Así que, aquí estoy en un momento de descanso, venia en el colectivo con auriculares y sonó la canción de Pablo Alboran y no pude evitar pensar en Will. Si, aunque se increíble... jaja en fin este es solo un tiro tengo mis otras historias en pausa y seguirán así hasta la otra semana. espero me disculpen y disfruten de esta loca idea, si algo no coincide, no me odien!
Descargo de responsabilidad:CM no me pertenece.
Recuerdame ahora que ya decidiste ir con él...
Pablo Alboran.
No estaba sorprendido, era como si hubiese estado esperando ese momento. No la culpaba, se culpaba él.
Su instinto había encendido una alerta hace muchos años. Si se lo planteaba, desde el momento en que la conoció lo supo.
Pero le había gustado y de cierta manera ella había correspondido. Tiempo después supo porque lo hizo.
Pero mientras él más presionaba por afirmar su relación, ella luchaba por alejarse. Debía haberle hecho caso en Miami cuando le propuso terminar. Pero, otra vez ella lo buscó. Por un breve periodo de tiempo se engañó creyendo que por un extraño milagro del amor, ella lo amaba.
Fue ingenuo, negligente.
Porque cada vez que la veía a su lado cuando los visitaba o coincidían en reuniones y observaba esa mirada reservada solo para él, sabía que era a él a quien amaba, todo su cuerpo lo gritaba.
¿Si le fue infiel?, ¿quién podría asegurarlo? ¿Quién podría negarlo? ¿Lo quería saber?
Con el pasó de los años, el miedo a que en cualquier momento lo dejara, había sido cubierto por una fina capa de costumbre y resignación.
Pero todo cambió por completo desde que, a él lo acusaron de un crimen que aparentemente no había cometido.
Todo en ella se volvió lágrimas y frustración. No dormía, siempre estaba pendiente de su teléfono. Casi no hablaba cuando estaba en su casa. Él le ofreció su ayuda, pero ella en un aparente momento de furia, le grito que no podía hacerlo, que era un asunto de "ellos".
Cuando lo dijo, creyó que se refería a la unidad. Pero ahora lo entendió mejor.
No iba a negar que la sensación de todo su mundo viniéndose abajo no lo abrumó. Pero era algo anunciado.
Solo cuestión de tiempo, un año, cinco, doce…
¿Puede un amor, casi platónico durar así? La evidencia lo afirmaba. Ella siempre lo amó.
Aún tenía el recuerdo cuando ella salió de su casa para visitarlo. Había despotricado contra una de sus más queridas amigas e incluso madrina de su primer hijo. Renegaba porque había escogido el primer lugar para visitarlo dejándola a ella para después. Pero, el destino le sonrió, a la unidad le surgió un caso necesitando de su tecnológica.
Entonces el lugar quedó en sus manos. Junto a su hijo mayor pintaron un dibujo para regalárselo. Por más que luchó, ella no pudo disimular una lágrima que corrió por su mejilla.
No podía asociar la mujer de la que se enamoró, con la que en ese momento veía felicitar a su hijo por un dibujo, prometiéndole que a su "tío" le encantaría.
Salió de la casa ansiosa, pero también temerosa. Y la entendía, a saber con qué se encontraría. Su profesión le enseñó que la cárcel cambia a cualquiera.
Internamente y por ilógico que resultara, esperaba que le fuera bien.
No pasó.
Ese día regresó muy tarde, sus hijos ya dormían él estaba esperándola, pero al entrar ni siquiera lo miró, se encerró en la habitación y sus sollozos no tardaron en llegar.
Se sintió impotente, él no podía y ella no lo dejaría hacer nada.
Fue entonces que la sensación que siempre lo acompañó, en silencio, cubierta, resurgió con todas sus fuerzas.
Ella lo iba a dejar.
En un momento u otro.
El momento llegó el día que se demostró la inocencia de su amado. El brillo en sus ojos solo lo vio el día que Henry nació y Spencer Reid apareció por la puerta. Él lo notó, si el resto de las personas en la sala lo hicieron o no, no le importaba.
Talvez siempre fueron conscientes de lo que les pasaba y nadie decía nada.
Al entrar por la puerta por donde innumerables veces esperó que apareciera distinguió la paz en su mirada, una paz de la que él ya no era dueño.
Sonreía y ¡Dios! Amaba esa sonrisa. Aunque él no fuera la causa. Fue corriendo a abrazar a su hijo mayor. Luego al pequeño.
Después lo abrazó a él, dijo que había ido por un cambio de ropa y que ¡Spence Era un hombre libre!
Salió de casa y ya no supo más.
Hasta que él subiendo a su habitación encontró en el suelo de la misma un papel un tanto desgastado, creyó que podría ser algo suyo del trabajo. Lo tomó en sus manos, era una carta dirigida a Spencer.
Y tenía como fecha Marzo de 2008.
Era el tiempo que había quedado embarazada de Henry, todas las piezas cayeron en su lugar…
Pero no se sorprendio…
