Que me desaparecí por un tiempo, y no tenía planeado volver, ¡pero aquí estoy!
Esta historia está dedicada a… Yuki-san. Lo siento yiyi, pero es solo para la cosa morada, porque he secuestrado a Deerek, ¡Y no lo pienso soltar!
Tocando a tu puerta
By: Jek Scarlet
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Butch se sentía un idiota total. No solo por llevar un traje (Del cual, ya se había desecho del saco mucho antes de salir de su casa), la camisa blanca limpia y bien planchada y una corbata. Había que agradecerle a Boomer.
Se sentía muy tonto al no poder golpear la puerta de la chica que le gustaba. Tanta práctica y preparación tirada a la basura.
Y pensar que había vestido a Boomer de mujer y le había obligado a actuar para él poder prepararse, ¡pero es que Boomer era pésimo actuando! Se había caído más de una vez por los tacones. Además, era una mujer muy fea.
Brick había sido su salvación, con peluca de color negro y una cara de miedo, le había ayudado a prepararse mentalmente. Si hubiesen sido otras circunstancias, se hubiese burlado de su hermano, pero sabía que era una mala idea. Es que Brick con peluca y vestido se veía gracioso, pero era aún más peligroso.
¡Tanta practica para nada!
Si volvía a su casa, sin haberse atrevido a golpear la puerta, Boomer se burlaría de él, y Brick le mataría, para luego también burlarse.
Tenía que llamar a la puerta y pedirle una cita, ¡al menos intentarlo!
Se paró residido y estuvo a punto de golpear, pero no podía. Simplemente, no podía.
—Soy tan estúpido —susurró— ¿Pedirle una cita a Kaoru? Ella nunca aceptaría, solo se reiría en mi cara.
Tiró un poco de la corbata, aflojándola.
Ufff. Hoy hacía mucho calor (Aunque se encontraban en pleno invierno).
Se pasó una mano por el cabello despeinándolo y soltó un gran suspiro.
—Sí me voy ahora, me ahorraría la vergüenza más grande de mi vida, pero seguro que Brick me matara, ¡pero es preferible!
Apretó el ramo de rosas que llevaba en su mano y se dispuso a marcharse, solo habiendo llegado a la escalera, una oleada de confianza se apodero de él.
¡Era el gran Butch, por Dios!, ¡él podía hacer esto!
Con el objetivo de llamar y pedirle una cita a la linda Kaoru, se situó frente a la puerta, con su mano hecha un puño apunto de golpear y la mirada de determinación de vencer a su rival (la puerta) y ser recibido por su amada.
—Voy a pedirle a Kaoru una cita, voy a hacerlo.
Toda la confianza ganada se esfumo como llego, en el momento que la puerta se deslizo y fue abierta. La cara de Butch era la de haber visto un fantasma, estaba pálido como el mármol.
El pánico se apodero de él y tiro las rosas dentro, dando un giro y echándose a correr escaleras abajo, para seguir corriendo hasta haber llegado a la seguridad de su casa. Hasta no llegar ahí, no se detendría.
— ¡Soy un idiota! —grito sin dejar de correr. No podido ver quien había abierto, pero eso ahora no importaba.
Unos cabellos verdes se asomaron por la puerta. Un joven miraba entre confundido y estupefacto hacia ambos lados del pasillo, con las rosas en mano y una sola pregunta en su cabeza;
¿Quién le había arrojado esas rosas a la cara?
No había podido lograr ver quien era, y tal vez, nunca lo sabría.
Volviendo dentro, se encontró a su madre.
— ¡Oh! Que hermosas rosas hijo, ¿de quién son?
—No lo sé, alguien me las arrojo en cuanto abrí la puerta —dijo encogiéndose de hombros.
—Seguro son para tu hermana; de algún admirador secreto.
—Lo más probable. Como sea, me voy a ver las luchas —hablo desinteresado—. Pero espero que el que haya sido, a la próxima, deje una caja de chocolates.
