Hola amigos cibernéticos y fans de digimon! Estoy usando fanfiction para subir una historia que se empolvaba en mi biblioteca, trato de hacerlo lo mejor posible la página es muy complicada para subir historias. Sin más que decir, les presento visitante inesperado:

-De ninguna manera. No puedes quedarte aquí- le informó Hikari Yagami firmemente al primo de su compañera de cuarto, vestido como un ejecutivo.

-Por supuesto que debe de haber un modo- respondió el hombre que se había presentado como Takeru Takaishi-. El departamento tiene dos cuartos.

-Eso no tiene importancia. No puedes quedarte aquí.

Takeru no parecía preocuparse por la negativa.- ¿Por qué no? ¿Acaso ya has rentado la habitación de Miyako?

-No haría tal cosa- protestó Kari muy enfadada-. Miyako ya ha pagado su parte de la renta por todo el mes de agosto.

-¿Lo que significa que la habitación le pertenece?

-Correcto.-Finalmente él se estaba dando cuenta de las cosas.

-No hay problemas. Miyako me ha invitado a quedarme aquí mientras ella ocupa mi departamento en Londres.

Muy fatigada, Kari se dejó caer sobre una mecedora, con respaldo de mimbre y se quedó contemplando a la tan inesperada visita. ¿Cómo había podido Miyako hacerle eso a ella?- ¿Por qué no se me consultó?

-Si tuviera que formarme una conjetura, diría que quiso evitar una discusión.

-¿Y por qué tendría que haberte invitado a quedarte aquí si tienes un excelente departamento en Londres?- preguntó la castaña, con tono de sospecha.

Los ojos azules del visitante se entrecerraron peligrosamente.- ¿Me estas llamando mentiroso?

-No estoy acusándote absolutamente de nada, salvo de haber venido a mi departamento sin que se te invitara.

-Pero a mí me invitaron.- Se tranquilizó nuevamente.- Miyako lo hizo. Ella me dio la llave.

-Sin mi permiso sin mi aprobación-señalo Kari al instante.

-Mira, habría preferido no decirlo pero… mi prima te hizo un favor cuando tú no tenías casa, ¿no?

¡Maldita la boca floja de Miyako! ¿Cuánto de su vida le habría contado para que se divirtiera? Kari se sentó un poco más erguida; sus modales eran distantes.- Ella estaba buscando compañera de cuarto.

-En un momento en que tú necesitabas desesperadamente uno.

La castaña cerró sus ojos miel, mentalmente bloqueando la imagen del hombre que tenía en frente de sí, al tiempo que revivía la partida de su amiga tres días atrás. No se había mencionado el hecho de que su primo viniese hasta aquí.

Pero allí estaba él. Su conversación era breve y precisa; su traje, arrugado. Tanto su apariencia como su forma de hablar se asemejaban a la de un extranjero. Sin embargo, Kari sabía que Takeru era de nacionalidad japonesa. Era reportero y había estado radicando en Londres durante los últimos años. Miyako le había contado todo eso, pero Kari no se había molestado en pedirle que entrara en mayores detalles.

Bien, Takeru Takaishi tendría que buscarse otro sitio para quedarse. No interesaba el hecho de que sea el primo de su amiga. Kari nunca lo había visto antes y no tenía ninguna intención de compartir su apartamento con él.

Abrió los ojos de repente, lista para entrar en batalla. –Mira, hay muchos departamentos que se rentan aquí. Estoy segura de que no te resultará difícil encontrar uno disponible para este verano.

-¿Por qué tendría que salir en busca de un departamento cuando ya tengo éste?

-No tienes este apartamento – la castaña no sabía cómo decírselo con mayor claridad.

-¿Dónde está el baño?- preguntó el ojiazul de pronto.

-Por el pasillo, la segunda puerta- contestó ella automáticamente-Pero…

Takeru se había esfumado antes de que ella pudiera completar la frase.

¡Maldición! Kari había estado muy apresurada esa mañana y el baño era un desorden. Demasiado negativo. Quizás, aquello haría que reconsidere la idea de ser su compañera de vivienda.

Mientras Kari meditaba sobre su situación, la mecedora que ocupaba se agitaba más y más. Era muy difícil rentar un departamento y por esos lugares la renta era muy costosa. Takeru tenía razón: Miyako la había ayudado cuando necesitaba desesperadamente un lugar para quedarse. Pero había sido un cambio justo, puesto que ella tampoco habría podido rentarlo sola.

El departamento era perfecto. No se trataba de aquellos edificios fríos, tipo cajita, sino que era toda una mansión. Hikari se había enamorado a primera vista de la impecable casa pintada de rojo. La unidad de ellas, una de cuatro, estaba en el último piso y se llegaba a ella por medio de una escalera color blanco.

El sonido que indicaba que la puerta del baño se estaba abriendo detuvo el movimiento de la mecedora. Con los brazos cruzados y su convicción muy firme, Kari se levantó para enfrentar a Takeru , cuyo rostro se veía sombrío.

Los argumentos de la chica desaparecieron cuando analizó la apariencia enfermiza de la otra persona.- ¿Te encuentras bien?- preguntó un tanto preocupada

-No mucho, creo que iré a descansar un poco- contestó

-¿A dónde vas a ir?- Luego de formulada la pregunta, Kari se dio cuenta de que no había sido una interrogante muy inteligente dado a su evidente estado de cansancio y malestar físico.

Pero Takeru no se dirigía al baño. Cogió una maleta de piel gastada y ajada y caminó con pasos agigantados por el pasillo rumbo al cuarto de su prima.

-¿A dónde vas?- repitió ella siguiéndolo

-A la cama

-No puedes ir a la cama-le dijo ella desde el umbral de la entrada.

-Mírame con atención- le indicó Takeru mientras cerraba la puerta de la habitación en cara de Yagami.

-Pero… espera un momento… tú no… tú no puedes…- hubiera tratado de completar alguna de las oraciones, pero la puerta se abrió tan solo un poco.

-Buenas noches- dijo Takeru que se asomó por la rendija de la puerta y procedió a cerrarla de nuevo.

Eran casi las cuatro antes de que Kari pudiera conciliar el sueño y luego tuvo que levantarse a las ocho. El departamento estaba muy tranquilo. No había dudas de que Takeru seguramente seguía durmiendo. Kari abrió la ducha mucho más que de costumbre, sabiendo que las cañerías retumbaban. Si el ruido perturbaba al bello durmiente, sus protestas no fueron audibles. Con unos pantalones muy informales y una camisa celeste, Kari se apresuró hacia la cocina para preparar el nutritivo trago que iba a desayunar.

Kari no oyó que Takeru se aproximaba debido al ruido de la batidora. Se había quitado el traje, lucía unos pantalones jean que le sentaban de maravilla combinado con una camiseta azul, tipo marino. Aquella vestimenta informal le daba un aire distinto. El hombre agotado por el viaje, con su traje arrugado había desaparecido.

-¿A dónde vas tan temprano?

Bebió su trago antes de responder.-A trabajar.

-¿Y en dónde trabajas?-cuestionó el rubio ojiazul

-En un café y una galería. Una amiga mía me permite compartir su estudio a cambio de que le atienda el negocio que ocupa al frente un par de días por semana.

-Pues ya casi son las nueve, ¿a qué hora debes estar allá?

-¡Maldición, estoy retrasada! Lo lamento, no tengo tiempo para ayudarte a encontrar otro sitio, entonces puedes usar el teléfono y la guía que está encima del estante.

-Gracias, pero no voy a necesitarla.

-¿Ya has pensado en algún sitio para quedarte?

-No tengo intenciones de marcharme.

-¿A qué te refieres?

-Exactamente lo que dije.

No tengo tiempo para empezar con rodo esto otra vez. Pensé que anoche habías meditado sobre esta situación. Estabas enfermo, de modo que mi compasión te ha permitido quedarte a pasar la noche. Pero ahora ha llegado el momento de que te vayas.

-¿No estás retrasada?-le recordó

Lo estaba y su amiga contaba con ella para abrir la galería esa mañana. Kari le advirtió:-Regresaré a las dos. ¡Espero que a esa horaya te hayas marchado!

Takeru inclinó la cabeza en gesto burlón.-La esperanza es lo último que se pierde, pero yo aún estaré aquí.-Aguardó hasta que Kari estuvo casi a mitad de camino en el exterior, para agregar:

-¡Qué pases un buen día, compañerita!

¿Qué tal? Háganme saber si les gustó con un review =D!