A/N: Esta historia se me ocurrió viendo Drop Dead Diva, ahora que la han empezado a emitir en una cadena española, había visto la serie en inglés, voy por la 5 temporada y esperando a que sigan emitiendo los capítulos de la temporada, pero hasta el otro día no se me había ocurrido esto, y me había dicho porque no, me encanta la serie y sobretodo me encanta Orgullo&Prejuicio y a Darcy&Lizzy.
No se como voy a enfocarla y tengo muchas ideas, lo claro es que seguirá el esqueleto de lo que es la historia de orgullo y prejuicio.
Es AU (por supuesto) y esta situada en la época moderna, aún así espero que os animéis a leerla, siempre acepto cualquier sugerencia y critica siempre que sea constructiva y no ofensiva. También aclarar que no tengo ni idea de diseño, ni de como están divididos los sectores o departamentos de una empresa ni nada por el estilo, así que seguramente en ese aspecto encontréis muchos peros. Espero que la nueva Lizzy-Alice os acabe gustando y no cerréis puertas a leer la historia a pesar de ello por si se aleja mucho de lo que esperáis leer en una historia de Orgullo&Prejuicio. Dicho esto, disfrutad con la lectura.
Disclaimer: Orgullo&Prejuicio y sus personas pertenecen a Jane Austen. Yo solamente los uso para disfrutar escribiendo y dejando mis ideas fluir con ellos.
Intro
¿No has tenido alguna vez uno de esos momentos en los que llegaste o has llegado a un punto de tu vida en el que no sabes que hacer, estas en una encrucijada y tu mente y tu corazón se debaten entre lo que deberías (lo que consideras correcto) y lo que deseas?
Yo me encuentro también en este punto, y sigo sin tener claro que es lo que debería hacer, reconozco que tengo miedo, aunque siempre me he considerado alguien fuerte y con carácter, pero haga lo que haga haré daño a personas que quiero.
O bien puedo reforzar una mentira que llevo tiempo viviendo incluso cuando siempre las he aborrecido; mentiría si dijera que no he contado alguna que otra, o que he omitido la verdad en muchas ocasiones, pero esto está a otro nivel, aunque no es que sea mucho mejor la otra opción, que sería hacer que todo saliera a la luz con sus posibles connotaciones, que me crean o incluso me tilden de loca, pero en cualquier caso crearía caos y confusión y todo se acabaría, y no precisamente el final feliz que me gustaría.
Así que aquí estoy, dicen que hablar con una misma a veces te hace reflexionar y ver las cosas con más claridad (o no), por eso me encuentro en este momento mirando este maravilloso anillo, imaginándome que hablo con alguien que conozca mi secreto y no piense que me falta un tornillo para intentar llegar a una conclusión.
Aunque sinceramente no veo las cosas más claras que cuando recibí este anillo. Un anillo que no es para mí, bueno si, pero no. Me estoy liando, permíteme que te cuente todo desde el principio, o al menos desde el momento en que todo lo que yo consideraba normal, rutinario y MI vida empezó a cambiar tan rápido como un chasquido, donde si parpadeas te lo pierdes.
Prólogo
Estaba de camino a su despacho para revisar unos documentos cuando uno de sus compañeros le detuvo a mitad de camino.
-¡Eh, Alice! – John Webser, entró a trabajar unos meses después que ella, de eso hacía ya 3 años. Era un joven divertido, simpático, agradable, siempre tenía una buena palabra para todo el mundo o casi todo el mundo, y por supuesto, era guapísimo. Siempre que una chica nueva entraba a trabajar en el departamento acababa rendida a sus pies con solo recibir una de sus sonrisas. Aunque había estado enamorada de él desde la época en la universidad donde se conocieron (entró a trabajar en Bennet&Darcy Design Co. por recomendación suya aunque no lo necesitara ya que es un diseñador brillante), nunca se había atrevido a decirle nada, todo lo osada y resuelta que era en el trabajo no lo era en el amor. Con lo que aquí estaban unos 8 años después siendo amigos, en realidad muy buenos amigos, mientras le había visto desfilar con decenas de mujeres que han ocupado el lugar que a ella le gustaría ostentar. Una risa le hizo regresar al presente. - ¿Alice, sigues aquí?-
-Disculpa, perdida en otros pensamientos. Dime, ¿Qué necesitas?- le dijo tras sacudir ligeramente la cabeza y con su mejor sonrisa intentando no poner esa cara de tonta enamorada al ver esa maravillosa sonrisa reflejada en esos ojazos azules.
-Pues ha surgido un pequeño contratiempo en el proyecto del café Loubing. Sé que estas muy liada dirigiendo ya otros proyectos ahora que eres una de las Jefas de Proyectos,- dijo esto último con un ligero tono de broma y admiración.- pero es que no podemos más, Josh el nuevo becario esta todavía aprendiendo y que le adjudicaran a este como su primer proyecto creo que fue con mala intención para fastidiarme por parte del Dragón.-
-Bueno, teniendo en cuenta que te liaste con su hija y luego la dejaste cuando te enteraste de quien era…- dejó caer con un ligero tono burlón.
-¡Ugh! ¿Es que me va a perseguir su sombra mientras Ashmon siga dirigiendo este sector?- dijo con un tono más sombrío, perdiendo el brillo risueño de sus ojos.
-Eh, eres mayorcito y sales con quien quieres, además fue culpa de ella por omitir la verdad sabiendo quien eras y lo que opinas de salir con cualquier persona del trabajo o de tu jefe en este caso. – haciendo caso omiso a esa mirada asesina prosiguió.- Pero sabes tan bien como yo que te la tiene jurada y más cuando sabe que no puede despedirte y estoy segura de que es lo que le habría gustado hacer. – Cuando él soltó un suspiro derrotado prosiguió con más ánimo y dándole un golpecito en el hombro.- Pero no te pongas así, alguien la cagara, por mal que me sepa, cuando dicha victima caiga en las garras de Ashmon se olvidará de ti.-
-Gracias por los ánimos, pero no es muy alentador.- respondió con una media sonrisa.- Si no fuera por esa estúpida norma que tengo, te pediría que salieras conmigo sin dudarlo Alice, eres perfecta.- termino esta vez con una chispa brillando en sus ojos.
-No hace falta que me cameles con esa sonrisita de cachorrito, te ayudaré sin necesidad de tanta palabrería insulsa.- respondió calmadamente y sin perder la sonrisa aunque le temblaran las piernas y le latiera el corazón a mil por hora como a una tonta adolescente enamorada.- Bueno será mejor que me dé prisa antes de que el Dragón de Ashmon salga escupiendo fuego y maldiciendo de su despacho al vernos aquí parados sin hacer nada con la cantidad de trabajo que tenemos ahora.- dijo atropelladamente de los nervios con su ultimo comentario.- Luego me acerco a vuestra mesa para ver que tal lleváis Loubing.- Abrió la boca para replicar algo pero no se quedo a escucharle, aunque por el ceño fruncido que desfiguraba sus perfectos rasgos le había dicho algo que no le había sentado bien. Le había escuchado susurrar un "no eran palabras insulsas, es la verdad" mientras se dirigía al despacho, pero era otro de sus maravillosos sueños despierta porque al girarse en seco él ya se había marchado. "Que estúpida soy" Riéndose de si misma cerró tras de si la puerta y se preparó para pasar un amargo rato revisando los documentos para el nuevo proyecto, uno que debían completar a la perfección ya que era para el hijo de uno de los jefazos, ni más ni menos que para F. Darcy. Casi suelta un suspiro al pensar en las horas extras que tendría que echar en los próximos meses, ojala fuera una señorita rica como Darcy y los Bennet. Seguramente ellos vivían maravillosamente entre lujos y viviendo a cuerpo de rey. Al escuchar la voz estridente de Ashmon acercándose a su despacho, seguramente para volver a repetirle por enésima vez "No puede haber ni un fallo en el proyecto para los Darcy o será nuestro fin bla bla bla" dejó de divagar y se centró en los papeles que tenía ante sí y se preparó para las largas horas y semanas que le esperaban.
-O&P-
Elizabeth Bennet una joven de 22 años, desempleada, estudios no finalizados, despampanante y bellísima joven de largos y ondulados cabellos oscuros y ojos verdes se miraba fijamente en el espejo sopesando si comprar el nuevo traje que su querido amigo Tsu había diseñado expresamente para ella. No era nada extraño para alguien rica y poderosa en el mundo de la Moda, el Diseño, los lujos y el Glamour, recibir una llamada de uno de los diseñadores estrella de la temporada con el cual salía de fiesta regularmente, para que disfrutara de una de sus obras.
El vestido se ajustaba perfectamente sobre su esbelta figura, mostrando esas largas y morenas piernas que sobre esos tacones Jimmy Choo podían provocar infartos.
-¿Qué te parece?- se giró para contemplar a su pequeño amigo, podría ser un diseñador magnifico pero su gusto a la hora de vestir dejaba mucho que desear con esas camisas con volantes rosas y fucsias que parecían de otra época.
-Me encanta.- respondió ella con una sonrisa mostrando esos dientes perfectos que tanto dinero y horas en el dentista le habían costado a Francine Bennet y que había educado a sus hijas para mostrar a todo aquel que se molestara en observarlas; aunque a estas edades lo que miraban los tíos no fuera precisamente su dentadura, le costó un poco mantener esa sonrisa y no poner ese ceño fruncido que le provocaba el tan solo pensar en esa mujer que se hacía llamar madre. Ni siquiera sabía porque había pensado en esa… mujer.
-Pues es todo tuyo Chérie.- le dijo él.
-Gracias.- le dio un abrazo y después de tomar un té y hablar y criticar a unas y otras celebridades con las que el modisto había trabajado se fue a representar su papel.
Ese papel de oveja negra de la familia, caída en desgracia, perdida en un mundo de lujos, drogas, fiestas y depravación. Sabia como la miraban todos aquellos que una vez le habían dicho que le querían y le habían llamado amiga, hermana, hija, novia…
Pero su madre se había encargado de convertir a la encantadora y prodigiosa Lizzy en la sombra que era ahora. Aunque no debería echarle a ella toda la culpa. Lo que más le había dolido era que su padre hubiera apoyado a Francine y le hubiera creído antes que a ella, su ojito derecho, pero el daño ya estaba hecho, no había absolución para ella. Podía haber seguido otro camino, haber sido más fuerte, afrontar todo con la cabeza alta y luchar contra esa… mujer que tenía la desgracia de ser su madre. Podía haber confiado en Jane, la dulce Jane, pero ni siquiera a ella podía contarle la verdad, le destrozaría, para que hacer daño a alguien que todavía y aun con todos los pecados y defectos y en el mundo de oscuridad que había caído le amaba como si fuera la misma de siempre.
-Deja de pensar en tonterías.- se dijo a sí misma. Sacando su iPhone de su carísimo bolso Gucci llamo a una de sus amigas de fiesta.- Candy, querida, ¿te apuntas esta noche para pasarlo bien?- al recibir una afirmación positiva colgó para llamar a la gran lista de aquellos a los que ahora llamaba amigos, para pasar otra noche perdida entre drogas y alcohol y así, aunque solo fuera por un momento, olvidar la vida de mierda que tenía.
Si tan solo hubieran sido una familia normal, con los típicos problemas normales, quizás todo hubiera sido distinto, no había tenido que contenerse veces para no reírse al escuchar los comentarios típicos de gente que no tenía ni idea, de la suerte que tenía y lo maravillosa que debía ser su vida al tener todo lo que quería, si tan solo supieran que no todo lo que brilla oro es. Como odiaba todo, si tan solo un día se acabara, guardo el iPhone en su bolso y caminando con más dinero puesto sobre su cuerpo que lo que cualquiera de las personas que paseaban por esa misma cera cobraban en un mes se fue a ducharse y cambiarse de ropa y perderse en ese mundo de depravación que desde hacía ya tantos años se había convertido en su nuevo hogar, su nueva vida.
