INICIACIÖN

Sé de sobra que esta no es la manera típica de comenzar un fanfic. Y sé también que muchos de ustedes, grandes admiradores de este libro y de su versión cinematográfica, o simplemente lectores que han sido atraídos por la hermosa simplicidad de este tan interesante libro, se sentirán enfadados si no subo junto a este pequeño escrito el primer capítulo del libro, cosa que voy a hacer. La cosa está en que no podía comenzar la adaptación sin decir un por qué.

La verdad, es que desde tiempos memorables, era yo una niña a la que no le llamaban para nada la atención los predecibles cuentos de príncipes y princesas, con una trama idéntica y sosa. Sin embargo, puedo decir que a mis trece años de edad he leído suficientes libros de aventura y fantasía como para haberme sumergido y transportado a innumerables mundos y tiempos.

Cuando llegó a mis manos este libro, cortesía de una de mis tías, me sentí tentada a lanzárselo al rostro y recordarle, con palabras nada moderadas, de esas que escandalizarían a mi madre y harían a mi padre reír sin parar durante un buen rato, que los cuentos de hadas no me llamaban la atención.

Sin embargo decidí hacer recuento de todos los consejos que me había brindado mi madre, ya cansada de mi actitud, según ella poco femenina y aceptar con una hipócrita sonrisa aquel regalo, que según yo pensaba iba a quedar confinado al estante superior de mi poblado librero y ser observado como el único libro ligeramente romántico de mi colección.

No sé en que momento ni por qué razón decidí echarle una ojeada, y desde ese instante se convirtió en el libro más preciado de todos aquellos que tenía en casa...y en mi favorito. Y es que la princesa prometida es un cuento de amor, sí pero de los buenos, de aquellos en los que sus personajes no actúan de improviso, sino con una sórdida historia que los hace ser quiénes son. Un libro con besos pero también con persecuciones, peleas de esgrima y diálogos históricos ... y es qué: ¿Quién no ha oído jamás esta frase?: Hola, me llamo Iñigo Montoya; tú mataste a mi padre; dispónte a morir.

Según Goldman, este libro había sido escrito antes, cosa que no es cierta, según lo que se ha dicho, pero, aunque no me guste mucho, o nada, mejor dicho, el final del supuesto primer autor del libro, aprecio esta falsa re-escritura pues la historia del niño Goldman al que no le gustan estos libros pero termina encandilándose con ellos, se parece, de muchas maneras, a lo que me sucedió a mí al leer La princesa prometida.