Hola gente, soy Mecherazo y, por primera vez, la introducción al fic la voy a hacer yo, sin el uso de mis avatares Machetazo y Mechero. ¿A qué se debe esto? Pues veréis, este fic, en su origen, iba a ser un one-shot, aunque ahora será de unos dos o tres capítulos, conjunto entre yo mismo y uno de mis amigos de FanFiction, Dsjin, pero él, grande entre los grandes como yo digo, no va a poder terminar este fic conmigo, debido a problemas de índole personal, y creo que debía decirlo sin usar mis avatares. ¿Por qué digo terminar este fic? Pues es porque él ha hecho una parte importante de este capítulo, pero ya no va a poder escribir en los próximos capítulos. Y ahora, sin más preámbulos, comienza el fic.
Un día por la mañana, en el Valle de la Paz, algunos niños se contaban historias de terror en sus habitaciones, en las que no entraba la luz del sol y que solo estaban iluminadas con una vela para crear tensión, o hablaban con sus amigos sobre los disfraces que llevarían esa noche. Mientras tanto, los adultos se encontraban decorando las calles del Valle de la Paz con telarañas falsas, calabazas talladas que, en realidad, servían de linterna, y que tenía una expresión terrorífica que impresionaba a los niños más pequeños, carteles en los que aparecían imágenes de brujas, gatos, serpientes, calabazas y ratones, espantapájaros hecho de paja y globos de color morado, naranja y negro.
¿Qué es lo qué pasaba que tenía a todos tan ocupados?
Lo que sucedía es que ese día era Halloween, y es que es costumbre que en el Valle de la Paz se celebre un festival en honor a la noche de difuntos. Todos en el Valle de la Paz estaban impacientes por disfrutar de aquel festival que se presentaba tan emocionante como entretenido y, obviamente, los más grandes héroes de toda China, los 5 furiosos y el Guerrero Dragón, deseaban que comenzará el festival, a excepción de Tigresa, la cual nunca le han interesado esas cosas.
Pero que hubiera festival en el Valle de la Paz, no implicaba que nuestros héroes no tuvieran que entrenar y por ello, ellos estaban entrenando en el salón de entrenamientos.
Dentro en ese lugar, se hallaban 6 guerreros y maestros del Kung Fu, los 5 furiosos y el legendario Guerrero Dragón, esperando pacientemente la señal del maestro. Todos, con las manos detrás de la espalda, ojos cerrados y una respiración tranquila, agudizaron sus sentidos para poder sentir y escuchar todo a su alrededor: la maquinaría en movimiento, la pista de llamas y las demás partes del salón.
Cada uno estaba más que seguro sobre cómo entrenaría durante la sesión, mostrando sus habilidades con talento, agilidad, fuerza y, en algunos casos, elegancia. Su maestro, el maestro Shifu, estaba justo en la entrada del salón de entrenamiento, donde podía ver sin problemas todo lo que en ese lugar sucedería.
Shifu levantó la mano izquierda y se preparó para lo que iba a comenzar.
-El entrenamiento comienza-dijo con serenidad y autoridad-, ahora- terminó bajando la mano, en forma de señal.
Tigresa fue la primera en reaccionar al escuchar la voz de su maestro, saltando mientras miraba su objetivo: la pista de llamas. Esquivando las demás zonas de entrenamiento, la furiosa logró llegar sin problemas a su objetivo, mientras que éste la esperaba preparada para poner a prueba sus habilidades. Sin duda alguna, Tigresa esquivaba con facilidad las sorprendentes llamas que salían sin previo aviso, mientras que en algunas ocasiones solo lanzaba puñetazos y patadas al aire, a medida que seguía esquivando las llamas. Una gran prueba de destreza y concentración.
Víbora, que estaba al lado de Tigresa, salió justo después, dirigiéndose hacia el gran tazón verde de jade, donde entrenaría agilidad, sutileza y elegancia haciendo increíbles maniobras en el aire, combinados con unas nuevas técnicas de Kung Fu que anteriormente había practicado. Apoyándose en el tazón de Jade, saltando y aterrizando dentro y por los bordes de este, lograba cautivar a cualquiera con sus magníficos y, como diría el Guerrero Dragón, bárbaros movimientos.
El siguiente fue Mono que, acompañado con el Guerrero Dragón, se dirigieron hacia los letales muñecos de madera, donde un pequeño error podría haber resultado fatal. Ambos guerreros fueron capaces de mostrar su fuerza comenzando a dar puñetazos y patadas, aleatoriamente, al muñeco frente a ellos. Iban avanzando muñeco por muñeco, cuidándose de que todos sus golpes fuesen precisos y seguros, hasta el momento que quedaron espalda contra espalda. Ambos sonrieron. Los dos se dieron media vuelta; Mono le atinó una patada voladora al muñeco que Po le daba la espalda, mientras que el panda le atinaba un golpe bajo al muñeco que Mono daba la espalda. Un gran trabajo en equipo, combinando la fuerza y concentración.
Por último, Grulla y Mantis, que, coordinadamente, se dirigieron hacia los letales aros colgantes y la maquinaria de madera con péndulos. Mantis no acostumbraba entrenar en esta área del salón pero eso no lo detendría al momento de mostrar su potencial.
Ambos avanzaban ágilmente por la maquinaria, esquivando cada péndulo que oscilaba hacia ellos, y contraatacando si era necesario.
En un momento exacto, Grulla tomó vuelo hacia los aros para que Mantis entrenara en esa parte mientras que él volvía a la maquinaria, pero no sería tan fácil… Tomándolos por sorpresa, unas cuantas ballestas estaban preparadas para atacar a Grulla, pero eso es algo que no sería un reto para el maestro. Él usó la maquinaria a su favor para detener y esquivar las flechas que veía llegar.
El maestro Shifu observaba todo sin decir absolutamente nada, vigilando cada movimiento de sus alumnos, de esa manera si alguno fallaba, él podía ayudarlo a fortalecer esa falla, cubrirla, y hacerse más y más fuerte. Shifu sonrió, sintiéndose orgulloso del trabajo de sus estudiantes, recordando además que todos, a excepción de Tigresa, estaban emocionados por la noche de Halloween.
De esa manera, el entrenamiento continuó, impacientando a los maestros que solo pensaban en lo que harían en la noche. Shifu, notando eso, dijo:
-Muy bien todos, el entrenamiento por hoy ha acabado.
-Eso fue rápido- dijo Po con una pequeña sonrisa-. Genial, así podré preparar mejor mi disfraz para esta noche-
Esto llamó la atención de Mono y Mantis.
-Eh, un momento- dijo Mantis que se acercó hasta el panda, al igual que Mono-. ¿Cómo qué preparar tu disfraz?
-Sí, tengo que ver que tal me ha quedado mi disfraz; llevo semanas trabajando en él, lo he ideado, he conseguido los materiales para hacerlo, y ayer, por fin, logre terminarlo, pero cómo tarde tanto tiempo hacerlo decidí irme a dormir y que mañana, ya lo vería para ver que tal estaba. ¡Seguro que ha quedado super terrorífico!
-Sí, pero seguro que no es ni la mitad de terrorífico que el mío- fanfarroneo Mantis.
-Venga ya, está claro que el mío será el más terrorífico de todos los disfraces- dijo Mono.
-¡Pues demostradlo! En 20 minutos, en el pasillo de las habitaciones. Cada uno llevará el disfraz que se pondrá para esta noche y allí se verá que disfraz da más miedo.
-Me parece bien. Por fin se verá que, aunque sea uno de los más pequeños de todos los que estamos en este palacio, puedo dar miedo.
-Sí, claro pequeñín. Seguro que nos morimos del miedo- dijo Mono sarcásticamente.
Que Mono se burlara de Mantis no le sentó nada bien para el orgullo del pequeño maestro de Kung Fu, que salió del salón de entrenamiento diciendo:
-Esperad y ya veréis lo que es el miedo.
Todos, a excepción de Mono y Po que comprendían a que se refería Mantis, se quedaron muy extrañados con lo que él había dicho.
-Eh- dijo Tigresa que, sigilosamente, se había colocado al lado derecho de Mono- ¿A qué ha venido eso?
-Cosas de nuestro pequeño amigo, no intentes comprenderlo- dijo Mono, mirando a Tigresa-. Ahora, con vuestro permiso, me voy a mi cuarto a descansar.
Mono salió del salón de entrenamiento y Po, sabiendo que él iba a su cuarto para prepararse su disfraz, se fue a toda prisa del salón de entrenamientos, pero antes dijo:
-Bueno, pues yo también me voy.
La actitud del panda dejo, al igual que antes con Mantis, extrañados a los que estaban en el salón de entrenamiento.
-¿Y qué le pasa a Po?- preguntó Víbora.
-Ni idea- dijo Tigresa y todos asintieron, confirmando el mismo pensamiento que Tigresa.
(Con Po)
Después de 5 minutos andando, Po llegó a su cuarto, entró a él tras abrir la puerta de su habitación, la cerró, se dirigió hacia su cama y se puso a rebuscar algo debajo de su cama.
-Ajá- dijo tras encontrar lo que había estado buscando debajo de su cama.
De debajo de su cama saco una gran caja de cartón rectangular que puso encima de su cama. Al abrirla, se vio una camiseta blanca que tenía unas grandes manchas de color rojo intenso. La manga del brazo izquierdo estaba desgarrada, al igual que la parte inferior de la camiseta pero en menor tamaño que el de la manga. También había, dentro de la caja, unos pantalones largos azules que tenían manchas de color marrón, verde y de rojo intenso, como el de su camiseta, y que estaban un poco viejos. Además, había un maquillaje de color verde, negro, rojo y morado y una máscara que era su propia cara, pero enverdecido y con grandes marcas rojas de color rojo y morado.
-No sé si debería usar el maquillaje o si usar la máscara- se preguntó el panda-. Mejor uso la máscara ahora, y si no causa miedo pues usaré el maquillaje para cuando tenga que bajar al festival.
Y de esta forma Po cogió la camiseta, los pantalones largos, la máscara y se empezó a cambiar de ropa. Unos minutos más tarde se había puesto todo lo que había cogido de la caja, incluyendo la máscara, y se dirigió al baño que había en su cuarto. Nada más entrar al baño, se asustó al ver su reflejo en el espejo del baño.
El disfraz que se había elaborado realmente era terrorífico. Era un perfecto disfraz de zombie. La ropa estaba manchada con pintura roja y eso le daba aspecto de salpicaduras de sangre y la máscara que tenía puesta era de un color verde oscuro, que le daba aspecto a la cara de estar putrefacta y tenía zonas con marcas de color morado y rojo que daban a mostrar que había sido mordido por otros zombies para acabar convertido en uno de ellos.
-Guao, ¡este disfraz está bárbaro!- dijo emocionado y tocándose la máscara para poder creerse que él había podido hacer algo que dé tanto miedo-. Súper escalofriante. Seguro que este disfraz hará que esos dos se asusten y griten como niñas.
Po, totalmente confiado de sus oportunidades para ganar a Mono y a Mantis, salió del cuarto de baño, abrió la puerta de la habitación y salió al pasillo.
Mientras Po caminaba por el pasillo, notó que no había nadie en las barracas y pensó que Mono y Mantis aún no tenían listos sus disfraces.
-Oh, genial. Voy a sorprender a Mono y a Mantis con mi disfraz-dijo el panda para sí mismo.
De pronto, se escuchó una puerta abrirse lentamente; el molesto sonido de una puerta abrirse de esa manera llegó a los oídos del panda. Era la habitación de Mantis. Po sonrió con la idea de asustar a su amigo. Caminó lentamente hacia la habitación, haciendo ruido con cada paso que daba. Ya estando cerca, comenzó a hacer sonidos idénticos a los de un zombie.
-¡Cerebros!- decía Po, ajustando el tono de su voz para hacerlo sonar más terrorífico.
De esta manera Po entró a la habitación, pero no se encontró a nadie; estaba vacía. Se confundió un poco y pensó por unos instantes que fue solo el viento lo que abrió la puerta. Al momento de darse la vuelta para salir de la habitación, sintió la presencia de alguien más en el lugar y, buscando con la mirada, encontró un pequeño cofre que se movía de un lado al otro.
-Muy buena esa chicos, creen que me asustaran con una broma así. Buen intento- dijo Po con una pequeña sonrisa, caminando hacia el pequeño cofre.
Al estar frente al cofre, lo abrió lentamente y de este salió Mantis con un disfraz poco común.
Tenía puesto un traje samurái desgastado y roto con los colores tradicionales negro y rojo. Un casco samurái que hacia juego con el traje con el mismo color. Como todo samurái, tenía una espada adherida al traje. Mantis usó un poco de maquillaje para que su aspecto fuese más fantasmagórico que el de solamente un samurái.
Po no se asustó cuando Mantis salió del cofre, sino que se sorprendió al ver el traje
-Wow, mira que pequeño es este traje de samurái-dijo sin salir de su asombro-. ¿Dónde lo conseguiste?
-¿Acaso no te da miedo este traje de Samurái fantasma?- preguntó Mantis un poco molesto.
Po se encogió de brazos con una pequeña sonrisa
-He visto mejores.
-¿Ah sí? ¿Y crees que decir "cerebros" asusta mucho?- dijo Mantis, aún molesto.
-¡Oye! Eso en los zombies es bárbaro- se quejó Po.
Mientras los dos maestros dos maestros discutían sobre sus disfraces, justo detrás de ellos emergía una figura que ambos reconocieron al instante.
Mono, disfrazado de un fantasma de Juang Shi, que iba vestido con su camisa, pantalones y sombrero azul, típico de dicho fantasma, asustó al panda, que apenas pudo pronunciar:
-¡Un fantasma de Juang Shi! ¡Han regresado!- gritó, buscando con la mirada una salida rápida y encontrando así la puerta de la habitación.
Sin más, salió corriendo de la habitación haciendo reir a Mantis y a Mono.
-Esa fue buena Mono- dijo Mantis entre risas. Él sabía que Mono asustaría a Po con la guardia baja. Mono estaba idéntico a un fantasma, incluso emanaba el mismo brillo azul-. ¿Cómo haces para brillar así?
Mono sonrió.
-El traje fue fácil hacerlo- dijo mostrándole mejor el traje a Mantis-. Lo difícil fue conseguir esta crema que me hace brillar como si fuera un fantasma verdadero. No sabes lo que tuve que hacer para conseguirlo.
Mientras los maestros hablaban, Po aun seguía escapando del supuesto "fantasma", sin siquiera mirar hacia donde corría. El panda, cuando fue asustado, salió por la puerta a toda velocidad, cosa que vieron Mono y Mantis, pero lo que no vieron fue como se le cayó la máscara y cómo huía, como si de un gamo se tratase, hacia la izquierda por el pasillo de las habitaciones y al llegar llegar al final del pasillo, había una bifurcación; eligió seguir huyendo por el lado derecho y, nada más cruzar hacia la derecha, se chocó con alguien, cayéndose encima de él.
Ese "alguien" resultó ser Tigresa, la líder de los 5 furiosos. Ella, después de que Mono, Mantis y Po se fueran, había estado entrenando un poco más para relajarse y tras estar entrenando unos 15 minutos golpeando los muñecos de madera, se fue a ir a su cuarto a meditar, igual que como hace el maestro Shifu, pero cuando iba a llegar al pasillo de las habitaciones, se chocó contra Po y ambos se cayeron al suelo en una posición muy comprometida.
Y tan comprometida, como que Po se había caído encima de Tigresa y, debido a ello, ambos se encontraban besándose.
Tigresa, al principio, se preguntaba que era lo que estaba pasando y acabó llegando a la obvia deducción de que se estaba besando con Po; al instante de darse cuenta de esto, los ojos se le abrieron a más no poder. Ella no sabía que hacer porque, a pesar de que el beso había sido accidental, se sentía muy confortada, muy relajada y muy contenta, todo al mismo tiempo.
Desde que habían de vuelto de la ciudad de Gongmen, la tigresa de bengala se ha sentido extraña al estar junto a Po; no era una sensación desagradable, todo lo contrario, sentía como un calor en el pecho cada vez que veía al Guerrero Dragón, sentía que con él podía hablar con él de mucho más que solo Kung Fu o sobre la convivencia diaria, pero era un sentimiento que no entendía y eso era algo que su cabeza no le dejaba en paz y con lo que su corazón le martirizaba. Ella ya había nombrado el nombre de aquel extraño sentimiento cuando reflexionaba sobre el mismo y siempre llegaba a la misma conclusión, pero ella rechazaba que lo que estaba embargando su corazón fuera aquel sentimiento.
Era amor. Un sentimiento nunca antes vivido, el cual le estaba dando un sufrimiento gozoso, debido a que está feliz cuando está con Po, pero que al mismo tiempo le duele porque no comprende ese sentimiento y porque no sabía si él siente lo mismo que ella. Con aquel beso, ese amor estaba recorriendo cada fibra de su ser, llenándola de un placer nunca antes experimentado. Tigresa no lo pudo resistir, cerró sus ojos, puso sus manos delicadamente por detrás de los hombros de Po y se dejo llevar por aquel beso tan placentero.
Po, al igual que Tigresa, se sentía muy extraño al ver que se estaba besando con la líder de los 5 furiosos. Para él era algo que había estado soñando desde hace muchos años: que se encontraba besando a Tigresa, la persona que más amaba de todo los tiempos, y que ella le correspondía. Él sabía que ese beso no era real, que todo lo sucedido allí tan solo fue un accidente, un error de cálculo, así que se iba a apartar de ella pero entonces, de repente, sintió como Tigresa le paso sus manos por detrás de los hombros y empezó a corresponder el beso.
Ese movimiento, tanto con las manos como con los labios, era tan suave, tan delicado, que no parecía propio de ella, pero era algo tan precioso y tan increíble de ver en Tigresa que el panda se dio cuenta de que ya no se podía alejar de ella. De esta forma, el panda cerró los ojos y siguió besando a la persona más radical que ha conocido en toda su vida.
No sabían como había pasado para que acabaran besándose, pero lo que ambos sabían es que estaban con los ojos cerrados, estaban disfrutando del beso, y deseando que eso nunca acabará.
Pero lo que ellos no sabían es que Mono y Mantis, aun disfrazados, habían visto como estaba dándose arrumacos y que ahora se encontraban escondidos en una esquina. Mono estaba tapándole la boca a Mantis.
-Uauuhah- decía Mantis al intentar hablar con la boca tapada por la mano de Mono.
-Perdona amigo- habló Mono en bajito y le quito la mano de la boca.
-¿Por qué me has hecho callar?- preguntó Mantis un poco enfadado.
-Creí que a lo mejor estropeabas este momento.
-¿Y a ti qué te importa que los hubiera interrumpido?- preguntó el insecto, ahora con curiosidad.
-¿Te imaginas lo mucho que podemos reírnos con esto?- preguntó Mono metafóricamente.
Tras una pequeña reflexión, Mantis mostró una mueca traviesa en su cara y dijo:
-Muchísimo, y lo que podemos molestar con esto a Po, muchísimo más.
El simio asintió y ambos decidieron marcharse, dejando que los dos tortolitos siguieran a lo suyo.
Bueno, y hasta aquí el primer capítulo de mi cuarto fic de Kung Fu Panda. Espero que os haya gustado, dejad vuestros reviews sobre vuestras impresiones sobre este capítulo o sobre si queréis matarme por empezar otro fic cuando os tengo esperando con otros fics tan increíbles, como Historias de Po o El alcohol no es tan bueno como creemos, y nos vamos. Antes de irme, quiero decir una cosa: este fic esperaba que fuera con mi buen amigo, Dsjin, y me ha causado un regusto amargo el no poder hacerlo con él. Por ser uno de los mejores escritores al que he tenido el gusto de conocer, no físicamente claro, por ser por uno de los que más me ha apoyado durante mis comienzos, y por trabajar conmigo para idear este fic; por todo ello, te dedico este fic.
Un saludo desde España a todos los lectores que han leído este fic.
Mecherazo.
