Drabble Hibari/MukuroxTsuna.
Katekyo Hitman Reborn no me pertenece.
Armonía.
Hibari era una nube solitaria en el cielo. Mukuro era una persona que se ocultaba entre la niebla. Y Tsuna, ahora convertido en un auténtico carnívoro a ojos de la nube, era quien los mantenía a ambos en equilibrio.
Los tres Vongola estaban tumbados en un campo de margaritas a las afueras de un bello pueblo italiano. A sus 26 años, Tsunayoshi había desarrollado una increíble capacidad para calmar a sus guardianes más problemáticos. Algo que no podían hacer ni Dino ni Chrome. Algo de lo que, en el fondo, se enorgullecía.
La brisa movía ligeramente el largo cabello del castaño, así como el de Mukuro y se atrevía a hacerlo, también, con el de Hibari.
Nadie querría tomar el lugar de Sawada como cojín de esos dos. Pero para él era reconfortante.
Había ocasiones en las que la gente se paraba a verles. A veces incluso sus guardianes más cercanos, como Gokudera, Yamamoto o Ryohei, sentían que la imagen que tenían frente a ellos era de las más bizarras que jamás existentes.
Tal vez por eso era que Tsuna era Tsuna, que el Décimo Vongola era el Décimo Vongola; mantener en equilibrio a aquellas personas que, en ocasiones, eran de un temperamento difícil de llevar para la inmensa mayoría de los mortales.
Hibari Kyouya sonrió, acariciando el largo cabello de Tsunayoshi y besándolo con suavidad. Mukuro Rokudo jugueteó con los dedos de la mano de Tsunayoshi, besándolos con suavidad también. Y el castaño sonrió satisfecho, mientras las margaritas seguían en su tarea de contemplar la imagen bizarra frente a ellas.
