Ternura
Disclaimer: todo pertenece a George R. R. Martin.
Esta historia participa en el reto Donde caben dos caben tres del foro Alas negras, palabras negras.
La reina las observa sentada en su trono. Las muchachas permanecen en silencio, la una junto a la otra. La mayor pasa su brazo por los hombros de la más joven en un claro gesto de protección y su mirada es desafiante a pesar de su situación. La menor de las jóvenes mantiene la mirada fija en el suelo y tiembla ligeramente. Parece como si en cualquier momento pudiera caerse y romperse en mil pedazos.
Son prisioneras. Se encontraban en el ejército del hermano del usurpador, Stannis Baratheon, a quien la reina mató personalmente en batalla. La chica de mirada desafiante es Asha Greyjoy y dirigía parte de su flota mientras que la otra es Sansa Stark. No tuvo ningún papel militar en la guerra, pero se encontraba allí haciéndose pasar por la hija bastarda de un señor menor que huyó antes de que la capturaran.
Daenerys Targaryen, reina al fin de los Ándalos, los Roynar y los Primeros Hombres, tiene ahora que decidir qué hacer con cada uno de los prisioneros que han atrapado. Quiere evitar todas las muertes que le sean posibles. Es su manera de intentar ganarse el respeto y el cariño de su pueblo, aunque en este caso ha tenido muchas dudas. Ha oído demasiadas veces el apellido Stark como principal apoyo del usurpador.
Sin embargo, la muchacha ni siquiera había nacido durante el conflicto y al verla allí, tan pequeña y frágil, los deseos de la reina no se encaminan a su asesinato, más bien desea protegerla, tomarla entre sus brazos y asegurarle que todo irá bien para más tarde encargarse ella misma de su bienestar.
Ordena que liberen a ambas prisioneras. Ambas se han convertido ahora en herederas de sus casas por lo que no permanecen mucho tiempo en la capital. Mientras aún están allí pasan sus días la una al lado de la otra, hablando y paseando por los jardines y corredores. Daenerys puede observar que el aprecio que se tienen no es solo una simple amistad y una sensación extraña acude a su pecho cada vez que observa las sonrisas que la Stark dirige a su pareja.
La muchacha está cada día más animada, y aunque Daenerys se alegra por ello, desearía ser ella la causa de su recuperación. Ya se ha dado cuenta de que la ternura que la joven Sansa le despertó al principio se ha transformado en algo más fuerte y de que esa sensación extraña no es otra cosa que los celos que asaltan su corazón.
Casi se alegra el día en que ambas mujeres inician su partida. Sabe que no volverá a ver a lady Sansa, pero al menos no tendrá que seguir observando sus amores con lady Asha. Tiene demasiadas cosas que hacer como para ir a despedirlas. Sin embargo, para su sorpresa, es Sansa quien va a despedirse de ella.
Sansa le agradece todo lo que ha hecho por ellas durante su estancia en la capital y Daenerys le dice que siente todo por lo que ha tenido que pasar en los últimos años. Sansa sonríe con una mezcla de tristeza y de un sentimiento que Daenerys no puede identificar y la recién coronada reina se permite por primera y última vez dar rienda suelta a los sentimientos que la stark le provoca.
La abraza con delicadeza. La otra corresponde el abrazo, considerándolo un gesto de cortesía. Sus ojos azules se abren con sorpresa cuando siente los labios de la reina sobre los suyos en un beso gentil, dulce, apenas un suave roce. Daenerys se marcha sin esperar su reacción. Sansa se queda allí de pie por unos segundos antes de volver con Asha. El beso que la Greyjoy le da al encontrarse no tiene nada que ver con el que la Targaryen le ha dado. Asha la besa con pasión y Sansa corresponde el beso. Daenerys las mira desde la ventana de su alcoba con una mezcla de envidia y de ternura en su rostro.
