Ocho años después de su regreso del Sengoku, Kagome es una madre soltera, trabajadora a tiempo completo. Ahora que Ryo está de viaje con el irresponsable su padre, tiene sus primeras vacaciones en años. Pero, estás vacaciones no resultan ser lo que ella esperaba, cuando terribles circunstancias la devuelven al pasado. Un pasado que creía enterrado y olvidado, y al amor de su vida.

Disclaimer: Inuyasha es una obra perteneciente a Rumiko Takahashi, y este escrito es totalmente sin fines de lucro.

Prólogo

Nostalgia

Era una mañana soleada en Tokio y Kagome se encontraba limpiando el templo familiar. Luego de la partida de Ryo a Norte América a visitar a sus abuelos, en el aire se respiraba paz y tranquilidad.

No es que ella viviese en ese lugar, ni siquiera lo visitaba frecuentemente. Pero luego de la muerte de su abuelo, la partida de su hermano a la universidad y las segundas nupcias de su madre, tenía que admitir que estaba algo abandonado. Y cuando su madre le propuso venderlo, pensó que un dinero extra no les vendría mal, además a veces era mejor cortar por lo sano con el pasado, en especial cuando era imposible hacerlo regresar, o en su caso, volver a él.

Miro el pozo, a unos metros de distancia y cerró los ojos, cuanto tiempo había pasado, su vida había dado un cambio radical, e imaginaba, la de sus amigos también, la de Inuyasha también, pensó mientras se formaban lágrimas en sus ojos.

Su intención siempre fue regresar, terminaría sus estudios y volvería, ¿cómo se iba a imaginar que el pozo perdería su poder, y quedaría atrapada en su propio tiempo?, paso meses intentándolo, le costó años recuperar su vida, ni siquiera la llegada de Ryota, que era más bien un accidente biológico, había menguado su tristeza. Pero cuando eres madre, toca apechugar, seguir adelante y vivir la vida.

Ella amaba a su hijo, por supuesto, siempre lo quiso, incluso cuando se enteró que estaba embarazada tan joven, no se sintió triste o desesperada, cuando veía a Ryo con sus ojos verdes y este le preguntaba cualquier cosa estúpida, ella solo podía derretirse. Además, irónicamente Ryo tenía cierto aire a Inuyasha, lo que le permitía fantasear un rato, porque, las madres pueden soñar ¿no?

Horas después, Kagome estaba tomando una ducha cuando oyó un ruido, al principio se asustó, sabiendo que estaba sola en la casa, pero luego pensó tranquila que debía ser un animal. Ya en la cocina, empezó a buscar y encontró una pequeña familia de roedores, los miró con asco y fue a buscar algo de veneno para ratas, cuando observó un objeto brillando en el suelo. Lo tomó y vio que era un prendedor viejo, sonrió para sí, lo lavó y se lo puso en el cabello.

Después de la cena, se dirigió al pozo y se puso a observarlo por última vez con nostalgia. Respiró profundo, cerró los ojos y saltó dentro, esperando el golpe, pero este nunca llegó y cuando abrió los ojos vio un cielo profundo que no había visto en años y sintió el aire fresco arrobando sus sentidos.

"Demonios, estoy soñando otra vez", se dijo, pero por más que se pellizcaba no regresaba, parecía que el sueño se había hecho realidad.


Hola, este es mi primer escrito en muchos años (en más de un sentido), fue un momento de inspiración, espero que les guste y de ser posible puedan darme sus observaciones.

Un placer.

Atentamente.

Yume Makino.