Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es propiedad de J.K. Rowling
Este fic participa en el reto "Navidades de Dickens" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
¡FELIZ NAVIDAD!
¿Qué puedo decir después de tanto tiempo de desaparecer y no haber actualizado ninguno de mis fics largos?
Justificaciones tengo más de una, pero aún así siento que os debo una enorme disculpa, porque no hay nada más que ame tanto como escribir y más aun si se trata de Drastoria. El Fandom es lo que me mantiene cuerda y viva la mayor parte del tiempo, sobre todo cuando voy en picada.
Así que aquí estoy de vuelta, esperando que nada más se interponga entre mí y mi pasión.
Aunque aun no tengo internet propio, aquí ando metida en el primer reto después de mucho tiempo. 1,420 palabras según el contador, después de recortar y re-estructurar frases porque mis dedos volaron hasta tener 2,403 palabras.
Apenas termine los otros dos shots de este reto, prometo darle una buena releída a mis longs fics para continuarlos.
¡Un beso enorme y gracias a todos quienes se tomen la molestia de leer! ¡Espero que la pasen bien en estas fechas!
Navidades Pasadas
24 de Diciembre de 1987
La navidad, esa fiesta que para la mayoría de los sangre limpia no era más que una excusa para hacer derroche de todo lo que poseían, una festividad Muggle que ellos había convertido en un despilfarro de magnificencia y oro. Nadie se preguntaba que era lo que en verdad se celebraba, ni que significaba el árbol o cualquier otra decoración, tan solo era costumbre para ellos vestir sus mejores túnicas de gala y conseguir los más costosos regalos.
Casi como de costumbre, Malfoy Manor era la cede aquella fiesta anual para la exclusiva élite de sangre limpia o mestizos muy bien acomodados. Los anfitriones, como siempre, se perdía entre tanta gente, causando que varios de los invitados ni siquiera tuviera la oportunidad de saludarles durante toda la noche. Lucius platicaba tranquilamente con el ministro de magia y unos cuantos miembros del concejo, mientras Narcissa hacía el intento por saludar al menos a cada persona importante que había sido invitada. Por su parte, el pequeño heredero de la familia caminaba sin rumbo por los jardines, evitando a toda costa que más mujeres le apretaran las mejillas como si su rostro estuviese hecho de gelatina.
Pese a lo que muchos pensarían, Draco Malfoy no disfrutaba aquellas fiestas, al menos no hasta el día siguiente cuando abría todos los regalos que eran para él. El pequeño de apenas siente años moría de aburrimiento al no encontrar nunca que hacer, pues estaba prohibido andar corriendo o jugando con las escobas durante las fiestas. Aquello era algo que la mayoría ya habían asumido con resignación, solo había que ver a Theodore Jr. quien leía uno de sus libros en la misma mesa en la que Crabbe y Goyle comía y a otros niños que escuchaban aburridos las conversaciones de los mayores. También había quienes pretendían actuar como adultos, pidiendo bailes y saludando a gente importante, como Pansy. Posiblemente él era de los pocos que sentía que no encajaba en la fiesta, que para colmo de males era en su casa.
Aun aburrido, observó como uno de sus pavos entraba al laberinto que él conocía de memoria y sin nada más que hacer, entró él también. Paso tras pasos, se adentraba en busca del pavo, pero comenzaba a arrepentirse pese a que él mismo había decidido entrar. No tenía chiste hacer aquello solo. ¡Por los calsonzillos de Merlín! Era tan aburrido, pero cuando se giró para regresar por sobre sus pasos y salir de ahí, escuchó un sonido que al principio no reconoció. Era algo así como un chillido y lo primero que vino a su cabeza era que se trataba del pavo, pero tras poner un poco más de atención, pudo identificar que era más bien un sollozo.
Su primera reacción no fue la más valiente de su corta vida, por el contrario, pegó un brinco al comprobar que efectivamente alguien se estaba lamentando a no mucha distancia de él. Su imaginación le dio una patada a su razonamiento, haciendo que la explicación más obvia fuera que se trataba de algún fantasma o algo por el estilo. El instinto de supervivencia le aconsejó salir de ahí lo más rápido posible y así lo hizo, sin dudar. Corrió hacia la salida del laberinto, pero no se detuvo al llegar al jardín, sino que siguió corriendo hasta estar dentro de la mansión. "Solo por si las dudas" se repetía sin mirar atrás.
No se detuvo hasta que chocó contra alguien, que gracias a Morgana no había sido ningún adulto o ya podía escuchar el discurso que le darían sus padres por no comportarse a la altura. Se incorporó rápidamente, intentando despistar lo que había ocurrido y extendió su mano para ayudar a levantar a la niña contra la que había chocado. No la conocía, pero sin duda alguna era muy bonita: rubia y de ojos azules, vestida y peinada cual muñeca de porcelana.
—Lo siento mucho —se disculpó el pequeño heredero Malfoy.
—Deberías de fijarte mejor por donde andas y no andar corriendo —recriminó la niña, haciendo una mueca y usando un tono de voz que destruyó por completo su imagen de princesa delicada. Draco le miró con una ceja alzada, haciendo una nota mental de que ya le caía mal, pese a no saber como se llamaba.
—Esta es mi casa, así que puedo andar corriendo si quiero —contestó altanero y cruzándose de brazos—. Tú eres quien debería evitar atravesarse en el camino de los demás —acusó.
—No tengo tiempo para discutir contigo, ando buscando a mi hermana —finalizó la pequeña rubia, dejando a Draco con la palabra en la boca.
El niño refunfuñó un poco y decidió que lo mejor era ir a donde Vincent y Gregory, aunque para su desgracia, la niña rubia también estaba ahí, hablando con Theo.
—¿Ya encontraste a quien buscabas? —preguntó desdeñosamente, aun molesto por el poco respeto que le demostraban a su persona, porque a su corta edad estaba acostumbrado a ser tratado de mejor manera.
—No, dije que buscaba a mi hermana y Theo no se parece en nada a ella —respondió rodando los ojos y usando un tono que hacía ver al rubio como un tonto que no entendía el idioma.
Draco se puso rojo y sentía tanto coraje que estaba a nada de preguntar quienes eran sus padres para acusarla de majadera, pero se quedó haciendo caras mientras escuchaba como la rubia le pedía ayuda a Theo, diciéndole lo que había pasado y como no encontraba a una tal Astoria. Al parecer se habían puesto a jugar a las escondidas en el jardín y por más vueltas que había dado afuera no la encontraba. El niño castaño no tardó en dejar su libro abandonado para ayudar a la rubia altanera y cuando Draco se sentaba en el asiento desocupado, comenzó a armar un rompecabezas mentalmente. De repente se paró de un salto y con la misma rapidez que había escapado del laberinto, ahora regresaba a él.
Una niña jugando a las escondidas en el jardín y alguien llorando dentro del laberinto. ¿Se tenía que ser más explicito?
—¡Hey! ¿Hay alguien aquí? —preguntaba con forme avanzaba por el laberinto, guardando silencio para recibir respuesta o volver a escuchar el llanto.
La verdad es que no tardó mucho en volver a escuchar el sollozo y toparse con quien lo producía. Hecha bolita al final de un camino sin salida, una niña castaña se lamentaba. El pequeño Malfoy se acercó, no muy seguro de que esa fuera la hermana de la rubia mal educada, pero de igual forma esa niña parecía necesitar algo de ayuda.
—Me duele —dijo ella con la voz distorsionada por el llanto.
—¿Que te duele? —quiso saber él, pero no necesitó respuesta para ver que la niña tenía rasgado el vestido y una de sus rodillas tenía sangre. La niña se había caído y por eso se había quedado ahí llorando en lugar de buscar como salir.
Draco se rascó la nuca sin saber bien que hacer. Podía ir a buscar a esa niña odiosa y a Theo y decir que ya había encontrado a quien buscaban, pero como no fuera ella, seguro que esa niña se reía de él en su carota. También podía pedirle ayuda a un adulto, pero todos estaban tan ocupados en sus asuntos, que no estaba seguro de a quien podía molestar o no. Así que terminó por decidirse por lo que en su cabeza sonó más lógico.
Se agachó dándole la espalda a la niña y extendió las manos hacia atrás.
—Sube, no te puedes quedar ahí —le dijo, ofresiendose a cargarla. Nunca había hecho eso antes, pero había visto como era en unos cuantos comics. Claro que en los comics los hombres no parecían tener problemas a la hora de levantarse como los tenía él, pese a que la niña no pesaba mucho, se le dificultó mantener el equilibrio. Aun así, comenzó a andar hasta salir de ahí.
Al final, aquella niña resultó ser la famosa Astoria que la rubia buscaba y aunque el único "gracias" que recibió fue de ella, cuando la pequeña depositó un beso en su pálida mejilla, Draco se quedó con una sensación cálida en su pecho, pensando por primera vez en sus siente años de vida, sobre si había algún verdadero motivo para celebrar durante aquella fecha, aparte de lo material. Aquel rostro aniñado, de ojos verdes con pestañas llenas de lagrimas y una enrojecida nariz de botón, se quedó en la mente del pequeño rubio por mucho tiempo, junto con aquella duda.
