Disclaimer: nada del potterverso me pertenece
Este fic participa en el reto "Estados de Sangre" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
—Ábrelo —le instó su madre. Su padre estaba sentado en su viejo butacón, observando la escena. El niño, por su parte, abrió la caja, ilusionado.
Dentro había un pequeño gatito, color polvo y muy flacucho. Y con unos ojos amarillos.
—¡Un gatito! —exclamó el niño.
Lo tomó con sus manos y lo sacó de la caja.
—En realidad es una gata, hijo, pero nos alegra que te guste —confesó su madre.
El niño acarició la pequeña gatita, la cual ronroneó del gusto.
—¿Y por qué me la habéis regalado? ¿Es para que me la lleve a Hogwarts? Es eso, ¿verdad? ¿La carta ha llegado ya?—preguntó el niño, nuevamente ilusionado. La carta de Hogwarts aún no había llegado, cuando sus padres le habían dicho que lo normal es que ya la hubiese recibido. Pero ningúna lechuza había traído nada. Durante días había estado preguntando lo mismo: ¿cuándo llegará? ¿Cuándo llegará? Y sus padres siempre le contestaban lo mismo: Pronto, hijo... Pronto.
Su padre se levantó entonces, arrodillándose delante de su hijo, quien aún acariciaba a la pequeña gata. Su madre había bajado la cabeza, apenada.
—Argus —dijo su padre —. No va a llegar ninguna carta de Hogwarts. Nunca.
—¿Por qué? —el niño, Argus, había dejado de acariciar a la gata, quien abrió los ojos y miró a su nuevo amo sin entender por qué había parado —. Es que... ¿no voy a ser un mago?
—La carta de Hogwarts no ha llegado... porque eres un squib, hijo. No puedes practicar magia. Lo siento mucho.
Argus Filch miró a su padre y después a su madre. Podía ver que estaba llorando. Bajó la cabeza y miró a la gata, quien a su vez seguía mirándole. Con un acto reflejo, volvió a acariciarla mientras pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos y caían sobre el pelaje del animal. A pesar de acariciarla, la pequeña gatita sintió la pena y el dolor de su amo.
No iba a ser un mago. Nunca. Jamás.
