Digimonnomeperteneceyescriboestosinfinesdelucro.
Fic dedicado a Midnighttreasure, ya que la idea es todita de ella. Este es el reto que tomé:
Pairing: El que queráis.
Características: Simplemente quiero una historia basada en esta imagen, solo quiero ver qué se os puede ocurrir y en realidad me da igual si hay más de una interpretación: : (http) / / img-9gag -ftw. 9cache.(c o m) photo / aRPXY5j_ 700b_v1. jpg
Género: El que queráis.
Atención: Podría haber spoilers del Final Fantasy XIII, si recién inicias el juego.
Summary: Instrucciones para cocinar a un novio jugando videojuegos: 1. Prepare un almuerzo especial. 2. O quítese parte de la ropa. 3. O juegue con él. 4. O aumente la calefacción del departamento. 5. ¿Resígnese?
Revuelva a medida que aumenta la temperatura
Ese día Mimí se sentía caliente. Se sentía hot, como le gustaba decir a ella, con el único objetivo de enloquecer a su novio, quien no era amigo de esas expresiones foráneas.
Apoyó las bolsas de supermercado sobre la mesa y estiró los brazos, desperezándose. Desde el salón le llegaba el sonido de los quehaceres de Koushiro: seguía jugando a la playstation, como hacía horas atrás cuando ella lo dejó. Y el día anterior. Y el anterior.
Colgó las llaves del auto mientras se quitaba el abrigo. Todo el abrigo. Y con su finita remera de escote y encaje, ajustada a su cuerpo, se dirigió a saludar a su novio.
─Hola mi Izzycito ─le dijo mientras lo abrazaba por detrás del sillón. Confiaba en que él sintiera el refrescante olor de su colonia─. Hoy voy a prepararte tu comida preferida… ─le susurró, queriendo sonar seductora. Sin embargo, Koushiro ni siquiera le puso pausa al juego mientras ella lo saludaba.
─Que bien Mimí, muchas gracias ─fue su escueta, pero educada, respuesta.
Y ahí quedó Mimí, parada tras el sillón, de brazos cruzados, esperando una extensión de la respuesta de su novio, extensión que sin embargo no llegó. Comenzando a malhumorarse, se dirigió a la cocina.
Ya le enseñaría ella. Nada de su comida preferida. Fines de semana como ese requerían de medidas drásticas: sus ingredientes secretos… los cuales convenientemente había comprado esa misma mañana, previendo que sería un fin de semana atípico. Con paciencia y alegría comenzó a extraerlos uno a uno de las bolsas: espárragos, garbanzos, ostras, ostiones y, para darle el toque al mediodía, vino tinto. Y de postre, sus preferidos: ciruelas, frutillas y mucho, pero mucho, chocolate…
Porque los estudios de gastronomía de Mimí Tachikawa no habían seguido el clásico proceder que habían hecho casi todos sus amigos, ese de ir a la facultad, día por día, mes a mes y año a año, a aprender teóricamente como cocinar… ella había sido más original. Tazas enteras de autoaprendizaje, litros de cursos alternativos, videos en internet a ojo y creatividad a gusto propio… así fue como ella, la chef sin título pero con programa televisivo, había aprendido rápidamente cuales eran los mejores alimentos afrodisíacos (así, y con bastantes cucharadas de práctica y error, cucharadas de las que Koushiro Izumi jamás había renegado, en los inicios de su relación…).
─Me voy a poner cómoda ─le gritó a su novio mientras se dirigía a la habitación que compartían. Creyó escuchar un gruñido en respuesta, o tal vez solo era el grito de algunos de los monstruos que sus personajes estaban masacrando.
Se quitó la ajustada remerita que tan poco éxito le había otorgado ─Koushiro ni se había girado a mirarla─ y sus jeans ajustados de todos los días. Aún faltaba para la hora del almuerzo, así que se tomó su tiempo para revisar su armario (y la mitad del de su pareja, que usaba ella, claro). Entre tiras de vestidos de fiesta, blusas para el trabajo rebozadas y sencillas faldas gratinadas, se decidió por el ingrediente menos esperado: una sencilla camisola negra, suelta pero cortita, con escote de broderie, esa que usaba algunas noches de verano para dormir.
…y como estaban en invierno, comenzó por subirle la temperatura a la calefacción… de paso así lograría que Koushiro fuera sacándose la ropa él solito.
El pelirrojo no se dio cuenta de las pintas de su novia hasta que esta se le apareció con el sencillo plato de mariscos y verduras y se le arrinconó en el sofá.
─¿Y tú que te traes con esas pintas? ─consultó, mirándola de reojo.
Al menos la había mirado…
─Pues pensé que como ninguno de los dos va a salir de casa hoy, más vale que nos pongamos cómodos…
Sutilmente colocó una de sus piernas sobre las de él, a la vez que le servía un esparrago en la boca.
─Pensé que ibas a cocinar pollo al limón.
─No conseguí limones. Los confundí y traje pomelos ─mintió.
Koushiro era muy inteligente, y debería haber sabido que su novia chef jamás cometería tal confusión, ah, pero en su Final Fantasy XIII Sazh estaba a punto de enterarse de que Vanille era la culpable de su drama personal, y estaba demasiado preocupado para analizar en profundidad las acciones de su novia.
─Al menos deberías ponerle pausa mientras comemos ─protestó, vaciándole una ostra en la boca. Él se atragantó, pero no apartó la vista de la pantalla.
─Lo siento Mimí, me encuentro en un momento crucial. Pero enseguida llegará una escena de video y podré soltar los controles. ¿Ves ese punto rojo? Apenas llegue hasta ahí.
Miró con cansancio el pequeño mapa donde, efectivamente, había un punto rojo al que sus dos personajes parecían querer acercarse. Koushiro, como siempre, quería explicarle todo, pero ella de videojuegos no entendía nada y tampoco le interesaba aprender.
Sin embargo, el que llegase la bendita imagen en video no hizo a Koushiro más propicio a embarcarse en una conversación con ella, mucho menos a mirarle con atención el diminuto atuendo de dormir que llevaba puesto. Sino que se embebió en el drama que ocurría en la pantalla, mientras con torpeza comía algunos de los ingredientes secretos que su novia con tanta dedicación le hubiera preparado.
─Agrégale aceite de oliva ─sugirió, al notar que ninguno de sus afrodisíacos hacía mella en su novio. Roció los vegetales sin esperar respuesta.
─¡La va a matar! ¡No la mates, es tu amiga! ─exclamó Koushiro, abalanzándose sobre la televisión, con tanta mala suerte que se desparramó encima todo el aceite de oliva del espárrago que estaba empezando a engullir.
─Oh, déjame que te limpie esa remera ─pronunció Mimí, emocionada, lista para llevar a cabo otra de sus infalibles técnicas de seducción.
Pero cuando regresó con el pañuelo con producto, que pensaba pasar amorosamente por el pecho de su novio, él ya había arrojado la prenda a sus pies.
"Bueno, al menos ya ha comenzado a desvestirse" pensó Mimí, algo decepcionada por no haber sido ella la cocinera del acto… y fue este el momento que eligió Koushiro para, finalmente, poner pausa y alejarse hasta la habitación, de donde volvió vestido.
Pero a Mimí aún le quedaba el postre. ¿Los garbanzos y los ostiones no habían levantado el lívido de su novio? Pues a ver como hacía para resistirse a frutillas, ciruelas y Mimís bañadas en chocolate…
Pues esta era la receta de Koushiro para resistirse a frutillas, ciruelas y Mimís bañadas en chocolate: apretar desesperadamente botones en batallas sin fin contra artefactos eléctricos y robots de mal gusto. Así que mientras ella repasaba las frutillas por su boca antes de engullirlas y dejaba torpemente que el chocolate se le resbalara por la barbilla ─torpemente porque su novio ni se enteró de sus planes de conquista, no porque ella no fuera sexy haciéndolo─, él continuó derribando monstruos que a Mimí se le hacían todos iguales y que encima demoraba largos ratos en derrotar.
Luego de haber levantado y limpiado la pequeña mesa ratona en la que habían comido, y de haberse limpiado a ella misma, ya que tenía chocolate hasta en el cuello, debió admitir que ni la ropa sexy ni la comida especial habían hecho mella en la determinación de su novio de darle vuelta al recién adquirido juego en un solo fin de semana. Por lo tanto, si ser Mimí no era de utilidad para conseguir que su novio tuviera sexo con ella, pues muy bien: sería Sora. Y es que Mimí estaba llena de recursos, y conocer las estrategias de conquista de todas sus amigas no era más que otra serie de ingredientes en el kit de cocina de Mimí Tachikawa.
Si el ámbito de expertise Tachikawa no atraía la atención de su novio, pues debería cruzar ella al ámbito Izumi y ver que tal le iba. Y si Sora Takenouchi podía jugar videojuegos con Taichi y Yamato, de adolescente, pues bien podía Mimí de adulta jugar videojuegos…
─¿Me enseñas a jugar? ─preguntó, simple y directa. Él la miró de reojo, al menos había conseguido eso.
─No te gustan los juegos donde se lastima a bichos malos Mimí. Te hará recordar a nuestro primer viaje al digimundo.
─¡Pues que bien! Justo me estoy sintiendo nostálgica, ayúdame a recordar ─y sin más preámbulo, le arrancó la palanca de las manos─. ¿Qué hago ahora? ─Koushiro sintió el leve nerviosismo en su voz, al ver que con tan solo dos personajes debía derrotar a algo así como siete monstruitos pequeñitos.
─Tienes que apretarle a Ataque Automático, y a medida que esas barritas se llenen, tu personaje atacará.
Mimí así lo hizo. Dos… tres veces…
─¿Y esto es todo? ¿Me siento y aprieto el mismo botón hasta terminar la batalla? ¿Qué los personajes no deben curarse o cosas así?
─El pequeñito, Hope, te está curando. Lightning se dedica a atacar.
─¿Pero cuál es la gracia de tocar siempre el mismo botón? ¿Estás desde anoche sentado aquí apretando el mismo maldito botón? ─exclamó, levantado la voz, pero sin dejar de presionar X.
─¡Claro que no, Mimí! Yo soy un experto, puedo elegir que comandos quiero que mi personaje ejecute. Pero como tú estás recién iniciada, debes dejar que el sistema elija por ti.
─¡Que estupidez, yo soy perfectamente capaz de elegir por mi cuenta! ¡Enséñame! ─reclamó. La verdad es que ella no tenía la más mínima intención de aprender a jugar, pero esa pequeña interacción era lo máximo que había conseguido de su novio en los últimos días.
Koushiro le retiró el control y rápidamente marcó unos comandos.
─Muy bien, ahora lo que tienes que hacer es apretar esta otra opción.
Y así pasó Mimí otros tres o cuatro turnos apretando X, pero en una opción diferente.
─¡Esto es absurdo! ¿Cómo puede haber tantos millones de seres humanos embobados si lo único que deben hacer es apretar un montón?
─Pero ahora estás eligiendo los comandos, Mimí… o mejor dicho, estás repitiendo los que elegí yo.
─¡Ahgggg! ─volvió a protestar, pero no dejó la palanca. Comenzó a toquetear libremente las opciones que le sonaban lindas.
─Mimí, ¡¿qué estás haciendo?! ¡Me harás perder! ─y antes de que el agua hirviera, apareció un mensaje en la pantalla ofreciéndole a Koushiro abandonar el juego o regresar a antes de la batalla…─ ¡Me hiciste perder! ─y ahora sí, le quitó los controles, no sin recibir más críticas y quejas de su novia, hacia él y hacia ese juego tan insulso que estaba jugando.
Mimí entró a su habitación hecha una furia, ya vería ese estúpido de Koushiro, que nunca le prestaba atención, ahora le pagaría con la misma moneda: ni hola por las próximas ocho horas, y que se fuera a buscar a alguien para tener sexo a la próxima convención de videojuegos, que de su hermoso cuerpo no volvía a tocar un pelo…
No terminó de ingresar en el cerebro de Mimí la idea de Koushiro confraternizando con una gamer cualquiera que ya estaba de regreso en el living, arrojando su camisola por los aires y sentándose junto a él con nada más que su diminuta cola less negra… porque a situaciones desesperadas, medidas desesperadas.
Pero Mimí no había contado con que su novio, además de concentrado, estaba visiblemente molesto por haber debido retornar en el juego, y ni la miró. Ella esperó, impertérrita, estoica, diosa y sexy, balanceando sus tacones ─que ninguna mujer de valía se quitaría ni antes ni durante una relación sexual─ y gimiendo cada vez que sucedía algo que se suponía era "emocionante" en ese juego.
Koushiro demoró su buena cantidad de minutos y batallas en dirigirse a Mimí.
─Está abierta la cortina. Te están viendo los adolescentes del departamento de enfrente. Incluso han sacado fotos y estimo que grabado uno o dos videos.
Y lo dijo tan impávido, impasible e imperturbable, que ella no supo si gritó por la vergüenza y el horror o por la impotencia que le generaba ese estúpido de su novio al que no podía calentar, ni a fuego lento ni a temperatura máxima.
─¡Quítate esa ropa que hace calor! ─le gritó, tironeándolo de la ropa, luego de haber cerrado las cortinas y haberse anotado en su lista mental de cosas para hacer la de mudarse a otro continente, trágame tierra.
─¡Mimí, ya basta, contrólate! ─contestó él, esta vez sí poniendo pausa e irguiéndose hasta quedar a su altura─. ¿Qué no ves que estás haciendo el ridículo? Ahora ese video de tus pechos circulará todo el edificio, lo verá hasta el señor del octavo que te es tan antipático y que alega no mirar tu programa de televisión. ¡Serás la alegría nocturna de los amigos de estos pre universitarios calientes, Mimí, por favor! ¡Ten un poco de autocontrol!
Koushiro había visto muchas veces a Mimí enojada, pero ella no lo había visto a él la misma cantidad de veces. Ninguno de los dos imaginó la reacción contraria. Mientras ella jamás se esperó que él la acusara de ser la culpable de que un video de ella semidesnuda recorriera el edificio, cuando era evidente para cualquier persona con el más mínimo sentido de la lógica ─como era el caso de Koushiro─ que el culpable era nada más y nada menos que él, él tampoco se esperó que ella, luego de mirarlo con furia, se alejara taconeando y batiéndole sus largas pestañas por última vez.
Mimí se encerró en la habitación y se negó a volver a pensar en ese desagradecido y desaprovechado novio estúpido y malvado e idiota que tenía. Ya vendría buscando sexo, y bien preparada tendría ella su estrategia…
Koushiro llegó buscando sexo esa misma noche. Mimí se acostó temprano, como correspondía a toda joven que debía lucir sin ojeras en la televisión. No supo a qué hora se acostó él, ni como le fue en su videojuego y ni siquiera supo si cenó, porque no había vuelto a dirigirle la palabra.
Lo que sí supo, inmediatamente, fue que finalmente los afrodisíacos, los paseos desnuda y todos los ingredientes que había desparramado durante la tarde para que él se dignara a mirarla, habían dado resultado. Lo supo cuando él, al acostarse en la cama, la abrazó de la cintura y la apretó contra su cuerpo, le dedicó palabras bonitas y disculpas al oído. También lo sintió, grande y prácticamente hirviendo.
Y llegó su momento de gracia.
Giró en la cama, lo enfrentó, lo asió por su pijama y le acercó el rostro al de ella.
─Perdiste tu oportunidad, baby. Ahora ve a pedirle sexo a esa antipática de Lightning.
─Ah muy bien, entonces así haré ─respondió Koushiro, ni lento ni perezoso, ni tonto ni manipulable, levantándose de la cama para volver a jugar a su videojuego bendito.
─¡Ahhhhhg que te quedas aquí! ─exclamó Mimí, tan alto, que Koushiro supo que esa sería la banda sonora del videíto que habían grabado sus vecinos.
Se le arrojó encima, y solo por mala le clavó las uñas toda la noche y hasta lo cacheteó un poquito…
Ah, pero el domingo, Mimí despertó radiante, contenta, alegre, completamente olvidada de la serie de ofensas de que había sido víctima el día anterior. Ya sabía ella que con la serie de ingredientes correctos, ningún videojuego podía ganarle…
Y como ya había hecho las paces con su Izzycito, se giró en la cama, medio adormilada, para apretarlo contra ella un rato… y moviéndose y estirando las manos, casi se cae por el otro lado de la cama.
Abrió los ojos, sorprendida. El maldito de Koushiro no estaba en la cama.
Y enseguida, una conocida musiquita llegó a sus oídos… el maldito, desaprovechado, descarado, irrespetuoso y maleducado de su novio, otra vez, ¡estaba jugando a su insulso videojuego!
Pero esta noche no la volvería a embaucar, no, que se puede jugar y manipular a los personajes de un videojuego, pero jamás a la sexy Mimí Tachikawa…
¿Fin?
Notas: ¡Hola! Ante todo quiero decir que este es mi primer Mishiro oficial, y que si bien amo el Michi y el Jyoumi, con él quiero firmar mi adhesión y el ascenso de este pairing a mi primera opción para Mimí. Eso. ¡Acéptenme!
Segundo, quiero contarles que Midnighttreasure no quería un Sorato, yo no quería un Mimato, entonces fuimos al medioy elegimos esta pareja. Y les quiero contar a todos que si a Mid no le gusta, pues tendré que hacerle otro, así que si quieren saber que pasó el domingo pues más vale que la convenzan de que me diga que no le gustó. Pero si quieren ser buenos conmigo, no lo hagan, porque ya no sé qué nuevos ingredientes de conquista agregar a la cocina Tachikawa…
Y tercero, que no sean malos y me dejen reviews, sobre todo si se rieron, porque a mí me alegra el día y a veces la semana saber que hago reír a la gente.
Y así terminan las notas más largas de la historia, perdón. ¡Ah! Si no pueden ver la imagen, no sé bien como solucionarlo. ¿Me preguntan por review? (:P)
