The Moon
Los recuerdos de una vida pasada, tus recuerdos y los míos juntos, aquellas noches en las que nos las pasábamos mirando el cielo, la luna y las estrellas, todo esto murió el día en que te perdí, ahora en esta reencarnación e vuelto a encontrarte, e recuperado la memoria antigua, mientras que tú no recuerdas nada de nuestra vida pasada, eso me a dejado realmente mal, pero te prometo que te haré recordar Inuyasha Taisho, te haré ver nuestra vida pasada aunque me cueste la vida en ello, pero lo haré.
Por que esos sentimientos de nuestra vida anterior persiste en mí, por que aún estoy enamorada de ti, pero el ver que eres un ligón y que no te acuerdas de mí me mata.
Te Amo y te conseguiré Inuyasha Taisho haré que lo recuerdes todo mi amor.
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Soy imbécil, la más imbécil del mundo, pero sabes,…no me importaría morir por ti.
Higurashi
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Capítulo 1: Sueños
Estirada en el sofá mientras dormía, con el sudor en mi frente, el ventilador poco hacía en verano, en este verano tan caluroso.
Algo en mi sueño me inquietó hasta el punto de hacer despertarme de un bote.
-¿Por qué se me repite este sueño una y otra vez?.-me pregunté a mi misma
En mi sueño siempre me veo corriendo, dirección a un árbol justo dónde la luna se puede ver mejor.
Después aparece un hombre, atractivo pero peligroso de ojos ámbar justo detrás de mí llamándome: Lilyan Kagome.
Justo en este momento alguien llamo a la puerta con impaciencia.
-Kagome, ábreme la puerta, ¡rápido!.-gritó una voz conocida
Me levante corriendo del sofá y abrí la puerta, para encontrarme de frente con Sango una compañera de Universidad.
Sango entró corriendo a mi habitación completamente alterada.
-¿Qué te pasa?.-pregunté yo un poco nerviosa al verla así a ella.
-Es Miroku, no para de seguirme, no se cómo decirle que me deje en paz, ¡Es un cerdo, pervertido y un día me vengaré por esto que me está haciendo!.-gritó Sango enfadada.
Miroku es un chico de veintiún años, junto a Inuyasha y Kouga son los populares de la Universidad, porque son guapos, inteligentes y ricos muy ricos.
Atraen como la miel a las moscas y eso hace que más de una vez haya pelea entre mujeres por ellos, incluso las profesoras caen rendidas a sus pies.
Miroku se caracteriza como sus otros dos amigos, a ser unos don juanes, unos ligones y a conseguir todo lo que se propone, lleva persiguiendo a Sango desde hace dos años.
Miroku comenzó a pegar golpes en mi puerta para que le abriera, y el sonido comenzaba a molestarme, que chico tan pesado.
Me levanté enfadada y escuche la suplica de Sango.
-Por favor no le abras Kagome.-me suplicó mi amiga con lagrimillas en los ojos.
Eso no me detuvo ya que faltaba poco para que el chico tirara mi puerta abajo, maldito chulo.
Abrí la puerta y le pegue un puñetazo en la nariz tumbándolo al suelo.
-Ya está bien ¿no?.-pregunté yo enfadada.
Miroku no vino solo, sino que vino con sus otros dos amigos chulos: Inuyasha y Kouga, quiénes se me quedaron mirando con los ojos desorbitados.
Sango se levantó al escuchar el sonido de un cuerpo cayéndose y se colocó a mi lado.
-¿Qué queréis?.-preguntó Sango disgustada.
Inuyasha y Kouga no me quitaban el ojo de encima, y yo los miraba como si encima de sus cabezas tuvieran un letrero de neón con una flecha apuntándoles que pusiera: Gilipoyas, gilipoyas.
El simple hecho de tener ese pensamiento estuvo a punto de hacerme que me riera a carcajadas frente a sus caras, lo único que hice fue mostrar una sonrisa que vino acompañado de una risa entre dientes, intentando no echarme a reír como una histérica.
-Emm.-fue lo más inteligente que dijo Kouga.-Buen derechazo.-me dijo después haciendo que mis mejillas se tiñera de un color rosado.
-Gracias.-dije yo intentando que no se notara la vergüenza
-¿Podemos pasar?.-me preguntó Kouga.
Inuyasha era el que estaba más callado y eso me daba un mal rollo, pero si solo fuera eso aun estaría normal pero lo peor es que no me quita la mirada de encima y eso me incomoda. Porque el normalmente era simpático con las mujeres, pero conmigo jamás lo ha sido, es más, siempre me miraba como si fuera un bicho raro o una rata, y eso hacía que mi autoestima bajará por el suelo.
-Claro.-dije yo intentando no tartamudear, ahora que mi furia se había largado por donde vino, no sabía como actuar, pero parece que eso lo hacía Sango por las dos.
Kouga agarro a Miroku y lo llevo a rastras hasta el sofá con Inuyasha siguiéndoles sin apartar aun la mirada de mí.
Pero bueno…¿De que va este chulo de playa? Es un payaso con los humos muy subiditos y como no me deje de mirar lo echo a patadas de MÍ APARTAMENTO, no tengo que aguantarlos aquí, bastante aguanto ya en la Universidad como para que ahora me vengan con tonterías
Miroku comenzó a recobrar el conocimiento en cuanto el aire del ventilador le dio en la cara.
-¿Qué ha pasado?.-preguntó él confuso.
-Que has recibido lo que te mereces.-le dijo Sango enfadada.
No se como se lo monta Sango que es capaz de tenerlo todo tan en cuenta y tomárselo todo tan a pecho, reconozco que tengo mis propios errores, pero Sango no para de sacarlos cuando está Miroku cerca.
Miroku me miró a mí y enseguida levanto las manos por si le volvía a dar otro castañazo, pero eso no ocurrió ya que yo normalmente no suelo recurrir a la violencia.
-Siento mucho lo del puñetazo pero me tenías frita, un poco más y me rompes la puerta.-dije yo intentando sonar neutra ya que la mirada de Inuyasha me estaba incomodando más y más, hasta que al fin se me hincharon las narices.
-¡¿Pero se puede saber por que demonios no me dejas de mirar?!.-le grité a Inuyasha quién el susodicho se me quedó mirando con una mirada aún más profunda y me contesto esto simplemente.
-¿Sabes que eres un cardo? Jamás e conocido a ninguna chica tan fea, incluso tu amiga me parece más atractiva.-me insultó el con arrogancia, y eso hizo que se me rompiera el corazón en pedazos y hizo que saltará la bestia que llevaba encerrada dentro de mí y salté diciéndole.
-Y tú ¿Sabes que eres un capullo? Pues lo eres, eres un asqueroso arrogante, que te crees mejor que nadie por tener dinero, eres un manipulador, un cretino que no tiene remedio, quizás yo sea un cardo pero a mí quien me quiera sabré que me quiere a mi como persona, no por mi dinero ni por mi posición social .A ti en cambio te querrán como hombre florero, tonto y con dinero.-le solté yo cruelmente haciendo que todos incluyendo él se quedaran helados.
Inuyasha estuvo a nada de pegarme una paliza si no fuera porque Kouga lo sujeto.
-¡Zorra!.-bramó él con rabia. Kouga intentaba con todas su fuerzas sujetarlo pero le fue imposible ya que de los tres él era el que más fuerza tenía y se me tiro encima con una cara de odio.
Yo estaba muy asustada ya que él estaba encima mío mirándome con una cara realmente aterradora, quizás yo me hubiera pasado con mis palabras pero lo que él me dijo me dolió más que cualquier otra paliza que hubiera recibido.
De repente todo se quedó oscuro y lo último que vi antes de meterme en una de esas visiones fue la cara de Inuyasha, preocupada y arrepentida.
Una niña corría de un lado a otro, se iba a caer, pero no pasaba nada estaba en un campo de flores, me quedé maravillada al ver ese campo tan hermoso.
De pronto esa niña, ya no era tan niña, era una adolescente y había alguien al lado de ella, un hombre, sí, era una hombre y estaba agarrándola por la cintura y besándola con pasión.
Me fije en el hombre, volvía a ser aquel hombre de ojos ámbar, melena azabache, garras afiladas, pero esta vez no tenía el cabello plateado como la última vez, y faltaba aquella mirada aterradora.
-CONTINUARÁ-
