Prohibido: Versión NaruHina.

Género: Romance y Drama.

ADVERTENCIAS: Esta historia contiene contenido sexual, pedofilia, incesto, AU (Naruto tiene 32 años y Hinata 14)

Si lo te gusta los Fics con esta temática abstente de leer... Gracias!


-Prohibido-

Capítulo 1

El Doctor Naruto Namikaze suspiró y se pasó una mano por su cabello rubio oscuro. La tenue luz de la lámpara de estudio bailó sobre él, creando una breve ilusión de halo, que se arruinó cuando se empujó hacia abajo de nuevo, plano contra su cráneo. Su cabello tenía un lustroso dorado perfecto, que era suficiente para hacer que cualquier hombre o mujer se sintieran celosos. En Naruto esto era natural, como eran sus grandes ojos azules, con gruesas, onduladas y oscuras pestañas. La belleza de su rostro había atraído a gran cantidad de mujeres y un buen número de hombres también pero Naruto no estaba interesado en ninguno de ellos. A él le gustaba mantener su mente en su trabajo, y la apariencia física, incluso la propia, no era importante para él. Para completar su rostro, tenía amplios hombros y cuerpo musculoso de un atleta natural, practicaba varios deportes en la universidad pero no ahora. Ahora el único deporte en el que participaba era en las cirugías, y tenía una importante al día siguiente.

Naruto siempre pensó que su vida era perfecta, su familia era una de las más influyentes en Konoha City, trabajaba en el mejor hospital de dicha ciudad, era reconocido por su esfuerzo y dedicación, para muchos Naruto Namikaze era un modelo a seguir, y lo más importante, dentro de poco se casaría con la mujer de sus sueños, aquella mujer que por mucho tiempo creyó imposible y que ahora le profesaba un amor incondicional.

Naruto creía que lo tenía todo. Entonces ¿Por qué sentía tanto dolor en su corazón?

Desde la primera vez que Naruto la vio supo que algo muy dentro de él había cambiado, cabello largo negro azulado, ojos perla heredaros de su madre, hermosa piel de porcelana, Hinata irradiaba belleza desde la cabeza hasta la punta de los pies, acompañada de un aura de inocencia que cautivo y embrujo al Namikaze. Ella se mudó a la mansión Namikaze pocos meses después de la muerte de su madre y desde ese día la vida de Naruto no volvió hacer la misma, su perfecta existencia se convirtió en un total infierno, dejo de ser el Namikaze que todos conocían para convertirse en el ser más repugnante y despreciable del mundo. Por la culpa de su pequeña hermanita el rubio no tenía tranquilidad y sus noches se habían convertido en un verdadero calvario, por qué tenerla tan cerca de él, era una verdadera tentación y no sabía hasta cuándo podría contenerse.

No quería sentirse de aquel modo, no quería aceptar la realidad, el respetable y honorable hombre de treinta y dos años no era solo un pederasta también era un despreciable incestuoso, pero no podía dejar de pensar en su hermanita, lo había intentado por eso la había estado evitando desde su llegada, pero ¿Cuánto más podía contenerse?

Oyó un repentino golpe en la puerta de su estudio, y una suave, familiar voz llamando:

— ¿OniSan? ¿E—estás allí?

Hinata tocaba la puerta del estudio de su hermano, esperando que le abriera. Había intentado hablar con él pero había sido imposible el siempre encontraba la manera de ignorarla. No era como que ellos fueran cercanos, pensó con amargura. No sería una sorpresa, si él la odiara por el engaño que su padre había hecho con la madre de Naruto y de ese engaño ella había nacido; eso no era nada fuera de lo normal. Yo no debería estar aquí. No era la primera vez que el pensamiento cruzaba su cabeza. Había estado pensando en esto desde que llego a Konoha City sin nadie esperándola. Después de la muerte de su madre, Hinata decidió buscar a su padre y vivir con él y su hermano, le pareció una buena idea. Un nuevo comienzo, y no solo para no estar sola sino también para compartir con la única familia que le quedaba. Ella había querido estar cerca de Naruto, saber que él estaba cerca si lo necesitaba. Y para dejarle saber que ella estaba cerca por si él la necesitaba. ¿Qué mejor forma de hacerlo que estar pendiente de él?

Él siempre la evitaba. Siempre lo hacía. Como lo estaba haciendo ahora. Ella tocó una vez más antes de alejarse. Por lo menos no se podía decir que no lo había intentado…

— ¡Hinata! ¿Qué estás haciendo aquí?— Enmarcado en el umbral por luz dorada pálida, su hermano mayor parecía un ser de otro mundo.

—Vine… vine…— La lengua de Hinata se había hecho de alguna forma un nudo. Su pequeño corazón comenzó a palpitar, y las palmas de sus manos se humedecieron. ¿Qué estaba mal con ella, de todas maneras? No importaba cuan perfecto él luciera; él era solo su hermano. Entonces Naruto pasó una mano por corto cabello rubio, arrugando y destrozando la ilusión de belleza.

—Entra—dijo ásperamente. —O vas a quedarte hay como una tonta.

—Perdón—dijo Hinata, rozándolo al pasar. ¿Era su imaginación o él había presionado su espalda contra el marco de la puerta, tratando de no tener contacto con ella cuando pasó? ¿Por qué él siempre con esa actitud no tocar? esto hacia que Hinata se sintiera verdaderamente mal, ella amaba a su hermano mayor y deseaba que el la amara también, era cierto que se conocían hace poco, pero desde el primer momento en que lo voy, tan alto e imponente, la pequeña Hinata sintió una gran admiración y adoración hacia el rubio.

—OniSan yo quería d-discúlpame por lo de hoy... Sé que no d-debí invadir tu espacio, pero solo q-quería hablar con usted, quería llevarle algo de comer, pensé que después de trabajar tanto tendría hambre y...

—Cuantas veces te he dicho que no me digas hermano— Él tenía el ceño fruncido; sus brazos cruzados sobre su ancho y musculoso pecho. Cuanto hubiera deseado no escuchar esas palabras salir de su boca. Hinata bajo su rostro y trato de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos perlados.

— ¿Te he dicho que tu presencia me molesta?— Su voz estaba espesa con desagrado.

La pequeña Hinata sabía que no debería haber esperado cualquier otra reacción, pero ella no podía evitar la sensación de hundimiento en su estómago. Todavía, ella levantó su barbilla y lo miró fijamente.

—Sí. ¿P-pero por qué?

—Hinata, ni siquiera deberías estar en el mismo lado del país que yo, y mucho menos…—Él se interrumpió, sacudiendo su cabeza. —Al ver como Hinata empezaba a llorar, eso lo hizo sentir peor.

De repente, toda la tristeza que estaba reprimiendo salió.

—Y-yo no t-tengo la culpa de lo que n—nuestro padre le h-hizo a nuestras m-madres—

Hinata puso una mano sobre su boca para acallar sus sollozos

—Lo sé— Su voz era tranquila y estoica, pero el dolor en sus ojos era tan agudo como un escalpelo. — y era verdad Naruto, no culpaba a Hinata por lo que había pasado con sus padres, pero si por los sentimientos aberrantes que despertaba en él.

—N-no lo e-entiendo, por mas que trato no lo logro, usted dice que no me c-culpa, pero me c-considera una molestia ¿P-por qué?—Hinata se mantuvo con más fuerza, tratando de no temblar.

Hinata dio media vuelta dispuesta a salir corriendo de la habitación, pero la grande mano de Naruto sobre la suya la detuvo, el, la tomo con fuerza y la abrazo como lo había deseado hace tiempo, sentirla entre sus brazos fue la sensación más placentera que había experimentado, no quería dejarla ir...

Hinata sintió los fuertes brazos de su hermano presionando su diminuta cintura y un sentimiento extraño se instaló en su vientre.

Hinata abrazo a su hermano y se pegó mas a él.

—No llores, Hinata, —le rogó. —Vamos, por favor, no…

—Yo... Yo no p-puedo evitarlo—Las palabras salieron de entre otro sollozo ahogado.

—U-usted no me quiere. N-no le importó.

—Me importas mas de lo que crees y ese es el problema—Le dolía el corazón por ella, por el dolor en esos grandes ojos color de luna. Sin pensar en ello, él bajó la cabeza y apretó los labios con suavidad en sus párpados, desapareciendo con sus labios las lágrimas. Tenían un sabor salado y dulce al mismo tiempo, y de alguna manera se encontró deseando besar sus tiernos labios.

El rubio sintió un incendio que podría salirse de control y quemarlos a los dos, Naruto lo sabía de alguna manera tener a su hermanita de tan solo catorce años en sus brazos y acariciarla de manera tan íntima le parecía totalmente natural, como si fuera algo que había estado esperando toda su vida por hacer.

En su interior sabía que estaba mal, pero se sentía tan bien. Se sentía como estar en casa, como encontrar una parte de sí mismo que ni siquiera sabía que estaba perdido. Hinata encajan perfectamente en sus brazos. En un ataque de lucidez Naruto aparto bruscamente a su pequeña hermana de su regazo.

Necesitaba salir de ahí, sino lo hacía cometería el peor error de su vida, su hermanita menor era tierna, dulce e inocente, quien era él para dañarla.

El Namikaze salió del apartamento a toda velocidad dejando a Hinata triste y confundida, en esos momentos en lo único que pensaba Naruto era en ahogar sus penas con el alcohol.


Horas más tarde Naruto entro al apartamento, tropezándose con los muebles de la sala, había tomado tanto que no sabía cómo había logrado llegar a su hogar, pero solo quería olvidar que deseaba hacerle el amor a su tierna hermanita dieciocho años menor que él, pero lo que creyó podría borrar con el alcohol, aumento las ganas de lo prohibido, con paso lento se dirigió a la habitación de su hermanita menor y la vio dormida.

Naruto se acercó hasta ella y aspiro su dulce olor a lavanda, sus instintos despertaron en un ansia de querer tener mas de ella, mucho mas, el Namikaze subió el camisón de ositos de su hermanita hasta la cintura y aprecio la suave, cálida y delicada entrepierna de sus bragas color blanco virginal y quiso pasar su lengua por sus pliegues Oh, Hinata. Te quiero. Te amo tanto. Te necesito tanto. Todo lo que podía pensar era en tomarla. En ponerla bajo él y apartar su ropa interior de algodón húmedo a un lado para colocar la cabeza de su polla en su sexo húmedo y suave. Ella estaría apretada, tan apretada, pero sería gentil, y de alguna manera sabía que encajarían a la perfección. Como una llave deslizándose en una cerradura. Encajarían perfectamente...

Hinata dormía tan plácidamente que Naruto se animó a ir más lejos y bajo una de las tiras de su pijama dejando uno de sus tiernos senos al descubierto. La excitación se hizo fuerte, en ese instante, Naruto se sintió como un verdadero monstruo, el aprovecharse de su dulce y virginal hermanita era la peor abominación, pero su excitación pudo más que su razón.

Tomo la otra tira de la prenda para descubrirla por completo. La visión le fascinó. Tenía unos pequeños y preciosos senos, redondos y altos, con apuntados botones rosados dormidos que parecían llamarle a gritos pidiendo ser atendidos eran iguales a como los había imaginaba en sus sueños, porque tenía que aceptar que desde que ella se mudó con ellos, Naruto empezó a fantasear con su hermanita, primero eran escenas tiernas y llenas de inocencia pero con el tiempo fueron cambiando.

Hinata se agito en sueños y Naruto temió por un segundo que se despertara, pero no simplemente se giró buscando otra posición y se quedó tumbada boca arriba.

Estaba totalmente deseable así, el cabello corto negro azulado se esparcía por la almohada, las piernas desnudas y los pechos escapándosele del camisón. Ajena al deseo que despertaba en su hermano mayor. Al ver la calma con que dormía se aventuró a acostarse a su lado, se quedó apoyado sobre su brazo derecho contemplando cómo dormía su hermanita, tan cerca de esta que sentía el pequeño soplo de respiración y el calor que desprendía su cuerpo. Naruto decidió correr el riesgo, rozo muy lentamente su mejilla con su mano libre y como Hinata no dio signos de despertar, se atrevió a acariciar sus pequeños senos desnudos, primero con su mano y después con su boca, eran de verdad irresistibles, tentadores, perfectos.

Hinata exhaló un débil suspiro, Naruto no pudo contenerse mas y beso a su pequeña hermanita, fue un beso suave, tierno lleno del amor, no quería asustar a su conejito, solo quería sacarla de su sueño. Sus labios se dedicaron a degustar los suyos con insistencia, esperando su reacción.

No tuvo que esperar demasiado.

— ¿Hermano? —

— ¿Hinata? ¿Quieres que juguemos?— La pregunta la saco de su ensueño, y Naruto rápidamente se posiciono encima de ella, acerco su rostro al de su Imoto y la beso de nuevo.

"Hinata" se tensó contra él y empezó a golpear su torso, estaba asustada no entendía lo que estaba pasando, la pequeña forcejeo tanto como pudo pero termino por ceder ante la insistencia, luego se fundió en el beso, entregándose a sí misma con una dulzura incondicional que despertó un calor en su interior. Un calor que podría salirse de control, Naruto lo sabía. Pero no le importaba, no podía prestarle atención. A pesar de que nunca había hecho un solo avance sexual hacia ella antes, de alguna manera ya no le importaban las consecuencias.

Hinata encajan perfectamente en sus brazos, y su boca era perfecta debajo de la suya. Flexible, caliente y ansiosa, ella abrió los labios para él, invitando a su lengua a explorarla, una invitación que Naruto aceptó con entusiasmo.

Naruto profundizó el beso, su lengua invadiendo su pequeña boquita como si tuviera todo el derecho, aprendiéndola, adueñándose de ella de una manera que nunca había sido antes reclamada. El Namikaze podía sentir los pequeños pezones de su Imoto poniéndose rígidos contra su pecho. Naruto empezó a moverse como si tratara de embestirla.

Nunca se sintió más indigno de ese amor y confianza. Él era un monstruo. Una bestia. Un pervertido. ¿De qué otra manera se puede llamar a un tipo que se besuquea con su propia hermanita pequeña? ¿Que trataba de robar su inocencia en medio de la noche?

— ¿H-hermano?— creyó oír a su hermana decir.

—Silencio, no hables solo disfruta—

Avanzo su mano hacia sus nalgas, tomándolas posesivo, ella exhaló un claro gemido. Naruto se apresuró a tapar su boca con la suya, cuando dejo de besarla su boca se apodero de uno de sus pezones lamiéndolo y mordiendo, sus manos descendieron entre las piernas de ella, su piel era suave, tersa y sensible; a cada caricia. Naruto abrió las piernas de su hermana, bajo su ropa interior y con cuidado apoyo su dedo índice contra su acogedora intimidad, le noto mojada y dispuesta, la excitación del lobo aumento, deslizo sus dedos por entre aquellos otros estrechos y ardientes labios extendiendo su humedad sobre ellos. Ella se quejó suave y se abrió más... Naruto se detuvo y cerró los ojos cuando los volvió a abrir vio a su hermanita, estaba prácticamente desnuda, con los pechos escapándosele de la pijama, las rodillas dobladas y las piernas abiertas, expuestas y abiertas para él. Y el sin poder evitarlo sintió el aberrante deceso de penetrarla y hacerla suya, deseaba con todo su alma ser su primer y último hombre, pero era estúpido no podía desvirgar a su Imoto ellos no se podían amar y él en esos momentos estaba corrompiendo a su hermanita o eso creía Naruto, lo que él no sabía era que era otra mala pasada que su mente le jugaba.

Cogió aire y luchó contra sí mismo mientras reanudaba sus caricias haciéndola jadear, "Hinata" empezó a tensarse y su respiración era sofocada, sus manos se aferraron a las sabanas, los capullos rosados que eran sus pezones se erijan endurecidos, a la vez que sus piernas se abrían de par en par.

Naruto la sentía ya completamente humedecida bajo sus dedos, suave y resbaladiza, concentro sus caricias en su pequeño botón superior y hoyo como su hermanita gemía.

El rubio vio como su conejito arqueo su espalda y giro la cabeza con la boca abierta en un espasmo de puro placer, era maravilloso sentirse así tocar a Hinata era lo más placentero y delicioso que había sentido en toda su vida, la amaba y la deseaba como a ninguna otra mujer ni siquiera con su novia sentía lo que su tierna y delicada Imoto lo hacía sentir e imaginar.

—Hinata Yo...—

— ¿Hinata...? ¿Por qué llamas a tu hermana?—

Naruto se estremeció al oír esa voz, abrió los ojos lentamente y lo que vio le sorprendió lo alarmo y sintió ganas de vomitar, debajo de él no estaba su dulce e inocente hermanita no, la persona a la que le había proporcionado placer era su novia y muy pronto futura esposa Sakura Haruno.

Como era posible que su mente jugara de esta manera con él, imaginar que Sakura era su amada hermanita era el colmo, pero el alcohol mezclado con la necesidad de tenerla entre sus brazos lo hizo crear una fantasía tan real y deliciosa que cayó ante esta como un tonto. Se sentía mal con Sakura por hacerle eso, ella no lo merecía, sabia cuanto lo amaba y el hacerle esto lo entristecía y lo hacía sentir la peor basura.

¿Porque un hombre como él se comportaba como un crio con las hormonas a flor de piel? ¿En dónde había quedado el amor que por tanto tiempo le profeso a la chica de ojos jade?

—Perdón Sakura Chan...— Fue todo lo que pudo decir, que mas podría decirle a su novia que la había masturbado a ella, pero que en realidad a quien veía cuando la acariciaba era a su Imoto.

Sakura lo vio sorprendida Naruto había estado muy raro esos últimos meses, hacia tanto que no la tocaba ni le hacía el amor, se sorprendió cuando Naruto entro a su cuarto y se abalanzo contra ella besándola y tocándola como nunca lo había hecho, eso la asusto en un principio pues no lo reconoció pero después de ver su rostro la hizo extremadamente feliz que se dejó hacer lo que él quiso, sus caricias sus besos, sus deliciosos y largos dedos en su intimidad la habían vuelto loca de pasión, pero su ahora amado Naruto había llamado a Hinata y después se había disculpado, eso de alguna forma la hacía sentirse desilusionada, pero no sabía por qué. No quería perder al rubio, no después de darse cuenta la clase de persona que era y todo lo que había hecho por ella.

—No hay nada que perdonar Naruto— Sakura decidió olvidar el comentario y hacer como si nada hubiera pasado, quería demasiado a Naruto como para dejarlo ir. Además todo debió ser un mal entendido porque Hinata era la hermana menor de su novio.

—Hm—

Naruto se bajó de la cama y se encamino al baño, se quitó con rapidez y enojo su ropa y arrojo al suelo molesto las ultimas prendas manchadas mientras abría la llave del baño, necesitaba ducharse.

Sí, aunque le avergonzase reconocerlo y se sintiera la peor porquería del planeta, Naruto se había corrido, completa, rápida e incomprensiblemente, cuando creyó ver el inocente y perturbador éxtasis de Hinata su pequeña y hermosa Imoto.

Aunque de alguna manera se sentía aliviado, todo había sido una mala jugada de su pervertida y malvada mente, por lo menos su hermanita no tendría que vivir con la culpa de haber hecho lo prohibido.