Armin caminaba de regreso a casa con su paraguas bajo la lluvia, odiaba salir pero debía comprar un nuevo control para su consola ya que el último había sufrido un "accidente" a manos de Alexy. Quería a su hermano pero cuando este sufría ataques de hiperactividad era difícil lidiar con él.

Las gotas de lluvia caían lentamente formando una melodía natural tranquila, las calles vacías generaban una esencia melancólica haciendo ver a los edificios y casas aun más descoloridos de lo que eran.

"Definitivamente hoy no es un buen día para salir de casa" pensó el pelinegro caminando aún más rápido con el afán de llegar a su vivienda, casi lograba su objetivo cuando algo o mejor dicho alguien en medio de la calle llamo su atención.

Un chico vestido de manera extraña se encontraba en medio de la calle con los ojos cerrados recibiendo la lluvia, como si se encontrara en un trance hipnótico, las gotas se deslizaban por su cuerpo y él solo las recibía sin inmutarse, como si ser bañado por un aguacero fuera la cosa más normal del mundo.

- ¿Disculpe se encuentra bien?- pregunto Armin ya que el chico se le hacía conocido de algún lado.

El otro pareció salir del trance en que se encontraba y lo observo, al instante ámbar y verde se mezclaron con azul, se miraron por lo que fueron segundos, minutos o tal vez horas, nadie era capaz de definirlo con precisión.

- ¿Eres Lysandro verdad?- indago Armin rompiendo el silencio que mantenían.

- ¿Nos conocemos?- pregunto el albino intentando recordar al chico frente a él.

- Soy Armin, yo y mi hermano Alexy llegamos al instituto Sweet Amoris hace algunas semanas- respondió el ojiazul sin sorprenderse de que el otro no lo recordara, no es que él se diera a notar mucho precisamente.

- Los gemelos amigos de Su- concluyo el albino.

El silencio reino de nuevo entre ellos hasta que Armin decidió romperlo nuevamente.

- ¿Y qué haces aquí debajo de la lluvia?

El pelinegro no era un chico entrometido como su hermano pero el hecho de ver al otro completamente empapado y en medio de la calle le daba curiosidad.

- Bueno...- comenzó a explicar el victoriano- había una mariposa amarilla...

Guardo silencio con la mirada perdida y no dijo nada más sumergido en sus recuerdos.

- ¿Había una mariposa amarilla y...?- pregunto el ojiazul trayéndole de vuelta a la realidad.

- Bueno yo pensé "Esa mariposa es realmente inspiradora" y comencé a seguirla, luego me tope con un gato pardo y me pareció una buena idea para la letra de una canción utilizar su personalidad, así que también lo seguí- explicaba Lysandro recordando con detalles su pequeña travesía- después me di cuenta de que estaba perdido y comenzó a llover, me distraje y apareciste, eso es todo, supongo- concluyo mirando al otro directamente a los ojos.

- ¿Cuál es la dirección de tu casa?- indago el pelinegro con el afán de orientarlo.

- Mi casa queda cerca de la tienda de mi hermano.

- ¿Y dónde queda la tienda de tu hermano?

- Cerca del instituto.

Armin analizo las opciones, con la lluvia que caía en ese momento era muy difícil llegar al instituto que se encontraba a una distancia considerable de donde estaban, bien podría hacer como que no vio nada y dejar ahí al albino perdido y no meterse en problemas ajenos pero eso sería como decía Alexy "malvado y cruel".

- Te propongo algo- hablo finalmente acercándose al victoriano resguardándolo bajo su paraguas, lo cual era absurdo porque el otro ya no podía mojarse más- mi casa queda aquí a la vuelta, vamos allí hasta que se detenga la lluvia y luego te llevare al instituto.

Lysandro asintió y siguió al ojinegro hasta su casa.

- Ten- dijo Amin ofreciéndole unas prendas de ropa a Lysandro una vez que estuvieron en su casa- son de mi padre y supongo que te quedaran algo grandes pero es mejor eso a que te quedes así y pesques un resfrió.

- ¿No se molestara tu padre si los uso?- indago el albino preocupado.

- No lo creo, cuando les diga que traje alguien a casa estarán muy impresionados para eso.

El chico de ojos bicolor no indago más por respeto, pidió saber dónde estaba el baño y se fue a cambiar a este, Armin por su parte no sabía qué hacer, el nunca recibía visitas, eso era cosa de su hermano y para su desgracia ni este ni sus padres estaban en casa.

"Ya se haré palomitas" pensó y se dirigió a la cocina, para su buena suerte habían un paquete de hacer en el microondas ya que la última vez que intento cocinar la cocina de la casa sufrió varios percances.

- Perdona ¿En dónde puedo secar mi ropa?- apareció de pronto el albino ya cambiado.

Armin le indico el lugar y luego de unos minutos terminaron ambos sentados frente al televisor comiendo palomitas.

- Parece que la lluvia no quiere ceder- comento el pelinegro escuchando las gotas de lluvia que aun caían afuera.

- Eso es lo que la hace majestuosa- respondió el victoriano- incontrolable, impredecible, mágica, la lluvia es simplemente perfecta.

Armin recordó el montón de veces que la lluvia lo había metido en problemas y lo había dejado en cama y no le pareció tan majestuosa pero si el otro quería verla así, el no era nadie para impedírselo.

Siguieron comiendo palomitas y viendo televisión hasta que escucharon el sonido de la puerta abrirse.

- Armin ya lleg...- Alexy se quedo mudo al ver a Lysandro en el sillón junto a su hermano.

- Alexy al fin llegas- saludo el pelinegro a su hermano- Lysandro tuvo un inconveniente y por el momento está en nuestra casa.

- Gracias por alojarme, lamento si causo molestias- se disculpo el albino educadamente.

- No para nada, esto... Espero te sientas cómodo...- respondió nervioso el peliazul y salió corriendo a su habitación.

"Yo esperándolo para que me sirviera de ayuda y se esconde" pensó decaído Armin al regresar al ambiente de silencio en el que se encontraba con el victoriano "Aunque este silencio no es incomodo por el contrario es relajante".

Ambos chicos se quedaron mirando la televisión en espera de que la lluvia cesara.

Alexy no se lo podía creer, cuando llego y vio a su hermano acompañado la impresión para él fue demasiado grande, estaba acostumbrado a reñir al otro para que fuera más social y simpático ya que según él por eso no tenían amigos.

"Pero el está ayudando a Lysandro por su propia cuenta" pensó para sí "Entonces tal vez el no tenga problemas para hacer amigos..."

- Tal vez el problema soy yo- medito en voz alta.

El peliazul recordó entonces todos los problemas que había causado en sus anteriores colegios y se sintió culpable, su hermano siempre terminaba siendo arrastrado con él al desprecio y el odio.

- Definitivamente yo soy el problema- concluyo con tristeza lanzándose a la cama- yo tengo que alejarme de Armin.

La lluvia ceso y finalmente Lysandro y Armin se dirigieron al instituto, las calles húmedas y el cielo aun grisáceo daban a la tarde un aspecto triste, como si el día agonizante se resistiera a morir.

- ¿Estás seguro de que a tu hermano no lo incordio mi presencia?- pregunto el albino jugando con una de las puntas negras de su cabello entre sus dedos índice y pulgar.

- Si, lo más probable es que estuviera agotado de las compras, el suele ser muy amable pero...- el ojiazul siendo sincero consigo mismo también estaba preocupado por su hermano ya que el peliazul jamás actuaba así.

- Todos tenemos malos días- concluyo Lysandro y siguieron caminando en silencio hasta llegar al instituto.

Una vez allí la incomodidad se hizo presente.

"Eso es extraño ¿Qué se supone que tengo que decir? ¿Adiós? No, eso suena muy melodramático ¿Chao? No, eso es muy sencillo ¿Qué la fuerza te acompañe? Ni que se fuera a la guerra" pensaba Armin nervioso.

El victoriano por su parte veía al chico friki con curiosidad.

"¿Por qué pone esa cara? Parece que está debatiendo algo importante consigo mismo ¿Lo interrumpo? Sí, creo que debo hacerlo no me puedo ir así como así" analizo mentalmente el albino.

- Armin- le llamo sacándolo de sus pensamientos- gracias por todo, hasta mañana- se despidió añadiendo una leve inclinación respetuosa.

- De... de nada- respondió el confundido chico antes de marcharse de vuelta a su hogar.