Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, lo hago totalmente sin animo de lucro y solo para que los fans de esta serie disfruten.

La habitación estaba oscura, solo se había una pequeña lámpara en una mesa en la que se veía un sobre blanco y un pequeño anillo con un puro diamante; frente a la mesa había un sofá negro oscuro y en el estaba Inuyasha todo vestido de negro mirando fijamente el contenido de la mesa. No realizaba movimiento alguno como si hubiera algo que se lo prohibiera, pero poco a poco se animo a coger el sobre en el que estaba escrito su nombre.

Al abrirlo, se sorprendió era una carta de su pequeña amada:

Inuyasha:

Si lees esto es que lo que más me temía ha pasado, seguramente estarás enfadado por habértelo ocupado por tanto tiempo, pero quería disfrutar todo el tiempo que me fuera concedido; quiero que sepas que has sido lo mejor que me ha pasado en la vida, que he sido muy feliz; se que han pasado cosas buenas y malas, pero las buenas eclipsan enormemente las malas. Me gustaría decir que nuestra boda fue el momento más feliz de mi vida, lo fue durante mucho tiempo, pero fui más feliz al enterarme que estaba embarazada.

Ahora estarás con muchas dudas amor mío, pero que entrara en coma durante mi embarazo era muy posible y aun así me negué a interrumpirlo, se que como mi marido tienes la decisión en tus malos por eso quiero decirte… NO permitas que maten a mi hija, te lo ruego permíteme darte el mayor regalo que me queda pues mi corazón ya lo tienes tu. Sé que ella será un gran consuelo en los tiempos que vendrán y que yo seguiré junto a ti a través de ella.

Amor mio quiero decirte que te amo con todo mi corazón y toda mi alma y deseo que seas feliz aunque yo ya no esté allí para hacerte feliz.

Siempre tuya

Kagome Taisho, amante esposa y madre

PD: Junto a esta carta hay una dirigida a nuestra hija, dásela cuando cumpla los 14 años. Por favor dile muy a menudo que su madre la ama y que hizo todo lo posible por ella, solo ruego para que no me olvide ella ni tú, os amo.

Inuyasha termino de leer la carta que le había dejado su amada, grandes surcos de lagrimas pasaban por sus mejillas, con esto no le dejaba opción a recuperarla, porque no le conto lo que pasaba, porque lo dejo al margen.

Aun sin el pulso firme llamo al hospital y le dijo al doctor unas de las palabras mas dolorosas que había tenido que decir: Salven a mi hija. Sabiendo que toda esperanza se había perdido para su amada.