No suelo escribir fics largos, no creo hacer este de más de 5 capítulos. Espero que lo disfruten.

Bien aquí llego con un prólogo super corto y así. Soy Lana-yru y estás leyendo mi historia. Zelda no es de mi propiedad, ni sus personajes o lugares, solamente la trama.

Este es un fic que imaginé hace tiempo, pero jamás publique por qué no tenía la suficiente confianza en que fuera bueno. Así que… aquí vamos.


Mi felicidad es efímera

Capítulo I: Como por obra de las diosas.

Querido diario…:

Hoy como todos los días tratare de aguantar la tristeza de mi corazón y lloraré dentro de tus páginas. Dentro de ti derramare mis pesares, mis angustias, deseos y tristezas. Tus páginas en blanco tan deseosas por ser escritas son lo único que llena el vacío de mi corazón en este momento.

Sobre ti escribí grandes acontecimientos y poca felicidad dentro de lo que cabe…

Mi nombre es Zelda, tengo diecisiete años…

Cada uno de los años en mi vida ha estado lleno de dolorosas cosas…

A l cumplir mis cuatro primaveras mi madre falleció y unos años más tarde mi nana se fue a la guerra pues era una Sheikah y también comandante del ejército Hyliano. Pensé que regresaría victoriosa. Sin embargo lo único que supe es que la guerra había termino pero su vida también.

A partir de ese momento me di cuenta de que el paso de los años no cambiaría la suerte que tengo y me resigne a vivir con desgracias como esas. Además de que por una extraña razón a los catorce se me prohibió salir del castillo y desde entonces no he visto más que mi habitación y el pueblo por medio de una ventanilla.

Hoy decidí que quiero dejar de existir. Pienso que todo se arreglaría, pero a la vez que es la salida cobarde…

-Ya no se qué hacer… Impa, madre… Ayúdenme – Pensé al tirarme del balcón de mi recamara. Escuche las voces de la gente, algunos soldados, mi padre quien apenas había entrado y este con una voz desesperaba suplicaba por un milagro de las diosas. Pero que milagro podría ocurrir, ahora será un desperdicio después de tanto tiempo el que había suplicado mis penas. No tenía nada, estaba sola… Ni mi padre era consciente de los sentimientos que yo retenía cada día….

Fin POV


Una joven doncella se lanzaba desde lo más alto de una torre, la cual era perteneciente a su habitación. El padre de la doncella apenas había entrado a la habitación para darse cuenta de que su hija se había aventado sin más.

-¡Zelda! ¡NO! – el grito de la ronca voz del soberano resonó en todo el castillo e incluso pareciera como si de las murallas del mismo hubiese ido a parar a los oídos de sus súbditos en la ciudadela.

Pero para fortuna del rey, el rescate de su hija fue un éxito.

-¡Te tengo! – Grito un joven rubio quien había cachado a la princesa en una sola oportunidad.

-¿P-Pero…? – la joven y el otro joven rubio se encontraban pegados en la pared, cerca de un ventanal con rejilla.

-Más cuidado, su majestad –sonríe el de verde – Puede que en otra ocasión no esté aquí para salvarle – Al terminar de hablar este cayó perfectamente de pie y en brazos se encontraba la castaña – Un gusto conocerla, aunque no pensé que sería de esta manera nuestro encuentro.

Al ver que este le hablaba de manera tan poco cordial pero al mismo educado no pudo decir nada.

-Ya veo. Parece que no le informaron sobre aquello – dijo tranquilo – Pues vera… mi nombre es Link.

-No puedes… digo… tu… Link es el héroe legendario, nadie tiene permitido usar su nombre a menos que…

-Sí, ese es el problema, princesa. Yo soy la reencarnación del héroe. Es por eso que estoy aquí –Afirmo el joven, con seguridad la miro para demostrar su honestidad.

-Imposible… nunca ha habido peligro, todo es demasiado tranquilo, yo – Pensó un poco, encerrada tanto tiempo pudo haberse perdido de mucho.

Link le miro sonriendo con algo de inocencia –Es porque usted estuvo a salvo durante los últimos años, la razón es porque yo he enfrentado al mal… y ya no tiene por qué preocuparse, el malvado hechicero ya ha perecido y la encarnación del mal derrotado.

Las preguntas de la doncella la invadían. ¿Qué había pasado? ¿Por qué nunca supo de esto?

Ahora se sentía tan idiota por haber hecho tal escena, aunque sin saber que ella poseía un gran poder que llevaría a ser una responsabilidad enorme.

Como jamás había hecho comenzó a llorar en medio del tumulto quedando aferrada al fuerte pecho del joven rubio, este simplemente le miro con algo de pena por su arrancador sollozo. El agudo sonido de su dolor se podía sentir en cada fibra del cuerpo con tan sólo escucharlo.

"Shh" se le escuchaba decir al joven mientras ambos caían de rodillas al suelo y este seguía estrujándola contra su pecho – No llores mas, princesa. Lo que te haya aquejado pronto desaparecerá como la niebla contra el viento.

-Tú no sabes el sufrimiento de perder a alguien – dijo en lo bajo la doncella aun con lagrimas brotando sin cesar.

-Lo sé muy bien, de lo contrario habría regresado a mi pueblo, con mi hermana, mi madre y mis amigos, mi familia… las personas con las que conviví hasta hace dos años – Le miro intensamente a los ojos, ambos de ojos azules, aunque los de él más oscuros que los de ella – Sin embargo tu valor me supera, pues no sería capaz de llorara y sacar mi pesar.

Zelda quedo virando mas allá de su alma había una gran tristeza. Nuevamente se sintió estúpida al pensar que sufría.

El había recorrido el mundo, había derrotado todos los obstáculos a su paso. Y ella, simplemente estaba encerrada en su propio mundo egoísta y literalmente encerrada.

-Desde hoy juro que no volverá a sollozar, princesa. Cada día… día tras día, año tras año y era tras era le sacare una sonrisa a su hermoso rostro.

Pensativa miro de nuevo a sus ojos, los de ella aun llorosos y rojizos. No cavia duda de que este chico haría muchas cosas por ella. Ese fue el primer paso para que sintiera su felicidad. Aunque aún seguía siendo algo pesimista.

Continuara.


Hola, les gusta… bueno, si les gusta me gustaría que le dieran una buena crítica c: de antemano gracias. Bye.