Tsubaiyuki-hen

Capítulo 1: Una nueva estrategia

Era de noche. De entre la permanente oscuridad, una chimenea se hacía notar por el típico resplandor del fuego. La casa a simple vista podría parecer abandonada, pero ante la cálida luz, 9 figuras se distinguían.

No era si no otra de las típicas reuniones de té que Beatrice gustaba tener con sus compañeras de poder. Y como cada vez, dos de las brujas debatían fieramente sus conceptos del bien y el mal.

-¡Ya te he dicho, Lambdadelta, que lo dejes por la paz! ¡Tu erróneo significado de diversión me tiene harta! Además, ¡ni siquiera me acuerdo por que empezamos esto!

-¿Que pasa señorita Bernkastel? ¿Acaso te mueres de ganas de admitir que yo soy la mejor? –La pequeña niña meció con la mano su cabello rubio pálido, y se giró. –La única manera de parar esto es que me ganes, azulita, y como verás, ya casi son 100 años de victorias mías. ¡Creí que tu, la gran bruja de los milagros, Frederika Bernkastel podía dar para más! Por mi puedes salirte de mi juego, pero sé que tu nunca admitirás que le haya estropeado su mundo a esa pequeña; así que regresaras, intentaras ayudarla, y yo, la Bruja de lo Absoluto, volveré para demostrarte que mi magia es mucho más poderosa!- Lambdadelta rió, malévolamente. Alguien que no la conociera bien quedaría impactado de que una niña con esa apariencia tan dulce, tan mona, tuviera tan frío corazón y una magia tan poderosa

-¡Ya lo veremos rosita!-gritó Frederika, y con un ademán, desapareció de la casa.


Lejos, en un mundo totalmente ajeno al de antes, en una época completamente distinta, Frederika hizo su aparición. Sus ojos se concentraron en la niña que yacía inmóvil en el suelo del santuario. Con un gesto violento, apartó a los cuervos que trituraban sus infantiles entrañas. Una nube de plumas negras revoloteó, graznando enfadada por que le quitaban su alimento. Frederika recogió su falda, y se inclinó sobre la niña.

-Furude Rika- susurró la joven, apartando la maraña de cabello y sangre coagulada de su frente.-Veo que, una vez más, perdimos. Y ésta vez pude ver que habías puesto tu esfuerzo… -acarició el pequeño rostro, tratando de imaginar como habían sido los últimos momentos de la creatura. Después, muy serena, tocó la frente de la niña con el dedo índice. Al momento, una cegadora luz morada envolvió a las chicas, mientras que por instantes, se visualizó una tenue sombra despegarse del cuerpo de la sacerdotisa; más, al desvanecerse, sólo quedaba el triste cadáver de Furude Rika, con sus ojos viendo sin ver. Los cuervos regresaron.


En medio de la nada, un haz de fuego azul se materializo. "Por mi decisión, esta vez no será Oyashirosama quien elija tu futuro. Intentaré ayudarte más de la cuenta, pero eso es lo más que puedo hacer. Lo demás te tocará a ti". La mujer desapareció. Rika abrió los ojos, lentamente.

-¿Eh? ¿Hanyyu?- Rika miró a su alrededor. En frente de ella, una sola piedra, tan grande como su mano y brillante como el sol, flotaba arriba de ella. Rika levantó los brazos, y la piedra descendió a us manos. la tomó, apretandola contra su corazón.

-¿Qué significa esto? ¿Por qué sólo hay una? ¿Será mi última oportunidad? Bueno –su mirada se tornó decisiva- si es así, Takano Miyo, ¡recordaré muy bien tu rostro!- La piedra refulgió, absorviendo a Rika en medio de un resplandor.

"Esta vez nadie impedirá mi felicidad"

Capítulo 2: Buscando una respuesta