Esta viñeta es una escena que forma parte del AU de un fic que estoy empezando. No se como le irá a dicho fic, asi que no se subiré nada de él hasta que no vaya avanzada. Igualmente, espero que la disfruteis

Reiner abrió la puerta torpemente y entró en la habitación, prácticamente arrastrándose a causa del cansancio que sentía. Su cuerpo chocó contra la puerta, que se había quedado a mitad camino y se tiró al suelo, sin tan siquiera llegar a la cama.

—De aquí ya no me muevo —musitó sin fuerzas.

Bertholdt levantó la vista de sus apuntes, se quitó las gafas, dejándolas sobre la mesilla y suspiró. Ya llevaba el pijama puesto, y es que era bastante tarde. Había estado estudiando, esperando a que Reiner llegara.

—¿Reiner?

—Déjame morir aquí.

—¿Qué ha pasado?

—El entrenador me castigó y me puso a dar vueltas por todo el campo.

Bertholdt ordenó sus apuntes, los guardó y se levantó, acercándose a su compañero. Una vez a su lado, se acuclilló para estar más cerca de él.

—Bert, mátame y acaba con mi sufrimiento.

Bertholdt puso los ojos en blanco y, cogiéndole de debajo de las axilas, levantó a Reiner del suelo. Bufó con el esfuerzo. Reiner era muy pesado, a pesar de que Bertholdt tenía bastante fuerza.

—Reiner, pesas —se quejó.

Reiner murmuró algo inteligible y no dio señales de querer hacer algo. Bertholdt le arrastró como pudo hacia su cama, y una vez llegaron, Reiner cayó en ella, aplastando a Bertholdt en el proceso.

—Reiner.

—…

—Reiner.

—…

—¡Reiner!

El rubio no tardó en comenzar a roncar para la desesperación de Bertholdt, que abrió los ojos con incredulidad. Intentó levantar a Reiner, que estaba encima de él, pero para su desgracia, aún siendo Bertholdt más alto, Reiner era grande, ancho y corpulento, y no tenía fuerza suficiente para quitárselo de encima.

Intentó despertar a Reiner, pero no dio resultado. Cuando ya se había dado por vencido, se abrió la puerta de su habitación y en el umbral pudo divisar a Annie.

—¡Annie! —exclamó suplicante —. ¡Ayúdame!

Annie los miró fijamente y entró en la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Se acercó a la cama y se quitó los zapatos sin vacilar ni un momento. Tras esto, se metió en la cama entre el lío Reiner-Bertholdt y la pared. Acurrucándose a ellos, cerró los ojos.

Bertholdt suspiró, resignado, e intentó ponerse cómodo en la medida de lo posible. Ya debería estar acostumbrado: no era la primera vez que le pasaba.

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