¡Hola! Bueno vengo a dejar esto por aquí, es mi primer Levi x OC y no sé si la idea sea buena, si el capítulo recibe buena crítica lo continuaré c:
Bueno se los dejo para que lo disfruten... o no, pero de verdad espero que sí n.n
Disclaimer: SnK y todos sus personajes son obra de su respectivo autor, Hajime Isayama.
Advertencias: ninguna en éste capítulo.
..•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ Capítulo 1 ஐ..•.¸¸•´¯`•.¸¸.
"Atravesando las barreras del espacio"
Sus ojos estaban encandilados por el par de faroles que estaban justo frente a ella, había reaccionado rápido cuando ese pequeño cruzó la calle sin ver a sus lados, para evitar el peligro. Tenía esa costumbre, o mejor dicho, ese instinto de protección hacia los pequeños, sobretodo a los niños varones, y es que le parecían adorables, no sabía por qué, pero siempre sentía una ternura al verlos y cuando alguien molestaba, agredía o insultaba a un niño se metía por él y lo defendía, a pesar de que ella también era una niña, bueno una adolescente de quince años.
Corrió rápidamente al ver que un autobús iba directo al pequeño sin bajar la velocidad, empujó al niño y éste fue a dar a la cera de enfrente pero cuando volteó a ver al transporte quedó anclada al pavimento. Sus piernas no le respondían y al parecer nadie vendría a salvarla como ella había hecho con el pequeño; sus ojos se abrieron ampliamente y a cinco segundos de recibir el golpe cerró sus ojos y colocó sus brazos frente a ella en un inútil intento de protegerse.
Escuchó un violento sonido similar a un choque. Pero no sintió nada. Sentía su cuerpo intacto, aunque tal vez en realidad sufrió un trauma tan fuerte que su cuerpo se negó a sentir aquello. Empezó a abrir sus ojos lentamente, primero vio las sombras de sus brazos, la luz difuminaba el resto, después su alrededor se fue haciendo más visible.
Pudo ver la silueta de tres pequeños frente a ella, aunque aún difuminados, pudo darse cuenta de un pequeño de cabello rubio, a su lado, un niño de cabellos castaños y una niña de cabellos azabaches -supo que era una niña por su vestido rosa-. Después de tres parpadeos los pudo enfocar mejor, tenían sus miradas fijas y asustadas viendo hacia ella, mierda, a lo mejor realmente fue aplastada por ese autobús y ahora veían su cuerpo desmembrado. Pero puso más atención a sus ojos -un par azules, unos verdes aguamarina y unos negros, respectivamente- no la veían a ella, era algo detrás de ella, y debería ser algo muy alto pues tenían sus cabezas muy inclinadas.
Volteó a ver que era aquello que veían con tanto miedo, pero antes de llegar a eso pudo apreciar que se encontraba en un lugar totalmente diferente, casas antiguas de madera, caminos de tierra y ropas extrañas, en fin, siguió buscando aquello que asustaba a los niños, pudo apreciar que una enorme muralla de unos cuarenta o cincuenta metros rodeaba la ciudad y sobre esta había una enorme mano, una mano sin piel, ¡se veían directamente sus músculos!
Por un pequeñísimo instante su corazón se detuvo y casi inmediatamente se aceleró. Por encima de la muralla se divisó un enorme rostro con la misma apariencia que la mano, sólo se podían apreciar sus músculos, entre sus labios y los ligamentos de sus "mejillas" se veían sus enormes dientes dándole un aspecto aterrador.
Por segunda vez en menos de diez minutos se quedó estática, no se pudo mover, ni siquiera cuando ese enorme monstruo de una patada voló la puerta de esas murallas, que al parecer servían para proteger a las personas de aquellas criaturas.
Cientos de fragmentos de piedra volaron por los cielos destruyendo casas, tiendas, carretas, incluso aplastando a algunas personas.
Podía ver como las personas corrían en dirección contraria para salvarse, todos la esquivaban, nada podía sacarla de su shock. De repente sintió un empujón, bajó su mirada y pudo ver la pequeña figura del niño que vio cuando abrió los ojos. Su instinto protector se activó nuevamente y eso fue lo que la impulsó a moverse.
Corrió detrás de ese pequeño de mirada aguamarina, la pequeña también había corrido detrás de él, pero ella le llevaba una ventaja de al menos un metro. Los vio dar la vuelta después de una casa, cuando ella giró ya no estaban en el callejón. No le importó. Siguió corriendo, giró a la izquierda después de ese callejón dando paso a otro, al final de ése giró a la derecha, y salió a una calle, no sabía que dirección tomar.
Escuchó un sonido extraño, como si enrollaran un cable metálico, levantó la vista y vio a un hombre de cabellos cortos y rubios, al parecer llevaba un uniforme, pantalón blanco, aunque podría ser un gris muy claro, botas hasta las rodillas, camisa blanca y una chaqueta café clara con un extraño escudo en su espalda. También llevaba un extraño equipo armamental, unas cuchillas largas y un extraño equipo que le permitía desplazarse por los aires.
Lo siguió con la vista y pudo ver que se detuvo al lado de una casa, destruida por una enorme roca, pudo ver otras dos figuras menuditas a sus lados, ¡los niños! Al parecer había alguien en la casa cuando fue aplastada.
¡Oh por dios! Una enorme criatura se acercaba a ellos, el hombre se acercó a ella dispuesto a exterminarla pero ella pudo ver como su cuerpo dio una sacudida y se regresó, tomó a los niños, dio media vuelta y corrió. El niño sobre su hombro gritaba por su madre con desesperación, no quería abandonarla, giró su cabeza y vio a la mujer con sus piernas sepultadas bajo los escombros y la mujer la vio a ella. Pudo ver como los ojos de la madre de los niños se abrían hasta casi salirse de sus órbitas cuando la vio, gritó con más desesperación pero ella ya no podía escucharla, la criatura se acercaba a la construcción demolida, buscó por los escombros, escuchó la voz de un hombre, probablemente la del soldado, la llamaba, pero ella no lo escuchaba, todos sus sentidos la habían abandonado, todos, excepto el de la vista.
El monstruo levantó a la mujer, ella luchaba, pero el monstruo era más fuerte, la apretó con sus manos y cayó inconsciente, la dirigió a su boca y la depositarla la cerró con una gran fuerza. La sangre voló con el viento, manchando las casas, la calle, incluso su ropa. No se podía mover. Su cuerpo por tercera vez estaba fijo en el suelo, pero al parecer sería la última. La criatura se acercó a ella, poco le importó. La tomó con su gigantesca mano y le elevó. Ni siquiera peleo, no peleo por su vida como lo había hecho esa mujer, no podía reaccionar.
Cayó en la húmeda y asquerosa boca del gigante, pudo ver el cielo entre esos dientes asesinos. Pero en lugar de cerrar la boca con fuerza la cerro lentamente, bueno eso le pareció a ella. Sus ojos se cerraron y todo se volvió negro.
•´¯`•.¸¸¤ ¤¸¸.•´¯`•
Beep beep beep
El estruendoso sonido del despertador la hizo abrir sus ojos de golpe. Así es. El sueño que había tenido hacia mucho que le había dejado de perturbar.
La primera vez que lo había tenido fue cinco años atrás, cuando tenía quince. Ahora era toda una mujer de casi veinte años, bueno, señorita, porque nunca había tenido un cónyuge o pareja sexual, había tenido novio si, pero nunca se sentía muy cómoda como para dejarlo llegar a segunda base, siempre fueron besos caricias, y un desgraciado afortunado se llevó unas caricias a sus senos -no muy grandes, pero se defendía-, pero de ahí en más, nada.
Se levantó de su cama para ir a la universidad, el École Nationale Supérieure des Beaux-arts* en París, Francia. Lleva materias como dibujo, pintura, escultura, entre otras. Su nombre es Agatha y es alemana, tenía una bonita figura, cabello castaño oscuro como el chocolate amargo y sus ojos tenían el mismo color sólo que tenían un hermoso brillo. Quedó huérfana desde que era una pequeña de cuatro años, no recuerda nada de esos años, pero al parecer su familia era rica y le dejaron una cuantiosa herencia que utilizó para sus estudios. Se independizó a los dieciséis para reclamar su herencia y mudarse a Francia para poder estudiar lo que le apasionaba.
Pero volviendo al tema del sueño. Ya llevaba cinco años soñando con ese incidente, después de salvar a un niño de ser atropellado, vio todo aquello. Pero cuando despertó, lo hizo en su sala, tirada en el suelo, con su ropa llena de sangre, que no era de ella.
En un principio creyó que si era suya, pero después de tomar un baño y encontrar todo su cuerpo intacto se dio cuenta de que no lo era. ¡Pero no podía explicarse aquello!
Decidió ignorarlo, borrar de su mente -o al menos tirarlo al fondo de sus subconsciente- para no seguir pensando en eso. Siguió con su vida normal. O al menos lo intentaba, ya que a partir de ése día empezó a tener otros sueños, veía la misma ciudad -o una del mismo estilo- tiendas, vendedores, soldados, niños, entrenamientos-. ¿Qué rayos le ocurría?
Empezó a estresarse y la única forma que encontró para liberarse de toda esa tensión era dibujarlo. Dibujaba con lápices, colores,marcadores, pintaba con óleo, acuarelas, pasteles*. Todo lo que veía lo plasmaba en papel y lienzo, y gracias a eso pudo llevar su vida más tranquila.
Después de una ducha y un desayuno, se preparaba en la sala de su departamento -que estaba a quince minutos caminando de la escuela- ése día sería el último del semestre, tendría que hacer un proyecto, el profesor les daría un tema o título y los alumnos decidirían si hacer, bocetos, cuadros, esculturas, etc. como su trabajo final, así que llevo toda su infantería, decenas de pinceles, tubos y tubos de pintura, sus colores -un paquete de más de quinientos tonos diferentes-, sus adorados pasteles, minas de carbón y grafito, y más cosas.
Se guardó su preciado guardapelo por debajo de la blusa y salió con su maletín -donde guardaba sus libretas de bocetos y dibujos tanto el personal como el académico- al hombro y otras tres bolsas con sus herramientas. Ese guardapelo era la posesión más preciada para Agatha, lo tenía desde que tiene memoria, parecía de bronce pero el metal se veía más hermoso, tenía forma de óvalo, con dos hermosas flores grabadas, una tenía una piedra color verde y la otra una café.
Caminó tranquilamente e ingresó por la entrada principal en la calle Rue Bonaparte, corrió por toda la explanada y entró al Palais des Études para dirigirse al área norte. Afortunadamente fue de las primeras en llegar, le gustaba llegar temprano, ya que así puede elegir el lugar que tanto le encanta, en el último asiento a un lado de las ventanas. Dejó caer todo su equipo a un lado del banquillo y se sentó. A los minutos empezaron a llegar sus compañeros y sus amigas, Edith y Evangeline, tan hermosas, altas y esbeltas, la primera tenía una melena indomable color rojo anaranjado con unos vivaces ojos verdes, la segunda tenía una lacia y larga cabellera color negro, con unos hermosos y transparentes ojos azules, ambas de piel nívea.
Detrás de ellas entró su profesor de artes favorito, su clase era de pintura, pero en éste último trabajo decidió dejarles libre criterio a sus instrumentos, el calificaría de acuerdo al "sentimiento" de la composición, tenía que sentirse al momento de darle el primer vistazo.
Su sistema para elegir tema era simple, un montón de papelitos, en los cuales venían escritos los temas, todos dentro de una pecera redonda de cristal. Pasó por los asientos, cada alumno sacaba sus papelitos, algunos suspiraban, otros daban brinquitos de alegría, algunos más fruncían el ceño. Edith tomó el suyo y al leerlo, dio tres palmadas entusiasmada se giró a Agatha y le articuló con los labios "Amour". Eso era un golpe de suerte para ella, pues era una romántica empedernida. A Evangeline le tocó nostalgia. Sería fácil para ella pues vivía alejada de su familia que vivía en el campo, podría expresar sus sentimientos en el lienzo.
Llegó su turno. Era la última pero aún así había unos diez papelitos en la pecera. Metió su mano y tomó uno del fondo. Lo sacó y lo desdobló.
"Liberté"
Sonrió, era un excelente tema. Para un tema genial, lo mejor sería hacerlo con lo que era genial. Pasteles.
Sacó un bastidor con superficie de papel y lo colocó en el caballete. Sacó su maletín de los pasteles y comenzó a dibujar. Rojo, naranja, beige, blanco, amarillo, café, celeste, verde, negro; manejaba los colores con gran habilidad y usaba sus dedos para difuminar algún punto. Terminó su composición y colocó el aerosol protector.
Terminó el tiempo establecido y el profesor explicó la evaluación, él con ayuda de otro profesor calificarían las composiciones, dicho esto el profesor abrió la puerta y dejó entrar a otro hombre. Cuando Agatha lo vió se le bajaron los colores, ése hombre que estaba ahí era su más odiado enemigo, ése imbécil nunca le pudo dar una calificación más alta de una B+ alegando que le faltaba pasión. Pues que se meta su pasión por... donde mejor le quepa.
Estaba perdida.
Los alumnos salieron del aula y los profesores empezaron con su trabajo. Agatha se mordía las uñas, estaba tan nerviosa igual que sus amigas, pues ellas también tenían el mismo problema con ése tipejo. Pasaron cuarenta tortuosos minutos y al fin las puertas se abrieron, los profesores dejaron pasar a los alumnos. Agatha vio una sonrisita en el rostro de su más odiado enemigo en dirección a ella. Se preocupó.
El corazón de Agatha latía desbocado como si estuviera corriendo una maratón, podía escuchar sollozos contenidos, suspiros, risitas, felicitaciones, lamentaciones. Llegó a su lugar con los ojos cerrados, se posicionó en lo que ella consideraba el frente de su obra y lentamente abrió los ojos.
Sobre su cuadro estaba la hoja que ella colocó con el nombre de su composición con una A+ y dos críticas. La primera de su profesor y la segunda de su enemigo.
"Alas de Libertad"
'Felicitaciones señorita, cuando vi su composición pude sentir el impulso de salir corriendo a explorar el mundo, con la libertad que me he ganado (sentí que era el hombre que estaba en el cuadro) atravesar esas destruidas murallas y escapar de mi confinamiento. Si existiera le daría una A+++.'
La segunda, por muy corta que fuera, fue la que más le sorprendió.
'Simplemente, extraordinario'
Con algunas lágrimas en sus ojos levantó la vista a su obra de arte. En ella se apreciaba una ciudad antigua, con muchas casas destruidas, a lo lejos unas enormes murallas que tenían a la humanidad cautiva cayéndose a pedazos dejando ver un hermoso amanecer, y en el centro, sobre una pila de escombros, había un hombre, un soldado, con dos enormes cuchillas en sus manos y sobre sus hombros una capa verde, ondeada por el viento, con un escudo sobre el pecho, las Alas de la Libertad.
Estaba que no cabía de felicidad, sus amigas la felicitaron y Agatha las felicitó pues también tuvieron excelentes resultados. Después de admirar aquella obra por unos minutos más, Agatha la guardó en su maletín.
- ¿Cómo es posible que hayas tenido una calificación perfecta al pintar tus desvaríos? - se quejó Charlotte, una compañera de Agatha, delgada tipo anoréxica, con cabellos rubios -decolorados- y ojos azules, que hacía hasta de todo por hacerle la vida imposible.
- Pues porque mi composición si representó el tema correctamente - dijo mientras colgaba su maletín y sus bolsas a los hombros.
- ¡Mi composición también, no debí sacar una D-! ¿Qué mejor que un obeso en un McDonald's para representarla?- replicó exasperada.
- Charlotte, tu composición de la Gula es muy obvia y horrible, antes di que te pasó - dijo tratando de pasar entre ella y su amiga-otra anoréxica- Juliette.
- ¿Qué dijiste estúpida?
- Lo que oíste, ahora déjame pasar.
- De aquí no te vas imbécil - dijo y empujó a Agatha tan fuerte que llegó a la ventana, que iba desde los cincuenta centímetros desde el suelo hasta cincuenta antes de tocar el techo.
Cuando Agatha chocó contra el vidrio, éste se rindió y se fragmentó en cientos de pedazos dejándola caer desde un tercer piso. Lo último que escuchó antes de que sus oídos se negaran a dejar entrar cualquier otro sonido, fue el grito de sus dos amigas y el chillido de las anoréxicas.
Mierda, mierda, mierda.
Podía ver cómo el suelo se acercaba más y más, al igual que los faroles hace cinco años, en el accidente con el autobús, su cuerpo se mantenía estático. Sentía las corrientes de aire golpear en su rostro. Pero ésta vez no cerró los ojos.
A sólo un metro de golpear el suelo, el jardín en donde iba a caer comenzó a difuminarse. El suelo cambió, en lugar del hermoso césped verde, ahora había tierra árida. Parecía que ahora estaba mucho más arriba, como a un quinto piso, y cuando sus ojos dejaron de ver la escena difuminada, un hombre apareció frente a ella.
Sintió como si el tiempo se detuviera. Pudo analizar cada detalle del rostro de aquel hombre. Se veía joven, cabellos azabaches, de piel blanca casi como la leche, labios carnosos, nariz fina, ojos pequeños de color gris. "Hermosos" dijo en un susurro. Después se percató de la expresión de sorpresa que formó el rostro de aquél hombre y un segundo después se dio cuenta de que ella seguía en caída y él extrañamente de subida. Y sucedió lo obvio.
Chocaron entre ellos.
..•.¸¸•´¯`•.¸¸.ஐ ஐ..•.¸¸•´¯`•.¸¸.
École Nationale Supérieure des Beaux-arts: Colegio superior nacional (o Universidad Nacional de Bellas Artes)
Pasteles: son unos gises con los cuales se hacen los dibujos en el suelo, claro también los usas en papel
¿Y bien? ¿Se ve interesante o de plano lo abandono?
Bueno espero sus críticas, comentarios y todo eso para saber si vale la pena continuarlo.
Gracias adelantadas a los que lean :D
Nos leemos luego (espero c:)
::: (_(l
*: (=' :') :* .¸¸.• Hana
•.. (,(")(")¤°.¸¸.•´¯`» Usagi
