Saludos a tods, lo que están a punto de leer, y que espero sigan regularmente, es un fic que empecé a escribir hace poco y que había venido pensando de tiempo atrás. La construcción no ha sido fácil, ya que hay mucho material que revisar y evaluar para encontrar el pensamiento perfecto para cada uno de ellos.
Como el título lo dice, habla de 8 poemas de amor, uno por cada Cullen y Bella, cada uno es una viñeta y no voy a decirles más, para no echarles a perder la lectura. Por obvio, espero retroalimentación de su parte y en serio, espero lo disfruten tanto o más de lo que yo disfruto al escribirlo.
Sin más preámbulo, esta vez los dejo con el prólogo y la primera viñeta en toda su estructura, en un capítulo separado, por obvio.
..:DISCLAIMER:.. Cómo todos por aquí sabemos, los personajes y la historia de la saga pertenecen a Stephenie Meyer; los poemas que leerán a lo largo de la publicación, pertenecen en autoría en interpretación a Edel Juárez y el resto del debraye es totalmente mío.
. . : : 8 POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA : : . .
PRÓLOGO: QUÉ HABRÁ SIDO DE TÍ
"Navegan por mis venas tus recuerdos, tus sabores
No hay camino en el que no te encuentre sin buscarte"
Porque siento y te siento, porque eres el motivo, el medio y el fin, porque me perteneces y te pertenezco… porque al final del día, cuando la luna hace palidecer tu piel, me lleva por el mismo camino que empecé a andar hace años, buscándote, hallándote, necesitándote y volviéndote a perder.
"Te descubro entre la gente, en las banderas ajenas y lejanas
En cada sabor o diferencia que encuentro en las esquinas
No puedo hablar más que con la gente y no hay más allá que tu mirada"
Cuando me pierdo, no hay otro lugar para encontrarme si no es en el reflejo de tu mirada, en la forma en que me sonríes y el como tus brazos, con precisión casi milimétrica, se ajustan a mis hombros y los míos se enredan como hiedra alrededor de tu cintura, porque no existe el caos sin la paz de tu caricia y no hay tempestad, sin la corriente que fluye de tus labios.
Saludos y... seguimos leyéndonos por aquí.
J. Saiph Lestrange-Black.
