Adolescente

Capitulo I

Rojo, como una fresa

Las dos personas en el castillo
destruyendo su interior.
Las campanas anuncian el final
para el ruidoso caballero y la princesa.

Peeta, estaba tratando de entender la mala suerte que el universo le daba. Se cuestiono seriamente si en alguna vida pasada realizo el pecado más horrible y ahora el karma se vengaba. Primero le avisaban de último minuto que su "querida prima" -Nótese el sarcasmo- se quedaría "temporalmente" en la casa de huéspedes.

-Tienes algunos problemas con su familia.-explico su madre en la mañana, cortando algunas verduras de espaldas a su hijo. El se limito hacer una mueca, sabía que protestar no le ayudaría.

-¿Cuánto tiempo se quedara?-

-Será por poco tiempo.- Peeta dudo del "Poco tiempo" por el tono de voz empleado por su progenitora.

-¿Cuánto es "Poco tiempo"?-Volvió a preguntar el chico rubio. Portia dejo las verduras y volteo hacia su hijo, sonriendo algo avergonzada, sabía que no le agradaba la idea de que su prima se quedara vivir bajo el mismo techo que el.

-No lo sé.-El rubio gimió en protesta.-Entiende por favor Peeta, no la ha pasado muy bien con su familia estos últimos meses, necesita estar un tiempo...alejada de ellos.

-"Ellos".-pensó Peeta, inmediatamente la imagen de sus tíos ocupo su mente. Toda la familia sabia lo disfuncional que eran los padres de Katniss, pero ¿A qué extremos habían llegado como para que su hija menor tuviera que abandonar su hogar? Su lado de chico bueno, le decía, no, le ordenaba que se acercara y fuera amable con la chica que se mudaba -invadía- a su casa.

-Está bien, mamá.-dijo en suspiro de derrota.

Y es por esa razón él, se encontraba sentado en las escaleras del pórtico de su casa, esperando -por ordenes de sus padres- el taxi que llevaba por carga a su prima.

-Pobre taxista.-Lamento al pobre que le hubiera tocado transportar a Katniss Everdeen.

Peeta arrugo el entrecejo, realmente no tenia recuerdos agradables sobre su prima, sus recuerdos eran normalmente insultos y sobrenombres hacia él. Y en cuanto a lo físico, solo recordaba su cabello moreno atado siempre en una trenza y un excesivo uso del color verde en su ropa. Por esa razón el muchacho relacionaba el verde como color de la maldad.

El ruido de unos neumáticos llamaron su atención, miro con una ceja alzada como un taxi se acercaba a gran velocidad,

-La pesadilla ya llego.- Peeta se levanto, sacudiendo polvo acumulado de sus pantalones. El taxi freno de repente frente a la casa de huéspedes, provocando el rechinido de las llantas de hule sobre el pavimento.

-¡Cuidado! ¡Llevas a una chica, no animales!-Grito una voz dentro del vehículo, perfectamente reconocida por el rubio.

-Pobre.-volvió a lamentar al taxista, observando cómo salía nervioso del vehículo para abrir el portaequipajes. Peeta respiro hondo.-Recuerda, Peeta, se amable.-trato de poner su mejor sonrisa, la cual por cierto se notaba a kilómetros que era fingida, solo esperaba que Katniss no se diera cuenta.

La puerta del pasajero se abrió, y lo que vio a continuación el rubio, rompió el recuerdo del físico de su prima.

-¿Katniss?-

-¿A quién esperabas? ¿Al ratón de los dientes? ¡Por supuesto que soy yo!-Confirmado, era ella, pero sí que había cambiado, ¿Donde estaba esa chica desarreglada? en su lugar había una chica arreglada ¿Y el cabello atado en una trenza? Solo veía rebeldes mechones oscuros cayendo a lado de su cara debajo de una gorra azul. Aun conservaba el color de la maldad en su ropa -dígase el verde- pero solo en la playera que portaba. Su prima cambio de apariencia, no era hermosa -¡Decapítenlo! si lo escuchan decir que Katniss era hermosa- pero se veía bonita y ese pensamiento fue suficiente como para que Peeta se sonrojara.

-¿Te vas a quedar ahí parado como idiota? o ¿Vas ayudarme con las maletas?-Katniss gruño de repente llamando la atención, Peeta dio un respingo en su lugar, notando que el taxista se había ido -huido- a la primera oportunidad, dejando a la morena cargando su equipaje.

-Si-i.-Tartamudeo, Katniss se limito a rodar los ojos. Nervioso tomo la maleta que cargaba la morena tocando levemente sus helados dedos. No sabía la razón, pero sus mejillas empezaron arder con el simple contacto, y por supuesto, el despistado Mellark, no noto que las mejillas de su prima se colorearon un bonito color rojo.

Y entramos en contacto,
como si nuestras manos estuvieran atadas con un hilo.

Peeta, no prestaba atención a la conversación que sostenían la recién llegada y su mamá, no le interesaba, es más quería salir con Finnick, pero su madre la había dedicado una mirada que le advertía que no podría salir hasta mañana.

-No es de buena educación salir cuando tienes visitas.-Le dijo su madre, cuando noto que Peeta se acercaba sigilosamente a la puerta.

Bufo molesto, la llegada de Katniss le había arruinado la tarde, si no es que toda la semana, pero como era optimista el chico se reconforto a sí mismo con un mañana será mejor.

-Y dime Katniss, ¿Tienes novio?-La pregunta de Portia lleno de curiosidad a su hijo. ¿Katniss? ¿Novio? ¡Si claro! En un mundo alterno quizás, pensó Peeta esperando la respuesta de su prima.

-No, Portia, ningún chico es lo suficientemente bueno para mí.-Contesto con cierto ego que la caracterizaba. Portia miro a su sobrina y soltó una carcajada algo escandalosa que fue seguida por una de Katniss.

Peeta sonrió por cortesía, la verdad es que la respuesta a la pregunta de su madre era obvia, ningún chico quería estar cerca de la agresiva Everdeen, a menos que fuera masoquista o idiota.

Katniss termino de reír primero y miro con cierta tristeza reflejada en sus ojos, al rubio que las acompañó, regreso su mirada a su tía para continuar con la plática.

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La semana transcurrió rápido, y a pesar de que el rubio se lamentaba en una esquina de su mente. La semana con Katniss, su prima, no había estado mal. Normalmente se ignoraban y cuando eso no se podía -Ordenes de nueva cuenta de sus padres- Katniss podía ser más soportable que cuando niña

-Lógico.-Se recrimino el rubio. Y es que, Peeta esperaba por alguna mística razón -Nótese que puede llegar a ser un poco idiota- a su prima de nueve años, si, así como lo oyen ¡Esperaba que Katniss fuera una niña aun! ¡Oh Peeta! ¡Si que eres un perfecto...! ¡Han pasado nueve años sin verla! ¡Por dios!

-Desde el intento de bombardeo.-se recordó el. Nueve años desde que quisieron demoler su casa.

El golpee de la puerta cerrándose, lo trajo de vuelta a la realidad, Katniss había regresado. Se giro para observar a su prima que entraba a la sala, empapada de pies a cabeza. El rubio alzo una ceja y reprimió una sonrisa burlona que detecto Katniss.

-Ni se te ocurra decirlo.-Siseo ella, con aquella mirada fría que perdía poder con el castañeo de sus dientes acusa del frió.

-Te dije que llovería.-

-Cállate.-Trato de gritarlo, pero el castañeo de sus dientes se lo impedía y se abrazo a sí misma.

Peeta se mantuvo callado, ya no era una niña, la adolescencia había pasado por ella y estaba a punto de abandonarla para entrar a una etapa adulta. Se fijo en el cuerpo de su prima, era parecido al de su Hermana Prim -Si Katniss lo oyese comparándola con Prim, ya estaría enterrado bajo tierra- y un detalle no le paso desapercibido. La ropa que traía Katniss, se le pegaba a la piel, como segunda. El cabello también le enmarcaba la cara y se dio cuenta que le llegaba a mitad de la espalda ¿Cuánto tiempo había estado bajo la lluvia? Mejor dicho ¿Cuánto tiempo ha estado observándola? Su prima tenía una cara de incomodidad, porque, el, ¡su primo! La observaba desde quien sabe cuánto, con una mirada de bobo, con un ligero rubor sobre las mejillas.

-¿Qué tanto miras, cara de mono?-pregunto Katniss, con su típica hostilidad. Peeta desvió lo más rápido la vista hacia un punto fijo en la habitación.

-Vete a cambiar.-se limito a decir.-Te puedes enfermar.

Poniendo las manos en el espejo distorsionado
el largo de nuestros dedos no es el mismo.
Desde ahora, ¿dormiremos en camas diferentes?

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-Tienes unos ojos muy bonitos, Katniss.-Había comentado Plutarch en la cena. Comentario que no paso desapercibido por Peeta.

-Gracias.-

Le dio cierta razón a su padre. Katniss tenía ojos grandes y grises. Había notado que los ojos de su prima se iluminaban con cada maldad que cometía y ese brillo comenzaba a hipnotizarlo...

Rápidamente despejo los pensamientos sobre los ojos de su prima y siguió comiendo.

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Bien, ha quedado en claro que Katniss era bonita, pero había más chicas simpáticas y más bonitas. Delly es un ejemplo, una chica demasiado hermosa -¡Ella! ¡Si era hermosa!- que llamaba la atención sin querer, con modales perfectos, y una forma de reír que encantaba a todo quien la escuchaba, y lo admita, de niño se había enamorado de la niña, pero de la noche a la mañana dejo de interesarle. En el fondo, Peeta sabía que lo que decía de su prima era una especie de excusa infantil, no sabía para que, no lo entendía.

-Peeta.-Llamo la morena sentada junto a él. Peeta le dirigió una mirada molesta que cambio rápidamente por una de sorpresa, su prima tenía la cara muy cerca de la suya, podía sentir su aliento sobre sus labios.

-¿Que quieres?-Trato de sonar lo menos nervioso y la chica lucio una sonrisa burlona.

-Bingo.-se felicito mentalmente la morena.- Cómprame un Helado.-El chico la miro perplejo, y por primera vez noto los labios rojos de su prima...

-¿Helado?-

-¿Estas sordo? muévete, y ni se te ocurra traer de fresa.-Ordeno mientras lo señalaba con su dedo índice. El muchacho frunció el ceño.

-¿Por qué no?-

-Soy alérgica.-Le tiro un golpe sobre el hombro de su primo, y se levanto subiendo las escaleras que la llevarían a su nuevo cuarto, sin dejar que el pobre rubio se opusiera.

Peeta suspiro y se levanto hacia la puerta principal, realmente no lo entendía. Por un breve segundo el recuerdo del aliento de su prima sobre sus labios, y el color de estos le parecía a verlo experimentado antes.

-Rojo...como una fresa.-pensó irónico el muchacho.

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Hola aqui esta la nueva historia, solo consta de dos capitulos asi que el miercoles es el final.

Saludos. Dudas, quejas, consejos, felicitaciones... en un review vale?