Fotografia
Hola!
Esta es la primera historia que escribo sobre Sherlock Holmes, por favor no sean tan duros conmigo.
Espero que les guste esta historia y dejen sus reviews.
Se aceptan críticas, comentarios y sugerencias.
Bye
*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*
1.-Una visita inesperada.
Para el siempre había sido La mujer, no es que sintiera por ella una emoción parecida al amor. Todas las emociones, especialmente esa, eran totalmente opuestas a su mente fría. Y sin embargo para el solo había una mujer, y esa mujer era Irene Adler. Ella era la única que lo había derrotado, la única que había frustrado sus planes. La única que había demostrado ser capaz de derrotarlo en su propio juego.
Pero a pesar de esto, había conservado su fotografía. Lo único que pudo tener de ella. Ni siquiera sabía porque la tenía. Tal vez, porque a pesar de todo, sentía algo por ella. Por supuesto que no era amor. El amor era solo una emoción que servía para distraer su mente en los momento en que debía tenerla más despejada. Una emoción que volvía a las personas más locas y que era un excelente móvil para los muchos casos que resolvía. No entendía porque el amor era tan importante, tal solo era una simple reacción de muchas hormonas y estímulos de nuestro cerebro. El amor solo era una pérdida de tiempo. Y sin embargo no podía dejar de pensar en ella.
Sherlock Holmes se encontraba sentado en un sillón pensando en estas cosas, cuando de pronto el sonido de unas voces que discutían detrás de la puerta lo distrajo de sus pensamientos.
-Por favor, necesito ver a Mr. Sherlock Holmes- decía la voz de un joven- Es una urgencia…
-Lo siento- contestaba otra voz, probablemente la voz de Watson- Pero en este momento se encuentra muy ocupado y no puede atenderlo…
-Es un caso de vida o muerte- respondió el joven- Debo hablar con él en este instante.
En ese momento el joven entro precipitadamente en la habitación seguido de Watson que trataba de detenerlo.
-Lamento entrar de esta forma- se disculpo el joven- Pero necesito hablar con usted
-Siéntese, por favor- respondió Sherlock Holmes- Y dígame en que puedo ayudarlo
El joven se sentó en una silla. Era un joven muy guapo. Vestido completamente de negro con una enorme capa y un antifaz que cubría la mitad de su cara. Su cabello era castaño y sus ojos eran color esmeralda. Watson tomo asiento en un sillón cerca de la chimenea y por varios minutos todos estuvieron en silencio.
-Señorita, si tuviera la amabilidad de contarme su caso, tal vez podría ayudarla.
-¿Qué?- dijo la joven sorprendida- ¿Cómo supo que estaba disfrazada?
-Es muy fácil- contesto Sherlock cerrando los ojos- Sus rostro y sus manos son demasiado finas como para ser de un hombre, además de su tono de voz.
-Es cierto- respondió la joven quitándose el antifaz y la peluca- Perdóneme por presentarme así; pero era necesario que nadie me reconociera. Mi nombre es Violet Adler. Me imagino que mi apellido es familiar para usted…
-Si, así es- contesto Sherlock Holmes sorprendido.
-Irene Adler es mi tía y me conto sobre usted. Me dijo que era un excelente detective. Por eso decidí recurrir a usted.
-Me halaga que lo hiciera.
-Mi padre fue un gran aventurero en su juventud y gracias a eso pudo hacerse una gran fortuna. Sin embargo hace unos días recibió una carta muy extraña; desde entonces está muy raro y temo que su vida este en peligro. Por eso quiero que me ayude a averiguar qué es lo que está sucediendo.
-En este momento me encuentro muy ocupado con algunos casos- dijo Sherlock- Sin embargo estoy dispuesto a acompañarla.
-Muchas gracias- respondió la joven tomando entre sus manos las de Sherlock y apretándolas afectuosamente.
Al día siguiente, Sherlock Holmes y Watson, junto con la joven abordaron un tren que los llevaría a donde vivía la joven. Durante todo el viaje, Sherlock no dijo ni una palabra. Todo el tiempo estuvo mirando por la ventana, con la mirada perdida. Al llegar a la estación encontraron, a un joven que los esperaba para conducirlos a la mansión Adler.
-Lo siento…- le dijo el joven a Violet al verla llegar- Tu padre murió la noche de ayer…
-¡¿Qué?!- contesto la joven llorando- ¿Cómo sucedió? Eso no es posible…
Por varios minutos Violet continuó llorando mientras abrazaba al joven.
-Dime que no es cierto…-decía la joven
-Lo lamento, Violet- respondió el joven- Tú padre murió envenenado, en este momento la policía se está haciendo cargo del caso.
-Creo que es mejor que vayamos a la casa- intervino Sherlock Holmes- Le prometo señorita Adler que encontrare al asesino de su padre.
Los cuatro subieron al carruaje y se dirigieron a la casa de Violet.
-¿Podría decirme si su padre tenía algún enemigo?- le pregunto Sherlock Holmes durante el viaje
-No lo sé- respondió la joven- El era muy reservado con sus asuntos. El único con quien hablaba sobre sus asuntos era Henry…
-¿Henry?- pregunto Sherlock Holmes
-Henry Lombard- respondió la joven sonrojándose mientras señalaba al joven que se encontraba a su lado- El es el secretario de mi padre.
-Ya veo- dijo Sherlock Holmes pensativo- ¿Usted noto algo extraño en la conducta de Mr. Adler?- le pregunto al joven
-Si- contesto el joven- Había estado actuando algo extraño las últimas semanas.
- Henry y yo estábamos muy preocupados por el- intervino Violet- Por eso decidimos que era mejor que yo fuera hablar con usted.
-Entiendo- dijo Sherlock- Miss Violet menciono algo sobre una carta, ¿usted pudo verla?
-Si- respondió el joven- Pero era muy extraña, solo eran unas figuras sin sentido. No entiendo porque se puso tan pálido cuando la leyó
-Entonces, ¿estaba presente cuando la leyó?
-Si, nos encontrábamos trabajando en su despacho, cuando la carta llego en el correo de la tarde. Cuando la leyó se puso muy mal.
-Ya veo- dijo Sherlock Holmes meditando
En ese instante llegaron a la casa y los cuatro se dirigieron al interior de la casa. Una vez instalados en la sala, Sherlock Holmes oyó una voz que le sonaba muy familiar
-Buenos días, Mr. Sherlock Holmes- dijo la voz- Es un placer volver a verlo
