Los personajes de Yu Gi Oh no me pertenecen. Tampoco los de GX. Basado en no muchos aspectos de la novela argentina La Leona. Los aspectos de la trama que puedan coincidir con los de la novela tampoco me pertenecen
2016.
Hoy es un gran día. Por primera vez en un muy largo tiempo vuelvo a celebrar el Carnaval en mi barrio. Esa fiesta que amaba cuando era pequeño, tiempo que era mimado por mis viejos. Vuelvo a reencontrarme conmigo mismo después de tanto tiempo ignorando y apartando a mi verdadero ser que también formaba parte de mi. Pero esa parte era como el ave fénix: siempre resucitaba de las cenizas que generaba al quemarlo y yo volvía a tapar mi dolor con una careta que yo mismo construí. No fue fácil, yo Jaden Yuki, ahora con 20 años, no lo hubiera podido lograr sin el amor de esa persona que me hizo resucitar como a mi Señor Jesucristo, y esta vez, mi yo alegre y barrial se quedaría para siempre junto a esa persona que amo con mi vida; y no habría nada ni nadie que vuelva a incendiar mi ser. Estoy siendo demasiado formal así que déjame tutearte lector o lectora, uno: porque lo formal lo dejo para mis cosas burocráticas o como sea y dos: te considero como a uno más de mi barrio, como uno de mis hermanos. Dale haceme la gauchada, te pido que escuches mi historia, luego vamos a mojarnos y a bailar en el Carnaval junto con mi hermosísimo novio. No me pegues jajajaja déjame presumir que amo a esta joya hermosa.
-Joya ¿eh? Me encanta que me llames así Jay.
-No es tiempo para hacer "eso" ahora jajajaja. Déjame arrancar. Dalee *hago una carita de cachorro mojado para que pare con esos mimos que lo único que logran es que yo caiga a sus pies.*
-Ok Jay supongo que ganas. Mierda que eres muy lindo. Te amo MI JOYA.
-EY ESO TENDRIA QUE DECIRLO YO!
2012.
Ahora me encuentro en este escritorio marrón con madera de 100% de calidad, estudiando para la mierda esta de Academia de Duelos o como carajo se llame. Todos en el maldito y asqueroso barrio inmundo que vivo estaban "felicitándome" por haber pasado el examen de ingreso y haber ganado el duelo con el Doctor Crowler. Ese tipo que si no le anticipaban la palabra doctor y decían que tenía un doctorado en duelos, yo podría tranquilamente creer que ese "tipo" era en realidad un travesti que se vende por 2 mangos en la taaaan comentada "zona roja" que rumoreaban los negros villeros de mis, afortunadamente, ex compañeros. Manga de envidiosos. Al fin saldré de este mal intento de favela de quinta y seré quien quise realmente ser.
-¿Esto es lo que realmente quisiste ser toda tu, hasta ahora, corta vida?
-Si esto me lleva a conseguirles justicia, entonces lo hare.
La voz de mi madre, María Camacho Ortiz de Yuki, siempre retumba en mi cabeza. Y, aunque se quien es realmente él, o los culpables, su dulce, maternal y hermosa voz como solo una madre puede hablarle a su hijo aparece siempre para advertir o detener las cosas que hago contra este barrio. Aunque este descansando junto a mi padre Ramiro Martin Yuki, de los dos quien siempre aparece es mi madre. Mi padre también aparece pero mucho menos que ella. Igual lo amo. Como podría no amar a mis viejos... si desde esa mierda maldita noche que los extraño con toda mi alma que daría toda mi vida por verlos aunque sea una vez más. No hay noche donde no esté sellada mi tristeza con mis llantos. Mis padres eran de sangre española pero con nacionalidad peruana (también tenían la española, obvio) porque se criaron allá, vivieron allá, se conocieron allá, hasta me tuvieron en el Hospital Loayza de Lima. Ellos construyeron un imperio con la empresa de medicinas Yuki que se disemino por todo el mundo. Pero eligieron a Argentina, mi país natal donde yo crecí, para hacer su sede central y fueron tan amables y generosos, siempre lo eran no digo que se les canto en ese momento nada mas, y construyeron un barrio para todos los laburantes alrededor de la fabrica. Tan amorosos fueron con este barrio que ellos crearon que decidieron vivir aquí. Construyeron una casa tan hermosa para vivir alrededor de sus amigos de la fabrica central. Tan así fue el amor que ese momento fue mutuo que todos fueron a acompañar a mis viejos al parto cuando yo nací. Según mi vieja todos me besaban, las abuelas se enternecían conmigo diciendo que un nuevo nietito había llegado a la familia, aunque no tuviéramos la misma sangre. Todo el barrio, incluyendo nosotros, éramos una gran familia. Crecí allí porque mis viejos creían que no debía olvidar que ellos arrancaron desde abajo. Pero fue un error, porque ese puto barrio me los quito, me los arranco de mi lado, para siempre.
-Jaden, ¿puedo pasar?
Quien toco mi puerta era mi tío Cesar Yuki hermano de mi padre Ramiro. Fue él quien se hizo cargo de mi cuando toda esa puta cagada pasó. Antes de abrirle seque mis lagrimas y me lavé los ojos.
-Pasa
El abrió la puerta y entro con esa presencia autoritaria que suele tener pero a la vez muy amiga y comprensiva. Diría que un poco compinche también.
-Sobrino, tranquilo mañana a primera hora te vas de este sitio.
-Gracias a Dios, tío.
El también odiaba este barrio, como no hacerlo si fue esta conchudez que se llevó a su hermano. Siempre sabía lo que me pasaba, supongo que es así cuando se tiene la misma sangre, son como uno mismo. Y siempre estaba ahí para calmarme.
-Gracias a Dios...
Luego de tomar un pequeño café, con leche y crema como me encanta a mí, además del Cappuccino porque yo AMO EL CAPUCCINO EL CREADOR DE ESTE CAFÉ TIENE MI ADMIRACION QUE DIOS TE TENGA EN LA GLORIA LOCO. Si soy un gordo fan del Cappuccino. En fin, luego del break volví a mi cuarto y me acosté.
Y ahí volvió. Ese sueño donde aparecía mi madre bailando en el Carnaval con mi padre. Yo quería bailar con ellos pero cuando llegaba siempre me decían lo mismo.
-Deck de La Leona. Te guiará a la verdad.
Y siempre mi madre concluía el sueño con la misma frase:
-Te estaremos esperando.
Pero lo más inquietante fue cuando me dijo algo que nunca me dijo en mis sueños. Al menos, hasta hoy.
-Nos vemos mañana.
