Bien chicos aqui les tengo una nueva historia. Esta historia se encuentra publicada en otra pagina pero no con los mismos personajes. Aclaro esta historia se encuentra creada como original y SOY YO la autora de esta misma. Como aqui no puedo publicarla como original la he adaptado al sasusaku...

¡PROHIBIDO PLAGIAR ESTA HISTORIA!.

Si queréis colocarla en una pagina tuya o ya sea otra aparte de esta, hablad primero conmigo.


PRÓLOGO: COMPRADA

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Sangre. Por sus manos resbalaba sangre. Ella los había matado y nadie podía negar aquel hecho. Sus cuerpos tirados en la verada, mientras su sangre se vertía a su alrededor. Ella era una asesina. Eso fue lo que dijeron ellos. Sí, aquellas personas que se hacían llamar padres. ¿Por qué la odian?. Si ella los mató para salvarlos, no para que la odien. Monstruo…la había llamado su madre aquella noche, mientras su padre le dedicaba una mirada de …¿rencor?. Por supuesto que sí. Luego de ese día las cosas cambiaron para toda su familia. Su asesinato salió en la televisión e inclusive obtuvo la primera plana del periódico. "Niña de 8 años asesina a 4 hombres sin razón alguna" ese fue el tema principal que captó la atención de millones de personas. No cabe duda alguna que fue una de las noticias más sorprendentes en Latinoamérica. Razón por la cual a su padre lo despidieron del trabajo y le negaron entrevistas en futuros trabajos, quedándose así prácticamente en la calle. Su madre como toda mujer trabajadora no se quedó con los brazos cruzados y decidió crear muñecos para venderlos. Sin embargo eso no bastaba para pagar su colegio y la universidad de su hermano, por lo cual decidieron ellos tomar una decisión importante.

"Sakura dejarás el colegio, sinceramente no podemos pagarte uno privado y en lo públicos solo recibes agresiones, por lo cual tu padre y yo hemos decido que esto debe finalizar acá. Debemos ser sinceros y darnos cuenta que no tienes futuro con tu expediente"

¡Exacto! Esa había sido la respuesta a sus problemas. Ese mismo día cumplía 13 años, a pesar de eso fue un día normal para ella. ¿A quién le importa un año más de vida de una asesina?. A nadie. Entonces recordó haber llorado un montón en su habitación, que apenas tenía un futon para dormir. Se había arropado con todas las sábanas mientras hundía su cabeza en la almohada, tratando de imaginarse un mejor lugar que en el que se encontraba.

Sin embargo con el tiempo aprendió a superarlo. No digo que su vida haya mejorado pero si por lo menos tuve un autoestima un poco más alta. A pesar de no tener amigos supo manejarse de la mejor manera que su vida se lo permitía.

Terminó de arreglar su cuarto y caminó por los estrechos pasillos. A lo lejos divisó a su padre dormido en el sofá, por el olor que desprendía podía fácilmente deducir que otra vez había tomado. Prácticamente se había vuelto adicto al alcohol luego de haber visto a su hija menor asesinar a personas que supuestamente para él eran inocentes. En la mesa se encontraba su hermano mayor Deichi quien tomaba una taza de café con una tostada, mientras s madre trabajaba en uno más de sus muñecos.

-Buen día – saludó cortante como siempre. Su hermano la miró sonriente y asintió en modo de saludo, mientras su madre apenas notó su presencia.

-Te has levantado muy tarde – inquirió.

-Lo siento – respondió, mientras cogía un vaso de jugo y se lo tomaba de un solo sorbo.

-Solo eso desayunarás?

-Así es. La verdad es que no tengo hambre deichi.

-Entonces lleva estos últimos muñecos a esta dirección – ordenó Amaya o mejor dicho su madre.

-Como quieras – sin refutar cogió la bolsa de los muñecos y se dirigí a la puerta. No sin antes pararse y preguntarle - ¿Qué día es hoy Amaya?

-12 de febrero ¿por qué lo preguntas? - ¡claro!...otra vez no lo recordaba. Después de todo no era como si le importase en realidad.

-Por nada – abrió la puerta y salió con la funda.

Miró el papel y se fijó en la dirección. No estaba para nada cerca, así que era mejor acelerar el paso. Atravesó varias calles mientras se preguntaba por qué una empresa querría peluches?. Si bien no se equivocaba con la dirección, esta le conducía a una de las más famosas empresas de modelaje. Eso significaba que se iba a encontrar con puras modelos en estas fachas de lo peor. Bueno no es como si tuviera que demostrar algo que no es.

Definitivamente hoy no iba a ser un buen día para ella. Siguió caminando por las largas aceras de la calle, mientras la gente la miraba con desprecio. Claro quien no lo haría, si ves una niña con ropa desgastada e inclusive en algunas partes rota la ropa.

La gente en la realidad es muy prejuiciosa cuando ven a alguien con este tipo de vida y sin pensarlo la juzgan como una rata callejera. Sus miradas lascivas en su cuerpo son de lo peor, a juzgar por sus miradas estaba casi segura que pensaban que era una drogadicta o una ladrona, pero nunca una buena persona.

Terminó de atravesar la última calle para poder observar la gran empresa. Siquiera debía tener unos 12 pisos. Era enorme y se encontraba muy bien decorada, justo en frente de la puerta una limosina se paró, de ella salió un hombre de hombros anchos y cabello azabache. Le vio extenderle una mano a alguien, y de esta misma salió una rubia con unas extravagantes curvas. De seguro era modelo. Era muy guapa y tenía un cuerpo muy bien proporcionado. Él le extendió el brazo y esta se agarró de él, mientras ambos entraban muy contentos a la empresa.

Dejó de pensar y mejor comenzó a actuar. Se acercó a la empresa con pasos temblorosos ante cualquier comentario desagradable que pudieran decirle, sin embargo fue peor de lo que se imaginaba.

-¡No puede pasar! – le detuvo uno de los guardias – Aquí solo entran modelos famosos. Por favor vete a vender tus baratijas a otro lado.

-¡A que le llamas baratijas! ¿eh?. Ten más respeto – le gritó enojada mientras forcejeaba con él para que la dejasen pasar.

-¡Ya basta niña! ¡Te dije que no puedes entrar!

-¡Y yo le digo que alguien de aquí encargo estos muñecos!

-Si sigues molestando créeme que tendrás graves problemas.

-Voy a gritar si no me deja pasar – lo amenazó. Y dicho y hecho lo hizo, pero al instante recibió un golpe en la cara.

Cayó al piso como acto seguido del golpe, mientras se llevaba la mano a la parte herida. ¿Quién mierda le mandaba a hablar con estos déspotas?. Su mejilla ardía como mil demonios. Sollozó en silencio mientras escuchaba discutir a los guardias. Uno de ellos decía "ya se enteró y va venir", y el otro le respondía "pero no fue mi culpa ella no quería detenerse", a lo que él respondió "al parecer esta niña es importante, porque dicen que está viniendo hecho una furia". ¿Importante ella?. Lo dudaba, esto simplemente debía ser una broma de muy mal gusto.

Cerré sus ojos por un instante y cuando los abrió se topó con los ojos grises de aquel tipo de cabello azabache. ¿Qué hacía él aquí?.

-¿Estás bien? – escuchó su vos masculina preguntarle.

-M…Me duele…la mejilla – respondió adolorida.

La mirada de aquel chico era fría y penetrante, mientras miraba con odio al grandulón que la había golpeado anteriormente. Se levantó de su lado, y en un abrir y cerrar de ojos este le golpeó fuertemente en la cara.

-¿Cómo te atreves? – preguntó furioso, mientras le propinaba una patada – ¡Aléjate de ella! ¿Me oíste? ¡Aléjate! – reiteró - ¡Ambos están despedidos!

-Pero señor…yo no le golpee ni nada por el estilo – se defendió el más delgado.

-Pero tampoco lo detuviste ¿no?

-No per-

-Entonces también tienes la culpa – concluyó – ¡Ahora largo!

No dejó que nadie más le refutará algo. Con pasos elegantes se acercó hacia la pequeña y con sus fuertes brazos la alzó y la posiciono en su pecho. Tenía unos hombros anchos y muy bien fornidos. Su pecho realmente era suave pero a la vez duro, algo que sin duda era excitante para cualquier mujer.

-Ya todo está bien sakura – le susurró en el oído. ¿Cómo sabía su nombre?

-¿Q..Quién eres? – sus ojos de verdad que eran hipnotizantes. Eran una mezcla de gris con negro, con un brillo especial.

-Ya habrá tiempo de presentarnos cariño - ¿Cariño? ¿Qué le pasaba a ese tío?, él ni siquiera la conocía para hablarle así.

-C…Claro – dada por concluida su conversación comenzó a caminar con ella a la empresa, a lo que pudo observar la funda de sus peluches, entonces recordó por qué había venido. – los peluches… - susurró por lo bajo, pero lo suficiente para que él la escuchara.

-No te preocupes mi asistente ya los traerá – respondió, mientras seguía con su paso.

-La verdad es que…quiero que me baje, por favor.

-Como desees preciosa– sonrió de lado, mientras la depositaba suavemente en el piso.

-Gracias!. Disculpe usted sabe quién pidió los pelu-

-Yo – inquirió de inmediato.

-Oh!..está bien ¿cuántos desea?

-¿Cuántos hay en la funda? – preguntó sin dejar de despegar la vista de sus ojos – No, mejor sabes qué? Dámelos todos. Los compro todos!

-Enserio? – preguntó sonriente la pelirosa. Él sonrió mientras sus ojos se le iluminaban – gracias

-De nada hermosa, dime ¿cuánto te debo? – sin querer un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas ¿Por qué tenía que utilizar apodos cariñosos?

-$60 – respondió sonrojada. Después de todo no había sido tan malo venir. Sacó su billetera y sacó el dinero necesario para pagarle, delicadamente puso el dinero sobre la palma de su mano – muchas gracias por su compra.

-De nada sakura – se acercó y depositó un suave beso en su mejilla, lo que le permitió percibir su perfume embriagador, olía demasiado rico…

-Bueno fue un gusto conocerlo señor – respondió de inmediato mientras salía despavorida corriendo.

De seguro Amaya debía estar muy molesta por demorarse tanto. Era mejor volver lo más pronto posible…

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Sin duda alguna aquella chiquilla lo ponía a mil. Estaba jodidamente deliciosa. Por lo cual ella había sido dueña de muchos de sus sueños eróticos en los cuales su frágil cuerpo se encontraba debajo de su fornido pecho. El solo imaginársela gemir su nombre lo ponía duro. Dos años vigilándola desde lejos habían bastado para conocer todo de su vida. Lo principal es que era pobre, por lo cual el único que estudiaba era su hermano mayor Deichi. Sus padres se habían forzado a sacarla del colegio cuando ella apenas tenía solo 14 años, el mismo día que los cumplía estos mismos. Hoy yace un año de su abandono a los estudios. Hoy 12 de febrero, cumplía sus valiosos 14 años, sin embargo a juzgar por su pinta sus padres ni siquiera lo habían recordado. ¡Qué desconsiderados!. En cambio él le tenía su regalo preparado hace meses. En unas cuantas horas ella sabría quién era él.

-Señor la limusina está lista – informó su chofer.

-Entonces nos vamos!

Subió a la gran limusina y se sacó el molestoso saco, para poder relajarse mejor. Sakura Haruno…esa era el nombre de la poseedora de todas sus fantasías sexuales. Sí, era una niña de castos quince años, ¿pero que querían que haga?. Ella era hermosa, era una diosa griega para él. Su pelo era de color rosa y le llegaba casi por la cintura, este era ondulado y por lo general siempre se encontraba en una coleta. Sus pestañas eran largas y sus ojos verdes claros. En lo que respectaba a su cuerpo no se podría decir que estaba dotada en alguna de sus partes sin embargo su cuerpo era muy sensual a su modo. Su pobre inocencia hacía que a cada rato quisiese corromperla. Hoy por primera vez ella lo había conocido. Había logrado varios sonrojos sin duda alguna, por lo cual pudo deleitarse al ver sus mejillas sonrosadas. A lo que él simplemente lo había dejado pasar para no ponerla incómoda.

Miró atreves de la ventilla y suspiró. ¡Joder!. Hoy había sido un día agotador, comenzando por la larga sesión de fotos hacia esas modelos que no hacían más que insinuársele hasta su padre quien se negaba a crear que su único hijo se masturbaba pensando en una cría de quince años. Recuerda haberlo escuchado decir "¿Sasuke por qué me haces esto?... ya tienes 27 años ¡Reacciona!". A lo que él simplemente se había reído en su cara mientras salía de su oficina.

Después de todo no necesitaba el consentimiento de nadie para poder tener el control de la pelirosa. Hoy iba a ser el tan deseado día que había estado esperando hace mucho tiempo. Por fin iba a ser suya como lo había planeado hace 3 meses atrás.

-Señor hemos llegado – avisó el chofer. Este mismo se levantó y fue a abrir la puerta.

El pelinegro salió lentamente mientras veía frente a él el bar en el cual se encontraba su preciada joyita.

-Hey! Sasuke – se giró y vio a su mejor amigo – así que decidiste venir. No me digas que lograste que tu juguetito llegara aquí.

Sasuke sonrió con sorna y le respondió.

-Así es dobe, sakura está aquí – su amigo rubio sonrió ante las ocurrencias de su mejor amigo. No podía creer que de verdad haya traído a esa niña aquí solo para poderla obtener ilegalmente. ¿Pero algo era algo, no?

-Entonces que esperamos?. Yo también quiero tener un juguetito nuevo, sobre todo uno virgen – ambos rieron y caminaron hacia el frente.

Justo delante de la puerta se encontraban dos guardias que parecían unos gorilas, eran grandes y bien fornidos. Caminaron a paso lento y cuando estuvieron frente a ellos les dijeron la palabra clave "Juguete". Ambos guardianes se miraron y asintieron.

-Por favor pasad. Entren y vayan rectos, giren a su izquierda y sigan a lo largo de ese pequeño camino estrecho, luego giren a la derecha y entren por la puerta roja.

Ambos agradecieron y entraron al bar. El humo a cigarrillo inmediatamente se colaron por sus fosas nasales. Sonrieron al saber en el lugar en que se encontraban. Había muchos hombres ebrios en pésimas condiciones con una chica en sus piernas. A diferencia de ellos no las iban a tener por unas horas sino por el tiempo que ellos deseen. Por fin Sakura Haruno podía ser suya y ni sus propios padres podrían reclamarla, ya que fue su misma madre la que la dejo llevar a este lugar. La señora Amaya Adachi de verdad que odiaba a su hija. Simplemente él no podía entender como alguien podría odia a esa preciosura de niña. Estaba un poco descuidada y también un poco sucia, sin embargo su belleza se mantenía intacta. Él podía enseñarle lo que el mundo le ofrecía solo ella tenía que aceptar y dejarse hacer. Ambos podían disfrutar si ella se dejaba, podía enseñarle lo que era el placer, la lujuria…un mundo sin preocupaciones, pero todo a su lado.

Pasaron a lo largo del estrecho pasillo y pudieron observar muchas chicas con una lencería de infarto. Muchas les guiñaron el ojo y otras solo se limitaron a preguntar si deseaban una buena noche, a lo que ellos se negaron. Siguieron sus caminos y por fin pudieron observar la puerta roja. Su corazón latió a mil cuando sintió que cada vez estaba más cerca de su objetivo. Al frente de ellos pudieron observar lujosos sillones en los cuales se encontraban muchas personas importantes. Comenzando por el alcalde de la ciudad hasta millonarios empresarios. No era algo que lo sorprendía en lo absoluto sin embargo era un tanto irresponsable dejarse ver como si fuera de lo más normal.

Pasaron varios sillones para poder escoger los de la primera fila. Cada vez su sonrisa más se ensanchaba, estaba a minutos de tenerla en su poder, ya no podía simplemente esperar a que saliera.

-Sasuke Uchiha ¿eh? – se volteó y observó al señor – se puede saber qué hace uno de los mayores narcotraficantes del continente Asiático comprando juguetes por sí mismo en lugar de mandar a alguien?

-No recuerdo deberle respuestas – respondió irónico, mientras fruncía su seño. ¿Con qué derecho le hablaba así? – Yo de usted mejor me retiro si no quiere problemas.

-Oh! Claro…no se preocupe – sonrió malicioso – mil disculpas mi atrevimiento – y se retiró.

-Lo conoces? – preguntó naruto.

-Para nada – susurró mientras lo seguía con la mirada.

-Buen día para todos señores! – saludó el presentador – espero que tengan lista su chequera porque vamos a comenzar con la venta.

Es cierto, Sasuke la había traído a este lugar para poder comprarla de una manera indirecta. Al principio pensó en proponerles una gran cantidad de dinero a sus padres para que él la pueda obtenerla pero luego cambió de idea cuando supo que ella había ido a la empresa. Ya lo conocía, así que esto sería fácil.

Paso alrededor de media hora para que el presentador comenzara con el plato fuerte.

-Ahora señores vienen las más caras. ¡Las vírgenes! – y así entraron como en fila india las muchachas.

Vio a la primera era una rubia, la segunda una peliroja, la tercera una pelicafé…y por último una pelirosa. A todas les habían puesto una lencería erótica, por lo cual se podía apreciar muy bien su cuerpo.

Ahí estaba sakura, pobre… tenía miedo. La podía ver temblar desde su sillón, estaba asustada y desprotegida, he ahí donde entraba él como su protector.

-1 millón por la pelirosa – ofreció un viejo. La vio hacer una mueca y sollozar en silencio.

-4 millones por ella – ofreció otro señor.

-10 millones! – volvió a ofrecer el viejo.

-16 millones – dijo un hombre de alrededor de 30 años.

-20 millones!

-25 millones!

-30 millones!

-40 millones! – ofreció el viejo. Escuchó como el presentador preguntaba si alguien ofrecía más, parece que nadie tenía más que dar, excepto él.

-100 millones! –sonrió triunfante. La pequeña inmediatamente alzó la cabeza. Y lo vio a él…¿el señor del cabello azabache?.

-¡Vendida al señor por 100 millones!

Sonrió con sorna al verla tan sorprendida. ¡Claro ella ni siquiera se imaginaba que él la iba a comprar!. El ayudante del presentador la agarro por el brazo y la sacó del escenario.

-Acompáñeme por favor – pidió otro asistente al pelinegro. Se levantó y lo siguió.

Salieron del cuarto de venta y se dirigieron a caja. Cuando llegó pudo observar a su niña esperándolo. Ahí estaba, seguía temblando pero no lloraba. Algo que era bueno.

-Muy bien señor nombre y apellido – pidió el cajero. El moreno la miró y sonrió.

-Sasuke Uchiha – respondió mientras jalaba a la ojijade a su lado. Pasó su mano por su fina cintura y se acercó a su oído – ya todo está bien sakura – una vez más aquel tipo la salvaba.

-Bien por favor permítame el cheque.

Sin más objeciones sacó su chequera y firmó un cheque por 100 millones de dólares. Se lo entregó y sin previo aviso besó la cabeza de su pequeña nueva posesión. Ella lo miró desconcertada por su acto tan cariñoso a la vez que se sonrojaba.

-Es toda suya – sentenció el hombre, mientras los dejaba a solas.

-Sasuke Uchiha...

-Te lo aprendiste muy bien sakura – la felicitó.

-¿Qué quiere de mí?

-Mmmm….todo – sonrió lujurioso mientras se quitaba el saco y se lo pasaba por los hombros – es hora de irnos.

-¿A dón…d…de? – preguntó ¿llorando?

-Por qué lloras?

-P…porque me v..va a violar ¿no es así? – y más sollozo. ¿Violarla?, que estaba loca o qué?. Él no iba a violarla. Él quería que ella esté con el pero no para violarla, claro que con el tiempo ella se debía acostumbrar a terne relaciones sexuales ya que después de todo él era un hombre y debía saciar sus ansias, pero eso sería cuando ella también lo quiera, no ahora.

-No te voy a violar – respondió seguro de sí mismo.

-Entonces ¿para qué me compró? ¿eh? ¿Qué cree que soy una zorra? ¡No me voy a acostar con ust-

-¡Cállate! – le gritó furioso – hablas demasiado. Aparte que te alejo de las garras de ese viejo pervertido me juzgas?. Sí que debes estar confundida – la agarró fuertemente de la mano y la arrastro por los largos pasillos – hablaremos en la limusina.

Ella no volvió abrir para nada más su boca. Ya era suficiente con saber que había sido comprada y ahora iba a estar con ese hombre para toda su vida. Aunque debía agradecer el hecho de por lo menos haberla comprado un hombre guapo en lugar de ese viejo pervertido.

Llegados a la limusina él mismo sasuke le abrió la puerta y la dejó pasar.

-Gracias.

Una vez ambos dentro de la limusina y esta comenzó a andar. Sakura lo miró con curiosidad.

-Pregunta lo que quieras…

-¿Por qué me compró a mí? – el moreno la miro a los ojos y sonrió.

-Porque me gustas – ella se sonrojo de inmediato ante su respuesta – te vez bien mona cuando se te sonrosan las mejillas.

-No se burle…

-Por favor no me trates de usted. Dime sasuke.

-Sasuke gracias…por salvarme – entonces ahí el por fin pudo sonreír complacido. Desde ahora las cosas iban a comenzar a ser más fáciles.

-Sakura tengo entendido que abandonaste el colegio por problemas económicos ¿no? – ella asintió de inmediato - ¿quieres volver a estudiar?

La pregunta la descoloco tanto que no pudo evitar abrir los ojos como platos.

-Si!

-Entonces hablaré con uno de los mejores colegios privados para que puedas volver a comenzar tus estudios – concluyó mientras veía sus ojos brillar.

-Enserio?... ¡muchas gracias! – y sin pensarlo dos veces se abalanzó hacia él. Por su parte solo la apretó más a su pecho, por fin la tenía entre sus brazos. La sintió removerse y sin pensarlo dos veces la hizo sentarse en sus piernas, ella obviamente se negó, pero su insistencia fue tanto que terminó cediendo. Cogió su saco y cubrió su frágil cuerpo lo mejor que pudo, mientras pasaba sus dos brazos como queriéndola proteger de algo. Se acercó a la altura de su rostro y depositó un besó en las comisuras de su labio inferior.


Agradezco que se hayan tomado la molestia de leer esta historia. Espero que os haya gustado y bueno como todo escritora... espero recibir mensajes suyos para que me animáis a subir conti,nos vemos... ^^