ambos brazos, Hikari sonríe como nunca antes lo había hecho—. También me gustas.

—A mí también...—fue el último susurro de Takeru, antes de desplomarse ante el estante—También me gustas.

※※※

What the hell?!—fue la única reacción de Wallace en la mañana—. ¡¿Por qué estás llamando a Yagami-san por su primer nombre?!

—¿Lo estoy haciendo?—Takeru ladeó el rostro con inocencia.

—¡Lo estás haciendo, y demasiado!—agregó Daisuke.

—Oye, Miyako. Ven aquí un segundo—Takeru volteó, llamando a la chica de cabello lavanda que andaba por el lugar.

—¿Mm?—ella lo escuchó, sin saber qué pasaba.

—No es solo a Hikari. También soy amigo de Miyako ahora—usándola como punto a su favor, Takeru argumenta en su defensa.

Really!?

—¡¿Es en serio?!—Daisuke no sabía qué pensar.

—¡¿Eres amigo de Miyako?! ¡Yay!—Hikari apareció, contenta al escuchar esas palabras y los abrazó a los dos—. ¡Takeru, Hikari y Miyako, sí! ¡Ah, y Ken!

—Sí que son buenos amigos...—suspiró Wallace.

—¡¿Y qué hay de Daisuke?!—al no sentirse incluido, dado a que Ken y Miyako son sus amigos también, empezó a llorar.

Todos rieron, la mañana todavía iniciando.

※※※

Presente

※※※

—Ah… El tan solo recordarlo me da comezón en el corazón—Hikari cerró el libro.

—Ya veo.

¡Estaba tan avergonzado sobre todo el tema del sonrojo que con las justas recuerdo el resto…! Espero no haber dicho nada raro…

—Y dime, ¿qué harías ahora? Si es que el mundo acaba mañana.

—¿Oh?

—Ya te confesaste, entonces tienes tiempo antes de que te vuelvas en polvo estelar.

Takeru fue tomado por sorpresa, así que optó por distraerse observando cualquier libro.

—Es una pregunta algo difícil de responder así como así…

—Entonces parece que tienes tarea—replica Hikari con risitas.

—¿Qué hay de ti? ¿Qué harías?

Y esas risillas, se transformaron en una sonrisa traviesa.

—Yo haría…


Inspirado en el CH70 de Horimiya.

Dejo en suspenso lo que haría Hikari ;)