¡¡Uolaa!
¿¡Algún fan del yaoi? ¿¡Algún fan de fruits basket? ¿¡Algún fan de ambooos?
Este es nuestro primer fict, directito salido del horno... Esperamos que os guste (¡¡y que nos digáis si os ha gustado en los reviews...!)
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso
KarinSoma (Sayu y Asrial)
Capítulo 1 – Por una mirada, un mundo...
Yuki se despertó demasiado temprano, como cada día. La oscura noche aún no quería dejar paso a las primeras luces del alba pero las pesadillas, cada vez más frecuentes, no le dejaban dormir mucho más. Aquella maldita habitación... oscura, tétrica... Su cuerpo menudo y frágil tembló e intentó borrar las imágenes casi dando un brinco fuera de la cama. Cogió la ropa perezosamente y se encaminó hacia la ducha, a ver si podía despejarse del todo. Como cada mañana, Kyo estaba entrenando duro para así, algún día, poder vencer a Yuki, su eterno rival. Cuando acabó, totalmente agotado y sudoroso, se encaminó hacia la ducha para relajarse.
Yuki se le quedó mirando, sorprendido, al verle plantado con una toalla sobre el brazo delante del baño, igual que él.
-Iba yo delante- soltó, algo seco. No entendía aún la razón, pero jamás le salía una palabra amable con él. Ni siquiera lo hacía conscientemente.
-A ver, rata... ¿Crees que puedes colarte?-dijo enfadado-Pues si eso crees, luchemos.
Yuki suspiró
-¿No crees que empiezas a resultar algo aburrido, Kyo?- soltó, cansinamente- Voy delante y punto, cuando quiera ver como te dan una paliza ya contrataré a un crío de cinco años para que lo haga...-entró en el baño, dejándole con la palabra en la boca e indignado, lo sabía. Comenzó a desnudarse poco a poco, con movimientos suaves
No le dio tiempo a acabar cuando de repente entró Kyo. Odiaba que le dejasen a medias
-¡¿A un crío! ¡¡Con quién crees que esta hablando, estúpido!
Yuki se cubrió, indignado. Odiaba su cuerpo. Demasiado pálido, demasiado delgado, demasiado suave... demasiado poco varonil.
-¡¡Sal de aquí, maldito gato!
Kyo rió, divertido
-¿Qué? Ahora me tienes miedo ¿no?
-¡¡He dicho que salgas!- estalló, empezando a enfurecerse- ¡¡Sal o te arrepentirás!
-Que miedo me das, ¿no ves cómo tiemblo?-dijo engreídamente-ven, a ver si te atreves
Yuki notó como sus sangre empezaba a bullir por la rabia. Soltó el pijama que sostenía contra su pecho y dio dos veloces pasos hasta él. En menos de un par de segundos, y sin que Kyo pudiese hacer nada para evitarlo, Yuki le había lanzado fuera del baño, empotrándole contra la pared.
-¡¡Aprende a luchar antes de ponerte en plan perdonavidas, gato estúpido!- cerró con un buen portazo
Kyo se quedó sorprendido. Yuki siempre se enfadaba con él pero esta vez veía cansancio en su cuerpo, tristeza y...¿dolor?
El muchacho se apoyó en la puerta que acaba de cerrar, suspirando por el cansancio. Se metió bajó el chorro de agua caliente y se quedó muy quieto, dejando que le recorriese el cuerpo tranquilamente. Y, a pesar de la pequeña bronca, se dio prisa para que él no tuviese que esperar. Salió, con un albornoz que le cubría entero, secándose la cabeza.
-Todo tuyo- dijo, más seco de lo que pretendía
Kyo, por primera vez en su vida, calló. No sabía porqué, pero presentía que algo malo le pasaba a Yuki. Fue por eso por lo que calló, sí, para ayudarle, de algún modo, sin que éste se diera cuenta
Levantó la mirada, sorprendido por su silencio. Sus ojos, algo rasgados y de un extraño color alilado se quedaron como atrapados en los de Kyo. De pronto, se dio cuenta de algo. Llevaban casi un año viviendo juntos y era la primera vez que sus ojos se encontraban. La verdad es que eran como él, arrojados, demasiado descarados, aunque con una viveza y un ansia por vivir que le merecían elogios de todo tipo... Sí... benditos ojos, de un color tan extraño, como los suyos, del color del fuego...
Los pensamientos de Kyo eran... demasiado parecidos. Jamás se había dignado a mirarle a los ojos y... en ese instante... fue como si hacerlo era lo único que le diese sentido a la vida. Eran como el agua, con un fondo violeta. La sensación que da ese bendito elemento, la... la tranquilidad... Una tranquilidad capaz de amansar al fuego, cuando, rebelde y abrasador, quemaba todo lo que le rodeaba... Y era justamente lo que le ocurría a él... por vez primera, aquella rabia que siempre recorría su cuerpo se desvanecía. ¿Era Yuki capaz de hacer eso,¿ Era él, la persona que detestaba con toda su alma, la única capaz de otorgarle paz?
No entendía nada y todo era por esos ojos, esos tímidos ojos
Fuego... sí... la verdad es que relucían con tal intensidad que le recordaron a las brasas que ardían cada vez con más y más fuerza a media que el aire les daba vida... Una vida que, finalmente, las reduciría a cenizas. Por alguna extraña razón sus ojos se medio nublaron y su frente se frunció. Su garganta, que hacía rato que no pronunciaba palabra, soltó un leve quejido lastimero. Avergonzado, bajó el rostro, logrando romper el hipnótico contacto, y se fue rápidamente hasta su habitación, donde necesitó varios minutos para poder recuperarse.
Kyo tardó en reaccionar. ¿Qué le había pasado? Un escalofrío recorrió su espalda... Aún notaba esos ojos mirándolo fijamente... y no podía apartarlo de su mente. Así que, para despejarse, entró rápidamente en el baño y se relajó en la bañera.
Poco después, en el desayuno, Tooru les miraba a ambos, muy extrañada. Le daba miedo preguntar por si de nuevo estallaban en gritos y peleas, así que disfrutó del primer desayuno tranquilo desde la llegada de Kyo, sonriendo...
De camino al instituto, sin embargo, la calma aparente la pareció, más que nunca, una señal inequívoca de que la peor discusión estaba por llegar. Nerviosa, intentó romper el hielo.
-Y... um... ¿Tenéis muchos deberes para este fin de semana?
Yuki la miró, con esa media sonrisa bailándole en los labios, como de costumbre.
-No muchos, Tooru- "La conciliadora", añadió para sí- He ido haciendo durante la semana para que no se me acumulasen..
-¿Y tu, Kyo?-preguntó con curiosidad
-Yo he hecho la mitad-dijo secamente
Yuki, algo nervioso, dejó de mirar fijamente al suelo y le miró a él, levemente.
Eso no pasó desapercibido, no para Kyo.
-Bueno...yo...voy adelantándome que tengo cosas que hacer.
Yuki le miró alejarse, sin decir nada.
Ese día, durante las clases, su mente se distraía con demasiada facilidad. Acabó mirando por la ventana, pensativo, apoyado en un codo.
Por el contrario, Kyo intentó no pensar y siempre se mantenía ocupado. Decidió hacerse creer que no tenía de qué preocuparse, que todo había sido una chorrada causada por su imaginación.
-Yuki... ven un momento, por favor...-dijo el profesor, al acabar la clase.
Yuki acabó de recoger rápidamente y se acercó, preocupado por si le había notado lo despistado que estaba. Lo único que le faltaba era una llamada a su casa diciendo que llevaba un tiempo "algo en las nubes"
-¿Si, profesor?
-Verás... no sé si sabes que en el otro grupo ha llegado un alumno... algo problemático de intercambio...
Como la noticia era de dominio público (todos los estudiantes se dedicaban a esquivarle), el profesor no creyó que debía decir más, hasta ver su cara de no entender nada.
-Yuki... ¿Qué narices te pasa? No pareces tú...
-Yo... estoy muy ocupado, profesor...
El hombre le miró con interés.
-Ahora ya no sé si es buena idea pedirte...
-¿Pedirme el qué?- dijo, al verle titubear
-Pedirte que intentes integrarle
Kyo había visto cómo Yuki era llamado por el profesor y en parte estaba preocupado por saber qué pasaba, aunque no dijo nada. Su sorpresa llegó luego, cuando le vio aparecer... con... ¡¿un chico! ¡¡Qué además no conocía! Sin saber cómo ni por qué la rabia se apoderó de él y fue hacia donde ambos se encontraban.
-... También podrías formar parte de... ¿Kyo? ¿pasa algo?- dijo, extrañado, al verle detrás suyo
El otro alumno le miró, desafiante. Bien les sacaba a ambos una cabeza y algo y parecía un armario con patas, igual que los de los gimnasios.
Con una sonrisa intentó parecer amable, aunque lo único que logró fue que todos sus compañeros excepto Yuki y aquel muchacho se llenaran de miedo.
-Anda Yuki... has hecho un nuevo amigo, ¿Cómo se llama?
-Es un alumno nuevo, se llama Arashi
-Arashi..., ... bueno y... ¿Qué estáis haciendo?-preguntó, mirando a Yuki fijamente
-P...pues... le decía que... que debería entrar en... la asociación de estudiantes o... en algún grupo de deporte o... así- dijo, sonrojándose levemente y volviendo a mirar al alumno, intentando ignorarle.
-bueno, pues entonces te acompañaré para enseñarle el colegio, ¿de acuerdo?-Dijo, desafiante.
-¿Acompañarnos?- Yuki volvió a mirarle, confuso- No... no hace falta
-No...insisto, creo que si es nuevo no debe tener amigos así que si somos dos para él será más divertido.
-Sí...-tenía sentido, pero no entendía desde cuándo Kyo era tan amable.
La visita comenzó en ese mismo instante y Yuki le fue presentando a los alumnos conforme se iban cruzando con ellos, parándose y conversando levemente para que todos viesen que "el Nuevo" no era una versión reencarnada de ningún asesino en serie, como ya se decía por ahí. También le presentó a varios profesores, le metió en las aulas de las actividades, le recomendó varias...
-¿Y bien? ¿Qué te parece?
El muchacho, tras pensárselo, soltó
-Que todo esto es una mierda y tú un memo chupaculos
¿Qué le has dicho?-dijo desprendiendo rabia por cada uno de los poros de su cuerpo-¿Cómo lo has llamado, aquí el único que puede meterse con él soy yo ¿te enteras?-dijo mientras le agarraba por el cuello de la camisa.
-¡Kyo!- amonestó Yuki, tocándole ligeramente el brazo. Sintió como una descarga y estuvo a punto de retirar la mano más velozmente de lo que la había acercado, pero no quería que se apaleasen- Déjale... vamos.
Kyo se apartó repentinamente, cogió a Yuki y casi lo arrastró hasta la salida. De pronto se paró en seco y se giró para observarle. Yuki estaba como en estado de shok por cómo se había comportado, con los ojos como platos y la boca abierta.
¡¿Cómo puedes quedarte igual después de que te digan eso!
Le miró, ligeramente sonrojado y algo avergonzado. Acabó por encogerse de hombros, sin entender la causa de su rabia.
-¿Y qué gano enfadándome?
-No es enfadarte o no enfadarte, sino hacer que te respeten...Bueno da igual, regresemos a casa.
-De lo que me hablas es de orgullo... y yo pienso que hay cosas que están por encima, como al dignidad y la comprensión. ¿Has pensado qué le llevó a decirme eso?
-¡¿ Y tu no entiendes que no se trata de eso, Te ha dicho eso después de que tú le hicieras un favor amablemente. Tu eres persona y lo más importante es que te respeten. Estás muy equivocado si crees que hay cosas más importantes que el respeto. Sé que yo no soy un buen ejemplo de ello y que...siempre...me meto contigo...pero...-De pronto enmudeció, y sorprendido descubrió que había hablado más de la cuenta. A él no le importaba lo que le pasase a Yuki...¡¿o si!
Yuki se le quedó mirando, anonadado. De nuevo notó un calor en las mejillas, señal de que se estaba sonrojando. Bajó el rostro.
-Es tontería, Kyo... No merece la pena que cosas así me afecten... yo... no merece la pena... Vamos a buscar a Tooru y volvamos a casa.
Se dirigieron otra vez a clase, pensando que allí la encontrarían, pero no fue así. Hablaron con una chica que les dijo que Tooru había comentado que tenía que ir a trabajar, así que se quedaron los dos solos, pensativos.
-Yo... tendría que... que quedarme...-susurró Yuki, sin mirarle- Ve yendo...
-Kyo...-por segunda vez aquel día, volvió a tocarle, estaba vez para zarandearle ligeramente. Notó de nuevo como una descarga que hizo que sus dedos le hormiguearan.
Kyo dio un pequeño salto, puesto cómo estaba distraído no había oído nada de lo que le había dicho.
-¿Qué decías?
-Yo... que... tengo que quedarme a hacer unas cosas y... que te fueses... yendo
Kyo le miró sin saber que decirle. Ahora lo que menos le apetecía era regresar a casa, tenía la mente llena de preocupaciones y ya se sabe que en casa de los Soma nunca hay tranquilidad.
-Creo que me quedaré un rato más aquí-dijo casi susurrando-ya me iré más tarde; tú ve tranquilo y haz lo que tengas que hacer.
-Vale...-Yuki huyó, no se podía llamar de otra manera. Correteó, aferrándose a su cartera como si de ello dependiese su vida. Se perdió en una de las clases vacías y suspiró, hecho un mar de dudas. ¿Qué ocurría? ¿Por qué Kyo estaba tan amable? El gato tal y como había sido hasta ese momento era... bueno, era más predecible, más controlable y... le daba menos trabajo. Volvió a suspirar y escuchó que la puerta se abría. Casi aguantó la respiración
-Eh, guapito de cara... Te he visto entrar aquí, así que no te escondas...
Yuki no se escondía, no... Sólo había acabado, por casualidad, sentado en el suelo, tras la mesa del profesor.
-Puedes salir, no te haré daño... de momento-soltó, con una fea sonrisa pintada en la cara.
Yuki se incorporó, algo tembloroso
-¿Qué narices te pasa? No me escondo... no de tí, al menos
-¿ A no? ¿Entonces de quién? ¿De tu novio?-mientras hablaba se acercaba más y más a él.
-¿Qué...?- Yuki retrocedió, instintivamente, quizá más de lo que había dicho que de él- ¡¡No digas bobadas! ¡¡Kyo y yo nos odiamos!
Arashi sonrió cada vez más divertido.
-¿Kyo? ¡Ahh... el pelirrojo! ¿Quién ha hablado de él?
-¿Q... qué? ¿De... de qué hablas? Es el único que... nos ha... acompañado...
-Sí, pero hay muchos más chicos en esta escuela... ¿o no?
-Sí, pero no me has visto discutir con ningún otro- dijo, empezando a recuperarse de la sorpresa inicial- Y dudo que intentes tomarme el pelo con alguien que ni conoces... Porque... es justo eso lo que pretendes, ¿no? Intimidarme, como has hecho con todos- se plantó, bien tieso, con los brazos cruzados y mirada furibunda- Y pensar que te he defendido... ¿Acaso te he hecho algo para que me trates así?
Arashi no respondió, sólo dio una vuelta a su alrededor para observarlo bien.
¿Entonces no te gusta ese tal Kyo?- susurró desafiante a un palmo de la cara de Yuki
-No te importa quién me gusta o me deja de gustar, así que déjame tranquilo
Enfurecido, Arashi, demasiado acostumbrado a hacer siempre su voluntad, agarró a Yuki por la barbilla y le besó.
Mientras todo eso pasaba, Kyo había decidido ir a buscar a Yuki para no tener que volver sólo. Oyó un ruido que provenía de un aula vacía y, sorprendido, se acercó y abrió la puerta.
Yuki se revolvió, intentando alejarle, pero aquella agresión le había dejado demasiado atontado como para poder defenderse. Aquel matón de tres al cuarto sujetó sus manos y Yuki protestó, retorciéndose todo lo que podía, mientras emitía medio gritos ahogados por los labios de aquella bestia.
Kyo se quedó paralizado. Eso que Yuki tenía tanta urgencia por hacer... ¿Era verse con ese imbécil? No se lo podía creer... Iba a cerrar la puerta cuándo vio cómo Yuki se resistía e intentaba escapar y cómo ésa bestia de Arashi, le tenía sujeto.
-¿Qué te crees que haces?-soltó mientras Arashi, sin poder hacer nada para evitarlo, recibiera su puño en toda la cara.
Yuki salió despedido al suelo y se quedó sentado, con los labios irritados y enrojecidos
-¿¡Qué crees que haces, mosquita?- soltó Arashi, con una mano sobre el golpe y mirada asesina.
-No te atrevas a ponerle una mano encima ¡¿me has entendido!
-¿¡Quién lo dice? ¿¡Tú?- soltó, con tono de guasa.
Kyo se acercó velozmente y volvió a pegarle, aunque esta vez en el estómago.
-Kyo...-dijo Yuki, que seguía intentando reaccionar. Quería decirle demasiadas cosas, como que no merecía la pena.
Una vez Arashi quedó definitivamente en el suelo, tras varios minutos de fuertes golpes, patadas y puñetazos, y aunque los dos estaban muy heridos, Kyo se levantó con cuidado, cogió a Yuki y se lo llevó sin decir nada.
-Kyo...-insistió Yuki, mirándole, asombrado- Estás... estás herido...
Kyo siguió callado, le dolía la cabeza y no aguantaba más.
-Yo...-su cuerpo magullado se resintió.
-¡Kyo!- le rodeó con sus brazos, no sabiendo si se desplomaría. Sus cuerpos chocaron y Yuki se mareó por la sensación de tenerle tan cerca y de una forma tan íntima.
Kyo, no había perdido el conocimiento aunque estaba débil. de pronto se dio cuenta de que tenía muy cerca esos ojos que anteriormente le habían cautivado, que las manos finas y suaves de Yuki le sostenían, que esos labios enrojecidos se encontraban a menos de un palmo de él.
-¿Estás... estás bien?- susurró, sosteniéndole contra su cuerpo.
-Si...bueno...-dijo tímidamente
-¿Te... suelto?
Kyo no sabía que responder, tenía que soltarse, pero en el fondo de su corazón no quería.
-¿K... Kyo?- Yuki le miraba, esperando que dijese que no- Vamos... iremos a la enfermería...
-Espera...yo...siento no haber llegado a tiempo para ayudarte-dijo con unos ojos brillantes que mostraban una gran tristeza.
-N... no importa...-dijo, sorprendido, mirándole- No ha sido tu culpa...- Fueron hasta la enfermería, con pasos lentos. Estaba cerrada, pues el colegio había acabado hacía ya varias horas- Escucha... yo... podría curarte en casa..
Kyo le miró tiernamente.
-Tranquilo, no te preocupes...
-Sí, sí me preocupo... faltan unas horas para que llegue Tooru... te acuestas y... te curo y... así ella no se preocupa... vamos...-volvió a tironear de él y fueron caminando con pasos vacilantes hasta casa. Una vez allí, Yuki le ayudó a subir y abrió su cuarto. Era la primera vez que estaba allí desde su llegada y lo miró todo con cierta curiosidad. Le recostó, soltando un leve suspiro de cansancio- Iré a por el botiquín... ¿Por qué no te vas poniendo el pijama?
Estaba cansado y el dolor de las heridas se le hacía casi insoportable. se puso la parte de abajo del pijama como pudo y se volvió a tumbar justo cuando Yuki entraba con el botiquín.
-Déjame ver...-con el ceño fruncido le fue tocando ligeramente, sin apenas moverle para no provocarle más dolor. Sus dedos eran fríos en contacto con su cuerpo, que parecía arder.
Kyo se retorcía puesto que, aunque Yuki iba con cuidado, le dolía. De pronto cogió su mano.
-M...muchas gracias-musitó
El muchacho le miró, levemente sonrojado
-De... de nada... Vamos... ahora me... me toca tu cara... Tooru mañana se dará cuenta, seguro...- intentó no mirarle, pero notaba sus ojos fijos en él, lo que le hizo ponerse cada vez más y más nervioso.
-¿Y tú... cómo estás después de lo... que te ha hecho?-dijo, suavemente, sin dejar de mirarlo ni un instante.
-Me... me duelen... los labios y... las muñecas...
Kyo pasó sus dedos por los labios de Yuki, de una manera suave, cómo si fueran a romperse. Luego, cogió sus muñecas delicadamente y repitió la acción.
Yuki dio un respingo y su respiración se agitó
-¿Qué... qué haces?- musitó
-Yo... nada... perdóname. Sólo quería comprobar que no hubiera ninguna herida... Ya estoy bien, sólo necesito descansar así que puedes irte-dijo secamente.
No sabía porqué lo había hecho y se sentía estúpido, así que decidió que haría cómo si nada hubiera pasado.
Yuki le miró
-No pienso irme, por muy desagradable que te pongas...
Kyo no le miró, no quería hacerlo, tenía miedo. Por primera vez el valiente Kyo tenía miedo.
-Kyo...-musitó, sonrojado, sujetando su barbilla.
