Disclaimer: Hey Arnold y sus personajes son propiedad de Nickelodeon y Craig Bartlett. A excepcion de los creados por mí para este fanfic.

Capítulo I.- La llegada a Hillwood.

Eran las cinco de la tarde y el taxi parecía dirigirse más lento de lo que indicaba el tablero del auto. Una ahora ya madura Helga miraba por la ventana mientras se tomaba la frente con las manos. Pensaba que si le decía a Pheobe que estaba enferma le permitiría no estar presente en los preparativos de su ya cercana boda. Ahora Pheobe ya no era tan pequeña como en primaria pero seguía siendo de baja estatura en comparación a sus demás compañeros y a novio, ya no llevaba sus toscos lentes pues ahora usaba unos pequeños y finos lentes con un marco delicado que acentuaban la bella forma de su rostro y hacía que sus labios se pronunciaran de manera increíble. Su cabello negro y lacio ahora se lucía a sobre manera y su figura delgada no muy exuberante se veía a tono en comparación a su estatura.

Helga, ahora era toda una mujer, ya no quedaban rastro de las dos cejas que lucía en primaria, estas habían sido remplazadas por dos prefectas y simétricas cejas que hacían lucir los hermosos ojos azul profundo que no eran ajenas al dolor que aún llevaba su alma, su cabello rubio ya no llevaba dos coletas sino que ahora se extendían a lo largo cubriendo toda su espalda, sus labios de un color rubí que hacía juego con sus zapados de tacón de la última colección italiana que pondrían a Rhonda extremadamente celosa y un exuberante cuerpo, con curvas demarcadas que dejaba a cualquier hombre que la viese suspirando al verla tan inalcanzable.

Esta había tomado unas vacaciones del su trabajo como columnista fija del New York luego de la publicación de su segundo libro, el que por supuesto había sido un éxito, para ayudar a su mejor amiga de toda la vida con los preparativos de su ya próxima boda con el que había sido su novio de toda la vida, Gerald. Ella sabía que al tener que participar en esta celebración debía volver a Hillwood, a donde se había prometido jamás regresar, y que además, debería rencontrarse con todas las personas de su vida anterior, aunque eso no la molestaba, e incluso le agradaba considerablemente, tenía un gran problema, él.

Arnold, quien había sido su amor de toda la vida y con el que había tenido una de las relaciones más prometedoras en matrimonio de toda la ciudad también estaría allí. Eso no hubiese sido un problema para ella si las cosas entre los dos no hubiesen terminado tan mal, si es que podemos llamar a lo que ocurrió terminar.

Helga recordaba la última vez que había recorrido esas calles, había sido poco después de que Miriam y Bob decidieran que era el momento de marcharse a vivir con Olga el Hollywood para apoyarla en su carrera teniendo como función ser sus representantes. Ella había decidido quedarse y terminar de estudiar en esa ciudad que, aunque no le agradaba demasiado, era donde podría ver a sus amigos y a su amado cabeza de balón.

Iba tan inmersa en sus pensamientos que no se había dado cuenta que ya estaba frente a la casa de su amiga, le pagó al taxi mientras notaba que abrían la puerta y salía una exaltadamente feliz Pheobe. Se bajó del automóvil mientras retiraban sus maletas del portaequipaje y abrazó a su amiga que no veía desde su último cumpleaños, unos meses atrás.

Al mismo tiempo, un muchacho maduro salía a recoger las maletas que estaban en la acera, era moreno y alto, llevaba aún su cabello rizado de siempre, aunque ahora mucho más corto que antes. Una espalda amplia y bien definida a causa de los deportes hechos durante toda su vida y a su entrenamiento recibido en la academia de policías, de la que ahora era oficial. No había cambiado mucho con los años y seguía siendo bastante guapo. Dejó las maletas a la entrada y se acercó a las amigas que estaban abrazadas diciendo:

-Nenas, no lloren por mi, saben que las adoro- Dijo riendo con gracia.

-Ya quisieras cabeza de cepillo, mejor deja las estupideces y dame un abrazo. Al decir esto Helga Pheobe soltó una de sus pequeñas risitas viendo como se abrazaban dos de sus personas más importantes, aunque ella sabía perfectamente que faltaba alguien más, alguien que no tardaría en pasar a recoger a su novio.

Decidieron entrar a la nueva casa que Pheobe y Gerald habían comprado. Gerald ya se había mudado hace un par de semanas. Ahora tendría que compartir la casa con su amiga Helga, y de hecho el estaba feliz. Hace algunos años, poco antes de que Helga se marchara la pareja había estado teniendo ciertos problemas, en los que claro había otras chicas involucradas.

Flashback.

-¿Qué? No puedes estar hablando en serio Helga- Dijo un triste y culpable Geraldo mirando a la chica rubia que seguía de la mano de Arnold.

-Es verdad, ella quiere terminar contigo y tu no le das razones para no hacerlo, es más incluso empiezo a pensar que no te importa demasiado el asunto- dijo Helga mientras Arnold la soltaba delicadamente para acercarse a su amigo.

-Helga, está bien que estés enojada- dijo mirándola con amor como siempre lo hacía- pero debes comprender que es algo entre Gerald y Pheobe- ahora mira a su amigo y le regala una sonrisa- Amigo, deberías hablar con ella, se que las cosas se veían mal pero se que aquí hay alguien dispuesta a ayudarte, ¿No es así hermosa?

-Pataki, tu sabes cuanto amo a Pheobe, sabes que jamás haría algo para dañarla- Gerald guardó silencio por un momento, las lágrimas que tanto había intentado evitar ahora corrían por sus mejillas, tomo aire, secó como pudo las lágrimas y continuó- Es verdad que lo arruiné todo, pero por favor Helga, ayúdame con esto.

Helga, que ahora se había vuelto más sensible y ya no temía mostrar sus sentimientos también lloraba, ella estaba molesta con el moreno pero también sabía cuanto amaba a la chica oriental y el ya no reñía tanto con ella, dio un suspiro, miro al par de amigos y dijo- Gerald, aunque no me lo hubiese pedido también te habría ayudado, es más, ya conseguí que esa arpía que te hizo la trampa hablara con Pheobe pero aún así ella duda de que sea cierto y cree que sólo lo dice porque la obligué- guardó silencio un instante mientras pensaba bien cada una de sus palabras, miró a su amado y se dio cuenta de cuanto sufriría si algo así les ocurriera, le dirigió a Gerald la primera sonrisa con real afecto en toda su vida y continuó- Creo que ya se lo que debemos hacer para que todo se solucione, pero no lo arruines esta vez cabeza de cepillo- Le giño un ojo y le contó su plan. Al finalizar su estrategia le dio un abrazo y le echó porras pues el debía prepararse para esa noche, ella sabía muy bien como ayudarlo, ya que al ser la mejor amiga de la oriental y al haber pasado tanto tiempo con el moreno los conocía bastante como para saber que pasos seguir.

Esa misma tarde llamó a Pheobe y le dijo que había tenido un problema con Arnold, que estaba triste y debían hablar. La chica orienta accedió a verla puesto que ella también la necesitaba. Helga odiaba mentirle a Pheobs pero era lo único que podía hacer si quería salvar la relación de sus amigos.

Por su parte Arnold charlaba con Gerald mientras elegían que ramo era más hermoso en la florería de la señora Vitello.

-Arnie, la verdad es que jamás pensé que Helga fuese a ayudarme con algo así pero realmente es una gran chica, tienes suerte de tenerla a tu lado.

-Amigo, ¿Crees que no se eso? Ella es perfecta, siempre te dije que sólo tenías que conocerla mejor- Tomó una rosa roja, parecida a la que tenía cuando bailó tango con su amada, la llevó hasta donde la señora Vitello y la pagó.

-Hermano, ¿Para qué quieres esa flor?- rio un poco- Ni pienses en darle esa flor a alguna chica pues ahora le debo una a Helga y no dudaré en decírselo.

-¡Gerald!- dijo el rubio por el comentario de su amigo- Esta flor es para ella, casi igual de hermosa que Helga, pero no se compara ni un poco a lo increíble que es, la amo con todo mi corazón y jamás la dañaría, siempre estaré junto a ella viejo, ahora deja ya de hablar y decídete por algo, ya es casi la hora.

-Tienes razón viejo- por fin eligió las flores perfectas para su chica, las pagó y se dirigieron camino al lugar donde la menor de las Pataki los había citado.

Al llegar ahí las chicas ya se encontraban conversando, una Pheobe muy cabizbaja le comentaba a su amiga lo que le había dicho la chica con la que había visto a su novio de la mano. Ella notó que Arnold iba hacia ellas y le dijo:

-Es cierto Helga, tu me habías dicho que tenías un problema y yo aquí hablándote de los míos, cuanto lo siento y- ahora con un tono mucho más bajo pero que Helga logró escuchar- mantecado se acerca.

La rubia no pudo evitar sonreír y dejó escapar un suspiro de alivio y emoción al ver a su novio dirigirse hacia ella, Pheobe no lo notó pues estaba mirando al suelo, su amiga dijo- Descuida Pheobs, creo que debería hablar con él, espérame aquí no tardo- Caminó hasta su novio, lo jaló del brazo y se lo llevó a una banca más lejana desde donde se podía ver a Gerald con unas flores hermosas sentarse junto a la pequeña oriental, en ese momento su novio le entregó la flor, acercaron sus rostros y se dieron un dulce beso que fue interrumpido por los alaridos de alegría del moreno, que justo en ese instante tomaba en brazos a la oriental y la besaba intensamente. La pareja de rubios que los observaba de lejos sonrió. Misión cumplida, pensaban.

Fin del Flashback.

Él ahora musculoso y maduro moreno aún estaba agradecido de la chica Pataki y la consideraba casi una hermana, desde que ella se marchó siempre la mantuvo al tanto de lo que ocurría en la ciudad y viajaba constantemente acompañado de su novia a verla. Además era el quién la mantenía informada a espaldas de su amiga sobre su amor del jardín de infancia. Ojalá pudiera haberle llevado más que noticias pero ella no le permitía a ninguno de los dos decir su real ubicación.

Luego de que se terminó de instalar en el cuarto rosa pintado exclusivamente para cuando ella decidiera quedarse con ellos o pasar alguna temporada en Hillwood, bajó las escaleras y Gerald se ponía la chaqueta. Helga lo miró con las manos en la cintura y dijo:

-Vaya cabeza de cepillo, acabo de llegar para ponernos al corriente y tu te marchas, esto es maravilloso- dijo irónicamente al tiempo que hacía girar los ojos en señal de desagrado.

-Helga deja que se marche- dijo una divertida Pheobe ante los reclamos de su amiga- Te aseguro que eso es lo que prefieres-

-Nena, es quizás ella quiera salir conmigo y comer un poco de MANTECADO- dijo Gerald a Pheobe en un tono divertido y haciendo énfasis en el apodo con el que se había referido a su amigo- Seguro que el lo disfrutara y ella dudo que se queje- rio aun mas fuerte-

-Que gracioso cabellos de espagueti- dijo Helga enfadada, lo que hizo que la pequeña oriental riera y Gerald guardara silencio y se acercara a ella.

-Hermana era tan sólo una broma, el no sabe que estás aquí, piensa que llegas la semana entrante- el moreno hizo una pausa para tragar y dijo- está impaciente por verte y aclarar las cosas, dudo que puedas irte de la ciudad nuevamente sin hablar con él, está muy decidido.

-No inventes- dijo la rubia rodando los ojos y poniendo una mirada triste- a le no le importó cuando me fui, menos le importará ahora con todas las chicas que lo rodean. Además cabeza de cepillo sabes muy bien lo que ocurrió y ya no quiero recordarlo.

-Tranquila chica- dijo Gerald notando la tristeza en los ojos de su amiga- sé todo lo que pasó. Pero aún así creo que Arnie necesita decirte muchas cosas y…

-Y que cabeza de cepillo, si intenta acercarse a mi le daré una paliza-

-El aún te ama- dijo muy despacio para que sólo ella pudiera oírlo y sin más beso a su novia que presenciaba toda la conversación y salió de la casa para subir al auto de Arnold que justo se estacionaba frente a la casa.

Pheobe miró a su amiga que no se veía muy bien después de la charla con su novio, por lo que le sugirió a su amiga tomarse un baño y dormir un poco mientras ella preparaba el almuerzo, así lo hizo la rubia que se dirigió a su habitación respondiéndole sólo con monosílabos a lo que su amiga decía. Al entrar cerró la puerta se sentó en la cama y sacó su libro de poemas y su relicario, lo miró y suspirando dijo como si relatara uno de sus tan típicos poemas- ¿Por qué Arnold? ¿Por qué las cosas debieron ser así entre nosotros? Era necesario que el destino, sí, ese cruel destino que nos unió nos haya separado, aún te llevó en mi corazón hermoso cabeza de balón y aunque nuestros amigos insisten en que nos amamos se que ya me has olvidado. ¿En verdad me has olvidado? Pues yo jamás he podido y tampoco deseo hacerlo. Ahora que ya no podemos estar juntos sólo me queda esperar las noches, esas frías noches sin tu abrazo y contemplar la luna mientras guie tu camino- dicho esto se tendió en la cama y se quedó profundamente dormida.

Bueno este es mi primer fic, decidí hacerlo sobre Hey Arnold! pues me acompaño durante mi infancia y se que a muchos también. Espero que aún queden fans de estos personajes porque lo que es a mi, aún me encantan.

Si quieren saber porqué Helga y Arnold están separados y que ha ocurrido con los demás personajes lean el próximo capítulo porque actualizaré seguido. Espero que les guste porque mi intención es compartir un poco lo que me hubiese gustado ver de los personajes y sus vidas luego del fin. Espero reviews :)

Saludos :D

P.D.: Pensé que el capítulo me había quedado muy largo cuando lo vi en word pero creo que ni tanto, así que lo alargaré un poco más para la próxima y podré poner más detalles en algunas situaciones.